DIA 291--Jeremías 9--10 Eclesiástico 11,1-17 Judas


Jeremías 9
" 1.¿Quién me diera, en el desierto, una posada de viajeros, para dejar a mi pueblo e irme lejos de ellos? Porque son todos unos adúlteros, una pandilla de traidores. 2.Estiran su lengua como un arco; es la mentira y no la verdad lo que prevalece en este país. Sí, van de crimen en crimen. ¡Y a Yavé no lo conocen! 3.Que cada uno desconfíe de su amigo y que no tenga confianza ni en su hermano, porque el hermano sólo piensa en suplantar al otro y el amigo anda levantando calumnias. 4.Se engañan unos a otros, nunca dicen la verdad, su lengua está acostumbrada a mentir, y no pueden convertirse. 5.Viven en la mentira y la mentira les impide conocerme. 6.Por eso, así habla Yavé de los Ejércitos: «Voy a probarlos en el fuego del crisol, ¿qué otra cosa puedo hacer con la hija de mi pueblo? 7.Su lengua es una flecha que mata, diciendo mentiras; le desean al prójimo la paz, pero, en su corazón, le preparan una trampa. 8.¿Y no he de castigarles yo por estas cosas?, dice Yavé. ¿De gente como ésta, no me vengaré?» 9.Lancen por los montes gemidos y lamentos, y un canto fúnebre por el pasto del desierto, porque ha sido quemado, y nadie pasa por allí, ni se oyen los mugidos del ganado. Desde los pájaros del cielo hasta las bestias, todas han huido, han desaparecido. 10.«Voy a hacer de Jerusalén un montón de piedras, una guarida de chacales, y de las ciudades de Judá, un desierto donde nadie viva.» 11.¿Quién es bastante sabio para comprender estos acontecimientos? ¿A quién se lo ha dicho la boca de Yavé para que lo publique? ¿Por qué el país está perdido, incendiado como el desierto, por donde nadie pasa? 12.Yavé lo ha dicho: Es que han abandonado mi Ley, que les había dado; no han oído mi voz ni la han seguido, 13.sino que, yendo tras la inclinación de su duro corazón se han marchado con los Baales, que sus padres les enseñaron. 14.Por eso, así dice Yavé de los Ejércitos, Dios de Israel: «Yo daré de comer ajenjo a este pueblo y les voy a dar de beber agua envenenada. 15.Los desparramaré entre las naciones que no conocieron ni ellos ni sus padres, y detrás de ellos enviaré la espada hasta acabar con todos.» 16.¡Oigan! ¡Llamen a las lloronas, que vengan! ¡Busquen a las más peritas y que vengan! 17.Que se apresuren en entonarnos una canción fúnebre. Dejen que lloren nuestros ojos y que derramen llanto nuestros párpados. 18.Sí, una queja llega desde Sión: «¡Ah, qué arruinados y avergonzados estamos! Tener que abandonar la patria y ver nuestras casas destruidas.» 19.Ustedes, mujeres, escuchen la palabra de Yavé, reciban sus oídos la palabra de su boca, enseñen a sus hijas este canto fúnebre, y, unas a otras, esta lamentación: 20.«La muerte ha trepado por nuestras ventanas y ha entrado en nuestros palacios; ha segado al niño en la calle, a los jóvenes en la plaza. 21.Los cadáveres humanos yacen como guano por el campo, como gavillas tras el segador, sin que haya nadie que los recoja.» 22.Así dice Yavé: «Que no se alabe el sabio por su sabiduría, ni el valiente por su valentía, ni el rico por su riqueza. 23.Quien quiera alabarse, que busque su alabanza en esto: en tener inteligencia y conocerme. Yo soy Yavé, y mi obrar en la tierra no es más que bondad, rectitud y justicia. Estas son las cosas que me gustan -palabra de Yavé-. 24.Se acerca el tiempo, dice Yavé, en que castigaré a los circuncidados junto con los que no lo son: 25.a Egipto, Judá, Edom, los hijos de Ammón, Moab, y a todos los árabes que se afeitan las sienes y que viven en el desierto. Pues todos estos pueblos no son circuncidados, y la gente de Israel no ha circuncidado su corazón."



Jeremías 10
" 1.Escucha lo que dice Yavé, pueblo de Israel. 2.Así habla Yavé: «No se acostumbren al proceder de los paganos ni teman las señales del cielo, aunque a ellos los asusten. 3.Porque el Dios Terrible de los pueblos es pura nada. Es un palo cortado en un bosque, labrado con azuela por las manos del maestro 4.y luego adornado con plata y oro, 5.Sus ídolos son como un espantapájaros en un sandial, que no hablan; y tienen que ser transportados, pues no pueden andar. No les tengan miedo, que no pueden hacer ni el mal ni el bien. 6.¡No hay como tú, Yavé; tú eres grande, y grande es tu Nombre poderoso! 7.¿Quién no te temerá, Rey de las naciones? Sí, a ti se te debe temer, porque entre todos los sabios de las naciones y entre todos sus reinos no hay nadie como tú. 8.Todos ellos son bestias y estúpidos, pues sus ídolos demuestran su necedad. 9.con láminas de plata importada de Tarsis y con oro de Ofir; hechura del escultor y de las manos del platero, todos ellos son únicamente obras de artistas. Los visten de púrpura violeta y roja y los sujetan con clavos, a golpes de martillo, para que no se muevan. 10.Pero Yavé es el verdadero Dios, el Dios viviente, el Rey eterno. Cuando se enoja, tiembla la tierra, y las naciones no pueden aguantar su cólera. 11.Así hablarán ustedes de ellos: «Los dioses que no hicieron ni el cielo ni la tierra, desaparecerán de la tierra y de debajo del cielo.» 12.El hizo la tierra con su poder, estableció el mundo con su sabiduría y con su inteligencia extendió los cielos. 13.Cuando él levanta su voz, se amontonan las aguas en los cielos; llama las nubes desde los extremos de la tierra, hace brillar relámpagos en el aguacero y saca de sus depósitos el viento. 14.Así queda descalificada la sabiduría de los mortales. El platero debería avergonzarse de su ídolo, porque sus estatuas no son más que mentira, que nunca respiran. 15.Son tonterías, obras ridículas, que serán juzgadas y desaparecerán. 16.No es así Aquel que es la herencia de Jacob, pues él ha formado el universo, e Israel es su tribu heredera, su nombre es Yavé de los Ejércitos. 17.Prepara tus maletas y sal del país, tú que estás rodeada de sitiadores. 18.Pues así habla Yavé: «Voy a lanzar muy lejos a los habitantes del país y los haré perseguir de manera que los alcancen.» 19.¡Pobre de mí! ¡Qué herida! Mi llaga es incurable. Y yo que decía: «Es un sufrimiento que se puede aguantar. 20.Pero ahora mi carpa está destruida y todos sus cordeles cortados. Mis hijos me han abandonado, no queda ninguno. Ya no hay nadie que pueda levantar mi carpa o extender mis toldos.» 21.Es que los pastores han sido estúpidos, no han buscado a Yavé, por esto les fue mal y todo su rebaño fue dispersado. 22.Oigan esta noticia. ¡Atiendan! El ruido de una gran muchedumbre se acerca desde el norte, vienen a reducir las ciudades de Judá en un desierto, guarida de chacales. 23.Tú sabes, Yavé, que el hombre no es dueño de su camino, y mientras camina no está seguro de sus pasos. 24.Corrígenos, Yavé, pero con prudencia, sin enojarte, no sea que desaparezcamos. 25.Derrama tu enojo sobre las naciones que no te conocen, sobre los pueblos que no han invocado tu Nombre. Mira cómo están devorando a Jacob y se lo comen hasta terminarlo. Ya le han arruinado su casa."



Eclesiástico 11,1-17
" 1.La sabiduría del humilde le hace erguir la cabeza, y le da asiento entre los grandes. 2.No alabes nunca a un hombre por su buen parecer, ni abomines de nadie por su aspecto. 3.Pequeña entre los que vuelan es la abeja, mas lo que ella elabora es lo más dulce. 4.No te gloríes del manto que te envuelve, el día de la gloria no te engrías; pues admirables son las obras del Señor, pero están ocultas a los hombres. 5.Muchos tiranos se sentaron en el suelo, y un desconocido se puso la diadema. 6.Muchos poderosos fueron muy deshonrados, y hombres ilustres entregados a otras manos. 7.Sin haberte informado no reprendas, reflexiona primero y haz luego tu reproche. 8.Sin haber escuchado no respondas ni interrumpas en medio del discuro. 9.Por lo que no te incumbe no discutas, y en las contiendas de los pecadores no te mezcles. 10.Hijo, no te metas en múltiples asuntos, si los multiplicas no saldrás bien parado; aunque los persigas no los alcanzarás ni podrás escapar aunque quieras huir. 11.Hay quien se agota, se fatiga y se apresura, y cuanto más, más tarde llega. 12.Hay quien es débil, necesitado de apoyo, falto de bienes y sobrado de pobreza, mas los ojos del Señor le miran para bien, él le recobra de su humillación. 13.Levanta su cabeza, y por él se admiran muchos. 14.Bienes y males, vida y muerte, pobreza y riqueza vienen del Señor. 17.El don del Señor con los piadosos permanece, y su complacencia les lleva por buen camino para siempre."




Judas
" 1.Judas, servidor de Jesucristo y hermano de Santiago, a los que fueron llamadosa la fe, amados por Dios Padre y conservados en Cristo Jesús. 2.Que abunde entre ustedes la misericordia, la paz y el amor. 3.Amadísimos, tenía un gran deseo de escribirles acerca de nuestra común salvación, y me vi obligado a hacerlo para moverlos a luchar por la fe que Dios entregó una vez para siempre a sus santos. 4.Porque se han deslizado entre ustedes ciertos hombres a los que Dios, de antemano reserva su condenación: son impíos que hacen de la gracia de nuestro Dios un pretexto para su libertinaje y niegan a nuestro único Dueño y Señor, Cristo Jesús. 5.Ya que ustedes han conocido todo una vez, quiero recordarles que el Señor salvó a su pueblo del país de Egipto; y después dio muerte a los de entre ellos fueron incrédulos. 6.Hizo lo mismo con los ángeles que no conservaron su domicilio, sino que abandonaron el lugar que les correspondía: Dios los encerró en cárceles eternas, en el fondo de las tinieblas, hasta que llegue el gran día del Juicio. 7.Lo mismo que Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas que también se prostituyeron dejándose atraer por uniones contra la naturaleza, se ponen como ejemplo al padecer el castigo del fuego eterno. 8.A pesar de todo esto, ahora, esos hombres obran igualmente: en su delirio, envilecen sus cuerpos, desprecian lo que viene del Señor, blasfeman contra los ángeles. 9.Sin embargo, cuando el arcángel Miguel pleiteaba contra el diablo y disputaba el cuerpo de Moisés, no se atrevió a insultarlo, sino que dijo: "¡Que el Señor te reprenda!". 10.En cambio, estos hombres insultan y desprecian lo que no pueden entender; y lo que conocen por instinto, como los animales, solamente les sirve para su corrupción. 11.¡Desgraciados!, siguen los pasos de Caín, y por el dinero se extravían como Balaam: al fin perecerán como el revoltoso Coré. 12.Cuando ustedes celebran sus comidas fraternales, ellos lo echan todo a perder. Comen como sinvergüenzas sin otra preocupación que la de su propio estómago. Son como nubes llevadas por el viento y que nunca traen la lluvia, como árboles de fines de otoño en los que no se encuentran frutos, dos veces muertos. 13.Arrojan la espuma de sus vicios como olas agitadas del mar, astros errantes a los que les aguardan para siempre las espesas tinieblas. 14.El patriarca Enoc, el séptimo después de Adán, dijo de ellos estas palabras: El Señor viene con miles de ángeles 15.para juzgarlos a todos y pedir cuentas a los impíos por todas las obras malas que cometieron: castigará todas las palabras injuriosas que los impíos pecadores lanzaron contra él. 16.Todos éstos son descontentos que maldicen su suerte, y solamente buscan satisfacer sus pasiones; su boca está llena de palabras arrogantes, y por interés adulan a la gente. 17.Mas ustedes, amadísimos, recuerden lo que anunciaron los apóstoles de Cristo Jesús nuestro Señor. 18.Ellos les decían: Al fin de los tiempos habrá hombres que se burlarán de las cosas sagradas y vivirán según sus deseos impuros. 19.Aquí tienen a hombres que causan divisiones, hombres terrenales que no tienen el Espíritu Santo. 20.En cambio ustedes, muy amados, construyan su vida sobre las bases de su santísima fe, orando en el Espíritu Santo. 21.Manténganse en el amor de Dios, esperando la misericordia de Cristo Jesús nuestro Señor, que los llevará a la vida eterna. 22.Traten de convencer a los que dudan 23.y sálvenlos, arrancándolos de la condenación; a los demás trátenlos con compasión, pero con prudencia, aborreciendo hasta las ropas contaminadas por su cuerpo. 24.Al Dios único que los puede preservar de todo pecado y presentarlos alegres y sin mancha ante su propia gloria, 25.al único Dios que nos salva por medio de Cristo Jesús nuestro Señor, a él Gloria, Honor, Fuerza y Poder desde antes de todos los tempos, ahora y por todos los siglos de los siglos. Amén."