DIA 71-Números 7 Salmo 73 Hechos 10,1-23


Números 7
1 El día en que Moisés terminó la Morada, la ungió y la santificó con todo su mobiliario. Después de la consagración del altar y de todos sus utensilios, 2 los jefes de Israel, jefes de los clanes y de las tribus que habían presidido el censo, hicieron una ofrenda. 3 Ofrecieron a Yavé seis carretas cubiertas y doce bueyes: una carreta por cada dos jefes y un buey por cada uno, y los presentaron delante de la Morada.
4 Entonces Yavé habló a Moisés y le dijo: 5 «Recibe todo esto de su mano para el servicio de la Tienda de las Citas. Dáselo a los levitas, a cada uno según su servicio.» 6 Moisés recibió las carretas y los bueyes y se los dio a los levitas: 7 dos carretas y cuatro bueyes a los hijos de Guersón, para su trabajo; 8 cuatro carretas y ocho bueyes a los hijos de Merarí, para el trabajo que cumplían a las órdenes de Itamar, hijo del sacerdote Aarón. 9 Pero no dio ni buey ni carreta a los hijos de Quehat, porque estaban a cargo del servicio del santuario y llevaban su carga al hombro. 10 Los jefes hicieron su ofrenda en ese día de la dedicación del altar, y presentaron su ofrenda delante del altar que acababa de ser consagrado. 11 Y Yavé dijo a Moisés: «Cada día uno de los jefes vendrá para hacer su ofrenda por la dedicación del altar.»
12 Najasón, hijo de Aminadab, de la tribu de Judá, hizo su ofrenda el primer día. 13 Ofreció una fuente de plata de ciento treinta siclos de peso, un platillo de plata de setenta siclos, en siclos del Santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite, para la oblación; 14 una naveta de oro de diez siclos, llena de incienso; 15 un novillo, un carnero, un cordero de un año, para el holocausto; 16 un chivo para el sacrificio por el pecado; 17 y para el sacrificio de comunión, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año. Esa fue la ofrenda de Najasón, hijo de Aminadab.
18 El segundo día, Natanael, hijo de Suar, de la tribu de Isacar, hizo su ofrenda. 19 Ofreció en una fuente de plata de ciento treinta siclos de peso, un platillo de plata de setenta siclos en siclos del Santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite, para la oblación; 20 una naveta de oro de diez siclos llena de incienso; 21 un novillo, un carnero, un cordero de un año para el holocausto; 22 un chivo para el sacrificio por el pecado; 23 y para el sacrificio de comunión, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año. Esa fue la ofrenda de Natanael, hijo de Suar.
24 El tercer día, Eliab, hijo de Helón, de la tribu de Zabulón, hizo su ofrenda. 25 Ofreció una fuente de plata de ciento treinta siclos de peso, un platillo de plata de setenta siclos, en siclos del Santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para la oblación, 26 una naveta de oro de diez siclos llena de incienso; 27 un novillo, un carnero, un cordero de un año para el holocausto; 28 un chivo para el sacrificio por el pecado; 29 y para el sacrificio de comunión, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año. Esa fue la ofrenda de Eliab, hijo de Helón.
30 El cuarto día, Elisur, hijo de Sedeur, de la tribu de Rubén, hizo su ofrenda. 31 Ofreció una fuente de plata de ciento treinta siclos de peso, un platillo de plata de setenta siclos de peso, en siclos del Santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para la oblación; 32 una naveta de diez siclos de oro llena de incienso; 33 un novillo, un carnero, un cordero de un año, para el holocausto; 34 un chivo para el sacrificio por el pecado; 35 y para el sacrificio de comunión, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año. Esa fue la ofrenda de Elisur, hijo de Sedeur.
36 El quinto día, Selumiel, hijo de Surisadday, de la tribu de Simeón, hizo su ofrenda. 37 Ofreció una fuente de plata de ciento treinta siclos de peso, un platillo de plata de setenta siclos, en siclos del Santuario, ambos llenos con flor de harina amasada con aceite, para la oblación; 38 una naveta de oro de diez siclos llena de incienso; 39 un novillo, un carnero y un cordero de un año para el holocausto; 40 un chivo para el sacrificio por el pecado; 41 y para el sacrificio de comunión, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año. Esa fue la ofrenda de Selumiel, hijo de Surisadday.
42 El día sexto, Elyasaf, hijo de Duel, de la tribu de Gad, hizo su ofrenda. 43 Ofreció una fuente de plata de ciento treinta siclos, un platillo de plata de setenta siclos, en siclos del Santuario, ambos llenos con flor de harina amasada con aceite para la oblación; 44 una naveta de oro de diez siclos llena de incienso; 45 un novillo, un carnero y un cordero de un año, para el holocausto; 46 un chivo para el sacrificio por el pecado; 47 y para el sacrificio de comunión, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año. Esa fue la ofrenda de Elyasaf, hijo de Duel.
48 El día séptimo, Elisama, hijo de Ammihud, de la tribu de Efraím, hizo su ofrenda. 49 Ofreció una fuente de plata de ciento treinta siclos, un platillo de setenta siclos de peso, en siclos del Santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para la oblación; 50 una naveta de oro de diez siclos de peso, llena de incienso; 51 un novillo, un carnero y un cordero de un año para el holocausto; 52 un chivo para el sacrificio por el pecado, 53 y para el sacrificio de comunión, dos bueyes, cinco carneros cinco machos cabríos y cinco corderos de un año. Esa fue la ofrenda de Elisama, hijo de Ammihud.
54 El día octavo, Gamaliel, hijo de Pedasur, de la tribu de Manasés, hizo su ofrenda. 55 Ofreció una fuente de plata de ciento treinta siclos de peso, un platillo de plata de setenta siclos, en siclos del Santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para la oblación; 56 una naveta de oro de diez siclos de peso, llena de incienso; 57 un novillo, un carnero y un cordero de un año para el holocausto; 58 un chivo para el sacrificio por el pecado; 59 y para el sacrificio de comunión, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año. Esa fue la ofrenda de Gamaliel, hijo de Pedasur.
60 El día nono, Abidam, hijo de Guedeo ní, de la tribu de Benjamín, hizo su ofrenda. 61 Ofreció una fuente de plata de ciento treinta siclos de peso, un platillo de plata de setenta siclos, en siclos del Santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para la oblación; 62 una naveta de oro de diez siclos, llena de incienso, 63 un novillo, un carnero, un cordero de un año para el holocausto; 64 un chivo para el sacrificio por el pecado; 65 y para el sacrificio de comunión, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año. Esa fue la ofrenda de Abidam, hijo de Guedeoní.
66 El décimo día, Abiezer, hijo de Ammisadday, de la tribu de Dan, hizo su ofrenda. 67 Ofreció una fuente de plata de ciento treinta siclos de peso, un platillo de plata de setenta siclos de peso, en siclos del Santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para la oblación; 68 una naveta de oro de diez siclos, llena de incienso; 69 un novillo, un carnero, un cordero de un año para el holocausto; 70 un chivo para el sacrificio por el pecado; 71 y para el sacrificio de comunión, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año. Esto fue lo que ofreció Abiezer, hijo de Ammisadday.
72 El día undécimo, Pagiel, hijo de Ocrón, de la tribu de Aser, hizo su ofrenda. 73 Ofreció una fuente de plata de ciento treinta siclos de peso, un platillo de plata de setenta siclos de peso, en siclos del Santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite, para la oblación; 74 una naveta de oro de diez siclos llena de incienso; 75 un novillo, un carnero y un cordero de un año para el holocausto; 76 un chivo para el sacrificio por el pecado; 77 y para el sacrificio de comunión, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año. Esa fue la ofrenda de Pagiel, hijo de Ocrón.
78 El día duodécimo, Ajirá, hijo de Enan, de la tribu de Neftalí, hizo su ofrenda. 79 Ofreció una fuente de plata de ciento treinta siclos de peso, un platillo de plata de setenta siclos de peso, en siclos del Santuario, los dos llenos de flor de harina amasada en aceite para la oblación; 80 una naveta de oro de diez siclos de peso, llena de incienso; 81 un novillo, un carnero y un cordero de un año para el holocausto; 82 un chivo para el sacrificio por el pecado; y para el sacrificio de comunión, 83 dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año. Esa fue la ofrenda de Ajirá, hijo de Enan.
84 Esa fue la ofrenda de los jefes de Israel en la dedicación del altar, el día en que fue consagrado: doce fuentes de plata, doce platillos de plata y doce navetas de oro. 85 Cada fuente era de ciento treinta siclos, y cada platillo de setenta siclos. Los siclos de plata de todos estos objetos eran en total dos mil cuatrocientos, en siclos del Santuario. 86 Las navetas de oro eran doce, llenas de incienso. Cada naveta era de diez siclos, en siclos del santuario. Los siclos de oro de las navetas sumaban en total ciento veinte.
87 El total del ganado: para el holocausto, doce novillos, doce carneros, doce corderos de un año, con sus oblaciones correspondientes; para el sacrificio por el pecado, doce chivos. 88 El total del ganado para los sacrificios de comunión: veinticuatro novillos, sesenta carneros, sesenta machos cabríos y sesenta corderos de un año. Estas fueron las ofrendas de la dedicación del altar una vez que fue consagrado.
89 Cuando Moisés entraba en la Tienda de las Citas para hablar con El, oía la voz que le hablaba de lo alto del Lugar del Perdón que está sobre el Arca del Testimonio, de entre los dos querubines. Entonces Moisés hablaba con El.


Salmo 73
Por qué les va bien a los malos?

—Se escandaliza el creyente al ver el éxito de los malos en todos los sectores de la vida: los violentos, los inescrupulosos, los que tienen dinero para corromper, los que saben engañar. «Espera el fin», dice el salmista.
1 «Dios se porta muy bien con Israel
1 con los que tienen puro el corazón».
2 Pero yo, por poco mi pie no tropieza
2 y mis pasos casi se resbalan;
3 yo sentía envidia de los malos,
3 viendo lo bien que le va a los impíos.
4 Para ellos no existe el sufrimiento,
4 su cuerpo está gordo y lleno de salud.
5 No comparten las penurias de los hombres
5 ni les tocan pruebas como a los demás.
6 Por eso como un collar lucen su orgullo,
6 por ropa llevan puesta la violencia,
7 transpiran por sus poros la maldad,
7 su corazón desborda de planes ambiciosos.
8 Se burlan mientras traman sus maldades,
8 con soberbia profieren amenazas;
9 hablan como dueños del cielo
9 y pretenden guiar a todo el país.
10 Por eso mi pueblo va tras ellos,
10 porque en ellos sólo brilla el éxito;
11 y dicen: «¿Dios lo verá?
11 ¿Tendrá de esto idea el Altísimo?
12 Miren, pues, cómo son los impíos
12 y sin problemas amasan sus fortunas.
13 ¿De qué me sirve tener un corazón puro
13 y mantener mis manos inocentes,
14 cuando todos los días me apalean
14 y no hay mañana en que no me castiguen?»
15 Si hubiera dicho: «Voy a hablar como ellos»,
15 habría traicionado la raza de tus hijos.
16 Traté, pues, de poderlo comprender,
16 pero era para mí cosa difícil.
17 Pero un día penetré en los secretos de Dios,
17 y me di cuenta de cuál será su fin.
18 Pues los pones en un lugar resbaladizo
18 y luego los empujas al abismo.
19 ¿Cómo? ¿Están en la ruina en un momento?
19 Ya no están, trágico fue su fin.
20 Señor, como de un sueño al despertar,
20 te levantas y disipas su imagen.
21 Cuando se exasperó mi corazón
21 y punzadas sentía en mis entrañas,
22 era estupidez, no cordura
22 y no comprendía más que las bestias.
23 ¿No he estado yo contigo todo el tiempo?
23 Me tomaste de mi mano derecha,
24 me guías conforme a tus designios
24 y me llevas de la mano tras de ti.
25 ¿A quién tengo en los cielos sino a ti?
25 y fuera de ti nada más quiero en la tierra.
26 Mi carne y mi corazón se consumen por ti,
26 mi Roca, mi Dios, que es mío para siempre.
27 Los que se alejan de ti se pierden,
27 tú aniquilas a los que te son infieles.
28 Para mí lo mejor es estar junto a Dios,
28 he puesto mi refugio en el Señor;
28 proclamaré tus obras en las puertas de Sión.



Hechos 10,1-23
Pedro bautiza a Cornelio

1 Vivía en la ciudad de Cesarea un hombre llamado Cornelio, que era un capitán del batallón Itálico. 2 Era un hombre piadoso y, al igual que toda su familia, era de los «que temen a Dios». Daba muchas limosnas a los judíos pobres y oraba constantemente a Dios.
3 Una tarde, alrededor de las tres, tuvo una visión de la que no pudo dudar: un ángel de Dios entraba a su habitación y le llamaba: «¡Cornelio!» 4 El lo miró frente a frente y se llenó de miedo. Le dijo: «¿Qué pasa, señor?» El ángel respondió: «Tus oraciones y tus limosnas han subido hasta Dios y acaban de ser recordadas ante él. 5 Ahora envía algunos hombres a Jope para que traigan a un tal Simón, llamado Pedro, 6 que se aloja en la casa de Simón, el curtidor, que está junto al mar.»
7 Apenas desapareció el ángel que le hablaba, Cornelio llamó a dos criados y a un soldado piadoso que estaba a su servicio. 8 Les explicó todo y los envió a Jope.
9 Al día siguiente, mientras iban de camino, ya cerca de la ciudad, Pedro subió a la azotea para orar. Era el mediodía. 10 Sintió hambre y quiso comer. Mientras le preparaban la comida tuvo un éxtasis: 11 vio el cielo abierto y algo que descendía del cielo: era como una tienda de campaña grande, cuyas cuatro puntas venían a posarse sobre el suelo. 12 Dentro había toda clase de animales cuadrúpedos, reptiles y aves. 13 Entonces una voz le habló: «Pedro, levántate, mata y come.»
14 Pedro contestó: «¡De ninguna manera, Señor! Jamás he comido nada profano o impuro.» 15 Y se le habló por segunda vez: «Lo que Dios ha purificado no lo llames tú impuro.» 16 Esto se repitió por tres veces. Después aquella cosa grande fue levantada hacia el cielo.
17 Después de volver en sí, Pedro buscaba en vano el significado de aquella visión, cuando justamente se presentaron los hombres enviados por Cornelio. Habían preguntado por la casa de Simón y ahora estaban a la puerta. 18 Llamaron y preguntaron si se alojaba allí Simón, llamado Pedro. 19 Como Pedro aún seguía recapacitando sobre la visión, el Espíritu le dijo: «Abajo están unos hombres que te buscan. 20 Baja y vete con ellos sin vacilar, pues los he enviado yo.»
21 Pedro bajó adonde ellos y les dijo: «Yo soy el que ustedes buscan. ¿Cuál es el motivo que los trae aquí?» 22 Ellos respondieron: «Nos envía el capitán Cornelio. Es un hombre recto, de los «que temen a Dios», y lo aprecian todos los ju díos. Ha recibido de un santo ángel la orden de hacerte venir a su casa para aprender algo de ti.» 23 Entonces Pedro los invitó a pasar y les dio alojamiento.
23 Al día siguiente partió con ellos, y algunos hermanos de Jope le acompañaron.