DIA 205--Nehemías 1--3 Proverbios 26,1-14 Colosenses 1


Nehemías 1
Cómo se sintió llamado Nehemías
1 Palabras de Nehemías, hijo de Hacalía. El año veinte del reinado de Artajerjes, en el mes de Quisleu, estaba yo en la fortaleza de Susa. 2 Uno de mis hermanos, Jananí, acababa de llegar de Judá con algunos hombres; les pregunté sobre los judíos, sobre los sobrevivientes que habían regresado del cautiverio, y sobre Jerusalén. 3 Me respondieron: «Allá abajo, en la provincia, los que volvieron del cautiverio, los sobrevivientes, viven en la miseria y en medio de humillaciones; la muralla de Jerusalén está llena de hoyos y sus puertas, quemadas».
4 Al oír eso, me senté y me puse a llorar. Y durante muchos días permanecí sumido en la tristeza: ayunaba y oraba ante el Dios del Cielo, 5 y le decía: «¡Ay, Yavé, Dios del Cielo, Dios grande y terrible, que mantienes tu Alianza y tu fidelidad con los que te aman y cumplen tus mandamientos! 6 ¡Escucha con atención, abre los ojos, atiende la plegaria de tu servidor! Porque como tú lo ves, yo oro día y noche por los hijos de Israel, tus servidores, y 7 confieso los pecados de los hijos de Israel.
7 ¡Sí, hemos pecado contra ti, hemos pecado, tanto yo como la casa de mi padre! Nos hemos portado muy mal contigo, no hemos respetado los mandatos, las ordenanzas y los decretos que nos diste por medio de Moisés, tu servidor. 8 Sin embargo, acuérdate de la palabra que empeñaste con Moisés, tu servidor, cuando le dijiste: «Si ustedes son infieles, los dispersaré en medio de las naciones, 9 pero si se vuelven a mí, si respetan mis mandatos y los ponen en práctica, aunque sus desterrados se hallen en el extremo del cielo, los reuniré y los haré volver al lugar que elegí para que en él habitara mi Nombre». 10 Estos son, pues, tus servidores y tu pueblo que tú libraste con mucha fuerza y con tu poderosa mano. 11 ¡Oh Señor, escucha atentamente la oración de tu servidor, la oración de tus servidores que encuentran su alegría en temer tu Nombre; haz que hoy le vaya bien a tu servidor y que pueda conquistar el corazón del rey».
11 Por ese entonces yo estaba cerca del rey, pues le preparaba sus bebidas.



Nehemías 2
Nehemías lo deja todo para ir a reconstruir su país

1 Ahora bien, el año veinte del rey Artajerjes, en el mes de Nisán, como yo estaba encargado de servir el vino, lo tomé y se lo pasé al rey. Nunca hasta entonces me había presentado triste delante de él. 2 El rey me preguntó: «¿Por qué estás triste? No estás enfermo, sin embargo hay algo que te preocupa». Después de un instante de temor, 3 le dije al rey: «¡Viva el rey para siempre! ¿Cómo no voy a estar triste, si la ciudad donde están las tumbas de mis antepasados está en ruinas, y sus puertas quemadas por el fuego?» 4 El rey entonces me respondió: «¿Qué quieres?» Supliqué al Dios del Cielo 5 y le dije al rey: «Si es que el rey quiere y si es que tu servidor cuenta con tu favor, envíame a Judá, a la ciudad donde están las tumbas de mis antepasados, para reconstruirla».
6 Como se encontraba la reina sentada al lado del rey, ambos me preguntaron: «¿Cuánto tiempo va a durar tu viaje y cuándo vas a volver?» Fijé entonces un plazo y el rey consintió en que me fuera. 7 Dije también al rey: «Si el rey así lo quiere, despache conmigo cartas a los gobernadores de la provincia que está más allá del Eufrates, para que me dejen pasar hasta que llegue a Judá. 8 Deme también una carta para Asaf, el gobernador del parque real, para que me entregue la madera para las puertas de la fortaleza del Templo, para la muralla de la ciudad y para la casa donde viviré». Como la mano benevolente de Dios estaba conmigo, el rey me lo concedió todo.
9 Cuando llegué donde los gobernadores de la provincia que está más allá del Eufrates, les entregué las cartas del rey; el rey había ordenado que me acompañaran oficiales y gente de a caballo. 10 Pero cuando Sambalat el horonita, y Tobías, el funcionario amonita, se enteraron de mi misión, se sintieron muy molestos: ¡cómo era posible que viniera alguien a preocuparse de los problemas de los israelitas!
11 Cuando llegué a Jerusalén, esperé tres días, 12 luego salí de noche con algunos hombres, sin decir a nadie lo que mi Dios me había inspirado que hiciera por Jerusalén, y no tenía ningún otro animal más que aquel en que iba montado. 13 Salí, pues, de noche, por la Puerta del Valle y me dirigí a la fuente del Dragón y a la Puerta del Basural. Observé atentamente la muralla de Jerusalén: había hoyos y las puertas habían sido devoradas por las llamas. 14 Seguí hasta la Puerta de la Fuente y hasta la Piscina del rey, pero el animal que montaba ya no tenía por donde pasar. 15 Entonces regresé subiendo de noche a lo largo de la quebrada; examinaba a cada rato la muralla y después di media vuelta y me volví pasando por la Puerta del Valle.
16 Los consejeros no sabían a dónde había ido ni lo que había hecho. Pues hasta entonces no había dicho nada ni a los judíos, ni a los sacerdotes, ni a los responsables, ni a los consejeros ni a ningún otro funcionario. 17 Pero entonces les dije: «Fíjense en la miseria en que estamos: Jerusalén está en ruinas y sus puertas están quemadas. Vamos, tenemos que reconstruir la muralla de Jerusalén para que dejen de burlarse de nosotros». 18 Les conté además como la mano de Dios, esa mano llena de bondad, había estado conmigo, y les transmití las palabras del rey. «¡De pie! exclamaron, ¡construyamos!» Y se pusieron a trabajar con entusiasmo en esta hermosa obra.
19 Cuando Sambalat el horonita, Tobías, el funcionario amonita y Guesén el árabe supieron eso, se burlaban de nosotros. Nos miraban con desprecio: «¿Qué están haciendo, nos decían, acaso quieren rebelarse contra el rey?» 20 Pero yo les respondí con seriedad: «El Dios del Cielo hará que tengamos éxito, pues somos sus servidores, por eso vamos a empezar el trabajo. Ustedes, en cambio, no tienen ni derecho ni herencia ni ningún recuerdo en Jerusalén».



Nehemías 3
Empiezan a reconstruir la muralla

1 El sumo sacerdote Eliasib se puso a trabajar junto con sus hermanos y reconstruyeron la Puerta de las Ovejas. Instalaron el marco, pusieron las dos puertas y siguieron hasta la Torre de los Cien y hasta la Torre de Jananeel. 2 Después de ellos trabajaba la gente de Jericó, y luego Zacur hijo de Imri. 3 Los hijos de Ja-Sená construyeron la Puerta de los Pescados, instalaron el marco y pusieron ambas puertas, junto con los candados y trancas. 4 Después se puso a trabajar Meremot, hijo de Urías, hijo de Jacós, seguido por Mesulam, hijo de Berequías, hijo de Mesezabeel, y al último Sadoc, hijo de Baana. 5 La gente de Tecoa se puso a trabajar, pero sus jefes no se dignaron trabajar para su Señor. 6 Yoyada, hijo de Paseaj, y Mesulam, hijo de Besodías repararon la Puerta del Barrio Nuevo, instalaron el marco y pusieron ambas puertas, junto con los candados y trancas. 7 Melatías de Gabaón y Jadón de Meronot trabajaron a continuación junto con la gente de Gabaón y de Mispá, que dependían del gobernador de la provincia a este lado del Eufrates. 8 Después de ellos, fortificaron Jerusalén hasta la Muralla Grande, Uziel, de la corporación de los orfebres, y Jananías, de la corporación de los perfumistas. 9 Después de ellos trabajaba Refaías, hijo de Hur, jefe de medio sector de Jerusalén. 10 Luego Ye daías hijo de Hammaf, en frente de su casa, y en seguida Jatús, hijo de Jasabneías. 11 Malaquías, hijo de Jarim, y Jasub, hijo de Pajaj-Moab, repararon el siguiente sector hasta la torre de los Hornos. 12 Después seguía Salum, hijo de Jalojés, jefe del otro medio sector de Jerusalén, quien trabajó con sus hijas. 13 Janún y los habitantes de Zanoaj repararon la Puerta del Valle, la reconstruyeron y pusieron las puertas junto con los candados y las trancas; construyeron quinientos metros de muralla, hasta la puerta del Basural. 14 Malquías, hijo de Recab, jefe del sector de Bet-ha-Querem, reparó la puerta del Basural junto con sus hijos; puso ambas hojas, los candados y las trancas. 15 Salum, hijo de Col José, jefe del sector de Mispá, reparó la puerta del Manantial, la reconstruyó, le puso techo y además ambas puertas con sus candados y trancas; levantó nuevamente el muro de la Cisterna de Siloé, hasta los escalones que bajan de la Ciudad de David (la Cisterna se sitúa al lado del Jardín del Rey). 16 Nehemías, hijo de Betsur, continuó con los trabajos hasta las sepulturas de David, hasta la Cisterna y hasta la Casa de la guardia real. 17 Después de él trabajaban los levitas: Rejum, hijo de Bani, Asabías, jefe de medio sector de Quela; 18 luego sus hermanos, Binui, hijo de Yenadad, jefe del otro medio sector de Quela, 19 Ezer, hijo de Yesúa, jefe de Mispá, trabajó en el ángulo de la muralla, cerca de la Casa de Armas; 20 después de ellos venía Baruc, hijo de Zabay, desde el ángulo de la muralla hasta la puerta de la casa del Sumo sacerdote Eliasib; 21 después de él, en la siguiente sección, trabajó Meremot, hijo de Urías, hijo de Jacós, desde la entrada de la casa de Eliasib hasta el término. 22 Los sacerdotes que vi vían en los demás sectores trabajaron también en las reparaciones. 23 Dinyamín y Jasub, frente a su propia casa; Azarías, hijo de Maaseías hijo de Jananías, cerca de su casa; 24 en el sector siguiente trabajó Binuí, hijo de Jenadab, desde la casa de Azarías hasta el ángulo de la muralla; 25 luego trabajó Palal, hijo de Uzay, cerca del ángulo de la muralla y de la torre que protege el palacio real, al lado del patio de la prisión. Pe daías, hijo de Pareas, 26 trabajó hasta frente a la Puerta de las Aguas, hacia el este, y hasta la torre del Angulo; 27 después de él trabajaron la gente de Tecoa frente a la gran torre del ángulo y hasta el muro de Ofel.
28 Los sacerdotes trabajaron en las reparaciones, cada uno frente a su casa, partiendo de la puerta de los Caballos: 29 Sadoc, hijo de Immer, frente a su propia casa; Semaías hijo, de Secanías, custodiaba la puerta del Este. 30 Jananías, hijo de Selemías, y Janun, el sexto hijo de Salaf, trabajaron el siguiente sector. Mesulam, hijo de Berequías, frente a su propia casa; 31 Malquías, de la corporación de los orfebres, trabajó hasta la casa de los sirvientes y de los comerciantes, que estaba frente a la puerta de la Vigilancia, cerca de la Sala alta del ángulo de las fortificaciones. 32 Los orfebres y los comerciantes hicieron el trabajo entre esas dos salas y la Puerta de las Ovejas.
Los enemigos procuran desanimar a Nehemías
33 Cuando Sambalat supo que estábamos reconstruyendo la muralla, se molestó mucho y montó en cólera. Burlándose de los judíos, 34 declaró frente a sus hermanos y a las tropas de Samaría: «¿Qué hacen esos pobres judíos? ¡Piensan, tal vez, que van a hacer revivir esas piedras que sacaron de las ruinas y que están todas quemadas!» 35 Y Tobías el amonita, que estaba a su lado agregó: «¡Que construyan no más, pues cualquier zorro echará abajo su muralla!» 36 ¡Escucha, Dios mío, cómo hemos sido humiliados! ¡Haz que sus insultos recaigan sobre sus cabezas y que sean despreciados en un país donde estén desterrados! 37 No perdones su falta ni borres su pecado, porque insultaron a los que construían.
38 Así fue como volvimos a levantar la muralla y la dejamos terminada hasta la mitad de su altura, porque el pueblo trabajaba con entusiasmo.



Proverbios 26,1-14
1 Ni nieve en verano, ni lluvia en la cosecha: tampoco convienen honores a un tonto.
2 Se escapa un pajarillo, se vuela una golondrina: cuando se maldice sin motivo no pasa nada.
3 ¡La fusta para el caballo, las riendas para el burro, y el palo para la espalda de los imbéciles!
4 No respondas a las estupideces de un imbécil, te volverías como él. 5 Responde a las estupideces de un imbécil, porque si no se va a creer un sabio.
6 Es cortarse un pie, confiar sus mensajes a un imbécil: el trago será amargo.
7 Como piernas inseguras de un cojo, así es la palabra sabia en boca de un tonto.
8 Darle importancia a un tonto no es mejor que amarrar la piedra a la honda.
9 Como una rama de espino en manos de un borracho, así es la palabra sabia en boca de un tonto.
10 Si utilizas a un tonto, será como un arquero que hiere a cuantos pasan.
11 El perro vuelve a su vómito, y el insensato recae en su locura.
12 ¿Ves a ese hombre que se tiene por sabio? Más se puede esperar de un tonto.
13 El flojo dice: «Hay un animal feroz en el camino! ¡Hay un león en la calle!» 14 La puerta da vuelta sobre sus goznes, y el flojo, sobre su lecho.



Colosenses 1
1 De Pablo, apóstol de Cristo Jesús por voluntad de Dios, y del hermano Timoteo,
2 a los santos y creyentes que viven en Colosas, verdaderos hermanos míos en Cristo:
2 Reciban gracia y paz de Dios nuestro Padre.
3 En todo momento oramos por ustedes y damos gracias a Dios, Padre de Cristo Jesús, nuestro Señor, 4 por lo que hemos sabido de su fe en Cristo Jesús y de su caridad para con todos los santos. 5 Pues están esperando la herencia que les está reservada en el cielo y que conocieron por la palabra de la verdad, el Evangelio. 6 Ya está entre ustedes, y lo mismo que va creciendo y dando frutos por todas partes en el mundo, también lo hace entre ustedes desde aquel día en que recibieron y conocieron el don de Dios en toda su verdad.
7 Se lo enseñó Epafras, compañero nuestro muy querido en el servicio de Cristo y para ustedes fiel ministro de Cristo, 8 quien también ha venido a recordarme el cariño que me tienen en el Espíritu.
9 Por eso, tampoco nosotros hemos cesado de rezar por ustedes desde el día en que recibimos esas noticias, y pedimos a Dios que alcancen el pleno conocimiento de su voluntad mediante dones de sabiduría y entendimiento espiritual.
10 Que lleven una vida digna del Señor y de su total agrado, produciendo frutos en toda clase de buenas obras y creciendo en el conocimiento de Dios.
11 Que se muestren fuertes en todo sentido, fortalecidos por la gloria de Dios; que puedan sufrir y perseverar sin perder la alegría.
12 Y que den gracias al Padre, que nos preparó para recibir nuestra parte en la herencia reservada a los santos en su reino de luz. 13 El nos arrancó del poder de las tinieblas y nos trasladó al Reino de su Hijo amado. 14 En él nos encontramos liberados y perdonados.
Cristo es el principio de todo
15 Él es la imagen del Dios invisible,
15 y es el Primogénito de toda la creación,
16 porque en él fueron creadas todas las cosas
16 en el cielo y en la tierra,
16 el universo visible y el invisible,
16 Tronos, Gobiernos, Autoridades, Poderes...
16 Todo fue creado por medio de él y para él.
17 El existía antes que todos, y todo tiene en él su consistencia.
18 Y él es la cabeza del cuerpo, es decir, de la Iglesia,
18 él que es el principio, el primer nacido de entre los muertos
18 para que estuviera en el primer lugar en todo.
19 Así quiso Dios que «el todo» se encontrara en él
20 y gracias a él fuera reconciliado con Dios,
20 porque la sangre de su cruz ha restablecido la paz
20 tanto sobre la tierra como en el mundo de arriba.
21 Ustedes mismos en otro tiempo estaban alejados y con sus obras malas actuaron como rebeldes. 22 Ahora, con su muerte, Cristo los reconcilió en su mismo ser humano, de modo que ahora son santos, sin culpa ni mancha ante él. 23 Pero es necesario que perseveren en la fe; muéstrense firmes, cimentados en ella; no se desvíen de su esperanza, tengan siempre presente el Evangelio que han oído, que ha sido predicado a toda criatura en este mundo, y del que yo, Pablo, he sido constituido ministro.
24 Ahora me alegro cuando tengo que sufrir por ustedes, pues así completo en mi carne lo que falta a los sufrimientos de Cristo para bien de su cuerpo, que es la Iglesia. 25 Fui constituido ministro de ella por cuanto recibí de Dios la misión de llevar a efecto entre ustedes su proyecto, 26 su plan misterioso que permaneció secreto durante siglos y generaciones. Este secreto acaba de ser revelado a sus santos. 27 Quiso darles a conocer la riqueza tan grande que su plan misterioso reservaba a las naciones paganas: ¡Cristo entre ustedes y la esperanza de la Gloria!
28 A ese Cristo anunciamos cuando amonestamos a cada uno y le enseñamos la sabiduría, pues queremos que cada uno llegue a ser «perfecto» en Cristo. 29 Este es mi trabajo, al que me entrego con la energía que viene de Cristo y que obra poderosamente en mí.