DIA 172-- 2 Reyes 18--19 Proverbios 9 2 Corintios 3


2 Reyes 18
Reinado de Ezequías en Judá

1 Ezequías, hijo de Ajaz, rey de Judá, llegó a ser rey el tercer año de Oseas, hijo de Elá, rey de Israel. 2 Tenía veinticinco años cuando subió al trono y reinó veintinueve años en Jerusalén. Su madre se llamaba Abija, y era hija de Zacarías. 3 Hizo lo que es recto a los ojos de Yavé, tal como lo había hecho su antepasado David. 4 Hizo desaparecer los Altos Lugares, rompió las piedras paradas, derribó los postes sagrados y destruyó hasta la serpiente de bronce que había hecho Moisés, porque hasta ese entonces los israelitas la llamaban Nejustán y le ofrecían incienso.5 Puso su confianza en Yavé, el Dios de Israel, y entre los reyes de Judá que le siguieron, ninguno se comparó con él. 6 Permaneció fiel a Yavé y nunca se apartó de él, sino que respetó los mandamientos que Yavé había ordenado a Moisés. 7 Por este motivo Yavé estuvo con él y tuvo éxito en todo lo que llevó a cabo. Se rebeló contra el rey de Asur y dejó de servirle; 8 combatió a los filis teos hasta Gaza y sus alrededores, destruyendo sus torres de vigilancia y sus ciudades fortificadas.
9 El cuarto año del reinado de Ezequías —era el séptimo año de Oseas, hijo de Elá, rey de Israel— Salmanazar, rey de Asur, subió a Samaría, la sitió y se apoderó de ella. 10 Al cabo de tres años, el año sexto de Ezequías y el noveno de Oseas, rey de Israel, Samaría fue conquistada. 11 El rey de Asur deportó a Asur a los israelitas y los instaló en Jalaj, a orillas del río de Gozán, llamado Jabor, y en las ciudades de los medos. 12 Todo eso sucedió porque no habían obedecido la palabra de Yavé, su Dios, y porque habían violado su Alianza; no habían tomado en cuenta todo lo que había ordenado Moisés, el servidor de Yavé, ni lo habían puesto en práctica.
Invasión de Senaquerib
13 El año décimo cuarto del rey Ezequías, Senaquerib, rey de Asur, fue a atacar todas las ciudades fortificadas de Judá y se apoderó de ellas. 14 Entonces Ezequías, rey de Judá, mandó este mensaje al rey de Asur, que estaba en Laquis: «¡Me he portado mal! Aléjate de mí y haré lo que me pidas». El rey de Asur exigió a Ezequías, rey de Judá, trecientos talentos de plata y treinta talentos de oro. 15 Ezequías le entregó todo el dinero que había en la casa de Yavé y en las arcas del palacio real. 16 Fue entonces cuando Ezequías, rey de Judá, sacó de las puertas del Templo de Yavé y de sus postes el oro con que él mismo las había cubierto, para dárselo al rey de Asur.
17 Desde Laquis, el rey de Asur mandó a Jerusalén, donde el rey Ezequías, a su comandante en jefe, a su gran eunuco y a su copero mayor, junto con una numerosa tropa; caminaron y llegaron a Jerusalén. Se detuvieron cerca del canal de la piscina superior que está junto al camino del campo del Batanero 18 y llamaron al rey. Entonces subieron a su encuentro Elyaquim, hijo de Jilquim, mayordomo de Palacio, el secretario Sobná y el archivero Yoás, hijo de Asaf.
19 El copero mayor les dijo: «Transmitan a Ezequías estas palabras del gran rey, del rey de Asur: ¿Con qué puedes contar todavía? 20 ¿Crees acaso que para hacer la guerra, algunas declaraciones reemplazan a la sabiduría y al coraje? ¿En quién te apoyaste para rebelarte contra mí?
21 Te apoyaste en Egipto, una caña rota que clava y traspasa la mano del que se apoya en ella. ¡Eso es el Faraón para los que confían en él! 22 A lo mejor me dirás: ¡Nosotros confiamos en Yavé, nuestro Dios! Pero, ¿no fue Ezequías quien hizo desaparecer los Altos Lugares y los altares de Yavé cuando dijo a Judá y a Jerusalén: Ustedes sólo se postrarán en Jerusalén, delante de este altar?
23 Haz ahora una apuesta con mi señor, el rey de Asur: te doy dos mil caballos, si tienes jinetes para montarlos. 24 Pero, ¡si ni siquieras puedes hacer retroceder al último de los oficiales que sirven a mi señor! Mientras tú confiabas en Egipto para recibir carros y caballería, 25 yo, por voluntad de Yavé, subía hasta este lugar para devastarlo. Yavé, en efecto, me dijo: «¡Ataca a ese país y devástalo!»
26 Elyaquim, Sobná y Yoás respondieron al copero mayor: «Por favor, habla a tus servidores en arameo, que entendemos, pero no nos hables en judío delante de toda esa gente que se encuentra en la muralla». 27 El copero mayor les dijo: «¿Acaso mi señor me mandó transmitir estas palabras sólo a tu patrón y a ti? ¿No fue más bien a todos esos hombres parados en la muralla, los que pronto tendrán, al igual que ustedes, que comer sus excrementos y tomarse la orina?»
28 El copero mayor se paró entonces y gritó con fuerza, en judío: «Oigan la palabra del gran rey de Asur: 29 ¡Ezequías los engaña! Es incapaz de salvarlos de mis manos. 30 Que no les diga: «Confíen en Yavé, pues seguramente Yavé nos librará y esta ciudad no caerá en manos del rey de Asur». 31 No hagan caso a Ezequías, sino más bien al rey de Asur que les dice: Hagan la paz conmigo, ríndanse, y cada uno de ustedes seguirá comiendo de su viña y de su higuera, y bebiendo el agua de su cisterna. 32 Pronto volveré para llevarlos a un país parecido al de ustedes, un país de trigo y de vino, un país de pan y de viñas, un país de aceite fresco y de miel. Allí vivirán y no morirán.
32 Pero no le hagan caso a Ezequías porque los engaña diciéndoles que Yavé los librará. 33 ¿Acaso pudieron los diversos dioses de las naciones salvar cada uno a su país de las manos del rey de Asur? 34 ¿Dónde están los dioses de Jamat y de Arpad, dónde los dioses de Sefarvaim, de Hena y de Ivva? ¿Dónde están los dioses de Samaría? ¿Pudieron librar de mis manos a Samaría? 35 Entre todos los dioses de esos países, ¿quién ha sido capaz de librar a su país de mis manos? ¡Y Yavé va a librar ahora a Jerusalén!»
36 El pueblo guardó silencio; nadie le respondió una palabra, porque el rey había dado esta orden: «¡No le respondan!» 37 Después de eso, Elyaquim, hijo de Jilquiyas, el secretario Sobna y el archivero Yoás, hijo de Asaf, volvieron donde Ezequías, con sus ropas rasgadas, y le transmitieron las palabras del copero mayor.



2 Reyes 19
1 Apenas oyó esas palabras, el rey Ezequías rasgó su ropa, se cubrió con un saco y se dirigió a la casa de Yavé. 2 Después mandó donde el profeta Isaías, hijo de Amós, al mayordomo de palacio Elyaquim, al secretario Sobná y a los sacerdotes más ancianos, todos iban vestidos con sacos. 3 Le dijeron: «Esto dice Ezequías: Este día es de desgracia, de castigo y de vergüenza. Los niños están a punto de nacer, pero falta fuerza para darlos a luz. 4 ¡Que Yavé tu Dios oiga todas las palabras del copero mayor al que mandó el rey de Asur, su señor, para insultar al Dios vivo! ¡Que Yavé tu Dios castigue las palabras que ha oído! y tú eleva una oración por el resto que aún queda».
5 Los servidores del rey Ezequías llegaron donde Isaías. 6 Isaías les dijo: «Transmitan a su señor esta palabra de Yavé: No tengas miedo de las palabras que oíste, de esas blasfemias que pronunciaron en mi contra los sirvientes del rey de Asur. 7 Lo voy a impresionar por una noticia que recibirá, de manera que vuelva a su país, y en su país será asesinado».
8 El copero mayor se fue y encontró al rey de Asur ocupado en atacar a Libna; el copero mayor ya sabía que el rey había dejado Laquis 9 después de haber recibido esta noticia: «Taraca, rey de Etiopía, ha salido a atacarte».
Carta del rey de Asur a Ezequías
9 Nuevamente el rey mandó mensajeros a Ezequías, diciéndoles: 10 «A Ezequías, rey de Judá, le dirán esto: Tú pones tu confianza en tu Dios y dices que Jerusalén no caerá en manos del rey de Asur, pero es cierto que te va a defraudar. 11 Oíste lo que los reyes de Asur hicieron a todos los países: los condenaron al anatema. ¿Y tú piensas que te vas a librar? 12 ¿Los dioses de las naciones que mis padres exterminaron, Gozán, Jarán, Recef y los edenitas de Tel-Basar, pudieron salvarlos? 13 ¿Dónde están los reyes de Jamat, de Arpad, de Lair, de Safarvaim, de Hena y de Ivva?»
14 Ezequías recibió la carta de manos de los mensajeros y la leyó; después se dirigió a la casa de Yavé. Allí Ezequías la desenrolló delante de Yavé, 15 e hizo esta oración: «Yavé, Dios de Israel, Dios que te sientas sobre los querubines, no hay más Dios que tú en todos los reinos de la tierra; tú hiciste el cielo y la tierra. 16 ¡Pon atención, Yavé, óyeme, abre los ojos, Yavé, y mira! 17 Es cierto, Yavé, que los reyes de Asur han arrasado las naciones paganas. 18 Echaron sus dioses al fuego, pero esos no eran dioses, sino sólo la obra de las manos del hombre, hechos de madera y de piedra; por eso los destruyeron. 19 ¡Pues bien, Yavé, Dios nuestro, líbranos ahora de su mano, te lo suplico, y así sabrán todos los reinos de la tierra que sólo tú, Yavé, eres Dios!»
Intervención de Isaías
20 Isaías, hijo de Amós, mandó a decir a Ezequías: «Esto dice Yavé, el Dios de Israel: He atendido la oración que me dirigiste acerca de Senaquerib, rey de Asur. 21 Pues bien, esta es la palabra que pronuncia Yavé contra él:
21Te desprecia, se burla de ti, la virgen hija de Sión, menea la cabeza al mirarte, la hija de Jerusalén.
2122 ¿A quién has insultado con tus blasfemias? ¿Contra quién alzaste la voz y elevaste tu mirada llena de orgullo? ¡Contra el Santo de Israel!
2123 ¡Por boca de tus emisarios insultaste al Señor! Dijiste: Con mis numerosos carros subí a las cumbres de los montes, por las faldas del Líbano. Talé el bosque de cedros y los cipreses más hermosos. Llegué hasta el más lejano de sus refugios y hasta su jardín boscoso.
2124Cavé, y bebí aguas extranjeras, y dejé secos al pasar a todos los ríos de Egipto.
2125 Pero Yavé dice: Hace mucho tiempo que tenía esto preparado, –¿no lo sa-bías? Desde días antiguos hice un proyecto que ahora estoy llevando a cabo.
21Tú tenías que convertir en ruinas ciudades fortificadas; 26 sus habitantes, de débiles manos, estaban asustados, llenos de miedo; eran como la hierba del campo, como el césped aún verde, como el musgo que crece sobre los techos, como el grano que se pasma antes de ser espiga.
2127 Pero yo sé cuando te sientas, cuando sales y cuando entras... y también cuando te irritas contra Mí. 28 Y ya que te has irritado conmigo y que ha llegado a mis oídos tu insolencia, voy a poner mi anillo en tus narices, y mi freno en tus labios y te haré volver por el camino por donde viniste.
2129 Y ésta será una señal para ti, Ezequías: este año comerán los restos de lo que se sembró; el próximo, el grano que brotó solo; pero el tercer año siembren y cosechen, planten parras y coman su fruto.
2130 Los sobrevivientes de Judá echarán raíces por abajo y darán frutos por arriba, 31 porque de Jerusalén saldrá un resto y del monte Sión, sobrevivientes. Eso será obra de Yavé Sabaot y de su celosa preocupación.
2132 Por eso, esto dice Yavé respecto al rey de Asur: No entrará en esta ciudad ni le lanzará sus flechas. No le opondrá un escudo ni la atacará con torres rodantes ni levantará un terraplén, 33 sino que se volverá por el mismo camino por donde vino.
21No entrará en esta ciudad. ¡Palabra de Yavé! 34 Protegeré a esta ciudad y la salvaré, en consideración a mí mismo y a mi servidor David”.
35 Esa misma noche salió el ángel de Yavé y dio muerte en el campamento de los asirios a ciento ochenta y cinco mil hombres. ¡A la mañana siguiente, a la hora de levantarse, sólo había cadáveres, estaban todos muertos!
36 Senaquerib, rey de Asur, se fue y se volvió para quedarse en Nínive. 37 Allí, mientras estaba postrado en la casa de su dios Nisroc, sus hijos Adramelec y Sarecer lo mataron a espada y huyeron al territorio de Ararat. En su lugar pasó a ser rey Asaradón, su hijo.




Proverbios 9
La sabiduría invita a todos a su banquete
1 La sabiduría construye su casa, y levanta sus siete columnas.
2 Sacrifica a sus animales y prepara sus vinos,
2 porque está preparando su mesa.
3 Manda sus sirvientes para que pregonen,
3 desde las terrazas de la ciudad alta:
4 ¡Dense una vuelta por aquí, ustedes que no saben!»
4 A los que no piensan en nada les dice:
5 «¡Vengan a comer mi pan
5 y a beber mi vino que he preparado!
6 ¡Dejen a un lado su locura y vivirán,
6 caminen por los caminos de la verdad!»
7 El que llama la atención a un burlón se atrae sus insultos; el que corrige a un malvado corre el riesgo de que lo humillen.
8 No reprendas al burlón, te ganarías un enemigo más; corrige al sabio, y te amará. 9 Dale al sabio y será más sabio; instruye a un hombre bueno y sabrá más.
10 El temor de Yavé es el principio de la sabiduría; conocer al que es Santo, eso es inteligencia. 11 Así es como prolongarás tus días y se te añadirán años de vida.
12 Si eres sabio, la sabiduría trabajará para ti; si eres un burlón, sólo tú pagarás las consecuencias.
El banquete de la Locura
13 La señora Locura es nerviosa, tonta e ignorante. 14 Se sienta a la puerta de su casa, en un trono, en lo alto de la ciudad. 15 Desde allí interpela a los transeuntes, a los que siguen derecho por su camino: 16 «¡Dense una vuelta por aquí, ustedes que nada saben!» A los que no piensan en nada les dice: 17 «¡El agua robada es más dulce, el pan que se come a escondidas es más sabroso!»
18 Pero los oyentes no saben que por allí andan rondando los muertos, y sus invitados descienden a los infiernos.


2 Corintios 3
La colecta para los de Jerusalén
1 Ahora queremos darles a conocer una gracia de Dios con que fueron favorecidas las Iglesias de Macedonia. 2 A pesar de que han sido tan probadas y perseguidas, su gozo y su extrema pobreza se han convertido en riquezas de generosidad. 3 Puedo atestiguar que lo hicieron según sus medios, e incluso por encima de sus medios; espontáneamente 4 nos recordaban, y con mucha insistencia, esa iniciativa generosa y ese compartir que es la ayuda a los santos.
5 Superaron todas nuestras expectativas, y Dios quiso que se pusieran ellos mismos a disposición nuestra y del Señor. 6 Por eso rogué a Tito que, habiendo él comenzado entre ustedes esta obra de caridad, la llevara también a cabo.
7 Y ustedes que sobresalen en todo: en dones de fe, de palabra y de conocimiento, en entusiasmo, sin hablar del amor que me profesan, traten de sobresalir también en esta obra de generosidad.
8 No es una orden, sino que sólo me baso en la generosidad de otros para ver si ustedes aman de verdad. 9 Ya conocen la generosidad de Cristo Jesús, nuestro Señor, que, siendo rico, se hizo pobre por ustedes para que su pobreza los hiciera ricos.
10 Les hago notar esto: les conviene que se muevan, pues hace ya un año que empezaron, e incluso el proyecto procedió de ustedes. 11 Concluyan, pues, esa obra; lo que se ha decidido con entusiasmo debe ser llevado a cabo según las propias posibilidades. 12 Si hay entusiasmo, cada uno es bien recibido con lo que tenga, y a nadie se le pide lo que no tiene. 13 No se trata de que otros tengan abundancia y que a ustedes les falte, sino de que haya igualdad. 14 Ustedes darán de su abundancia lo que a ellos les falta, y ellos, a su vez, darán de lo que tienen para que a ustedes no les falte. Así reinará la igualdad. 15 Lo dice la Escritura: Al que tenía mucho no le sobraba y al que tenía poco no le faltaba.
16 Den gracias a Dios que inspira a Tito el mismo interés por ustedes. 17 Apenas recibió esta invitación, partió a donde ustedes con todo agrado. 18 Con él enviamos a ese hermano que se ganó el aprecio de todas las Iglesias en la labor del Evangelio, 19 y que es además el que han designado las Iglesias para acompañarnos en esta obra bendita que organizamos para gloria del Señor, y también por convicción personal.
20 Así lo dispusimos, para que nadie tenga sospechas respecto a estas sumas importantes que estamos manejando. 21 Pues procuramos que todo sea limpio, no sólo ante Dios, sino también ante los hombres. 22 Por eso enviamos con ellos a otro hermano, que nos dio en muchas ocasiones numerosas pruebas de su celo y que ahora se siente más entusiasta por la gran confianza que tiene en ustedes.
23 Ahí tienen, pues, a Tito, mi compañero y ayudante cerca de ustedes, y con él tienen a hermanos nuestros, delegados de las Iglesias, personas que son la gloria de Cristo. 24 Demuéstrenles que aman a sus hermanos y confirmen ante las Iglesias todo lo bien que les hablé de ustedes.