DIA 196--2 Crónicas 28--29 Proverbios 21,16-31 Romanos 14



2 Crónicas 28
Ajaz
1 Ajaz tenía veinte años cuando empezó a reinar, y reinó dieciséis años en Jerusalén. No hizo lo que es recto a los ojos de Yavé, como su padre David, 2 sino que siguió los senderos de los reyes de Israel e incluso fundió ídolos de los baales.
3 Además, quemó incienso en el valle de Ben-Hinom y sacrificó sus hijos por el fuego, imitando las costumbres abominables de los paganos a los que Yavé quitó el país para dárselo a Israel.
4 Ofrecía sacrificios y quemaba incienso en los santuarios altos, sobre las lomas y bajo todo árbol frondoso.
5 Yavé, su Dios, le entregó en manos del rey de los arameos; éstos lo derrotaron, haciéndole gran número de prisioneros, que fueron llevados a Damasco. También él fue entregado en manos del rey de Israel, que le causó una gran derrota.
6 Pecaj, hijo de Remalías, mató en un solo día a ciento veinte mil judíos, todos ellos hombres valientes; es que habían abandonado a Yavé, el Dios de sus padres. 7 Zikrí, uno de los valientes de Efraím, mató a Masías, hijo del rey, a Azricam, mayordomo del palacio, y a Elcaná, segundo después del rey.
8 Los hijos de Israel se llevaron de entre sus hermanos de Judá a doscientos mil prisioneros: mujeres, hijos e hijas; se apoderaron también de un enorme botín que se llevaron a Samaria.
9 Había allí un profeta de Yavé, llamado Obred, que salió al encuentro del ejército que volvía a Samaria y les dijo: «Miren que Yavé, el Dios de sus padres, estaba irritado contra la gente de Judá y por esto los ha entregado en manos de ustedes. Pero ustedes los han matado con una crueldad increíble. 10 Y ahora quieren someter a esclavitud a la población de Judá y de Jerusalén y que en adelante sean esclavos y esclavas de ustedes.
10 Miren que ustedes mismos no son inocentes ante Yavé, su Dios. 11 Oigan, pues, devuelvan a sus hermanos que han tomado prisioneros, porque si no el furor de la ira de Yavé está sobre nosotros.»
12 Entonces algunos hombres de los jefes de Israel, Azarías, hijo de Jojanan, Berejías, hijo de Mesilemot, Ezequías, hijo de Salum, y Amasá, hijo de Jadlay, se opusieron a los que volvían de la guerra. 13 Y les dijeron: «No traigan aquí a estos prisioneros. Ya somos culpables contra Yavé, y ustedes ¿quieren aumentar todavía el número de nuestros pecados? Pues grande es nuestro delito y el furor de la ira de Dios amenaza a Israel.»
14 Entonces la tropa dejó los prisioneros y el botín delante de los jefes y de toda la asamblea. 15 Se levantaron los hombres antes mencionados, reanimaron a los prisioneros y vistieron con prendas tomadas del botín a todos los que estaban desnudos, dándoles además calzado.
15 Les dieron de comer y beber y los lavaron; transportando en burros a todos los que estaban más débiles, los llevaron a la frontera de su patria, a Jericó, ciudad de las Palmeras, y luego se volvieron a Samaria.
16 En aquel tiempo el rey Ajaz envió mensajeros a los reyes de Asur para que lo socorrieran. 17 Porque los edomitas habían venido otra vez y habían derrotado a Judá, llevándose prisioneros.
18 También los filisteos invadieron las ciudades de la tierra baja y del Negueb de Judá, y tomaron Bet-Semes, Ayalón, Guederot, Socó con sus aldeas, Timná con sus aldeas y Guimzó con sus aldeas, y se establecieron allí.
19 Así Yavé humillaba a Judá por culpa de Ajaz, su rey, que corrompía a su país y se había apartado de Yavé.
20 Vino contra él Teglatfalasar, rey de Asur, lo sitió, pero no llegó a dominarlo. 21 Ajaz despojó la Casa de Yavé y la casa del rey y de los jefes para hacer regalos al rey de Asur, pero de nada le sirvió. 22 Aun en el tiempo del asedio, el rey Ajaz persistió en su infidelidad a Yavé. 23 Ofrecía sacrificios a los dioses de Damasco que lo habían derrotado, pues se decía: «Los dioses de los reyes de Aram los ayudan a ellos; les ofreceré, pues, sacrificios y me ayudarán a mí.» Ellos fueron la causa de su ruina y la de todo Is rael.
24 Ajaz juntó algunos de los utensilios de la Casa de Dios y los hizo añicos, luego cerró las puertas de la Casa de Yavé y fabricó altares en todas las esquinas de Jerusalén. 25 Hizo santuarios altos en cada una de las ciudades de Judá para quemar incienso a otros dioses, provocando así la ira de Yavé, el Dios de sus padres.
26 El resto de sus hechos y todas su obras, del comienzo al fin, están escritos en el libro de los Reyes de Judá e Israel. 27 Se acostó Ajaz con sus padres y lo sepultaron dentro de la ciudad en Jerusalén; pues no lo pusieron en el sepulcro de los reyes de Israel. En su lugar reinó su hijo Ezequías.



2 Crónicas 29
Ezequías

1 Ezequías tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar, y reinó veintinueve años en Jerusalén. Su madre se llamaba Abía, hija de Zacarías. 2 Hizo lo que era bueno a los ojos de Yavé, como David su padre.
3 En el año primero de su reinado, el primer mes, abrió las puertas de la Casa de Yavé y las reparó. 4 Hizo venir a los sacerdotes y levitas, los reunió en la plaza oriental 5 y les dijo: «Escúchenme, levitas. Santifíquense ahora y santifiquen la Casa de Yavé, el Dios de nuestros padres, y saquen fuera del santuario todas las cosas impuras. 6 Porque nuestros padres han sido infieles y se han portado mal con Yavé, nuestro Dios; lo han abandonado y se han puesto indiferentes a la morada de Yavé; le han vuelto las espaldas. 7 Hasta llegaron a cerrar las puertas del vestíbulo, apagaron las lámparas y no quemaron más incienso, ni ofrecieron holocaustos al Dios de Israel en el santuario. 8 Por eso, la ira de Yavé ha venido sobre Judá y Jerusalén, y él los ha convertido en objeto de espanto, terror y rechifla, como lo estamos viendo con nuestros ojos. 9 Por eso han caído a espada nuestros padres; y nuestros hijos, hijas y mujeres han sido llevados presos.
10 Pero ahora he decidido hacer alianza con Yavé, el Dios de Israel, para que aparte de nosotros el furor de su ira. 11 Hijos míos, no sean ya descuidados, porque Yavé los ha elegido a ustedes para que le sirvan en su ministerio, para ser sus ministros y para quemarle incienso.»
12 Se levantaron entonces los levitas: de los hijos de Quehat, Májat, hijo de Amasay, y Joel, hijo de Azarías; de los hijos de Merari, Quis, hijo de Abdí, y Azarías, hijo de Jelaleel; de los hijos de Guersón, Joaj, hijo de Zimmá, y Edem, hijo de Joaj; 13 Simrí y Yeiel, de los hijos de Elisafán; Zacarías y Matanías, de los hijos de Asaf; 14 Jejiel y Simí, de los hijos de Hemán; Semaías y Uzziel, de los hijos de Jedutún. 15 Estos reunieron a sus hermanos, se santificaron y vinieron a purificar la Casa de Yavé, conforme al mandato del rey, según las palabras de Yavé.
16 Los sacerdotes entraron en el interior de la Casa de Yavé para purificarla, y sacaron de la Casa de Yavé al patio todas las impurezas que encontraron en el santuario de Yavé. Los levitas, por su parte, las amontonaron para llevarlas fuera, al torrente Cedrón. 17 Comenzaron la consagración el día primero del primer mes, y el día octavo del mes entraron al Vestíbulo de Yavé. Pasaron dieciocho días consagrando la Casa de Yavé. Y terminaron el día dieciséis del mes primero.
18 Fueron luego a las habitaciones del rey Ezequías y le dijeron: «Hemos purificado toda la Casa de Yavé, el altar del holocausto con todos sus utensilios, y la mesa de los panes ofrecidos con todos sus utensilios. 19 Hemos reparado y santificado todos los objetos que, llevado por su infidelidad, el rey Ajaz profanó durante su reinado, y están ante el altar de Yavé.»
20 Entonces se levantó el rey Ezequías de mañana, reunió a los jefes de la ciudad y subió a la Casa de Yavé. 21 Trajeron siete novillos, siete carneros, siete corderos, siete machos cabríos que se sacrificaron por los pecados del reino, del santuario y de todo el país de Judá; y mandó a los sacerdotes hijos de Aarón que ofrecieran holocaustos sobre el altar de Yavé. 22 Sacrificaron los novillos, y los sacerdotes recogieron la sangre que derramaron sobre el altar; luego inmolaron los carneros y rociaron con su sangre el altar; degollaron los corderos y con la sangre rociaron el altar.
23 Acercaron después los machos cabríos por el pecado, ante el rey y la asamblea, y éstos pusieron las manos sobre ellos. 24 Los sacerdotes los sacrificaron y ofrecieron la sangre en sacrificio por el pecado junto al altar como expiación por todo Israel; porque el rey había ordenado que el holocausto y el sacrificio por el pecado fuesen por todo Israel.
25 Luego apostó en la Casa de Yavé a los levitas con címbalos, salterios y cítaras, según las disposiciones de David, de Gad, vidente del rey, y de Natán, profeta, pues Yavé da sus mandamientos por medio de sus profetas. 26 Cuando ocuparon su sitio con los instrumentos de David y los sacerdotes con las trompetas, 27 Ezequías mandó ofrecer el holocausto sobre el altar. Y al comenzar el holocausto comenzaron también los cantos y tocaron las trompetas junto con el coro de los instrumentos de David, rey de Israel.
28 Toda la asamblea, estando postrada, cantaron los cánticos y tocaron las trompetas hasta que se consumió el holocausto.
29 Consumido el holocausto, el rey y todos los presentes doblaron las rodillas y se postraron. 30 Después el rey Ezequías y los jefes mandaron a los levitas que alabaran a Yavé con las palabras de David y del vidente Asaf; y ellos cantaron alabanzas con alegría, se pusieron de rodillas y se postraron. 31 Después tomó la palabra Ezequías y dijo: «Ahora ustedes se han consagrado totalmente a Yavé; acérquense y traigan sacrificios de acción de gracias a la Casa de Yavé.» Y la asamblea ofreció sacrificios en acción de gracias, y los de corazón generoso, también holocaustos.
32 El número de los holocaustos ofrecidos fue de setenta bueyes, cien carneros y doscientos corderos; todos ellos consumidos por el fuego para Yavé. 33 Se sacrificaron también seiscientos bueyes y tres mil ovejas. 34 Pero como los sacerdotes eran pocos y no daban abasto para desollar todas estas víctimas, los ayudaron sus hermanos los levitas hasta terminar la labor, y hasta que los sacerdotes se purificaron. Pues los levitas estaban más instruidos que los sacerdotes sobre los ritos de purificación. 35 Hubo muchos holocaustos además de las grasas de los sacrificios de comunión y de las libaciones para los holocaustos. Así quedó restablecido el culto de la Casa de Yavé. 36 Ezequías y el pueblo entero se pusieron alegres por lo que Dios acababa de hacer en medio de ellos; pues todo se hizo rápidamente.


Proverbios 21,16-31
16 El que se aparta del camino de la prudencia, pronto descansará entre los muertos.
17 El que ama el placer terminará en la pobreza, nadie se enriquece corriendo tras el vino y los perfumes.
18 El malo pagará por el justo; el traidor será castigado, no el hombre bueno.
19 Más vale vivir en un rincón solitario que con una mujer peleadora y desagradable.
20 El sabio tiene en su casa aceite y provisiones, el tonto sólo sabe gastarlas.
21 El que procura la justicia y la bondad encontrará vida, bienestar y consideración.
22 El sabio se apodera de una ciudad bien protegida, derribando las murallas que la aseguraban.
23 El que pone un guardia a su boca y a su lengua, se libra de muchos tormentos.
24 Es arrogante e insolente: «¡Me río de todo!» Sus actos son un desborde de su orgullo.
25 Los deseos del flojo sólo pueden matarlo, porque sus manos se niegan a trabajar.
26 El impío ambiciona todo el día, mientras que el justo da sin medida.
27 Yavé siente horror por el sacrificio de los malvados, sobre todo si ofrecen con una mala intención.
28 El testigo falso quedará en vergüenza; el hombre que sabe escuchar tendrá la última palabra.
29 El malvado aparenta seguridad, el hombre honrado da pasos seguros.
30 Ante Yavé no hay sabiduría, inteligencia o prudencia que valgan.
31 Se equipa al caballo para el día del combate, pero la victoria depende de Yavé.



Romanos 14
Actitud comprensiva con los de conciencia débil

1 Sean comprensivos con el que no tiene segura su fe y dejen las discusiones que terminan en división. 2 Hay quien cree que puede comer de todo, mientras que otros, menos seguros, comen sólo verduras. 3 El que come de todo no debe despreciar al que se abstiene; y el que no come de todo, que no critique al que come, pues Dios lo ha tomado tal como es. 4 ¿Y quién eres tú para criticar al servidor de otro? Si se mantiene en pie o se cae es asunto de su patrón. Pero no se caerá, porque su Señor tiene poder para mantenerlo en pie.
5 Para unos hay días propicios y días que no lo son, mientras que para otros todos los días son iguales. Que cada uno, pues, siga su propio parecer. 6 El que se preocupa por un día de buena suerte, lo hace por el Señor; y el que come, lo hace por el Señor, pues al comer le da gracias. Y también el que no come lo hace por el Señor y le da igualmente gracias.
7 De hecho, ninguno de nosotros vive para sí mismo y ninguno muere para sí mismo. 8 Si vivimos, vivimos para el Señor, y si morimos, morimos para el Señor. Tanto en la vida como en la muerte pertenecemos al Señor. 9 Por esta razón Cristo experimentó la muerte y vive, para ser Señor de los muertos y de los que viven.
10 Entonces tú, ¿por qué criticas a tu hermano? O ¿por qué lo desprecias? Todos hemos de comparecer ante el tribunal de Dios. 11 Está escrito: Juro por mí mismo, palabra del Señor, que toda rodilla se doblará ante mí, y toda lengua confesará la verdad ante Dios. 12 Quede bien claro que cada uno de nosotros dará cuenta a Dios de sí mismo.
13 Dejemos, pues, de juzgarnos los unos a los otros. Examinémonos, más bien, no sea que pongamos delante de nuestro hermano algo que lo haga tropezar. 14 Yo sé, y estoy seguro de ello en el Señor Jesús, que ninguna cosa es impura de por sí, pero sí lo es para quien la considera impura. 15 Entonces, si tú ofendes a tu hermano con lo que comes, ya no vives según el amor. No vayas a destruir con tu dieta a aquel por quien murió Cristo.
16 No den motivo de escándalo, aun cuando tengan la razón. 17 Piensen que el Reino de Dios no es cuestión de comida o bebida, sino de justicia, de paz y alegría en el Espíritu Santo. 18 Quien de esta forma sirve a Cristo, agrada a Dios y también es apreciado por los hombres. 19 Busquemos, pues, lo que contribuye a la paz y nos hace crecer juntos.
20 No destruyas la obra de Dios por cuestión de alimentos; si bien todos son puros, es malo comerlos cuando causa escándalo. 21 Mejor es abstenerse de carne, vino o de cualquier otra cosa, si eso puede ser causa de tropiezo para tu hermano.
22 Mantén tus propias convicciones ante Dios. Dichoso aquel a quien su conciencia no le reprocha su decisión. 23 Pero si uno come cuando su conciencia se lo reprocha, se condena a sí mismo, pues su convicción era otra, y todo lo que uno hace en contra de su convicción es pecado.