DIA 169--2 Reyes 12--13 Proverbios 7 1 Corintios 16



2 Reyes 12
El reinado de Yoás en Judá

1 Yoás llegó a ser rey a la edad de siete años; 2 era el séptimo año del reinado de Jehú. Reinó cuarenta años en Jerusalén; su madre se llamaba Sibia y era de Berseba. 3 Yoás hizo lo que agrada a Yavé todo el tiempo que estuvo bajo la tutela del sacerdote Yoyada. 4 Pero no desaparecieron los Altos Lugares, y el pueblo siguió sacrificando y quemando incienso en los Altos Lugares.
5 Yoás dijo a los sacerdotes: «Todo el dinero que llegue a la casa de Yavé, tanto el de los impuestos personales como el que provenga de las ofrendas voluntarias para la Casa, 6 lo recibirá cada sacerdote de las personas que se dirijan a él. Después lo utilizarán para reparar la Casa donde sea necesario».
7 Pues bien, el año vigésimo tercero del reinado de Yoás, los sacerdotes todavía no habían hecho las reparaciones de la Casa. 8 El rey Yoás llamó entonces al sacerdote Yoyada y a los demás sacerdotes, y les dijo: «¿Por qué no han hecho las reparaciones de la Casa? En adelante ustedes no les recibirán más el dinero a la gente sino que lo destinarán para la reparación del Templo». 9 Los sacerdotes aceptaron no recibir más ese dinero y de no tener más a su cargo la reparación del Templo.
10 El sacerdote Yoyada tomó después una caja y mandó hacerle un hoyo en la tapa; la puso al lado del altar, a la derecha de la entrada a la casa de Yavé. Los sacerdotes que custodiaban la puerta de la Casa depositaban en ella todo el dinero que se traía a la casa de Yavé. 11 Cuando veían que no cabía más dinero en la caja, venían el secretario del rey y el sumo sacerdote para recolectar y contar el dinero que había en la casa de Yavé. 12 Después de haberlo contado, se lo pasaban a los que estaban haciendo el trabajo y a los encargados de la manutención de la casa de Yavé; lo invertían en los carpinteros y en los obreros que trabajaban en la casa de Yavé, 13 en los albañiles y en los picapedreros y también en la compra de la madera y de las piedras talladas para hacer las reparaciones del Templo de Yavé; en una palabra, lo gastaban en todas las reparaciones que eran necesarias en la casa de Yavé.
14 Con el dinero que se aportaba a la casa de Yavé no se hacían ni palanganas de plata, ni cuchillos, ni vasijas ni trompetas, ni ningún otro objeto de oro o plata para la casa de Yavé, 15 sino que se lo entregaban a los que estaban haciendo el trabajo, que lo empleaban en hacer las reparaciones de la casa de Yavé. 16 No se pedía cuenta a los hombres a quienes se pasaba el dinero para pagar a los trabajadores, porque eran hombres honrados. 17 Unicamente no era destinado al Templo de Yavé sino que era para los sacerdotes, el dinero de los sacrificios por el pecado y de los sacrificios en reparación de algo.
18 Fue en ese tiempo cuando Jazael, rey de Aram, subió para atacar a Gat y apoderarse de ella. Jazael quería atacar a Jerusalén, 19 pero Yoás, rey de Judá, tomó todos los objetos que habían sido consagrados por Josafat, Yoram y Oco zías, sus antecesores, reyes de Judá, tomó también todo lo que él había dedicado, todo el oro que había en los tesoros del Templo de Yavé y del palacio real, y se lo mandó a Jazael, rey de Aram. Este se alejó de Jerusalén.
20 El resto de los hechos de Yoás, todo lo que hizo, está escrito en el Libro de las Crónicas de los reyes de Judá. 21 Los servidores de Yoás tramaron una conspiración para asesinarlo en Bet-Milo; 22 allí le dieron muerte Yosacar, hijo de Simeat y Yozabad, hijo de Somer. Lo enterraron junto a sus padres en la Ciudad de David y en su lugar reinó Amasías, su hijo.



2 Reyes 13
Reinado de Yoajaz en Israel

1 El año vigésimo tercero del reinado de Yoás, hijo de Ocozías de Judá, pasó a ser rey en Samaría Yoajaz, hijo de Jehú; reinó diecisiete años en Israel. 2 Hizo lo que desagrada a Yavé e imitó el pecado al que Jeroboam, hijo de Nabat, había arrastrado a Israel; no se apartó de él. 3 Yavé se enojó con los is raelitas y los entregó en manos de Jazael, rey de Aram y de Ben-Hadad, hijo de Jazael, durante mucho tiempo.
4 Yoajaz suplicó a Yavé y éste lo escuchó, porque había visto hasta qué punto el rey de Aram oprimía a los israelitas. 5 Por eso Yavé dio un salvador a Israel; los israelitas lograron librarse de la opresión de Aram y morar de nuevo en sus tiendas, tal como en el pasado. 6 Pero no se apartaron de los pecados a los que la casa de Jeroboam había arrastrado a Israel, sino que, muy por el contrario, siguió en pie hasta el poste sagrado de Samaría.
7 De todo su ejército sólo le quedaron a Yoajaz cincuenta soldados de caballería, diez carros y diez mil soldados de infantería, pues el rey de Aram lo había aplastado y reducido a polvo.
8 El resto de los hechos de Yoajaz, lo que hizo y su valentía, todo eso está escrito en el Libro de las Crónicas de los reyes de Israel. 9 Yoajaz se acostó con sus padres y lo enterraron en Samaría; en su lugar reinó Yoás, su hijo.
Reinado de Yoás en Israel
10 El año trigésimo séptimo del reinado de Yoás de Judá, Yoás, hijo de Yoajaz, llegó a ser rey de Samaría; reinó seis años en Israel. 11 Hizo lo que no gusta a Yavé, y no se apartó del pecado a que había arrastrado a Israel Jeroboam, hijo de Nabat, muy por el contrario. 12 El resto de los hechos de Yoás, todo lo que hizo y la valentía con que luchó con Amasías, rey de Judá, está escrito en el Libro de las Crónicas de los reyes de Israel. 13 Yoás se acostó con sus padres y se sentó en el trono Jeroboam. Enterraron a Yoás en Samaría junto con los reyes de Israel.
La muerte de Eliseo
14 Eliseo estaba mal de salud por la enfermedad que lo llevó a la muerte. Yoás, rey de Israel, bajó donde él y lloró: «¡Padre mío, padre mío! ¡Carro de Israel y su caballería!» 15 Eliseo le respondió: «Toma un arco y flechas»; Yoás fue pues a tomar un arco y flechas. 16 Eliseo dijo al rey de Israel: «Toma tu arco con las manos». Lo hizo. Eliseo puso sus manos sobre las del rey, 17 luego dijo: «¡Abre la ventana del lado este!» La abrió. Eliseo añadió: «¡Dispara!» Disparó. Eliseo dijo entonces: «¡Flecha de la victoria de Yavé! ¡Flecha de la victoria de Aram! Derrotarás a Aram en Afec, hasta que no quede nadie».
18 En seguida le dijo: «Junta las flechas». Las juntó. Eliseo dijo al rey de Israel: «Golpea el suelo». Y el rey lo golpeó tres veces y se detuvo. 19 Entonces el hombre de Dios se enojó con el rey y dijo: «¡Tenías que haber golpeado cinco o seis veces! Así habrías derrotado a Aram hasta que no quedara nadie. Pero ahora sólo derrotarás a Aram tres veces».
20 Murió Eliseo y lo enterraron. Bandas de moabitas incursionaban cada año en el país, 21 y sucedió que unas personas, que llevaban a enterrar a un difunto, divisaron a una de esas bandas. Depositaron entonces al muerto en la tumba de Eliseo y se pusieron a salvo. Cuando el hombre tocó los huesos de Eliseo, revivió e inmediatamente se puso de pie.
22 Jazael, rey de Aram, había oprimido a los israelitas durante todo el reinado de Yoajaz. 23 Pero después Yavé los perdonó y tuvo compasión de ellos; se volvió hacia ellos a causa de la alianza que había hecho con Abrahán, Isaac y Jacob y no quiso destruirlos. Todavía no los había echado lejos. 24 Jazael, rey de Aram, murió y en su lugar reinó Ben-Hadad, su hijo. 25 Entonces Yoás arrebató a Ben-Hadad las ciudades que su padre Jazael había quitado a Yoajaz, padre de Yoás; durante esas guerras Yoás lo derrotó tres veces y reconquistó las ciudades de Israel.



Proverbios 7
1 ¡Hijo, guarda mis palabras, conserva como cosa preciosa mis consejos. 2 Observa mis órdenes y vivirás, guarda mi enseñanza como a la niña de tus ojos. 3 Átalos a tus dedos, grábalos en las tablillas de tu corazón!
4 Dile a la sabiduría: «Serás mi hermana», y a la inteligencia: «Serás mi amiga». 5 Entonces sabrás protegerte de la mujer de otro, de la hermosa desconocida de suaves palabras.
6 Miraba desde la ventana de mi casa a través de la rejilla, 7 y vi pasar a un muchacho, a uno de esos jóvenes que no piensan en nada. 8 Se metía por la callejuela, cerca de la esquina donde vive esa mujer, y se dirigía a su casa. 9 Atardecía, terminaba el día, ya estaba encima la noche y la oscuridad.
10 De repente ella sale a su encuentro, vestida como prostituta y tapada con un velo. 11 Era la mujer descarada, la sinvergüenza a la que le hierven sus pies en la casa 12 y apenas está en la calle o en las plazas, por todas partes busca aventuras.
13 Se echa sobre el joven y lo abraza; le dice con tono seguro: 14 «Tenía que ofrecer un sacrificio, hoy mismo pagué mi promesa. 15 Salí a buscarte y al final te encontré. 16 Adorné mi cama con un cobertor de fina tela de Egipto. 17 Perfumé mi lecho con mirra, áloe y canela. 18 ¡Ven, entreguémonos al placer, embriaguémonos de amor hasta el amanecer! 19 Mi marido ha salido de viaje a un lugar; 20 se llevó el dinero y volverá para la luna llena.” 21 Y con tanto hablar, lo convence, lo seduce y se lo lleva. 22 Él la sigue como buey llevado al matadero, como ciervo pillado en un lazo 23 al que pronto una flecha atravesará el hígado, o como pájaro que cayó en la trampa, sin saber que le costará la vida!
24 Pues bien, hijos, pongan atención en este aviso.
25 No dejes que te lleve adonde ella quiere, ni te pierdas tras de ella. 26 Porque ya son muchas sus víctimas, y los más fuertes han caído. 27 Su casa es la antesala del Sheol, un camino que baja derecho al mundo de los muertos.



1 Corintios 16
Recomendaciones y saludos

1 Respecto a la colecta en favor de los santos, sigan también ustedes las normas que di a las Iglesias de Galacia. 2 Cada domingo, cada uno de ustedes ponga aparte lo que pueda, y no esperen a que yo llegue para recoger las limosnas. 3 Cuando llegue daré credenciales a los que ustedes hayan elegido para que lleven esas limosnas a Jerusalén. 4 Y si puedo ir también yo, harán el viaje conmigo.
5 Estaré con ustedes después de atravesar Macedonia, pues pienso ir por Macedonia. 6 Tal vez me detenga entre ustedes algún tiempo y hasta pase ahí el invierno. Después ustedes me encaminarán a donde tenga que ir. 7 Esta vez no quiero verlos sólo de pasada, pues espero quedarme algún tiempo con ustedes, si el Señor lo permite. 8 De todos modos, me detendré en Efeso hasta Pentecostés, 9 pues se me ha abierto allí una puerta muy grande y con muchas esperanzas, a pesar de que los enemigos son numerosos.
10 Si llega Timoteo, procuren que no se sienta incómodo entre ustedes. Tengan en cuenta que trabaja en la obra del Señor como yo. 11 Que nadie, pues, lo menosprecie y que pueda regresar contento a mí. Yo lo estoy esperando con los hermanos.
12 En cuanto a nuestro hermano Apolo, le he insistido mucho para que vaya donde ustedes con nuestros hermanos, pero se negó formalmente a hacerlo por ahora. Irá cuando se le presente una oportunidad.
13 Estén alerta, manténganse firmes en la fe, sean hombres, sean fuertes. 14 Háganlo todo con amor.
15 Hermanos, todavía una recomendación más. Como ustedes saben, Estefanás y los suyos son los primeros que se convirtieron en Acaya, y se han puesto al servicio de los creyentes. 16 Ustedes, a su vez, acepten su autoridad así como la de cualquiera que coopere y se dedique al servicio con ellos.
17 La visita de Estefanás, Fortunato y Acaico me ha causado mucha alegría, pues les echaba mucho de menos a todos ustedes. 18 Han tranquilizado mi espíritu y el de ustedes; sepan apreciar siempre a personas como éstas.
19 Los saludan las Iglesias de Asia. Aquila y Prisca los saludan en el Señor, junto con la Iglesia que se reúne en su casa. 20 Los saludan todos los hermanos. Salúdense unos a otros con el beso santo.
21 El saludo es de mi puño y letra: Pablo. 22 Maldito sea el que no ama al Señor. ¡Maran atha! ¡Ven, Señor!
23 La gracia del Señor Jesús permanezca con ustedes.
24 Los amo a todos en Cristo Jesús.