DIA 290--Jeremías 7--8 Eclesiástico 10,19-31 2 Timoteo 4



Jeremías 7

" 1.A Jeremías le llegó esta palabra de Yavé: 2.«Párate en la puerta de la Casa de Yavé y publica allí esta palabra: Escuchen, hombres de Judá, que entran por esta puerta a adorar a Yavé. 3.Así habla Yavé, Dios de Israel: Mejoren su proceder y sus obras, y yo me quedaré con ustedes en este lugar. 4.No confíen en palabras mentirosas como éstas: ¡Miren el Templo de Yavé!, ¡aquí está el Templo de Yavé!, ¡éste es el Templo de Yavé! 5.Más bien mejoren su proceder y sus obras y hagan justicia a todos. 6.Dejen de oprimir al extranjero, al huérfano y a la viuda. No manchen este lugar con sangre de gente asesinada. No vayan en pos de otros dioses, para desgracia de ustedes. 7.Yo, entonces, los mantendré en este lugar, en el país que di a sus padres desde hace tiempo y para siempre. 8.Pero ustedes se fían de palabras engañosas e inútiles. 9.Ustedes roban, matan, toman la esposa del prójimo, juran en falso u ofrecen sacrificios a otros dioses, que no son de ustedes... 10.Y luego vienen a presentarse ante mí, en este Templo que lleva mi Nombre, y dicen: «¡Aquí estaremos seguros después de cometer tantas maldades!» 11.¿Será un refugio de ladrones esta casa mía sobre la cual descansa mi Nombre? 12.Es así como la ven ustedes, pero yo también he visto. Vayan, pues, al santuario de Silo, donde quise que descansara mi Nombre en tiempos pasados, y miren cómo lo traté por los crímenes de mi pueblo Israel. 13.Ustedes siguen cometiendo todas estas maldades que acabo de decir, y por más que se lo advertí no me han escuchado; hablé y no no me hicieron caso. 14.Ahora, pues, lo que hice en Silo, también lo haré con esta Casa que lleva mi Nombre y por la que se sienten seguros. Lo mismo haré con este lugar que yo dí a sus padres, 15.y los arrojaré lejos de mi presencia, como arrojé a sus hermanos del norte, a toda la gente de Efraín. 16.Y tú no pidas por este pueblo ni eleves por ellos súplicas ni oraciones, ni me insistas más, porque no te escucharé. 17.¿Es que no ves lo que ellos hacen en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén? 18.Los hijos amontonan la leña, los padres encienden el fuego y las mujeres amasan para hacer tortas a la reina del cielo. Y luego derraman vino en honor de dioses extranjeros, para así ofenderme. 19.Pero, ¿es a mí, acaso, a quien rebajan con eso, dice Yavé? ¿No es más bien a ellos mismos, para su propia deshonra? 20.Por eso, así habla Yavé: «Mi cólera y mi furor se van a desencadenar sobre este lugar, sobre los hombres y los animales, sobre los árboles del campo y los frutos de la tierra, y arderá sin apagarse.» 21.Así habla Yavé de los Ejércitos, el Dios de Israel: «¡Añadan ustedes, no más, los holocaustos a los sacrificios y coman después la carne! 22.Que cuando yo saqué a sus padres de Egipto, no les hablé ni les ordené nada referente a sacrificios y holocaustos. 23.Lo que les mandé, más bien, fue esto: «Escuchen mi voz, y yo seré su Dios y ustedes serán mi pueblo. Caminen por el camino que les indiqué para que siempre les vaya bien.» 24.Pero ellos no me escucharon ni me hicieron caso, sino que siguieron la inclinación de su corazón malvado, me dieron la espalda y me volvieron la cara. 25.Desde el día en que saqué a sus padres de Egipto hasta el día de hoy les he mandado continuamente a mis servidores, los profetas. 26.Pero tampoco ustedes me oyeron ni me hicieron caso, y, endureciendo su cabeza, se portaron peor que ellos.» 27.Puedes decirles todo esto, pero se harán los sordos. Puedes llamarlos, pero no te responderán. 28.Diles, entonces, esto: Esta es la nación que no ha escuchado la voz de Yavé, su Dios, ni ha querido aprender. La fidelidad ha muerto, ha desaparecido de su boca. 29.Córtate tus cabellos largos y tíralos. Entona sobre los cerros pelados una lamentación. Porque Yavé ha despreciado y rechazado a esta generación a la que aborrece.» 30.«Sí, los hijos de Judá han hecho lo que a mí no me gusta, dice Yavé. Han instalado sus ídolos en el templo, que lleva mi Nombre, para profanarlo; 31.han construido los santuarios de Lomas de Tofet, en el valle de Ben-Hinón, para quemar en el fuego a sus hijos y a sus hijas, cosa que yo no les ordené ni se me ocurrió jamás.» 32.«Por eso, se acerca el tiempo, dice Yavé, en que no se hablará más de Tofet ni del valle de Ben-Hinón, sino del Valle de la Matanza. Y se enterrará a la gente en Tofet, porque no habrá otro lugar, 33.y sus cadáveres servirán de comida a las aves de rapiña y a las fieras salvajes, sin que nadie las espante. 34.Suspenderé en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén toda manifestación de gozo y de alegría, los cantos del novio y de la novia, porque el país sólo será un desierto.»"



Jeremías 8
" 1.En ese tiempo, dice Yavé, sacarán de sus tumbas los huesos de los reyes de Judá; los de los príncipes, los de los sacerdotes, los de los profetas y los de los habitantes de Jerusalén. 2.Los expondrán al sol, a la luna y a todo el ejército del cielo, a quienes amaron y sirvieron, a quienes siguieron, consultaron y adoraron. No serán recogidos para ser enterrados de nuevo, sino que quedarán como abono por el suelo. 3.La muerte valdrá más que la vida para los sobrevivientes de esta raza perversa en cualquier parte donde los haya echado, dice Yavé de los Ejércitos. 4.«Les dirás: Así dice Yavé: ¿Acaso el que cae no se levanta, y el que se ha perdido de camino, no vuelve atrás? 5.Pues, ¿por qué este pueblo sigue en su rebeldía, sin querer ceder? Se aferran fuertemente a la mentira y se niegan a convertirse. 6.Ven y oyen, pero hablan otro lenguaje y nadie llora su maldad, diciendo: «¿Qué es lo que he hecho?» Todos prosiguen su loca carrera como un caballo que se lanza a la carga. 7.Hasta la cigüeña, en el cielo, conoce su estación; la tórtola, la golondrina y la grulla saben la época de sus migraciones. ¡Pero mi pueblo ignora el derecho de Yavé!» 8.¿Cómo pueden ustedes decir: «Somos sabios y poseemos la Ley de Yavé?» Cuando es bien cierto que la ha cambiado en mentira la pluma mentirosa de los escribientes. 9.Los sabios pasarán vergüenza, serán confundidos y caerán en la trampa. Como despreciaron la palabra de Yavé, ¿qué les queda ahora como sabiduría? 10.Así que yo daré sus mujeres a otros, sus campos a nuevos propietarios. Pues desde el más chico hasta el más grande, andan todos buscando su provecho; y desde el profeta hasta el sacerdote todos se dedican a engañar. 11.Curan sólo por encima la herida de la hija de mi pueblo, diciendo: «¡Paz, paz!» siendo que no hay paz. 12.Deberían avergonzarse de sus actos abominables, pero ya no conocen la vergüenza ni se ponen rojos. Por eso, caerán junto con los demás y tropezarán cuando los visite, dice Yavé. 13.Yo me llevaré a todos, dice Yavé: no quedarán racimos en la parra, ni higos en la higuera, y aún las hojas estarán secas. 14.«¿Por qué nos quedamos parados? Juntémonos, entremos en nuestras ciudades fortificadas para morir allí, pues Yavé, nuestro Dios, nos entrega a la muerte y nos da para tomar agua envenenada, porque hemos pecado contra él. 15.Esperábamos la paz, y ninguna cosa buena ha llegado; el tiempo de la curación, y se presenta el miedo. 16.Desde Dan se siente el resuello de sus caballos; al relincho sonoro de sus corceles, toda la tierra tiembla. Vienen a comerse el país y sus bienes, la ciudad y sus habitantes.» 17.Voy a mandarles a ustedes serpientes venenosas, contra las que no exista encantamiento; que los morderán sin remedio, dice Yavé. 18.El dolor se apodera de mí, el corazón me está fallando. 19.El grito de angustia de la hija de mi pueblo se siente a lo largo de todo el país: «¿Ya no está Yavé en Sión?, ¿su Rey ya no está allí?» «¿Por qué me han irritado con sus ídolos, con esas cosas extranjeras, que nada son?» 20.Pasó la siega y se acabó el verano, pero nosotros no hemos sido salvados. 21.La herida de la hija de mi pueblo ha pasado a ser la mía, me siento abatido y espantado. 22.¿No hay, acaso, bálsamo en Galaad ni queda allí ningún médico? ¿Cómo es, pues, que no mejora la salud de la hija de mi pueblo? 23.¡Quién pudiera cambiar mi cabeza en una vertiente y que de mis ojos brotara un arroyo de lágrimas, para así llorar, día y noche, los muertos de la hija de mi pueblo!"




Eclesiástico 10,19-31
19.¿Qué raza es honorable? La del hombre. ¿Qué raza es honorable? Los que temen al Señor. ¿Qué raza es despreciable? La del hombre. ¿Qué raza es despreciable? Los que violan sus mandatos. 20.En medio de sus hermanos es honorable el jefe, y los que temen al Señor, a los ojos de él. 22.Sean ricos, llenos de gloria o pobres, su orgullo es el temor del Señor. 23.No es justo despreciar al pobre inteligente, ni procede glorificar al pecador. 24.Grande, juez y poderoso reciben honores, mas no hay mayor entre ellos que el que teme al Señor. 25.Al siervo sabio los hombres libres sirven, y el hombre de saber no lo critica. 26.No te hagas el sabio cuando cumples tu obra, no te gloríes en el momento de tu aprieto. 27.Más vale el que trabaja y le sobra de todo que el que anda gloriándose y carece de pan. 28.Hijo, gloríate con moderación, y estímate en lo que vales. 29.Al que peca contra sí mismo, ¿quién le justificará? ¿quién apreciará al que desprecia su vida? 30.El pobre es honrado por su saber, y el rico lo es por su riqueza. 31.Quien es estimado en la pobreza, ¡cuánto más en la riqueza! quien es despreciado en la riqueza, ¡cuánto más en la pobreza!"



2 Timoteo 4
" 1.Te ruego delante de Dios y de Cristo Jesús, juez de vivos y muertos, que ha de venir y reinar, y te digo: 2.predica la Palabra, insiste a tiempo y a destiempo, rebatiendo, amenazando o aconsejando, siempre con paciencia y dejando una doctrina. 3.Pues llegará un tiempo en que los hombres ya no soportarán la sana doctrina, sino que se buscarán maestros a su gusto, hábiles en captar su atención; 4.cerrarán los oídos a la verdad y se volverán hacia puros cuentos. 5.Por eso debes estar siempre alerta. No hagas caso de tus propias penas; dedícate a tu trabajo de evangelizador; cumple bien tu ministerio. 6.Yo, por mi parte, estoy llegando al fin y se acerca el momento de mi partida. 7.He combatido el buen combate, he terminado mi carrera, he guardado lo que depositaron en mis manos. 8.Sólo me queda recibir la corona de toda vida santa con la que me premiará aquel día el Señor, juez justo; y conmigo la recibirán todos los que anhelaron su venida gloriosa. 9.Apresúrate a venir a mí lo antes posible, 10.pues Demás me ha abandonado; estaba apegado a este mundo y ha vuelto a Tesalónica. Crescente se ha ido a Galacia, y Tito a Dalmacia. 11.Solamente Lucas está conmigo. Toma contigo a Marcos, pues me será muy útil para el ministerio. 12.A Tíquico lo mandé a Efeso. 13.Cuando vengas, tráeme la capa que dejé en Tróade, en casa de Carpo, y también los libros, sobre todo los pergaminos. 14.Alejandro, el herrero, me ha causado mucho daño. El Señor le dará su merecido por lo que ha hecho. 15.Ten cuidado con él también tú, pues habla contra lo que predicamos. 16.La primera vez que presenté mi defensa, nadie estuvo a mi lado, todos me abandonaron. ¡Que Dios no se lo tenga en cuenta! 17.Pero el Señor estuvo conmigo llenándome de fuerza, para que el mensaje fuera proclamado por medio de mí y llegara a oídos de todas las naciones; y quedé libre de la boca del león. 18.El Señor me librará de todo mal y me salvará, llevándome a su reino celestial. A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén. 19.Saluda a Prisca y a Aquila, y a la familia de Onesíforo. 20.Erasto se quedó en Corinto. A Trófimo lo dejé enfermo en Mileto. 21.Haz todo lo posible por venir antes del invierno. Te saludan Eúbulo, Pudente, Lino, Claudia y todos los hermanos. El Señor sea contigo. 22.La gracia sea con ustedes."