DIA 77-.Números 18--19 Salmo 78,36-72 Hechos 14



Números 18
1 Yavé dijo a Aarón: «Tú, tus hijos y tu tribu contigo, serán responsables del Santuario. Tú y tus hijos contigo, tendrán la responsabilidad del sacerdocio. 2 También harás que participen en el culto los levitas: son tus hermanos, de la tribu de tu padre. Te ayudarán y te asistirán cuando tú y tus hijos tengan que servir en la Tienda del Testimonio. 3 Serán socios de ustedes en todo el servicio de la Tienda, pero no se aproximarán a los objetos sagrados, ni al altar, pues de lo contrario será la muerte para ellos y ustedes.
4 Los acompañarán a ustedes en el servicio de la Tienda de las Citas, en todo lo que concierne al servicio de la Tienda, pero ningún profano se unirá a ustedes. 5 Ustedes asegurarán el servicio del Santuario y el del altar. De ese modo no se desencadenará sobre los israelitas la cólera de Dios.
6 Yo mismo escogí a sus hermanos los Levitas de en medio de los israelitas para dárselos. Son donados de Dios para servir en la Tienda de las Citas. 7 Tú, y tus hijos contigo, desempeñarán su ministerio en todo lo que se refiere al altar y a lo que pasa detrás de la cortina. Ustedes asegurarán su servicio y ese sacerdocio es un don que les hago; el extraño que quisiere meterse en eso, morirá.»
Los derechos de los sacerdotes
8 Yavé dijo a Aarón: «Te doy la parte que se reserva para mí de todas las ofrendas de los israelitas. Te la doy debido a la consagración que recibieron tú y tus hijos: es una ley perpetua. 9 Esto es lo que te corresponderá de todo lo que se ofrece o se consagra: todas las ofrendas, es decir, todas las oblaciones, todos los sacrificios por el pecado y todos los sacrificios de reparación que se ofrezcan, todo eso será cosa santísima y será para ti y para tus hijos. 10 Lo comerás en un lugar santísimo. Cualquier varón lo podrá comer; la considerarás como una cosa santa.
11 Tuyo será también lo que se reserva de las ofrendas de los israelitas, de cualquier ofrenda mecida; te lo doy a ti, a tus hijos y a tus hijas como ley perpetua. Cualquiera que esté puro en tu casa, lo podrá comer. 12 Te doy además las primicias que los israelitas presentan a Yavé, lo mejor del aceite, del vino nuevo y del trigo. 13 Te doy los primeros productos de la tierra que ellos lleven a Yavé. Cualquiera que esté puro en tu casa los podrá comer.
14 Todo lo que esté consagrado por anatema en Israel será para ti. 15 Te pertenecerá el primogénito de cualquier ser viviente, sea de hombre o de animal, ofrecido a Yavé. Tú harás solamente el rescate del primogénito de hombre, así como del primerizo de un animal impuro. 16 El rescate se hará a partir de un mes de edad, lo estimarás en cinco siclos de plata calculados según el siclo del Santuario, es decir veinte gueras. 17 Pero no harás el rescate del primerizo de vaca, de oveja ni de cabra, porque están consagrados. Derramarás más bien su sangre sobre el altar, y harás quemar su grasa como sacrificio por el fuego de agradable aroma para Yavé. 18 Para ti será su carne como asimismo el pecho que se haya mecido y la espaldilla derecha. 19 Todo lo que se haya reservado de las ofrendas que hagan los israelitas a Yavé será considerado como partes santas; te las doy a ti, a tus hijos y a tus hijas: es una ley perpetua. Es una alianza eterna por la sal ante Yavé para ti y para toda tu descendencia contigo.»
Los derechos de los levitas
20 Yavé dijo además a Aarón: «Tú no tendrás territorio alguno en el país ni habrá parte alguna para ti en medio de tu pueblo. Porque yo mismo soy tu parte y tu heredad en medio de los israelitas. 21 A los hijos de Leví les doy como herencia todos los diezmos de Israel, a cambio del servicio que presten, es decir, del servicio de la Tienda de las Citas.
22 Los israelitas no se acercarán a la Tienda so pena de cometer una falta grave. 23 Los levitas son quienes asegurarán el servicio de la Tienda de las Citas y cargarán con la falta si existiese: es una regla perpetua de generación en generación. Por eso no tendrán heredad entre los israelitas. 24 El diezmo que los israelitas separan en honor de Yavé, se lo doy a los levitas como parte de su herencia. Por eso les he dicho que no tendrán heredad entre los israelitas.»
25 Yavé dijo a Moisés: 26 «Transmitirás esto a los levitas: Cuando perciban de los israelitas el diezmo que les otorgo en herencia, reservarán una parte para Yavé: será el diezmo del diezmo. 27 Esa parte que ustedes reservarán, les será contada como se cuenta el trigo en la era o el vino en la cuba. 28 Así pues reservarán una ofrenda para Yavé de todos los diezmos que reciban de los israelitas y entregarán esa parte al sacerdote Aarón. 29 De todos los dones que reciban reservarán una parte para Yavé, que será lo mejor de todo lo consagrado.
30 Les dirás además: Cuando ustedes aparten lo mejor, el resto del diezmo será para los levitas como el trigo en la era o como el vino en la cuba. 31 Pondrán comérselo en cualquier parte, ustedes y su familias: es su salario por el servicio que prestarán en la Tienda de las Citas. 32 Si han apartado lo mejor, no cometerán por ello ningún pecado. Cuiden pues de no profanar las ofrendas santas de los israelitas y no morirán.»




Números 19
El sacrificio de la vaca colorada

1 Yavé dijo a Moisés y a Aarón: 2 «Esta es una disposición de la Ley que les ordena Yavé. Diles a los israe litas que te traigan una vaca colorada sin defecto y sin mancha, y a la cual no se la haya enyugado. 3 Se la pasarán al sacerdote Eleazar, quien la sacará fuera del campamento y la inmolará frente a éste.
4 El sacerdote Eleazar untará su dedo en la sangre y rociará siete veces volviéndose hacia la entrada de la Tienda de las Citas. 5 Luego se quemará la vaca a la vista de todos. Quemará su piel, su carne, su sangre y sus excrementos. 6 Después el sacerdote tomará leña de cedro, de hisopo y de granado y la echará a la hoguera donde se queme la vaca. 7 En seguida el sacerdote lavará sus ropas, se bañará en agua, y regresará al campamento; el sacerdote quedará impuro hasta la tarde.
8 El que haya quemado la vaca lavará sus ropas en el agua y se bañará, quedará impuro hasta la tarde. 9 Un hombre puro recogerá las cenizas de la vaca y las pondrá fuera del campamento en un lugar puro. Allí se las conservará para hacer el agua de purificación que usará la comunidad de los israelitas para hacer la expiación. 10 El que haya recogido las cenizas de la vaca lavará sus ropas y quedará impuro hasta la tarde: es una ley perpetua tanto para los israelitas como para el extranjero que vive con ustedes.
Casos de impureza
11 El que toque a un muerto, a cualquier cadáver humano, quedará impuro durante siete días. 12 Se purificará con esa agua el tercero y séptimo día, después de lo cual quedará puro. Pero si no se purifica al tercero y séptimo día, seguirá impuro. 13 Si alguien toca a un muerto, al cadáver de un hombre que haya muerto, y no se purifica, vuelve impura a la Morada de Yavé. Ese hombre debe ser eliminado de Israel. Mientras no se haya derramado sobre él el agua de purificación está impuro y su impureza sigue sobre él. 14 Esta es la ley cuando un hombre muera en una tienda: Quienquiera que entre en la tienda quedará impuro durante siete días igual que todo lo que hay en la tienda. 15 Cualquier tiesto abierto que no tenga una tapa amarrada, quedará impuro. 16 El que en el campo toque a alguien que haya muerto, o huesos humanos o una tumba, quedará impuro durante siete días. 17 Para la purificación de esa persona, se tomará un poco de ceniza de la hoguera donde se hizo el sacrificio de expiación y se la vaciará en un vaso de agua. 18 Luego un hombre puro tomará una ramita de hisopo, la sumergerá en el agua y rociará la tienda y a todos los objetos y personas que haya en ella; se hará lo mismo con el que tocó los huesos, al muerto o la tumba.
19 El hombre puro rociará al que está impuro al tercero y séptimo día; el séptimo día este último hará la expiación. Lavará sus ropas y se bañará en agua, y a la tarde quedará puro. 20 Pero, el hombre que está impuro y que no hace el rito de expiación, será eliminado de la comunidad por haber vuelto impuro el Santuario de Yavé. Si no se derrama sobre él el agua que purifica, es un impuro.
21 Este será un rito perpetuo. El que rocíe con el agua de purificación tendrá que lavar sus ropas, y el que haya sido tocado por esa agua quedará impuro hasta la tarde. 22 Todo lo que toque el impuro quedará impuro, y el que toque eso quedará impuro hasta la tarde.»




Salmo 78,36-72
36 Pero todo se quedaba en palabras, y con su lengua sólo le men tían; 37 pues su corazón no se dio a fondo, ni tampoco tenían fe en su alianza.
38 El, empero, siempre bueno y compasivo, perdonaba su culpa en vez de destruirlos, ¡cuántas veces no refrenó su cólera en vez de desatar toda su ira!
39 «Son seres de carne, se decía, soplo que se va y no volverá».
40 ¡Cuántas veces lo desafiaron en el desierto y lo enervaron en esa soledad!
41 Nuevamente tentaron a su Dios y enojaron al Santo de Israel.
42 No se acordaron más de su poder, del día en que los libró del adversario, 43 cuando hizo milagros en Egipto, prodigios en los campos de Tanis, 44 convirtió en sangre sus ríos, para que no bebieran de sus arroyos.
45 Luego vinieron mosquitos que se los comían y ranas que les hicieron gran perjuicio.
46 Entregó sus cosechas al pulgón y el fruto de su trabajo a las langostas.
47 Echó a perder sus viñas con granizo y sus sicomoros con la helada.
48 Dejó sus rebaños a merced del granizo y el rayo tumbó sus ganados.
49 Lanzó sobre ellos el ardor de su cólera, ira, furor, angustia: ¡un buen envío de ángeles de desdichas!
50 Le dio rienda suelta a su cólera, no preservó sus vidas de la muerte y los entregó a la peste.
51 Mató a los primogénitos de Egipto, a todo hijo mayor en las carpas de Cam.
52 Luego sacó a su pueblo como ovejas, los guió, como rebaño, en el desierto; 53 los condujo seguros, sin temor, mientras que el mar cubría a sus enemigos.
54 Los introdujo en su santo territorio, la montaña que su diestra conquistó.
55 Expulsó en su presencia a las naciones, les asignó a cordel una heredad y en carpas ajenas instaló a las tribus de Israel.
56 Mas tentaron a Dios, el Altísimo, se rebelaron contra él, no hicieron caso de sus advertencias.
57 Se corrían y traicionaban como sus padres, le fallaban como arco que no apunta.
58 Lo irritaron con sus sitios de culto y con sus ídolos lo pusieron celoso.
59 Dios los oía, y se indignó, y rechazó totalmente a Israel; 60 abandonó su morada de Silo, que era su tienda, plantada entre los hombres.
61 Permitió que se llevaran cautivo su poder y en manos enemigas cayera su gloria.
62 Tanto era su enojo con los suyos que entregó su pueblo a la espada; 63 el fuego devoró a su juventud y sus niñas solteras se quedaron; 64 sus sacerdotes cayeron por la espada y sus viudas no se lamentaron.
65 Pero se despertó el Señor como de un sueño, como un valiente que ha dormido la mona, 66 hirió a sus enemigos por la espalda, los dejó humillados para siempre.
67 Descartó luego a la tienda de José y no eligió a la tribu de Efraín, 68 mas escogió a la tribu de Judá, a ese monte Sión al que amaba.
69 Construyó su santuario como las alturas, como la tierra, firme para siempre.
70 Eligió a David, su servidor, lo sacó del redil de los corderos, 71 lo llamó cuando cuidaba a las ovejas para pastorear a Jacob, su pueblo.
72 Fue su pastor con un corazón perfecto y con mano prudente los condujo.



Hechos 14
Evangelización de Iconio

1 En Iconio ocurrió lo mismo. Pablo y Bernabé entraron en la sinagoga de los judíos y hablaron de tal manera que un gran número de judíos y griegos abrazaron la fe. 2 Pero entonces los judíos que se negaron a creer excitaron y envenenaron los ánimos de los paganos contra los hermanos. 3 Con todo, permanecieron allí un buen número de días. Predicaban sin miedo, confiados en el Señor, que confirmaba este anuncio de su gracia con las señales milagrosas y los prodigios que les concedía realizar.
4 La población de la ciudad se dividió, unos a favor de los judíos y otros a favor de los apóstoles. 5 Un grupo compuesto de paganos y judíos, con sus jefes al frente, se preparó para ultrajar y apedrear a los apóstoles. 6 Ellos, al enterarse, huyeron a la provincia de Licaonia, a las ciudades de Listra, Derbe y alrededores, 7 donde se quedaron evangelizando.
En Listra y Derbe
8 Había en Listra un hombre tullido, que se veía sentado y con los pies cruzados. Era inválido de nacimiento y nunca había podido caminar. 9 Un día, como escuchaba el discurso de Pablo, éste fijó en él su mirada y vio que aquel hombre tenía fe para ser sanado. 10 Le dijo entonces en voz alta: «Levántate y ponte derecho sobre tus pies.» El hombre se incorporó y empezó a andar.
11 Al ver la gente lo que Pablo había hecho, comenzó a gritar en la lengua de Licaonia: «¡Los dioses han venido a nosotros en forma de hombres!» 12 Según ellos, Bernabé era Zeus y Pablo Hermes, porque era el que hablaba. 13 Incluso el sacerdote del templo de Zeus que estaba fuera de la ciudad, trajo hasta las puertas de la misma toros y guirnaldas y, de acuerdo con la gente, quiso ofrecerles un sacrificio.
14 Al escuchar esto, Bernabé y Pablo rasgaron sus vestidos para manifestar su indignación y se lanzaron en medio de la gente gritando: 15 «Amigos, ¿qué hacen? Nosotros somos humanos y mortales como ustedes, y acabamos de decirles que deben abandonar estas cosas que no sirven y volverse al Dios vivo, que hizo el cielo, la tierra, el mar y cuanto hay en ellos. 16 El permitió en las generaciones pasadas que cada nación siguiera su propio camino, 17 pero no por eso dejó de manifestarse, pues continuamente derrama sus beneficios. El es quien desde el cielo les da las lluvias, y los frutos a su tiempo, dando el alimento y llenando los corazones de alegría.»
18 Aun con estas palabras, difícilmente consiguieron que el pueblo no les ofreciera un sacrificio, y que volvieran cada uno a su casa.
19 Se quedaron allí algún tiempo enseñando. Luego llegaron unos judíos de Antioquía e Iconio y hablaron con mucha seguridad, afirmando que no había nada de verdadero en aquella predicación, sino que todo era una mentira. Persuadieron a la gente a que les dieran la espalda y al final apedrearon a Pablo. Después lo arrastraron fuera de la ciudad, convencidos de que ya estaba muerto. 20 Pero sus discípulos se juntaron en torno a él, y se levantó. Entró en la ciudad, y al día siguiente marchó con Bernabé para Derbe.
Vuelven a Antioquía
21 Después de haber evangelizado esa ciudad, donde hicieron muchos discípulos, regresaron de nuevo a Listra y de allí fueron a Iconio y Antioquía. 22 A su paso animaban a los discípulos y los invitaban a perseverar en la fe; les decían: “Es necesario que pasemos por muchas pruebas para entrar en el Reino de Dios.» 23 En cada Iglesia les hacían designar presbíteros y, después de orar y ayunar, los encomendaban al Señor en quien habían creído.
24 Atravesaron la provincia de Pisidia y llegaron a la de Panfilia. 25 Predicaron la Palabra en Perge y bajaron después a Atalía. 26 Allí se embarcaron para volver a Antioquía, de donde habían partido encomendados a la gracia de Dios para la obra que acababan de realizar.
27 A su llegada reunieron a la Iglesia y les contaron todo lo que Dios había hecho por medio de ellos y cómo había abierto las puertas de la fe a los pueblos paganos. 28 Permanecieron allí bastante tiempo con los discípulos.