DIA 206--Nehemías 4--6 Proverbios 26,15-28 Colosenses 2



Nehemías 4
1 Cuando Sambalat, Tobías, los árabes, los amonitas y los habitantes de Asdod supieron que avanzaba la reconstrucción de la muralla de Jerusalén, ya que casi todos los hoyos habían sido tapados, se enojaron mucho 2 y se juntaron para atacar Jerusalén y sembrar allí el pánico. 3 Nosotros, en tanto, orábamos a nuestro Dios y habíamos puesto una guardia de día y de noche para protegernos de ellos. 4 Por ese entonces decían los judíos: «Hay demasiados escombros y los portadores ya no dan más; jamás podremos recontruir la muralla». 5 Y nuestros adversarios decían: «Nos dejaremos caer sobre ellos sin que lo sepan, antes de que nos vean. Los mataremos e interrumpiremos la obra». 6 Algunos judíos que vivían cerca de ellos nos vinieron a decir unas diez veces: «¡Van a venir a atacarlos de todas partes!»
7 Ubiqué pues a todo el pueblo, por familias, en los huecos de la parte baja de la muralla, con sus espadas, lanzas y arcos. 8 Como viera que tenían miedo, fui a decir a los jefes, a los funcionarios y a todo el pueblo: «¡No tengan miedo! Piensen que el Señor es grande y terrible, y luchen por sus hermanos, sus hijos, sus hijas, sus mujeres y sus casas». 9 Cuando nuestros enemigos supieron que estábamos prevenidos y que Dios había hecho fracasar su plan, volvimos todos a la muralla, cada cual a su trabajo. 10 Pero desde ese día, la mitad de mis hombres trabajaba y la otra, armada con lanzas, escudos, arcos y corazas, se mantenía detrás de los judíos que trabajaban en la muralla. 11 Los portadores iban armados; con una mano trabajaban y con la otra sostenían la lanza. 12 Los que construían llevaban su espada al cinto mientras trabajaban. Un encargado de tocar la trompeta estaba a mi lado, 13 pues yo había dicho a los funcionarios y a todo el pueblo: «La obra es muy exigente y muy extensa y estamos dispersos en la muralla, alejados unos de otros. 14 Por eso, apenas oigan el toque de la trompeta, vengan a juntarse con nosotros desde el lugar en donde estén y que nuestro Dios combata por nosotros». 15 Así trabajabamos desde que comenzaba el día hasta la aparición de las primeras estrellas, y la mitad sostenía sus lanzas.
16 Por ese entonces dije también al pueblo: «Cada cual, junto con su sirviente, pasará la noche en Jerusalén. De noche harán guardia y de día estarán en la obra». 17 Ni yo ni mis hermanos ni mis hombres ni los que hacían guardia nos cambiábamos de ropa, y teníamos constantemente las armas en la mano.



Nehemías 5
Los ricos deben compartir los sacrificios del pueblo

1 La gente del pueblo y sus mujeres se quejaron de sus hermanos judíos: 2 «Tenemos que empeñar a nuestros hijos y a nuestras hijas a cambio de trigo si queremos comer y vivir». 3 Otros de cían: «Tenemos que empeñar nuestros campos, nuestras viñas y nuestras casas a cambio de trigo, debido a esta hambruna». 4 Otros decían además: «Para poder pagar el impuesto al rey, tuvimos que pedir plata prestada, hipotecando nuestros campos y nuestras viñas. 5 Sin embargo somos de la misma sangre que nuestros hermanos, y nuestros hijos valen tanto como los de ellos; incluso tenemos que dejar en prenda a nuestros hijos y a nuestras hijas, y a menudo se aprovechan de ellas. ¿Qué más podemos hacer, si nuestros campos y nuestras viñas ya pertenecen a otros?»
6 Al oír esa queja y esas palabras, me enojé mucho. 7 Después de haber reflexionado, llamé severamente la atención a los nobles y a los funcionarios: «¡Ustedes imponen una pesada carga a sus hermanos!»
7 Entonces convoqué a una gran asamblea, 8 y les dije: «En la medida de nuestras posibilidades, hemos rescatado a nuestros hermanos judíos que habían sido vendidos en medio de las naciones, pero ahora ustedes venden a sus hermanos o los compran». Todos estaban callados, nadie replicaba. 9 Y añadí: «Lo que han hecho, no está bien. ¿No quieren obedecer a nuestro Dios? ¿Quieren seguir las practicas vergonzosas de nuestros enemigos paganos? 10 Yo mismo, mis hermanos y mis hombres les hemos prestado dinero y trigo, ¡pues bien, condonémosles su deuda! 11 Devuélvanles inmediatamente sus campos, sus viñas, sus olivares y sus casas; condónenles la deuda de dinero, de trigo, de vino o de aceite que tienen con ustedes». 12 Todos respondieron: «Devolveremos lo que recibimos en prenda, no exigiremos nada y haremos lo que tú dices».
12 Entonces llamé a los sacerdotes e hice que todo el mundo jurara que iba a poner en práctica esa promesa. 13 Luego, sacudí las dobleces de mi túnica y dije: «¡Así eche Dios fuera de su casa y de sus bienes a cualquier hombre que no cumpla esta palabra! ¡Sea así sacudido y que quede vacío!» Y toda la asamblea respondió: «¡Amén!» Y alabaron a Yavé. El pueblo, en tanto, respetó su compromiso.
14 Desde el día en que fui nombrado gobernador del territorio de Judá, en el año veinte de Artajerjes, hasta el año treinta y dos de su reinado, es decir, durante doce años, ni yo ni mis hermanos hemos cobrado «el pan del gobernador». 15 Los anteriores gobernadores habían esquilmado al pueblo: le cobraban cuatro cientas piezas de plata en pan y vino por día, y sus hombres abusaban del pueblo. Yo no hice algo parecido porque temía a Dios.
16 Además, estuve tan absorbido por el trabajo de las fortificaciones, que no compré campos, y todos mis hombres estaban allí trabajando. 17 Se sentaban a mi mesa unos ciento cincuenta nobles y funcionarios, sin contar los que llegaban de las naciones extranjeras. 18 Cada día habia que preparar un buey, seis corderos escogidos y aves, y todo eso era a mis expensas; todos los días se traían muchos cueros de vino. Pero a pesar de eso, nunca reclamé «el pan del gobernador», porque veía que esa obra era muy pesada para el pueblo. 19 Acuérdate de mí, pues, Dios mío, no te olvides de lo que he hecho por este pueblo.



Nehemías 6
Nuevas dificultades

1 Sambalat, Tobías, el árabe, Guesén y los demás enemigos supieron que yo había reconstruido la muralla y que no quedaba ni un solo hoyo; sin embargo, no había puesto todavía las hojas de las puertas. 2 Entonces Sambalat y Guesén me mandaron este mensaje: «Ven a vernos a Ha-Quefirim en el valle de Ono». Pues tenían pensado hacerme algo malo. 3 Les mandé unos mensajeros con esta respuesta: «Estoy tan ocupado en un importante trabajo que no puedo ir. Ni voy a dejar todo tirado de repente para ir a verlos». 4 Me mandaron a decir lo mismo cuatro veces, y cada vez les di la misma respuesta. 5 Pues bien, a la quinta vez, Sambalat me envió a su sirviente con una carta 6 que decía: «Corre el rumor entre los extranjeros, y así me lo dijo Gasmú, que tú y los judíos se están preparando para una rebelión; es por eso que reconstruiste la muralla, porque quieres ser rey. 7 Incluso te has conseguido profetas para que te apoyen y proclamen en Jerusalén: «Judá tiene ahora un rey». Como seguramente el rey se va a enterar de todo eso, mejor ven para que lo discutamos».
8 Le mandé de vuelta esta respuesta: «Nada es cierto de todo lo que dices, tú has inventado todo eso». 9 Pues todos, queriendo meternos miedo, decían: «Se van a cansar de trabajar y la obra no se hará». Yo, en cambio, me empeñaba más todavía. 10 Por ese entonces fui a la casa de Semaías, hijo de Delaías, hijo de Meytabeel, porque no podía venir. Me dijo: «Reunámonos en el Templo de Dios, dentro del Santuario, y cerremos las puertas del Santuario, pues aquí están los que te van a matar y te van a matar de noche». 11 Le respondí: «¿Un hombre de mi clase va a huir? Uno cualquiera, como yo, no puede entrar en el Santuario y seguir con vida. No iré».
12 Me había dado cuenta de que no era Dios quien lo enviaba para advertirme, sino que Tobías lo había sobornado. 13 Era para que tuviera miedo y cometiera un pecado haciendo lo que me decía. Esto habría dado motivo para perder mi reputación y avergonzarme. 14 ¡Oh Dios mío! Acuérdate de Tobías y de lo que hizo. Acuérdate también de la profetisa Noadías y de los demás profetas que querían meterme miedo.
15 Se terminó la muralla el veinticinco del mes de Elul; se la había reconstruido en cincuenta y dos días. 16 Cuando nuestros enemigos supieron eso, todas las naciones que están alrededor de nosotros tuvieron miedo y se acobardaron. Tuvieron que reconocer en eso la obra de Dios.
17 Por ese mismo tiempo se multiplicó la correspondencia entre los nobles de Judá y Tobías. 18 Pues mucha gente de Judá estaba ligada a Tobías por el juramento que le habían hecho; éste era yerno de Secanías, hijo de Ará, y su hijo Yohanán se había casado con la hija de Mesulam, hijo de Berequías. 19 Incluso llegaron a hablar bien de Tobías delante de mí, al mismo tiempo que le contaban todas mis palabras. Y era éste, Tobías, quien me mandaba cartas para asustarme.



Proverbios 26,15-28
15 El flojo mete la mano en el plato, pero le cansa llevarla a la boca. 16 El flojo se cree más sabio que siete personas que responden bien.
17 ¿Meterse en las peleas de otro? ¡Es mejor agarrar por las orejas a un perro que pasa!
18 Como un loco que lanza brasas o flechas mortíferas, 19 así es el que miente a su prójimo antes de decirle: «¡Era una broma!»
20 Sin leña el fuego se apaga; sin chismoso la disputa se apacigua.
21 El carbón y la leña activan el fuego, el hombre pendenciero atiza las disputas.
22 Las palabras del chismoso son como golosinas; se deslizan suavemente hasta el fondo de las entrañas.
23 Como un revestimiento de plata en un tiesto de barro, así son las buenas palabras de un corazón perverso.
24 El que tiene odio disimula su lenguaje y esconde en él su maldad. 25 Si expresa buenos sentimientos, no te fíes: siete maldades llenan su corazón. 26 Aunque oculte su odio bajo modales educados, su malicia se manifestará en público.
27 El que cava una fosa caerá en ella; el que hace rodar una piedra, ésta se volverá sobre él.
28 El que miente odia al que ofende; lo echa abajo con palabras suaves.



Colosenses 2
Tengan por regla a Cristo Jesús, el Señor

1 Quiero que sepan cuán duro es el combate que debo soportar por ustedes, por los de Laodicea y por tantos otros que jamás me han visto. 2 Pido que tengan ánimo, que se afiancen en el amor y que tengan plenamente desarrollados los dones de entendimiento, para que puedan penetrar en el gran secreto de Dios, que es Cristo.
3 En él están escondidas todas las riquezas de la sabiduría y del entendimiento. 4 Les digo esto para que nadie los confunda con discursos engañosos. 5 Aunque estoy corporalmente lejos, mi espíritu está con ustedes, y me alegro al ver el equilibrio y la solidez de su fe en Cristo.
6 Han recibido a Cristo Jesús como el Señor; tomen, pues, su camino. 7 Permanezcan arraigados en él y edificados sobre él; estén firmes en la fe, tal como fueron instruidos, y siempre dando gracias. 8 Cuídense de que nadie los engañe con sabidurías o con cualquier teoría hueca, que no son más que doctrinas humanas; pues éste es el camino del mundo y no el de Cristo. 9 En él reside toda la plenitud de Dios corporalmente. 10 En él ustedes lo tienen todo, pues él está por encima de todos los poderes y autoridades sobrenaturales.
Bautizados y resucitados
11 En Cristo recibieron una circuncisión no humana, no quirúrgica, que los despojó enteramente del cuerpo carnal. Esta «circuncisión de Cristo» 12 es el bautismo, en el cual fueron sepultados con Cristo. Y en él fueron luego resucitados por haber creído en el poder de Dios que lo resucitó de entre los muertos.
13 Ustedes estaban muertos por sus pecados y su misma persona no estaba circuncidada, pero Dios los hizo revivir junto a Cristo: ¡nos perdonó todas nuestras culpas!
14 Anuló el comprobante de nuestra deuda, esos preceptos que nos acusaban; lo clavó en la cruz y lo suprimió. 15 Les quitó su poder a las autoridades del mundo superior, las humilló ante la faz del mundo y las llevó como prisioneros en el cortejo triunfal de su cruz.
Las prohibiciones inútiles
16 Por tanto, que nadie los venga a criticar por lo que comen o beben, por no respetar fiestas, lunas nuevas o el día sábado. 17 Tales cosas no eran más que sombras, mientras que lo real es la persona de Cristo. 18 No se dejen impresionar por esos que vienen con una religión de temor o con liturgias angélicas. En realidad sólo hacen caso de sus propias visiones y se inflan con sus propios pensamientos, 19 en vez de mantenerse en contacto estrecho con aquel que es la cabeza. El mantiene la unidad del cuerpo entero por un conjunto de nervios y ligamentos y le da firmeza haciéndolo crecer según Dios.
20 Si ustedes han muerto con Cristo y así se han liberado de los reglamentos del mundo, ¿por qué se dejan adoctrinar ahora como si todavía fueran del mundo? 21 «No tomes esto, no gustes eso, no toques aquello.» 22 Siempre se trata de cosas que se usan, se desgastan y desaparecen, lo que es propio de mandatos y doctrinas de hombres. 23 Todo eso pretende pasar por sabiduría, religión, humildad y desprecio del cuerpo, pero sólo sirve para satisfacer la voluntad propia.