DIA 40-Éxodo 13--14 Salmo 39 Mateo 22,1-22



Éxodo 13
Los primeros nacidos pertenecerán a Dios


1 Yavé dijo a Moisés: «Conságrame todo primogénito. 2 Todos los primogénitos de los hijos de Israel son míos, tanto de hombre como de animales.»
3 Moisés dijo al pueblo: «Ustedes celebrarán este día en que salieron de Egipto, de la casa de la esclavitud, al sacarlos Yavé de ese lugar con mano fuerte. Este día no comerán pan fermentado. 4 La fecha de su salida está en el mes de Aviv, mes de la primavera.»
5 Cuando Yavé te haya introducido en la tierra del cananeo, del heteo, del amorreo, del jeveo y del jebuseo, la que prometió con juramento a tus padres que te daría a ti, tierra que mana leche y miel, tú celebrarás este rito sagrado en este mes.
6 Durante siete días comerás pan sin levadura, y el día séptimo será también una fiesta de Yavé. 7 En estos días comerás pan sin levadura; no se verá pan fermentado en todo tu territorio. 8 En aquel día dirás a tus hijos: Esto lo hacemos recordando lo que hizo Yavé conmigo cuando salí de Egipto.
9 Será como una señal en tu mano, y como un recuerdo delante de tus ojos, a fin de que la enseñanza de Yavé esté siempre en tu boca; porque con mano fuerte te sacó Yavé de Egipto. 10 Este precepto lo guardarás todos los años, a su debido tiempo.
11 Cuando Yavé te haya introducido en la tierra del cananeo y te la haya dado en posesión, 12 consagrarás a Yavé todos los primogénitos. Todo primer nacido de tus ganados, si es macho, pertenece a Yavé. 13 Todo primer nacido de burro ha de ser cambiado por un cordero; si no, lo matarás. Tratándose de personas, todo hijo primogénito será rescatado.
14 Y cuando tu hijo te pregunte el día de mañana: ¿Qué significa esto? Le dirás: Yavé nos ha sacado de Egipto, de la casa de la esclavitud, con mano fuerte; 15 y como Faraón porfiaba en no dejarnos salir, Yavé mató a todos los primogénitos de Egipto, tanto de hombres como de animales. Por esta razón sacrifico a Yavé todo primogénito macho, y rescato al primer nacido de mis hijos.
16 Estas normas serán como una señal impresa en tu mano, y como un recuerdo pendiente ante tus ojos, que te recuerde cómo Yavé nos sacó de Egipto con mano fuerte.
La partida
17 Cuando Faraón despidió al pueblo, Dios no lo llevó por el camino del país de los filisteos, que era más corto. Pues Dios pensaba: «Si hay que combatir, tal vez el pueblo se asuste y vuelva a Egipto.» 18 Por eso les hizo dar un rodeo por el desierto hacia el Mar Rojo y los israelitas salieron de Egipto bien pertrechados. 19 Moisés llevó consigo también los huesos de José, conforme éste había hecho prometer con juramento a los hijos de Israel; pues les dijo: «Con toda seguridad Dios los visitará; entonces se llevarán con ustedes mis huesos.»
20 Partieron de Sucot y acamparon en Etam, que está en la proximidad del desierto. 21 Yavé iba delante de ellos señalándoles el camino: de día iba en una columna de nube; de noche, en una columna de fuego, iluminándolos para que anduvieran de noche como de día. 22 La columna de nube no se apartaba de ellos durante el día, ni la columna de fuego de noche.



Éxodo 14
Perseguidos por los egipcios


1 Yavé dijo a Moisés: 2 «Ordena a los hijos de Israel que cambien de rumbo y acampen frente a Pi-Hajirot, que está entre Migdal y el mar, delante de Baal-Sefón. Al llegar a este lugar levantarán el campamento junto al mar. 3 Así, pues, Faraón pensará que los hijos de Is rael andan errantes en el país y que no pueden atravesar el desierto. 4 Yo, entonces, haré que se ponga duro y los persiga a ustedes; y luego, me haré famoso a costa de Faraón y de todo su ejército, y sabrá Egipto que yo soy Yavé.» Ellos lo hicieron así.
Paso del Mar Rojo
:B:5 Anunciaron al rey de Egipto que el pueblo de Israel se había marchado. De repente, Faraón y su gente cambiaron de parecer respecto al pueblo. Dijeron: «¿Qué hemos hecho? Dejamos que se fueran los israelitas, y ya no estarán para servirnos.»
6 Faraón hizo preparar su carro y llevó consigo su gente. 7 Tomó seiscientos carros escogidos, ¡todos los carros de Egipto!, cada uno con sus guerreros.
8 Yavé había endurecido el corazón del rey y, mientras los israelitas se marchaban seguros, él los persiguió. 9 Los egipcios, es decir, todos los carros, los caballos, los jinetes y el ejército de Faraón, se lanzaron en su persecución y les dieron alcance mientras acampaban junto al mar, cerca de Pi-Hajirot, frente a Baal-Sefón.
10 Al aproximarse Faraón, los israelitas pudieron ver que los egipios los estaban persiguiendo. Sintieron mucho miedo y clamaron a Yavé; 11 dijeron a Moisés: «¿Acaso no había tumbas en Egipto para que nos hayas traído a morir al desierto?, ¿qué has ganado con sacarnos de Egipto? 12 Te dijimos claramente en Egipto: Déjanos en paz, y mejor servimos a los egipcios, porque más no conviene servir a los egipcios que morir en el desierto.»
13 Moisés contestó al pueblo: «No tengan miedo; quédense en su lugar y verán la victoria que Yavé les concede hoy. Esos egipcios que están viendo hoy, no los volverán a ver jamás. 14 Yavé peleará por ustedes, y ustedes solamente mirarán.»
15 Yavé dijo a Moisés: «¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que se pongan en marcha. 16 Luego levanta tu bastón, extiende tu mano sobre el mar y divídelo, para que los hijos de Israel pasen en seco por medio del mar.
17 Yo, mientras tanto, endureceré el corazón de los egipcios para que salgan en persecución de ustedes, y me haré famoso a costa de Faraón y de todo su ejército, de sus carros y de su caballería. 18 Entonces Egipto conocerá que yo soy Yavé.»
19 El Angel de Dios que iba delante de los israelitas pasó detrás de ellos; también la nube en forma de columna vino a colocarse detrás, 20 poniéndose entre el campo de los israelitas y el de los egipcios. Esta nube era para unos tinieblas y para otros iluminaba la noche; y no se acercaron los unos a los otros durante la noche.
21 Moisés extendió su mano sobre el mar y Yavé hizo soplar durante toda la noche un fuerte viento del oriente que secó el mar.
21 Se dividieron las aguas. 22 Los israelitas pasaron en seco, por medio del mar; las aguas les hacían de murallas a izquierda y a derecha. 23 Los egipcios se lanzaron a perseguirlos, y todo el ejército de Faraón entró en medio del mar con sus carros y caballos.
24 Llegada la madrugada, Yavé miró a los egipcios desde el fuego y la nube, y provocó el desorden en el ejército de Faraón. 25 Atascó las ruedas de sus carros, que no po dían avanzar sino con gran dificultad. Entonces los egipcios dijeron: «Huyamos de Israel, porque Yavé pelea con ellos contra nosotros.»
26 Pero Yavé dijo a Moisés: «Extiende tu mano sobre el mar, y las aguas volverán sobre los egipcios, sus carros y sus caballos.» 27 Moisés extendió su mano sobre el mar.
27 Al amanecer, el mar volvió a su lugar. Mientras los egipcios trataban de huir, Yavé arrojó a los egipcios en el mar.
28 Las aguas al volver cubrieron los carros y los que los montaban, o sea, todo el ejército de Faraón que había entrado en el mar persiguiéndolos: no se escapó ni uno solo. 29 Los israelitas, en cambio, habían pasado en medio del mar; las aguas les hacían de murallas a derecha e izquierda.
30 Aquel día, Yavé liberó a Israel del poder de los egipcios; e Israel vio a los egipcios muertos en la orilla del mar. 31 Israel vio los prodigios que Yavé había obrado contra Egipto, y el pueblo temió a Yavé. Creyó en Yavé y en Moisés, su siervo.



Salmo 39
El hombre es poca cosa ante su Dios


—Aunque él nos entregó todo al darnos a su Hijo, no poseemos nada y seguimos esperando todo de su misericordia. «Haz que vea qué frágil soy.»
2 Había dicho: «Andaré derecho, para que no peque por mi lengua, le pondré a mi lengua una mordaza mientras el malvado se yergue ante mí».
3 Callaba resignado, sin decir palabra, pero me atormentaba al ver su buena suerte; 4 me ardía por dentro el corazón, y el escándalo atizaba el fuego, hasta que al fin se me soltó la lengua.
5 «Señor, haz que conozca mi fin y cuál es el largo de mis días, para que sepa lo frágil que soy.
6 A mis días no les diste más de una cuarta y mi existencia es nada para ti. El hijo de Adán se pavonea, pero no es más que soplo.
7 Pasa el hombre mortal como una sombra, no es más que un soplo, pero se afana y almacena sin saber quién lo tendrá.
8 Si es así, ¿qué me queda, Señor? Pondré en ti mi esperanza.
9 No consideres todos mis pecados, no me avergüences ante el insensato».
10 Me callo, no hablaré más, pues tú así lo dispusiste.
11 Aleja de mí tus castigos, que me han destrozado los golpes de tu mano.
12 Corriges al hombre cobrándole sus culpas, roes como polilla lo que más deseó. En verdad, el hombre es sólo un soplo.
13 Señor, escucha mi plegaria, presta oído a mis clamores, no permanezcas sordo a mis lágrimas, pues en tu casa soy un forastero y, como mis padres, peregrino.
14 Dame un descanso, que pueda respirar antes de que me vaya y ya no esté.


Mateo 22,1-22
El banquete de bodas

1 Jesús siguió hablándoles por medio de parábolas: 2 «Aprendan algo del Reino de los Cielos. Un rey preparaba las bodas de su hijo, 3 por lo que mandó a sus servidores a llamar a los invitados a la fiesta. Pero éstos no quisieron venir.
4 De nuevo envió a otros servidores con orden de decir a los invitados: “He preparado un banquete, ya hice matar terneras y otros animales gordos y todo está a punto. Vengan, pues, a la fiesta de la boda”. 5 Pero ellos no hicieron caso, sino que se fueron, unos a sus campos y otros a sus negocios. 6 Los demás tomaron a los servidores del rey, los maltrataron y los mataron.
7 El rey se enojó y envió a sus tropas, que dieron muerte a aquellos asesinos e incendiaron su ciudad. 8 Después dijo a sus servidores: “El banquete de bodas sigue esperando, pero los que habían sido invitados no eran dignos. 9 Vayan, pues, a las esquinas de las calles e inviten a la fiesta a todos los que encuentren”.
10 Los servidores salieron inmediatamente a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos, de modo que la sala se llenó de invitados.
11 Después entró el rey para conocer a los que estaban sentados a la mesa, y vio un hombre que no se había puesto el traje de fiesta. 12 Le dijo: “Amigo, ¿cómo es que has entrado sin traje de bodas?” El hombre se quedó callado. 13 Entonces el rey dijo a sus servidores: “Atenlo de pies y manos y échenlo a las tinieblas de fuera. Allí será el llorar y el rechinar de dientes”.
14 Sepan que muchos son llamados, pero pocos son elegidos.»
El impuesto debido al César
15 Los fariseos se movieron para ver juntos el modo de atrapar a Jesús en sus propias palabras. 16 Le enviaron, pues, discípulos suyos junto con algunos partidarios de Herodes a decirle: «Maestro, sabemos que eres honrado y que enseñas con sinceridad el camino de Dios. No te preocupas por quién te escucha, ni te dejas influenciar por nadie. 17 Danos, pues, tu parecer: ¿Está contra la Ley pagar el impuesto al César? ¿Debemos pagarlo o no?»
18 Jesús se dio cuenta de sus malas intenciones y les contestó: «¡Hipócritas! ¿Por qué me ponen trampas? 19 Muéstrenme la moneda que se les cobra.» Y ellos le mostraron un denario.
20 Entonces Jesús preguntó: «¿De quién es esta cara y el nombre que lleva escrito?» Contestaron: «Del César.» 21 Jesús les replicó: «Devuelvan, pues, al César las cosas del César, y a Dios lo que corresponde a Dios.»
22 Con esta respuesta quedaron muy sorprendidos. Dejaron a Jesús y se marcharon.