DIA 154–– 1 Reyes 4–5 Salmo 146 1 Corintios 3


1 Reyes 4
La grandeza de Salomón
1 El rey Salomón reinó en todo Israel. 2 Estos fueron los funcionarios que tenía a su servicio: Azarías, hijo de Sadoc, era sacerdote; 3 Elijaf y Ajías, hijo de Sisa, eran secretarios; Josafat, hijo de Ayilud, era archivero; 4 Benaías, hijo de Yoyada, comandaba el ejército; Sadoc y Ebiatar eran sacerdotes; 5 Azarías, hijo de Natán, era jefe de los prefectos; Zabud, hijo de Natán, era consejero del rey; 6 Ajisar era mayordomo de palacio; Eliab, hijo de Joab, estaba encargado del ejército; Adoram, hijo de Abda, era jefe de los obreros públicos.
7 Salomón tenía doce gobernadores establecidos en todo Israel; aprovisionaban al rey y a su palacio cada cual durante un mes por año. 8 Estos son sus nombres: Ben-Hur en la montaña de Efraín; 9 Ben-Dequer en Majas, Saalbim, Bet-Semés, Ayalón y Bet-Janán; 10 Ben-Yeud en Arubot, también tenía a su cargo Soco y todo el territorio de Jefer; 11 Ben-Abinadab en las lomas de Dor, su mujer Tabaat era hija de Salomón; 12 Baana, hijo de Ajilud, en Tanac y Megido y hasta más allá de Jocneam, también tenía a Bet-seán abajo de Yisreel y de Bet-seán hasta Abel-Mejola, en dirección a Sartán. 13 Ben-Gueber en Ramot de Ga laad: tenía los campamentos de Yair, hijo de Manasés, en Galaad, y el territorio de Argob en el Basán, o sea sesenta ciudades fortificadas, con murallas y candados de bronce. 14 Ajinadab, hijo de Ido, en Majanayim; 15 Ajimaas en Neftalí, quien se casó también con una hija de Salomón, llamada Basemat. 16 Baana, hijo de Jusai, para Aser y para la costa rocosa; 17 Josafat, hijo de Paruaj, para Isacar; 18 Simei, hijo de Ela, para Benjamín; 19 Gueber, hijo de Uri, para el territorio de Gad y el territorio de Sijón, rey de los amorreos y de Og, rey de Basán.
19 Además, un prefecto permanecía en el territorio de Judá.


1 Reyes 5
1 Cada uno de esos gobernadores aseguraba durante todo un mes la mantención de Salomón y de todos los que comían de la mesa del rey. Velaban para que nada faltara y, según las órdenes que habían recibido, 8 cada uno hacía llegar la cebada y la paja para los caballos y las bestias de carga a los corrales donde estaban.
2 Para la mantención de Salomón se necesitaban diariamente treinta medidas de harina fina y sesenta medidas de harina ordinaria, 3 diez bueyes gordos, veinte bueyes de potrero, cien corderos, sin contar los ciervos, las gacelas, los corzos y las aves de engorda. 4 Su poder se extendía por todo el territorio a este lado del río, desde Tafsa hasta Gaza, sobre todos los reyes de esa región, y la paz reinaba en todas sus fronteras. 5 Durante todo el reinado de Salomón, Judá e Israel vivieron en paz, cada cual bajo su parra o bajo su higuera, desde Dan hasta Berseba.
5 4 20 Judá e Israel eran tan numerosos como la arena en la orilla del mar; se comía, se tomaba y se vivía feliz.
20 5 1 Salomón extendió su autoridad sobre todos los reinos, desde el Río hasta el territorio de los filisteos y hasta la frontera con Egipto. Todos esos pueblos estaban sometidos a Salomón y le entregaban su tributo. 6 Salomón tenía cuatro mil establos para sus carros y sus doce mil caballos.
9 Dios le dio a Salomón la sabiduría, una inteligencia muy grande, y una ciencia tan amplia como la arena que está en la orilla del mar. 10 La sabiduría de Salomón superaba a la sabiduría de cualquier sabio de Oriente y a toda la sabiduría de Egipto. 11 Fue más sabio que cualquier otro, más sabio que Etán el Ezrajita, más que Jemán, Calcol y Darda, los hijos de Majol. Su fama se extendió por todos los países vecinos. 12 Pronunció tres mil sentencias, compuso mil cinco cánticos, 13 habló sobre las plantas, desde el cedro del Líbano hasta el musgo que brota en los muros; habló sobre los animales, los pájaros, los reptiles y los peces. 14 De todos los países venían a oír la sabiduría de Salomón y recibió regalos de todos los reyes de la tierra que habían oído hablar de su sabiduría.
Preparativos para la construcción de la Casa
15 Cuando Hiram, rey de Tiro, supo que Salomóon había sido consagrado como rey en lugar de su padre, le envió una embajada, porque Hiram se había mostrado siempre como el amigo de David.
16 Salomón mandó luego este mensaje a Hiram: 17 «Como tú lo sabes, Yavé puso al final a todos los enemigos de David bajo la planta de sus pies, pero esas guerras le impidieron a mi padre construir un templo para el Nombre de Yavé, su Dios. 18 Ahora que Yavé, mi Dios, me ha dado la paz por todos los lados, y que no hay más enemigos ni pestes, 19 pienso edificar ese templo para el Nombre de Yavé, mi Dios. El mismo declaró a David, mi padre: «Tu hijo, al que pondré en tu trono en vez de ti, será quien construya la Casa de mi Nombre».
20 Sabes que nadie entre nosotros es tan hábil para cortar los árboles como la gente de Sidón; ordena pues que corten para mí cedros del Líbano. Mis sirvientes trabajarán con los tuyos y yo pagaré lo que me digas para el salario de tus sirvientes».
21 Hiram se sintió muy contento al oír las palabras de Salomón, dijo: «¡Bendito sea ahora Yavé, porque dio a David un hijo tan sabio para que gobierne a ese gran pueblo!». 22 Hiram respondió a Salomón: «Recibí tu mensaje, haré lo que me pides respecto a la madera de cedro y de ciprés. 23 Mis sirvientes los bajarán desde el Líbano hasta el mar y luego haré que los remolquen en balsas hasta el lugar que me indiques; allí los haré desembarcar y tú los tomarás. Por mi parte te pido que me proporciones víveres para mi casa».
24 Hiram entregó a Salomón toda la madera de cedro y de ciprés que quería; 25 Salomón por su parte dio a Hiram veinte mil medidas de trigo para la mantención de su casa y veinte mil medidas de aceite de oliva. Eso fue lo que Salomón entregaba cada año a Hiram. 26 Yavé dio la sabiduría a Salomón tal como lo había prometido, de tal modo que reinó la paz entre Hiram y Salomón: los dos firmaron una alianza.
27 El rey Salomón reclutó entre los is raelitas a treinta mil hombres para trabajos públicos, 28 los mandó al Líbano por turno: diez mil por mes. Estaban un mes en el Líbano y dos meses en sus casas. Adoram era responsable de esos trabajos. 29 Salomón disponía de setenta mil hombres para transportar la carga y de otros ochenta mil para tallar la piedra en las montañas, 30 sin contar los tres mil trecientos jefes de obra puestos por Salomón para supervisar al pueblo que trabajaba en las canteras.
31 El rey ordenó extraer grandes piedras, piedras seleccionadas, para hacer los fundamentos del Templo con piedra tallada. 32 Los obreros de Salomón, los obreros de Hiram y los habitantes de Biblos tallaron las piedras y prepararon la madera para la construcciòn del Templo.




Salmo 146
El Señor libera a los oprimidos

—La magnitud de las angustias humanas (los hambrientos, los encarcelados, los oprimidos) ha alcanzado un grado tal que los poderosos de la tierra son incapaces por sí mismos de remediarlas. Sólo Dios puede dar al mundo, con toda verdad, la justicia, la paz y la esperanza.
1 ¡Aleluya!
1 ¡Alaba al Señor, alma mía!
2 Mientras viva yo quiero alabar al Señor,
2 quiero salmodiar para el Señor mientras exista.
3 No pongas tu confianza en los que mandan,
3 ni en el mortal, que no puede salvarte;
4 no bien se le va el alma, vuelve al polvo,
4 y ese día se acaban sus proyectos.
5 Dichoso aquel que al Dios de Jacob
5 tiene de ayuda
5 y pone su esperanza en el Señor, su Dios,
6 en el que hizo los cielos y la tierra,
6 el mar y todo cuanto ellos encierran.
6 El su lealtad conserva siempre,
7 y su justicia da a los oprimidos,
7 proporciona su pan a los hambrientos.
7 El Señor deja libres a los presos.
8 el Señor da la vista a los ciegos,
8 el Señor endereza a los encorvados,
8 el Señor ama a los justos;
9 da el Señor protección al forastero,
9 y reanima al huérfano y a la viuda,
9 mas desvía el camino de los malvados.
10 El Señor reina para siempre,
10 tu Dios, Sión, de generación en generación.
10 ¡Aleluya!



1 Corintios 3
Hay muchos trabajadores, pero la construcción es una sola
1 Yo, hermanos, no pude hablarles como a personas espirituales, sino como a personas «carnales», como a niños en Cristo. 2 Les di leche y no alimento sólido, porque no estaba a su alcance, ni siquiera ahora, 3 pues continúan siendo carnales. ¿No hay rivalidades y envidias entre ustedes? Entonces son carnales y se portan como la otra gente. 4 Mientras uno dice: «Yo soy de Pablo», y otro: «Yo soy de Apolo», ¿no son ustedes gente común y corriente?
5 ¿Qué es Apolo? ¿Qué es Pablo? Son servidores que recibieron de Dios dones diferentes, y por medio de los cuales ustedes llegaron a la fe. 6 Yo planté, Apolo regó, pero el que hizo crecer fue Dios. 7 De modo que el que planta no es algo, ni tampoco el que riega, sino Dios que hace crecer.
8 El que planta y el que riega están en la misma situación, y Dios pagará a cada uno según su trabajo. 9 Nosotros trabajamos con Dios y para él, y ustedes son el campo de Dios y la construcción de Dios.
10 Yo puse los cimientos como buen arquitecto, pues recibí ese talento de Dios, y otro construye encima. Que cada uno, sin embargo, se pregunte cómo construye encima. 11 Pues nadie puede cambiar la base; ya está puesta, y es Cristo Jesús. 12 Sobre este cimiento se puede construir con oro, plata, piedras preciosas, madera, caña o paja. 13 Un día se verá el trabajo de cada uno. Se hará público en el día del juicio, cuando todo sea probado por el fuego. El fuego, pues, probará la obra de cada uno. 14 Si lo que has construido resiste al fuego, serás premiado. 15 Pero si la obra se convierte en cenizas, el obrero tendrá que pagar. Se salvará, pero como a través del fuego.
16 ¿No saben que son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes? 17 Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él. El templo de Dios es sagrado, y ese templo son ustedes.
No dividan a la Iglesia
18 Que nadie se engañe. Si uno es sabio según el mundo y pasa por tal entre ustedes, que se haga tonto y llegará a ser sabio. 19 Porque la sabiduría de este mundo es tontería a los ojos de Dios. Ya lo dijo la Escritura: Dios atrapa a los sabios en su propia sabiduría. 20 Y también: El Señor conoce los argumentos de los sabios y sabe que no valen nada.
21 Así que no se sientan orgullosos de sus grandes hombres. Piensen que todo es para ustedes: 22 Pablo, Apolo, Cefas, el mundo, la vida, la muerte, lo presente y lo futuro, todo es de ustedes. 23 Y ustedes son de Cristo y Cristo es de Dios.