DIA 76-Números 16--17 Salmo 78,1-35 Hechos 13,26-52



Números 16
Coré reivindica los privilegios de Aarón. Datán y Abirón se rebelan contra Moisés
1 Coré, hijo de Isar, hijo de Quehat, hijo de Leví y también Datán y Abirón, hijos de Eliab, y On, hijo de Pelet, de la tribu de Rubén, 2 se rebelaron contra Moisés. Les siguieron doscientos cincuenta israelitas, todos jefes de la comunidad, miembros del consejo y personajes conocidos. 3 Se amotinaron contra Moisés y Aarón y dijeron: «Basta ya, ¿acaso no están consagrados todos los miembros de la comunidad? ¿Y no está Yavé en medio de nosotros? ¿ Por qué entonces se creen ustedes superiores a la comunidad de Yavé?»
4 Al oír eso, Moisés se echó de bruces al suelo. 5 Luego, dirigiéndose a Coré y a toda su banda, les dijo: «Mañana temprano Yavé dará a conocer quién es suyo y quién le está consagrado y puede acercarse a él. El mismo hará que se aproxime el que eligió. 6 Así que mañana tomen sus incensarios, tú Coré y toda tu banda; y al llegar ante Yavé 7 les pondrán fuego y luego les echarán incienso. Aquel a quien Yavé designe, ése será el consagrado. ¡Se han pasado, hijos de Leví!»
8 Moisés le dijo a Coré: «¡Oigan bien, hijos de Leví! 9 ¿Les parece poco que el Dios de Israel los haya separado de la comunidad de los israelitas, y que los haya hecho acercarse a El para que sirvan en la Morada de Yavé y así aseguren el culto en nombre de la comunidad? 10 Les permitió que se le acercaran a ti y a tus hermanos, los hijos de Leví, y ¿todavía reclaman el sacerdocio? 11 Esto es el colmo, pues tú y tu banda se han amotinado contra Yavé. Y Aarón, ¿qué tienen en su contra para que murmuren de él?»
12 Moisés mandó buscar a Datán y Abirón, hijos de Eliab. Pero ellos respondieron: «¡No iremos! 13 ¿Te parece poco habernos sacado de una tierra que manaba leche y miel para hacernos morir en este desierto? ¿Y tú quieres hacer de jefe? 14 ¿Piensas que nos trajiste a una tierra que mana leche y miel? ¡Si ni siquiera nos has dado campos ni viñas! ¿Crees que toda esa gente está ciega? ¡No iremos, pues!»
15 Moisés se enojó mucho y dijo a Yavé: «No mires su ofrenda, no les he quitado nada, ni siquiera un burro, ni les he hecho daño a ninguno de ellos.»
16 Moisés dijo a Coré: «Tú y toda tu banda preséntense mañana ante Yavé, junto con Aarón. 17 Que cada uno tome su incensario y le ponga incienso, luego cada uno hará sus incensaciones en presencia de Yavé (¡doscientos cincuenta incensarios!). Tú y Aarón tendrán cada uno su incensario.»
18 Tomó pues cada uno su incensario, le puso fuego e incienso y se presentó a la entrada de la Tienda de las Citas, junto con Moisés y Aarón. 19 Como Coré sublevara a toda la comunidad contra ellos a la entrada de la Tienda de las Citas, se manifestó la Gloria de Yavé a toda la comunidad. 20 Entonces dijo Yavé a Moisés y Aarón: 21 «Apártense de esta comunidad porque la voy a exterminar en todo el campamento.» 22 Ellos se pusieron con el rostro en tierra y dijeron: «¡Oh Dios, Dios de los espíritus de todos los hombres! Si un solo hombre ha pecado, ¿vas a enojarte con toda la comunidad?»
23 Yavé le respondió a Moisés: 24 «Díganle a la comunidad que se aleje de las tiendas de Coré, Datán y Abirón.»
25 Moisés fue entonces donde Datán y Abirón; los ancianos de Israel lo siguieron. 26 Se dirigió a la comunidad: «¡Apártense de las tiendas de esos hombres perversos! No toquen nada de lo que les pertenece, porque si no van a morir debido a sus pecados.» 27 Se apartaron entonces (de las tiendas de Coré, Datán y Abirón;) mientras tanto Datán y Abirón habían salido a la entrada de su tienda junto con sus mujeres, sus hijos y sus pequeñuelos.
28 Moisés dijo: «Ahora sabrán que Yavé me envió para que realice todos esos prodigios y que eso no viene de mí. 29 Si esos hombres mueren de muerte natural y corren la misma suerte que cualquiera, es señal de que Yavé no me envió. 30 Pero si Yavé hace un milagro, si la tierra se abre en un gran tramo para tragárselos junto con todo lo que tienen, si descienden vivos al Lugar de los muertos, entonces sabrán que esos hombres despreciaron a Yavé.»
31 Aún no terminaba de hablar, cuando la tierra se abrió a sus pies. 32 Se abrió una garganta y se los tragó con toda su familia (a todos los hombres de la banda de Coré) junto con todo lo que les pertenecía. 33 Bajaron vivos al Lugar de los muertos, junto con todos los que estaban con ellos. La tierra los tapó y desaparecieron de la vista de la comunidad. 34 Todos los israe litas que estaban en los alrededores salieron huyendo y decían: «¡No vaya a tragarnos también la tierra!»
35 Entonces brotó un fuego de Dios que devoró a los doscientos cincuenta hombres que ofrecían el incienso.



Números 17
1 Yavé dijo a Moisés: 2 «Comunícale esto al sacerdote Eleazar, hijo de Aarón: Saca los incensarios de entre las cenizas y arroja lejos el fuego que había en ellos, porque están consagrados. 3 Los incensarios de esos hombres que pecaron y que murieron te servirán para hacer las placas para revestir el altar. Esos incensarios son santos porque estuvieron en contacto con Yavé. Serán una señal para los israelitas.»
4 El sacerdote Eleazar tomó entonces los incensarios de cobre que pertenecieron a los que habían sido quemados e hizo con ellos placas para revestir el altar. 5 Allí están para recordarles a los israelitas que cualquiera que no pertenezca a la raza de Aarón no puede acercarse para hacer incensaciones a Yavé. De lo contrario, correrá la misma suerte que Coré y su banda a los que Yavé se lo había advertido por medio de Moisés.
Lo que puede la oración del sacerdote
6 Al día siguiente, toda la comunidad de los israelitas se puso a murmurar contra Moisés y Aarón: «¡Ustedes, decían, son los que han dado muerte al pueblo de Yavé!» 7 Mientras la comunidad se amotinaba contra Moisés y Aarón, estos se dirigieron a la Tienda de las Citas: la nube la había cubierto y apareció la Gloria de Yavé.
8 Entonces Moisés y Aarón se acercaron a la Tienda 9 y Yavé le dijo a Moisés: 10 «¡Retírate de en medio de esta comunidad, porque la voy a exterminar en el campamento!» Ellos cayeron con el rostro en tierra. 11 Moisés le dijo entonces a Aarón: «Toma tu incensario, pon en él fuego del altar, échale luego incienso y corre hacia la comunidad con tu incensario. Harás la expiación por ellos, porque se ha desencadenado la cólera de Yavé y ha comenzado el castigo.»
12 Aarón hizo como Moisés se lo había dicho, y corrió hacia la comunidad. El flagelo ya estaba azotando al pueblo. Aarón puso el incienso e hizo la expiación por el pueblo; 13 se paró en medio de los muertos y de los vivos, y el flagelo se detuvo. 14 Los que murieron víctimas del castigo llegaron a la cifra de catorce mil setecientos, sin contar a los que habían muerto por culpa de Coré. 15 Cuando Aarón volvió donde Moisés, a la entrada de la Tienda de las Citas, el flagelo había cesado.
La rama de Aarón
16 Yavé dijo a Moisés: 17 «Diles a los israelitas que te traigan una varilla por tribu, una varilla por cada uno de los jefes de tribu. Serán pues doce varillas; y tú escribirás en la varilla respectiva el nombre de cada uno. 18 En la varilla de Leví escribirás el nombre de Aarón, porque sólo habrá una varilla por tribu. 19 Las depositarás en la Tienda delante del Testimonio, allí donde los cito a ustedes, 20 y aquel cuya varilla florezca, ese será el que he elegido. Así acabaré con todas esas quejas de los israelitas contra mí —me refiero a las quejas contra ustedes.»
21 Moisés transmitió esas palabras a los israelitas y cada uno de los jefes le dio una varilla. Cada tribu tenía su varilla, que era llevada por su jefe, o sea, en total doce varillas. La varilla de Aarón estaba junto con las demás. 22 Moisés depositó esas varillas delante de Yavé en la Tienda del Testimonio. 23 Al día siguiente, cuando Moisés entró en la Tienda del Testimonio, la varilla de la tribu de Leví presentada por Aarón había florecido: le habían aparecido yemas, había botones de flores y las almendras habían madurado. 24 Moisés retiró entonces todas las demás varillas de la presencia de Yavé y se las mostró a los israelitas. Estos las vieron y cada uno recogió la suya.
25 Yavé dijo entonces a Moisés: «Vuelve a poner la varilla de Aarón delante del Testimonio; allí permanecerá como una advertencia para los rebeldes. Así alejarás de mí sus murmuraciones y no morirán.» 26 Moisés hizo como Yavé se lo había ordenado.
Sacerdotes para el pueblo
27 Los israelitas le dijeron a Moisés: «¡Nos morimos, estamos perdidos. Nos estamos muriendo todos! 28 Porque cualquiera que se acerque a la Morada de Yave muere. ¿Vamos pues a perecer todos así?»



Salmo 78,1-35
¡Cuántas veces tentaron a Dios!
—Este salmo saca una lección de la historia de Israel: las gracias de Dios y la ingratitud de su pueblo.
1 Atiende, pueblo mío, a mi enseñanza, toma en serio estas palabras de mi boca.
2 En parábolas voy a abrir mi boca, evocaré los enigmas del pasado.
3 Las cosas que escuchamos y sabemos, que nos fueron contando nuestros padres, 4 no deben ignorarlas nuestros hijos.
4 A la futura generación le contaremos la fama del Señor y su poder, las maravillas que él ha realizado.
5 En Jacob arraigó sus declaraciones, a Israel le dio una Ley.
5 Luego ordenó a nuestros padres que se las enseñaran a sus hijos, 6 para que las conozcan sus sucesores, los hijos que nacerán después.
6 Que éstos se encarguen de instruir a sus hijos 7 para que éstos confíen sólo en Dios, no olviden las hazañas de su Dios y observen sus mandatos.
8 Para que no sean, a ejemplo de sus padres, una generación rebelde y obstinada, incapaz de mantener su decisión y cuyo espíritu no era fiel a Dios.
9 Los hijos de Efraín, diestros arqueros, volvieron las espaldas el día del combate.
10 Es que no respetaban la alianza de Dios, se habían negado a seguir su Ley.
11 Habían olvidado sus hazañas, los prodigios que había hecho ante sus ojos.
12 ¡Qué milagros no hizo ante sus padres, en la tierra de Egipto, en los campos de Tanis!
13 Hendió el mar y los hizo pasar deteniendo las aguas como un dique.
14 De día los guió con una nube y cada noche con una luz de fuego.
15 Partió en medio las rocas del desierto y les dio de beber agua a torrentes.
16 Hizo brotar arroyos de la piedra y las aguas corrieron como ríos.
17 Mas de nuevo pecaron contra él, desafiaron al Altísimo en el desierto.
18 Tentaron a Dios en sus corazones, pidiendo de comer para sobrevivir; 19 insultaron a Dios, diciendo: «¿Será Dios capaz de prepararnos la mesa en el desierto?
20 Es cierto que, cuando él golpeó la roca, corrió el agua y los torrentes desbordaron, pero, ¿será capaz de darnos pan, o de proporcionar carne a su pueblo?»
21 Al oírlo el Señor se encolerizó, un fuego se encendió contra Jacob y la cólera subió contra Israel, 22 porque no habían creído en Dios ni habían confiado en que los salvaría.
23 Dio orden a las nubes en lo alto, abrió las compuertas de los cielos, 24 les envió como lluvia maná para comida, les dio trigo del cielo.
25 Y el hombre comió el pan de los Fuertes, y El les envió de sobra provisiones.
26 Hizo soplar en los cielos viento del este, y trajo con su poder el viento sur.
27 Hizo llover sobre ellos la carne como polvo, aves innumerables como arena del mar.
28 Hizo que cayeran dentro del campamento, en todo el derredor de sus carpas.
29 Comieron hasta ya no poder más, él les sirvió de cuanto deseaban.
30 Pero aún sus ansias no calmaban y todavía en su boca tenían su comida, 31 cuando estalló contra ellos la cólera de Dios: dio muerte a los más fuertes de los suyos, derribó a la flor y nata de Israel.
32 A pesar de esto, pecaron nuevamente, no creían aún en sus maravillas.
33 De un soplo, entonces, apagó sus días, trágicamente se acabaron sus años.
34 Cuando él los masacraba, lo buscaban, se volvían y le hacían la corte; 35 se acordaban que Dios era su Roca y el Dios altísimo, su redentor.


Hechos 13,26-52
26 Hermanos israelitas, hijos y descendientes de Abrahán, y también ustedes los que temen a Dios, a todos nosotros se nos ha dirigido este mensaje de salvación. 27 Es un hecho que los habitantes de Jerusalén y sus jefes no lo reconocieron, sino que lo procesaron, cumpliendo con esto las palabras de los profetas que se leen todos los sábados. 28 Aunque no encontraron en él ningún motivo para condenarlo a muerte, pidieron a Pilato que fuera ejecutado. 29 Y cuando cumplieron todo lo que sobre él estaba escrito, lo bajaron de la cruz y lo pusieron en un sepulcro.
30 Pero Dios lo resucitó de entre los muertos. 31 Durante muchos días se apareció a los que habían subido con él desde Galilea a Jerusalén, y que habían de ser sus testigos ante el pueblo. 32 Nosotros mismos les traemos ahora la promesa que Dios hizo a nuestros padres, 33 y que cumplió para nosotros, sus hijos, al resucitar a Jesús, como está escrito en el Salmo: Tú eres mi hijo, yo te he engendrado hoy.
34 Dios lo resucitó de entre los muertos, y no volverá a conocer muerte ni corrupción. Pues así lo dijo: Les daré las cosas santas, las realidades verdaderas que reservaba para David.
35 Asimismo está dicho en otro lugar: No permitirás que tu santo experimente la corrupción. 36 Bien saben que David, después de haber servido durante su vida a los designios de Dios, murió, se reunió con sus padres y experimentó la corrupción. 37 Otro, pues, es el que no sufre la corrupción, y ése es Jesús, al que Dios resucitó.
38 Sepan, pues, hermanos, cuál es la promesa: por su intermedio ustedes recibirán el perdón de los pecados y de todas esas cosas de las cuales buscaron en vano ser liberados por la Ley de Moisés. 39 Quien cree en este Jesús es liberado de todo esto. 40 Tengan, pues, cuidado de que no les ocurra lo que dijeron los profetas: 41 Atiendan ustedes, gente engreída, asómbrense y desaparezcan. Porque voy a realizar en sus días una obra tal, que si se la contaran no la creerían.»
42 Al salir Pablo y Bernabé de la sinagoga, les rogaban que de nuevo les volvieran a hablar de este tema el sábado siguiente. 43 Y cuando se dispersó la asistencia, muchos ju díos y de los que temen a Dios les siguieron. Pablo y Bernabé continuaron conversando con ellos, y los exhortaban a perseverar en la gracia de Dios.
44 El sábado siguiente casi toda la ciudad acudió para escuchar a Pablo, que les habló largamente del Señor. 45 Los judíos se llenaron de envidia al ver todo aquel gentío y empezaron a contradecir con insultos lo que Pablo decía. 46 Entonces Pablo y Bernabé les hablaron con coraje: «Era necesario que la Palabra de Dios fuera anunciada a ustedes en primer lugar. Pues bien, si ustedes la rechazan y se condenan a sí mismos a no recibir la vida eterna, sepan que ahora nos dirigimos a los que no son judíos. 47 El mismo Señor nos dio la orden: Te he puesto como luz de los paganos, y llevarás mi salvación hasta los extremos del mundo.
48 Los que no eran judíos se alegraban al oír estas palabras y tomaban en consideración el mensaje del Señor. Y creyeron todos los que estaban destinados para una vida eterna. 49 Con esto la Palabra de Dios empezó a difundirse por toda la región.
50 Pero los judíos incitaron a mujeres distinguidas de entre las que temían a Dios y también a los hombres importantes de la ciudad y promovieron una persecución contra Pablo y Bernabé hasta que los echaron de su territorio. 51 Así que los apóstoles se fueron a la ciudad de Iconio, pero al salir sacudieron el polvo de sus pies en protesta contra ellos. 52 Dejaban a los discípulos llenos de gozo y Espíritu Santo.