DIA 195--2 Crónicas 25--27 Proverbios 21,1-15 Romanos 13




2 Crónicas 25
Amasías


1 Amasías tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar. Reinó veintinueve años en Jerusalén. Su madre Yahadán era de Jerusalén.
2 Obró lo que es bueno a los ojos de Yavé, aunque no de todo corazón. 3 Cuando se sintió fuerte, dio muerte a los servidores que habían asesinado al rey, su padre. 4 Pero no hizo morir a los hijos de ellos, conforme a lo escrito en la Ley, en el libro de Moisés, donde Yavé tenía prescrito: «No morirán los padres por los hijos ni los hijos por los padres, sino que cada uno morirá por su propio pecado.»
5 Amasías reunió a todos los judíos de Judá y de Benjamín y los organizó con jefes de millar y de cien; hizo el censo de ellos, desde los veinte años para arriba, y encontró trescientos mil hombres escogidos, aptos para la guerra y el manejo de la lanza y el escudo grande.
6 Tomó también a sueldo en Israel, por cien talentos de plata, cien mil hombres valientes. 7 Pero vino donde él un hombre de Dios que le dijo: «Oh rey, que no salga contigo el ejército de Israel, porque Yavé no está con Israel, ni con ninguno de los hijos de Efraím. 8 Si vienen contigo, Dios te hará caer ante el enemigo, aunque tengas muchas tropas, porque Dios tiene poder para ayudar y para derribar.»
9 Amasías respondió al hombre de Dios: «¿Y qué haré con los cien talentos que he dado a la tropa de Israel?» Contestó el hombre de Dios: «Yavé tiene poder para darte mucho más que eso.» 10 Y Amasías separó los destacamentos que le habían venido de Efraím, para que se volvieran a sus lugares. Ellos se enojaron mucho contra Judá y se volvieron a sus casas enfurecidos.
11 Amasías cobró ánimo y, tomando el mando de su pueblo, marchó al Valle de la Sal, donde derrotó a diez mil hombres de los hijos de Seír. 12 Los hijos de Judá apresaron vivos a diez mil de ellos y, llevándolos a la cumbre de la Peña, los precipitaron desde allí, quedando todos ellos reventados.
13 Entre tanto, las tropas que Amasías había despedido para que no fueran con él a la guerra se desparramaron por las ciudades de Judá, desde Samaria hasta Betorón, pero fueron derrotados tres mil de ellos y se recogió mucho botín.
14 Después de que regresó Amasías de su victoria sobre los edomitas, introdujo los dioses del pueblo de Seír, y los escogió para que fueran dioses suyos y postrándose ante ellos les quemó incienso. 15 Entonces se enojó Yavé contra Ama sías y le mandó un profeta a decirle: «¿Por qué has ido a buscar a los dioses de ese pueblo, que no han podido librar de tu mano a su propia gente?»
16 Mientras él le hablaba, Amasías lo interrumpió: «¿Acaso te hemos hecho consejero del rey? ¡Cállate!, no sea que yo dé la orden de matarte.» Entonces el profeta terminó con estas palabras: «Ya veo que Dios ha determinado destruirte, porque después de actuar así no quieres escuchar mis advertencias.»
17 Amasías, rey de Judá, después de haber consultado, mandó mensajeros a Joás, hijo de Joacaz, hijo de Jehú, rey de Israel, para decirle: «Sube y nos veremos las caras.» 18 Pero Joás, rey de Israel, mandó decir a Amasías, rey de Judá: «El cardo del Líbano mandó a decir al cedro el Líbano: Dame tu hija para mujer de mi hijo. Pero las bestias salvajes del Líbano pasaron y pisotearon el cardo. 19 Tú te dices: “He derrotado a Edom.” Por esto te sientes muy glorioso, pero quédate ahora en tu casa. ¿Por qué exponerte a una calamidad y a caer tú y Judá contigo?»
20 Pero Amasías no lo escuchó, pues Dios había decidido entregarlo en manos de sus enemigos, por haberse dirigido a los dioses de Edom. 21 Subió Joás, rey de Israel, y se enfrentaron, él y Amasías, rey de Judá, en Bet-Semes de Judá. 22 Los de Judá fueron derrotados por Israel y huyeron cada uno a su casa. 23 Joás, rey de Israel, capturó a Amasías, rey de Judá, hijo de Joás, hijo de Ocozías, en Bet-Semes, y lo llevó a Jerusalén; y echó abajo la muralla de Jerusalén, desde la puerta de Efraím hasta la puerta del Angulo.
24 Luego tomó todo el oro y la plata y todos los objetos que se encontraban al cuidado de Obededom en la Casa de Dios y los tesoros de la casa del rey; tomó rehenes y se volvió a Samaria.
25 Amasías, hijo de Joás, rey de Judá, vivió quince años después de la muerte de Joás, hijo de Joacaz, rey de Israel.
26 Lo demás referente a Amasías, del comienzo al fin, ¿no está escrito en el libro de los Reyes de Judá y de Israel? 27 Después de que Amasías se apartó de Yavé, se conjuraron contra él en Jerusalén, por lo que huyó a Laquis; pero mandaron gente en su persecución hasta Laquis y allí lo mataron. 28 Y transportando el cadáver en caballos, lo sepultaron con sus padres en la ciudad de David.



2 Crónicas 26
Ozías

1 Todo el pueblo de Judá tomó a Ozías, que tenía dieciséis años, y lo proclamaron rey en lugar de su padre, Amasías. 2 Reconstruyó Elat y la devolvió a Judá, después que el rey se hubo acostado con sus padres. 3 Ozías tenía dieciséis años cuando empezó a reinar y reinó cincuenta y dos años en Jerusalén. Su madre, Jecolía, era de Jerusalén. 4 Hizo lo que es bueno delante de Yavé, como lo había hecho su padre, Amasías.
5 Buscó a Dios durante la vida de Zacarías, que enseñaba el temor de Dios; y mientras buscó a Yavé, Dios le dio prosperidad.
6 Salió a pelear contra los filisteos y los obligó a arrasar una parte de las murallas de Gat, de Jabné y de Asdod; luego construyó ciudades frente a Asdod y a los filisteos. 7 Dios lo asistió contra los filis teos, contra los árabes que vivían en Gur-Baal y contra los maonitas. 8 Los maonitas pagaron tributo a Ozías y su fama llegó hasta la frontera de Egipto porque se había hecho sumamente poderoso.
9 Ozías construyó torres en Jerusalén sobre la Puerta del Angulo, sobre la Puerta del Valle y en el Angulo y las fortificó. 10 Construyó torres en el desierto y excavó muchas cisternas, pues tenía numeroso ganado en la tierra baja, y en la llanura, así como labradores y viñadores en las montañas y en los campos fértiles, porque se interesaba por la agricultura.
11 Ozías tenía un ejército que hacía la guerra; eran tropas que salían a campaña por grupos, conforme al número de su censo hecho bajo la vigilancia de Jejiel, el escriba, y Maseías, el notario, a las órdenes de Janaías, uno de los jefes del rey. 12 El número total de los jefes de familias paternas entre estos valientes era de dos mil seiscientos. 13 A sus órdenes estaba un ejército de trescientos siete mil quinientos hombres que hacían la guerra con gran valor, para ayudar al rey contra el enemigo.
14 Ozías proporcionó a todo aquel ejército escudos, lanzas, cascos, corazas, arcos y hondas para tirar piedras. 15 Hizo construir en Jerusalén máquinas inventadas por un ingeniero, que colocó en las torres y en los ángulos de los muros para disparar saetas y piedras grandes. Su fama se extendió lejos porque fue prodigioso el modo como supo buscarse colaboradores hasta hacerse fuerte.
16 Pero una vez fortalecido en su poder, se puso muy orgulloso hasta corromperse; desobedeció a Yavé, su Dios, entrando en el templo de Yavé para quemar incienso sobre el altar del incienso. 17 Fue tras él Azarías, el sacerdote, y con él ochenta sacerdotes de Yavé, hombres valientes, 18 que se opusieron al rey Ozías y le dijeron: «No te corresponde a ti, Ozías, quemar incienso a Yavé, sino a los sacerdotes, los hijos de Aarón, que han sido consagrados para quemar el incienso. Sal del santuario, porque estás renegando, lo que no te merecerá honor ante Yavé tu Dios.»
19 Entonces Ozías, que tenía en la mano un incensario para ofrecer incienso, se enfureció y mientras que se enojaba contra los sacerdotes brotó la lepra en su frente, a vista de los sacerdotes, en la Casa de Yavé, junto al altar del incienso. 20 El sumo sacerdote Azarías y todos los sacerdotes, al mirarlo, vieron que tenía lepra en la frente. Por lo cual lo echaron de allí rápidamente; y él mismo se apresuró a salir porque Yavé lo había herido.
21 El rey Ozías quedó leproso hasta el día de su muerte y vivió en una casa aislada como leproso, porque había sido excluido de la Casa de Yavé; su hijo Jotam estaba al frente de la Casa del rey y gobernaba al pueblo. 22 El resto de los hechos de Ozías, del comienzo al fin, los escribió el profeta Isaías, hijo de Amís. 23 Al fin fue Ozías a descansar con sus padres, y lo sepultaron en el terreno donde está el sepulcro de los reyes, porque decían: «Es un leproso.» En su lugar reinó su hijo Jotam.


2 Crónicas 27
Jotam

1 Jotam tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar, y reinó dieciséis años en Jerusalén. Su madre Jerubá era hija de Sadoq. 2 Jotam se portó bien con Yavé, como lo había hecho su padre Ozías. Sin embargo, no iba a la Casa de Yavé, y el pueblo seguía corrompiéndose.
3 Construyó la puerta superior de la Casa de Yavé, e hizo muchas obras en los muros de Ofel. 4 Edificó también ciudades en los cerros de Judá, y edificó castillos y torres en los bosques.
5 Declaró la guerra al rey de los amonitas, a los que venció. Los hijos de Amón le dieron aquel año cien talentos de plata, diez mil cargas de trigo y diez mil de cebada. Los amonitas le trajeron lo mismo el año segundo y el tercero. 6 Jotam llegó a ser poderoso, porque se afirmó en los caminos de Yavé, su Dios.
7 El resto de los hechos de Jotam, todas sus guerras y sus obras, están escritas en el libro de los Reyes de Israel y de Judá. 8 Tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar, y reinó dieciséis años en Jerusalén.
9 Finalmente, Jotam fue a descansar con sus padres y lo sepultaron en la ciudad de David, sucediéndole su hijo Ajaz.



Proverbios 21,1-15
1 Los pensamientos del rey, igual que el agua, corren por donde Yavé los dirige.
2 Cada uno considera buenos los caminos que ha tomado, pero Yavé pesa los corazones.
3 Practicar la justicia y el derecho vale más ante Yavé que los sacrificios.
4 Ojos despreciativos, corazón altanero: lo que en los malos reluce es sólo pecado.
5 Los proyectos del empeñoso acaban en ganancias; para el que se agita sólo hay déficits.
6 Amontonar con estafas un tesoro es la breve ilusión de los que van a la muerte.
7 Su violencia arrebatará a los malvados, porque se niegan a practicar la justicia.
8 El criminal sigue caminos torcidos; rectas son las acciones del hombre íntegro.
9 Más vale vivir en un rincón del granero que compartir su casa con una mujer peleadora.
10 El malvado sólo desea el mal, nadie le cae bien.
11 Castiga al burlón y el simple se hará sabio, instruye al sabio, y le aprovechará la lección.
12 El justo vigila la casa del malvado, precipita a los malos en la ruina.
13 El que pone oídos sordos al grito del afligido, cuando llame no le responderán.
14 Un regalo en secreto apacigua la ira, un presente distrae el furor violento.
15 Cuando reina la justicia, el justo se alegra; pero es la ruina de los malhechores.


Romanos 13
Obedecer a las autoridades

1 Cada uno en esta vida debe someterse a las autoridades. Pues no hay autoridad que no venga de Dios, y los cargos públicos existen por voluntad de Dios. 2 Por lo tanto, el que se opone a la autoridad se rebela contra un decreto de Dios y tendrá que responder por esa rebeldía.
3 No hay por qué temer a las autoridades cuando se obra bien, pero sí cuando se obra mal. ¿Quieres vivir sin tener miedo a las autoridades? Pórtate bien y te felicitarán. 4 Han recibido de Dios la misión de llevarte al bien. Y si te portas mal, témelas, pues no tienen las armas sin razón. También tienen misión de Dios para castigar a los malhechores. 5 Así, pues, hay que obedecer, pero no solamente por miedo al castigo, sino por deber de conciencia.
6 Por la misma razón pagan los impuestos, y deben considerar a quienes los cobran como funcionarios de Dios. 7 Den, pues, a cada uno lo que le corresponde: el impuesto, si se le debe impuesto; las tasas, si se le deben tasas; obediencia, si corresponde obedecer; respeto, si se le debe respeto.
8 No tengan deuda alguna con nadie, fuera del amor mutuo que se deben, pues el que ama a su prójimo ya ha cumplido con la Ley. 9 Pues los mandamientos no cometas adulterio, no mates, no robes, no tengas envidia... y todos los demás se resumen en estas palabras: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. 10 El amor no hace nada malo al prójimo; el amor, pues, es la Ley perfecta.
Hijos de la luz
11 Comprendan en qué tiempo estamos, y que ya es hora de despertar. Nuestra salvación está ahora más cerca que cuando llegamos a la fe. 12 La noche va muy avanzada y está cerca el día: dejemos, pues, las obras propias de la oscuridad y revistámonos de una coraza de luz. 13 Comportémonos con decencia, como a plana luz: nada de banquetes y borracheras, nada de lujuria y vicios, nada de pleitos y envidias. 14 Más bien revístanse del Señor Jesucristo, y no se dejen arrastrar por la carne para satisfacer sus deseos.