DIA 72-Números 8--9 Salmo 74 Hechos 10,24-48



Números 8
1 Yavé dijo a Moisés: 2 «Di a Aarón: Cuando dispongas las lámparas, las colocarás de manera que las siete lámparas alumbren hacia la parte delantera del candelabro.» 3 Así lo hizo Aarón: colocó las lámparas en la parte delantera del candelabro, tal como Yavé lo había mandado a Moisés. 4 Este candelabro era de oro macizo; desde el pie hasta las flores eran de oro macizo. Hicieron el candelabro según el modelo que Yavé había mostrado a Moisés.
Los levitas son consagrados a Yavé
5 Yavé dijo a Moisés: 6 «Aparta a los levitas de entre los demás hijos de Israel y purifícalos. 7 Lo harás de la siguiente manera: los rociarás con agua bendita; se rasurarán todo el cuerpo, se pondrán ropa limpia y así quedarán purificados. 8 Tomarán luego un novillo, con su correspondiente oblación de flor de harina amasada con aceite, y tú tomarás otro novillo como sacrificio por el pecado. 9 Mandarás que se acerquen los levitas a la Tienda de las Citas y convocarás a toda la comunidad de los hijos de Israel. 10 Harás que los levitas se acerquen a Yavé, y los hijos de Israel les impondrán las manos.
11 Entonces Aarón ofrecerá a los levitas, como se presenta una ofrenda mecida, pues son ellos los que estarán a cargo del servicio de Yavé. 12 Los levitas impondrán sus manos sobre la cabeza de los novillos, y tú sacrificarás el primero como sacrificio por el pecado, y el otro en holocausto a Yavé: así harás la expiación por los levitas. 13 Pondrás luego a los levitas delante de Aarón y de sus hijos y los presentarás como se presenta una ofrenda mecida. 14 De este modo los separarás de los hijos de Israel, para que sean míos. 15 Desde ese momento cuidarán del servicio en la Tienda de las Citas.
15 Los purificarás y los presentarás como se presenta una ofrenda mecida, 16 porque me son consagrados: ellos son la parte de Israel que me ha sido dada, y yo los he recibido a cambio de todos los primogénitos, es decir de los que salen primeros del seno materno en Israel.
17 Porque míos son todos los primogénitos de los hijos de Israel, tanto de hombres como de ganado: los consagré a mí el día que di muerte a todos los primogénitos en la tierra de Egipto. 18 Pero ahora he escogido a los levitas en lugar de todos los primogénitos de Israel. 19 Los he tomado de entre los israelitas y se los he dado a Aarón y a sus hijos, para que sirvan en la Tienda de las Citas y atraigan la misericordia sobre los hijos de Israel. Si éstos se acercaran personalmente al Santuario morirían.»
20 Moisés y Aarón y toda la comunidad de los hijos de Israel hicieron con los levitas conforme Yavé había mandado a Moisés. 21 Los levitas fueron purificados y se pusieron ropa limpia, y Aarón los presentó ante Yavé como se presenta una ofrenda, y luego hizo la expiación por ellos para que fueran purificados. 22 A partir de este momento los levitas se hicieron cargo del servicio en la Tienda de las Citas, a las órdenes de Aarón y sus hijos. Como Yavé lo había mandado a Moisés, así se hizo con los levitas.
23 Yavé dijo a Moisés: 24 «Esta ley también se refiere a los levitas. Los de veinticinco años para arriba servirán en la Tienda de las Citas. 25 Pero, cumplidos los cincuenta años, dejarán de servir. 26 En adelante podrán ayudar a sus hermanos en la Tienda de las Citas, pero ya no tendrán funciones. Así harás con los levitas en lo que se refiere a sus funciones.»


Números 9
En qué fecha celebrar la Pascua

1 En el mes primero del segundo año de la salida de Egipto, Yavé habló a Moisés, en el desierto de Sinaí, y le dijo: 2 «Que los hijos de Israel celebren la Pascua a su tiempo. 3 La celebrarán por la noche del día catorce de este mes, con todos sus ritos y ceremonias.» 4 Moisés, pues, dijo a los hijos de Israel que celebraran la Pascua 5 y ellos la celebraron el día catorce del mes, al atardecer, en el desierto del Sinaí, tal como Yavé lo había ordenado a Moisés.
6 Pero sucedió que algunos hombres estaban impuros por haber tocado un cadáver humano y no pudieron celebrar la Pascua aquel día. Se presentaron a Moisés y Aarón el mismo día, 7 y les dijeron: «Estamos impuros por haber tocado un cadáver humano, ¡qué lástima que no podamos presentar la ofrenda a Yavé cuando los hijos de Israel la están celebrando!» 8 Moisés les contestó: «Esperen que yo escuche lo que manda Yavé respecto a ustedes.»
9 Yavé dijo a Moisés: 10 «Di a los hijos de Israel: Si uno de ustedes o de los descendientes de ustedes está impuro por haber tocado un cadáver, o está de viaje en tierra lejana, esto no le impedirá que celebre la Pascua de Yavé. 11 La celebrará el día catorce del segundo mes al atardecer. Comerán el cordero con panes ázimos y hierbas amargas, 12 y no dejarán nada de él para el otro día ni le quebrarán hueso alguno. Observarán todas las ceremonias de la Pascua.
13 En cambio el que, encontrándose puro y no estando de viaje deje de celebrar la Pascua, será eliminado de entre los suyos por no haber ofrecido a su tiempo la ofrenda de Yavé. Así pagará la pena de su pecado.
14 Si un extranjero que vive entre ustedes quiere celebrar la Pascua de Yavé, la celebrará según los preceptos y costumbres de la Pascua. El rito será el mismo para todos, tanto para el extranjero como para ustedes.
Por medio de la nube Dios da la señal de levantar el campamento
15 El día que se erigió la Morada, o sea, la Tienda de las Declaraciones divinas, la nube la cubrió. 16 Y desde la tarde hasta la mañana, se vio sobre la Morada algo como un resplandor de fuego. Y fue siempre así: de día la cubría la nube y, de noche, como un resplandor de fuego.
17 Cuando la nube se levantaba por encima de la Tienda, los hijos de Israel levantaban el campamento, y en el lugar donde se detenía la nube, allí acampaban de nuevo. 18 Los hijos de Israel partían a la orden de Yavé, y acampaban a la orden de Yavé; y quedaban acampados todo el tiempo que la nube se detenía sobre la Tienda. 19 Si la nube se detenía mucho tiempo, los hijos de Israel respetaban la orden de Yavé y no partían. 20 Lo mismo si la nube se detenía sólo algunos días sobre la Morada: a la orden de Yavé levantaban el campamento, y a la orden de Yavé acampaban.
21 Si la Nube estaba sobre la Tienda sólo desde el anochecer hasta la mañana siguiente y por la mañana se alzaba, ellos partían. Si estaba un día y una noche y luego se elevaba, partían. 22 Si, en cambio, se detenía sobre la Tienda dos días, o un mes o un año, reposando sobre ella, los hijos de Israel se quedaban en el campamento y no partían; pero, en cuanto se elevaba la nube, ellos partían.
23 A la orden de Yavé partían y a su orden acampaban, observando la decisión de Yavé, tal como la daba a Moisés.


Salmo 74
Oh Dios, levántate y defiende tu causa.

—¡Qué cosa tan misteriosa para nuestra fe es el silencio de Dios frente a nuestras locuras!
1 ¿Por qué, oh Dios, esos continuos rechazos, y esa ira contra el rebaño de tu redil?
2 Acuérdate de tu comunidad, que antiguamente adquiriste y rescataste para que fuera tu tribu y heredad con el monte Sión donde tú moras.
3 Dirige tus pasos a esas ruinas sin remedio; saqueó todo el enemigo en el santuario.
3 Lanzaron alaridos en tu tienda, a la entrada pusieron la bandera extranjera.
5 Lo derribaron todo con el hacha como leñadores en el bosque; 6 el enmaderado y sus esculturas los demolieron a machete y azuela.
7 Prendieron fuego a tu santuario y profanaron la morada de tu Nombre.
8 Dijeron: «¡Acabemos con ellos de una vez!» y en el país incendiaron todos los santuarios.
9 Ya no vemos signos de ti, ya no hay profetas, y nadie entre nosotros que nos diga hasta cuando.
10 ¿Hasta cuándo, oh Dios, blasfemará el opresor y seguirá el enemigo ultrajando tu nombre?
11 ¿Por qué retiras tu mano? ¿O la tienes tomada de la cintura?
12 ¿No eres acaso desde siempre mi Dios, mi rey, tú, el autor de las liberaciones del país?
13 Tú con tu poder, dividiste el mar y aplastaste las cabezas de monstruos marinos.
14 Rompiste las cabezas de Leviatán y lo diste por comida a las tortugas de mar.
15 Tú hiciste brotar fuentes y torrentes, tú secaste ríos inagotables.
16 Tuyo es el día y tuya es la noche, tú ajustas la luz y el sol.
17 Pusiste todos los límites de la tierra, y formaste el invierno y el verano.
18 No lo olvides: el enemigo insultó al Señor, un pueblo de locos ultrajó tu nombre.
19 No entregues a las fieras el alma que te da gracias, no olvides para siempre la vida de tus pobres.
20 Mira cómo han guardado tu alianza, en las cuevas del país, lugares de resistencia.
21 Que el oprimido no vuelva avergonzado, que el pobre y el pequeño puedan alabar tu nombre.
22 Levántate, oh Dios, y defiende tu causa, te insultan todo el día, no olvides a esos locos.
23 No olvides el alboroto de tus adversarios y el clamor siempre creciente de tus agresores.


Hechos 10,24-48
24 Al otro día llegaron a Cesarea. Cornelio los estaba esperando, y había reunido a sus parientes y amigos más íntimos. 25 Cuando Pedro estaba para entrar, Cornelio le salió al encuentro, se arrodilló y se inclinó ante él. 26 Pedro lo levantó diciendo: «Levántate, que también yo soy un ser humano.»
27 Entró conversando con él y, al ver a todas aquellas personas reunidas, 28 les dijo: «Ustedes saben que no está permitido a un judío juntarse con ningún extranjero ni entrar en su casa. Pero a mí me ha manifestado Dios que no hay que llamar profano a ningún hombre ni considerarlo impuro. 29 Por eso he venido sin dudar apenas me llamaron. Ahora desearía saber por qué me han mandado a buscar.»
30 Cornelio respondió: «Hace cuatro días, a esta misma hora, estaba yo orando en mi casa, cuando se presentó delante de mí un hombre con ropas muy brillantes, que me dijo: 31 “Cornelio, tu oración ha sido escuchada y tus limosnas han sido recordadas ante Dios. 32 Envía mensajeros a Jope y haz buscar a Simón, llamado Pedro, que se hospeda en casa del curtidor Simón, junto al mar.” 33 Te mandé a buscar en seguida y tú has tenido la amabilidad de venir. Ahora estamos todos aquí, en la presencia de Dios, dispuestos a escuchar todo lo que el Señor te ha ordenado.»
34 Entonces Pedro tomó la palabra y dijo: «Verdaderamente reconozco que Dios no hace diferencia entre las personas. 35 En toda nación mira con benevolencia al que teme a Dios y practica la justicia.
36 Ahora bien, Dios ha enviado su Palabra a los israelitas dándoles un mensaje de paz por medio de Jesús, el Mesías, que también es el Señor de todos. 37 Ustedes ya saben lo que ha sucedido en todo el país judío, comenzando por Galilea, después del bautismo que predicó Juan. 38 Jesús de Nazaret fue consagrado por Dios, que le dio Espíritu Santo y poder. Y como Dios estaba con él, pasó haciendo el bien y sanando a los oprimidos por el diablo. 39 Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en el país de los judíos y en la misma Jerusalén.
39 Al final lo mataron colgándolo de un madero. 40 Pero Dios lo resucitó al tercer día e hizo que se dejara ver, 41 no por todo el pueblo, sino por los testigos que Dios había escogido de antemano, por nosotros, que comimos y bebimos con él después de que resucitó de entre los muertos. 42 El nos ordenó predicar al pueblo y dar testimonio de que Dios lo ha constituido Juez de vivos y muertos. 43 A El se refieren todos los profetas al decir que quien cree en él recibe por su Nombre el perdón de los pecados.»
44 Todavía estaba hablando Pedro, cuando el Espíritu Santo bajó sobre todos los que escuchaban la Palabra. 45 Y los creyentes de origen judío, que habían venido con Pedro, quedaron atónitos: «¡Cómo! ¡Dios regala y derrama el Espíritu Santo también sobre los que no son judíos!» 46 Y así era, pues les oían hablar en lenguas y alabar a Dios.
47 Entonces Pedro dijo: «¿Podemos acaso negarles el agua y no bautizar a quienes han recibido el Espíritu Santo como nosotros?» 48 Y mandó bautizarlos en el nombre de Jesucristo. Luego le pidieron que se quedara algunos días con ellos.