DIA 59-Levítico 12--13 Salmo 61 Hechos 3



Levítico 12
Ley referente a la mujer que acaba de dar a luz

1 Yavé habló a Moisés para decirle: 2 «Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando una mujer conciba y tenga un hijo varón, quedará impura durante siete días, igual que en el tiempo de sus reglas. 3 El niño será circuncidado en su carne al octavo día, 4 pero ella esperará treinta y tres días para ser purificada de su sangre. No tocará ninguna cosa santa, ni entrará en el santuario, hasta que se cumplan los días de su purificación.
5 Si dio a luz una niña, estará impura dos semanas, y lo mismo será doble el tiempo de su purificación: esperará sesenta y seis días la purificación de su sangre. 6 Al cumplirse los días de su purificación, sea por niño o niña, presentará al sacerdote, a la entrada de la Tienda de las Citas, un cordero de un año como holocausto, y un pichón o una tórtola como sacrificio por el pecado. 7 El sacerdote lo ofrecerá ante Yavé haciendo expiación por ella, y quedará purificada del flujo de su sangre. Esta es la ley referente a la mujer que da a luz a un niño o una niña.
8 Si la mujer no puede ofrecer una res menor, ofrecerá dos tórtolas o dos pichones, uno como holocausto y otro como sacrificio por el pecado; el sacerdote hará expiación por ella y quedará pura.»


Levítico 13
Ley referente a la lepra


1 Yavé habló a Moisés y a Aarón, diciendo: 2 «Cuando uno tenga en su piel tumor, erupción o mancha blanca y se forme en su piel como una llaga de lepra, será llevado al sacerdote Aarón o a uno de sus hijos, los sacerdotes. 3 El sacerdote examinará la llaga; si el pelo en la llaga se ha vuelto blanco, y la llaga parece hundida en la piel, es llaga de lepra; cuando el sacerdote lo haya comprobado, lo declarará impuro.
4 Pero si hay en la piel una mancha blanca que no parezca hundida en la piel, y si el pelo no se ha vuelto blanco, el sacerdote recluirá durante siete días al afectado. 5 Al séptimo día lo examinará y, si comprueba que la llaga subsiste pero no se ha extendido por la piel, el sacerdote lo recluirá otros siete días. 6 Pasados estos días lo volverá a examinar; si ve que la llaga ha perdido su color y no se ha extendido en la piel, el sacerdote lo declarará puro; no se trata más que de una erupción. El afectado lavará sus vestidos y será puro. 7 Pero si sigue la erupción y se extiende por la piel, el sacerdote lo examinará de nuevo. 8 El sacerdote, al comprobar que la erupción se extiende por la piel, lo declarará impuro. Es un caso de lepra.
9 En cuanto una persona tenga una llaga de lepra, la llevarán al sacerdote. 10 El la examinará y, si observa un tumor blanco en la piel, si el pelo se ha vuelto blanco y se nota una úlcera en la hinchazón, 11 se trata de lepra arraigada en su piel; el sacerdote lo declarará impuro sin esperar más, porque es impuro.
12 Si la lepra se ha desarrollado sobre la piel hasta cubrirla de la cabeza hasta los pies, por cuanto el sacerdote alcance a verlo, 13 éste lo examinará. A pesar de que esa lepra cubra todo el cuerpo, declarará pura la persona. Con tal de que todo sea blanco, la persona es pura. 14 Pero en cuanto se vea una llaga, será impura. 15 Si el sacerdote ve una llaga la declarará impura. La llaga significa impureza y lepra. 16 Pero si la llaga cambia, volviéndose blanca, el afectado ha de presentarse al sacerdote. 17 Este lo examinará y, si la llaga se ha vuelto blanca, lo declarará puro: porque es puro.
18 Cuando alguien lleva en la carne o en la piel una úlcera, puede ser que sane la úlcera; 19 pero si en su lugar aparece un tumor blanco, o una mancha blanca y rojiza, entonces la persona tendrá que presentarse al sacerdote. 20 Este la examinará y, si la mancha parece hundida en la piel y su pelo se ha vuelto blanco, el sacerdote la declarará impura: una llaga de lepra se ha desarrollado en la úlcera. 21 Pero, si el sacerdote ve que no hay pelo blanco en la mancha ni está hundida en la piel, y que se ha secado, recluirá la persona por siete días. 22 Si entonces la mancha se extiende por la piel, el sacerdote declarará la persona impura; es un caso de lepra. 23 Si, en cambio, la mancha no se ha extendido, es la cicatriz de la úlcera; el sacerdote declarará la persona pura.
24 Cuando alguien haya tenido una quemadura de la piel, y ésta se haya curado formándose una mancha de color blanco o rojizo, 25 el sacerdote la examinará; si el pelo se ha vuelto blanco, y la mancha parece hundida en la piel, es que se ha producido lepra en la quemadura. El sacerdote declarará la persona impura: es un caso de lepra. 26 Si, en cambio, ve que no aparece pelo blanco en la mancha, que no está hundida la piel, recluirá la persona siete días. 27 Al séptimo día la examinará, y, si se ha extendido por la piel, la declarará impura; es lepra. 28 Pero, si la mancha no se ha extendido y ha perdido color, se trata de la costra de la quemadura; el sacerdote declarará la persona pura, pues es la cicatriz de la quemadura.
29 Cuando un hombre o una mujer tengan una llaga en la cabeza o en la barbilla, 30 el sacerdote examinará la llaga, y si ésta parece hundida en la piel, y si hay en ella pelo amarillento y más ralo, el sacerdote lo declarará impuro; es tiña, o sea, lepra de la cabeza o de la barbilla. 31 Pero, si el sacerdote ve que la llaga no parece hundida en la piel y no hay en ella pelo amarillo, recluirá la persona por siete días. 32 Al séptimo día el sacerdote examinará el mal, y, si no se ha extendido la tiña y no hay pelo amarillento, ni la llaga parece más hundida que la piel, 33 aquella persona se afeitará menos en el lugar de la tiña, y el sacerdote la recluirá otra vez por siete días. 34 Al séptimo día la examinará y, si no se ha extendido la llaga por la piel, ni aparece más hundida que la piel, la declarará pura. 35 Si esa tiña, después de esta declaración, se va extendiendo por la piel, 36 el sacerdote, al comprobar que la tiña se ha extendido, ya no tendrá que buscar pelo amarillento; aquella persona es impura. 37 Pero, si le parece que la tiña no se ha extendido y ha brotado en ella pelo negro, esa persona ha sanado de la tiña: es pura, y así lo declarará el sacerdote.
38 Cuando un hombre o una mujer tengan en su piel manchas brillantes blancas, 39 el sacerdote las examinará; si comprueba que las manchas de la piel son de color blanco, se trata de una eczema que ha brotado en la piel; esta persona es pura.
40 Si a alguno se le cae el pelo de la cabeza y queda calvo, es puro. 41 Si se le cae el pelo por la parte delantera de la cabeza, es un calvo por delante; queda puro. 42 Pero si en la calva, por detrás o por delante, aparece una llaga de color blanco rojizo, es lepra que se ha producido en la calva, sea por detrás o por delante. 43 El sacerdote lo examinará y, si la hinchazón de la llaga en la parte calva es de color blanco rojizo, con aspecto de lepra en la piel, 44 se trata de un leproso, es impuro. El sacerdote lo declarará impuro: tiene lepra en la cabeza.
45 El leproso que tiene llaga de lepra llevará los vestidos rasgados e irá despeinado; se cubrirá hasta el bigote y tendrá que gritar: «¡Impuro, impuro!» 46 Todo el tiempo que dure la llaga, quedará impuro y, siendo impuro, vivirá solo; se quedará fuera del campamento.
La «lepra» de los objetos
47 Cuando aparezca una llaga de lepra en un vestido de lana o de lino, 48 sea en la urdimbre o en la trama del lino o lana, o en una piel o en cualquier objeto de cuero, 49 si la mancha en el vestido o en la piel, en la urdimbre o en la trama, o en cualquier objeto hecho de cuero tiene color verdoso o rojizo, es llaga de lepra y debe ser mostrada al sacerdote. 50 El sacerdote examinará la mancha y encerrará el objeto manchado durante siete días. 51 Al séptimo, el sacerdote examinará la mancha y, si se ha extendido por el vestido, sea en la urdimbre o en la trama, por la piel o por un objeto de cuero, es un caso de lepra maligna; 52 será quemado.
53 Si el sacerdote ve que la mancha no se ha extendido por el vestido, en la urdimbre o en la trama o por el objeto de cuero, 54 hará lavar el objeto manchado y lo encerrará otros siete días. 55 Si el sacerdote ve que la mancha, después de haber sido lavada, no ha cambiado de aspecto, el objeto es impuro, aun en caso de que la mancha no se haya extendido. Lo entregarás al fuego: es una corrosión por el derecho o por el revés. 56 En cambio, si el sacerdote ve que la parte manchada, después de lavada, ha perdido color, la rasgará del vestido, del cuero, de la urdimbre o de la trama. 57 Pero si vuelve a aparecer en el vestido, en la urdimbre o en la trama, en el objeto de cuero, ha vuelto la lepra, por lo que quemarás el objeto que está afectado. 58 El vestido, la urdimbre o la trama o el objeto de cuero que después de ser lavados pierdan la mancha, serán lavados por segunda vez y quedarán puros.
59 Esta es la ley para la mancha de lepra que se halla en los vestidos de lana o de lino, en la urdimbre o en la trama o en cualquier objeto hecho de cuero, para declararlos puros e impuros.»

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Salmo 61
2 Oh Dios, escucha mi clamor,
2 atiende a mi plegaria.
3 Desde el confín de la tierra yo te grito, mientras el corazón me desfallece.
4 Llévame a la roca muy alta para mí, pues tú eres mi refugio, una torre poderosa ante el enemigo.
5 Quiero compartir tu tienda para siempre, cobijarme en el repliegue de tus alas.
6 Pues tú, oh Dios, escuchaste mis votos; cumples el deseo de los que temen tu nombre.
7 Prolonga los días del rey, multiplícalos, que vea transcurrir generaciones.
8 Que reine y sirva a Dios eternamente, que lo guarden tu gracia y fidelidad.
9 Entonces cantaré por siempre a tu nombre y cumpliré mis promesas día tras día.


Hechos 3
Pedro y Juan sanan a un hombre tullido


1 Un día Pedro y Juan subían al Templo para la oración de las tres de la tarde. 2 Acababan de dejar allí a un tullido de nacimiento. Todos los días lo colocaban junto a la Puerta Hermosa, que es una de las puertas del Templo, para que pidiera limosna a los que entraban en el recinto.
3 Cuando Pedro y Juan estaban para entrar en el Templo, el hombre les pidió una limosna. 4 Pedro, con Juan a su lado, fijó en él su mirada, y le dijo: «Míranos.» 5 El hombre los miró, esperando recibir algo. 6 Pero Pedro le dijo: «No tengo oro ni plata, pero te doy lo que tengo: En nombre del Mesías Jesús, el Nazareno, camina.» 7 Y tomándolo de la mano derecha, lo levantó.
8 Inmediatamente tomaron fuerza sus tobillos y sus pies, y de un salto se puso en pie y empezó a caminar. Luego entró caminando con ellos en el recinto del Templo, saltando y alabando a Dios.
9 Todo el pueblo lo vio caminar y alabar a Dios, 10 y lo reconocieron: «¡Es el tullido que pedía limosna junto a la Puerta Hermosa!» Y quedaron sin palabras, asombrados por lo que había sucedido.
11 El hombre sanado no se separaba de Pedro y Juan, por lo que toda la gente, fuera de sí, acudió y se reunió alrededor de ellos en el pórtico llamado de Salomón. 12 Al ver esto, Pedro se dirigió al pueblo y les dijo:
12 «Israelitas, ¿por qué se quedan tan maravillados? Ustedes nos miran como si hubiéramos hecho caminar a este hombre por nuestro propio poder o santidad. 13 Pero no; es el Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, el que acaba de glorificar a su siervo Jesús. Ustedes lo entregaron y, cuando Pilato decidió dejarlo en libertad, renegaron de él. 14 Ustedes pidieron la libertad de un asesino y rechazaron al Santo y al Justo. 15 Mataron al Señor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos, y nosotros somos testigos de ello. 16 Miren lo que puede la fe en su Nombre, pues en su Nombre acaba de ser restablecido este hermano al que ustedes ven y conocen. La fe que él nos inspira es la que lo ha sanado totalmente en presencia de todos ustedes.
17 Yo sé, hermanos, que ustedes obraron por ignorancia, al igual que sus jefes, 18 y Dios cumplió de esta manera lo que había dicho de antemano por boca de todos los profetas: que su Mesías tendría que padecer.
19 Arrepiéntanse, pues, y conviértanse, para que sean borrados sus pecados. Así el Señor hará llegar el tiempo del alivio, 20 enviándoles al Mesías que les ha sido destinado, que es Jesús. 21 Pues el cielo debe guardarlo hasta que llegue el tiempo de la restauración del universo, según habló Dios en los tiempos pasados por boca de los santos profetas.
22 Moisés afirmó: El Señor Dios hará que un profeta como yo surja de entre sus hermanos. Escuchen todo lo que les diga. 23 El que no escuche a ese profeta será eliminado del pueblo. 24 Y después todos los profetas, empezando por Samuel, anunciaron estos días.
25 Ustedes son los hijos de los profetas y los herederos de la alianza que Dios pactó con nuestros padres, al decir a Abrahán: A través de tu descendencia serán bendecidas todas las familias de la tierra. 26 Por ustedes, en primer lugar, Dios ha resucitado a su Siervo y lo ha enviado para bendecirles, con tal que cada uno renuncie a su mala vida.»