DIA 292--Jeremías 11--12 Eclesiástico 11,18-34 Juan 1,1-28



Jeremías 11
" 1.Palabras que dirigió Yavé a Jeremías: 2.«Habla a los hombres de Jerusalén 3.y diles: Así habla Yavé, Dios de Israel: Maldito el hombre que no escuche las palabras de esta alianza, 4.que yo impuse a los padres de ustedes el día en que los saqué de ese horno purificador que es Egipto. Les dije entonces: Oigan mi voz y actúen conforme a todo lo que les mando; y así serán mi pueblo y yo seré su Dios 5.y cumpliré el juramento que hice a sus padres de darles una tierra que mana leche y miel (como es el caso ahora)». Yo respondí: «Sí, Yavé.» 6.Y Yavé me dijo: «Publica este aviso en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén: «Escuchen las palabras de esta alianza y cúmplanlas. 7.Pues constantemente les advertí a sus padres, y sin cesar se lo he repetido, desde que los hice subir de Egipto hasta el día de hoy: «Escúchenme.» 8.Pero no me escucharon ni me hicieron caso, sino que cada uno siguió la inclinación de su corazón perverso. Entonces yo cumplí contra ellos todas las palabras de esta alianza que les había ordenado observar y no observaron.» 9.Y añadió Yavé: «Se han puesto de acuerdo los hombres de Judá y los habitantes de Jerusalén 10.para volver a las maldades de sus mayores, que no quisieron escuchar mis palabras. También éstos se han ido tras dioses extranjeros para servirles. La casa de Israel y la de Judá han roto mi alianza que yo había pactado con sus padres. 11.Por eso, así habla Yavé: Les voy a mandar una catástrofe de la cual nadie podrá escapar. Y aunque me pidan auxilio, no los ayudaré. 12.¡Que vayan, entonces, las ciudades de Judá y los habitantes de Jerusalén a clamar a los dioses a los que quemaban incienso! Estos dioses no les darán ningún socorro cuando les pase la desgracia. 13.¡Porque tan numerosos como tus ciudades son tus dioses, Judá! E igual al número de las calles de Jerusalén es la cantidad de altares que ustedes han levantado para ofrecer incienso a Baal. 14.En cuanto a ti, no ruegues por este pueblo, ni eleves por él súplicas ni oraciones; porque no los voy a oír cuando me llamen en el momento de la desgracia.» 15.¿Qué viene a hacer mi amada en mi Casa? ¡Su manera de actuar es pura viveza! ¿Crees que los votos y las carnes consagradas te limpiarán de tu maldad o que te podré purificar por todo eso? 16.Olivo verde, hermoso por su fruto magnífico, éste era el nombre que te había puesto Yavé. Pero con gran estrépito, le prendió fuego a su follaje y se han quemado sus ramas. 17.Y Yavé de los cielos, que te había plantado, te ha condenado a la desgracia, a causa del mal que se hizo a sí misma la gente de Israel y la de Judá por haber quemado incienso a Baal, haciendo que me enojara por esto. 18.Yavé me dio un aviso que pude comprobar. Tú, Yavé, me abriste los ojos para que viera sus maniobras. 126«Cuídate, me dijiste, pues hasta tus hermanos y tus familiares te traicionan y te critican abiertamente por detrás de ti. No confíes en sus buenas palabras.» 19.¡Y yo que no tenía más sospecha que el cordero al que llevan tranquilo para matarlo! No sabía lo que estaban tramando para perderme: «Hagámosle tragar unas buenas pruebas, hasta que desaaparezca de entre los vivos, y nadie se acordará más de su nombre.» 20.Pero tú, Yavé de los Ejércitos, que pronuncias sentencias justas, conoces el corazón y las intenciones de los hombres; a ti he entregado mi causa y estaré presente cuando tú hagas justicia.» 21.Esta es la sentencia que ha pronunciado Yavé en contra de los hombres de Anatot, que me amenazaron de muerte y me dijeron: «Deja de hacerte el profeta de Yavé, y te perdonaremos la vida.» 22.Yavé dice: «Por eso les pediré cuentas. Sus jóvenes serán muertos a espada; sus hijos y sus hijas perecerán de hambre. 23.No podrán salvarse los hombres de Anatot el año que les pida cuentas y les mande la desgracia.»"




Jeremías 12
" 1.Yavé, tú tienes siempre la razón cuando yo hablo contigo, y, sin embargo, hay un punto que quiero discutir: ¿Por qué tienen suerte los malos y son felices los traidores? 2.Los plantas en esta tierra y en seguida echan raíces, crecen y dan frutos, a pesar de que te honran con puras palabras y estás lejos de sus corazones. 3.En cambio, a mí me conoces, Yavé; me has visto y has comprobado que mi corazón está contigo. Llévatelos como ovejas al matadero y señálalos para el día de la matanza. 4.¿Hasta cuándo estará de luto el país? ¿Permanecerá seco el pasto de los campos? Aves y bestias ya han perecido por causa de la maldad de los hombres, pues ellos dicen: «Dios no ve nuestra conducta.» 5.«Si te cansa correr con los de a pie, ¿cómo competirás con los de a caballo? Si en país tranquilo no te sientes seguro, ¿qué harás en los bosques del Jordán?» 7.Abandoné mi casa, dejé mi propiedad, he entregado lo que más quería en manos de mis enemigos. 8.Los míos se han portado conmigo como un león de la selva, que ha lanzado contra mí sus rugidos; por eso les tengo rencor. 9.¿Será acaso mi pueblo un buitre de plumaje feo, para que todos los demás se lancen contra él? ¡Ea, júntense ustedes, fieras salvajes, vayan a devorar! 10.Muchos pastores han saqueado mi viña, han pisoteado mi propiedad y han convertido mi campo, que tanto quería, en un potrero sin pasto. Lo han dejado hecho una lástima, sin nada de vegetación. 11.¡El país está totalmente destruido y nadie se conmueve por eso! 12.Los saqueadores han subido a todas las alturas peladas del desierto, pues Yavé tiene una espada que devora de un extremo al otro del país y nadie se salvará. 13.Sembraron trigo, y cosecharon espinas: se han cansado inútilmente. Les da vergüenza lo poco que han cosechado, por la mucha ira de Yavé. 14.Así ha dicho Yavé: «A todos mis malvados vecinos, que han invadido la propiedad que yo le había regalado a mi pueblo Israel, los voy a arrancar de su suelo. Y a la casa de Judá la arrancaré de en medio de ellos. 15.Pero después de haberlos arrancado, de nuevo me compadeceré de ellos y los haré volver a cada uno a su propiedad, a cada uno a su país. 16.Y si aprenden con cuidado los preceptos de mi pueblo, de tal modo que lleguen a jurar en nombre mío: «Por vida de Yavé», así como enseñaron a mi pueblo a jurar por Baal, entonces serán establecidos en medio de mi pueblo. 17.Pero si se niegan a obedecerme, arrancaré a aquella gente y la haré desaparecer, dice Yavé.»"




Eclesiástico 11,18-34
18.Hay quien se hace rico a fuerza de engaño y avaricia, y esta es la parte de su recompensa: 19.cuando dice: «Ya he logrado reposo, ahora voy a comer de mis bienes», no sabe qué tiempo va a venir, morirá y se lo dejará a otros. 20.Manténte en tu quehacer y conságrate a él, en tu tarea envejece. 21.No te admires de las obras del pecador, confía en el Señor y en tu esfuerzo persevera. Que es cosa fácil a los ojos del Señor enriquecer de golpe al indigente. 22.La bendición del Señor es la recompensa del piadoso, y en un instante hace florecer su bendición. 23.No digas: «¿De qué he menester? o ¿qué bienes me vendrán todavía?» 24.No digas: «Tengo bastante con ellos, ¿qué mal puede alcanzarme ahora?» 25.Día de bienes, olvido de males, día de males, olvido de bienes. 26.Que es fácil al Señor, el día de la muerte, pagar a cada uno según su proceder. 27.El mal de una hora el placer hace olvidar, al final del hombre se descubren sus obras. 28.Antes del fin no llames feliz a nadie, que sólo a su término es conocido el hombre. 29.No metas a cualquiera en tu casa, que son muchos los lazos del taimado. 30.Perdiz cautiva en su jaula, tal es el corazón del orgulloso, como el espía acecha tu caída. 31.Cambiando el bien por el mal, está al acecho, y a las cosas más limpias pone mancha. 32.Con una chispa se enciende un brasero, así el pecador tiende lazos en busca de sangre. 33.Guárdate del malvado, porque maquina el mal, no sea que te manche para siempre. 34.Mete en casa al extraño, y te traerá el desorden, te hará extraño a tu propia familia."



Juan 1,1-28
" 1.En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios. 2.Ella estaba en el principio con Dios. 3.Todo se hizo por ella y sin ella no se hizo nada de cuanto existe. 4.En ella estaba la vida y la vida era la luz de los hombres, 5.y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron. 6.Hubo un hombre, enviado por Dios: se llamaba Juan. 7.Este vino para un testimonio, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por él. 8.No era él la luz, sino quien debía dar testimonio de la luz. 9.La Palabra era la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo. 10.En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por ella, y el mundo no la conoció. 11.Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. 12.Pero a todos los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre; 13.la cual no nació de sangre, ni de deseo de hombre, sino que nació de Dios. 14.Y la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad. 15.Juan da testimonio de él y clama: «Este era del que yo dije: El que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo.» 16.Pues de su plenitud hemos recibido todos, y gracia por gracia. 17.Porque la Ley fue dada por medio de Moisés; la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo. 18.A Dios nadie le ha visto jamás: el Hijo único, que está en el seno del Padre, él lo ha contado. 19.Y este fue el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron donde él desde Jerusalén sacerdotes y levitas a preguntarle: «¿Quién eres tú?» 20.El confesó, y no negó; confesó: «Yo no soy el Cristo.» 21.Y le preguntaron: «¿Qué, pues? ¿Eres tú Elías?» El dijo: «No lo soy.» - «¿Eres tú el profeta?» Respondió: «No.» 22.Entonces le dijeron: «¿Quién eres, pues, para que demos respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?» 23.Dijo él: «Yo soy voz del que clama en el desierto: Rectificad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías.» 24.Los enviados eran fariseos. 25.Y le preguntaron: «¿Por qué, pues, bautizas, si no eres tú el Cristo ni Elías ni el profeta?» 26.Juan les respondió: «Yo bautizo con agua, pero en medio de vosotros está uno a quien no conocéis, 27.que viene detrás de mí, a quien yo no soy digno de desatarle la correa de su sandalia.» 28.Esto ocurrió en Betania, al otro lado del Jordán, donde estaba Juan bautizando."