(Primero llamado Osías; Setenta 'Iesoûs, primero Aúsé), el hijo de Nun; la genealogía de la familia es señalada en I Crón. 7,20-27; pertenecía a la tribu de Efraín. Josué comandaba el ejército de Israel, luego del Éxodo, en su batalla con Amalec (Ex. 17,9-13), fue llamado el ayudante de Moisés (24,13), acompañó al gran legislador hacia y desde el Monte Sinaí (32,17) y en la Tienda del Encuentro (33,11), y actuó como uno de los doce espías que Moisés enviara para avistar la tierra de Canaán (Num. 13,8).
En esta ocasión, Moisés cambió el nombre de su servidor de Hosea a Josué (Num. 13,17). Es muy probable que el nuevo nombre significara “Yahveh es salvación”. Sólo Josué y Caleb hablaron bien de la tierra, aunque la gente deseaba apedrearlos por no murmurar, ellos dos sobrevivieron (Num. 14,38). Josué fue elegido por Dios para suceder a Moisés. Las palabras de la elección muestran el carácter del escogido (Num. 27,17-18).
Ante Eleazar y toda la asamblea del pueblo, Moisés le impuso sus manos a Josué. Luego Moisés le propuso al pueblo este soldado para que los dirigiera a la tierra más allá del Jordán (Deut. 31,3), y el Señor le ordenó hacerlo (31,23). Luego de la muerte de Moisés, Josué estaba lleno del espíritu de sabiduría y los israelitas le obedecían (Deut. 34,9). El resto de la historia de Josué es relatada en el Libro de Josué.
El Libro de Josué
El sexto libro del Antiguo Testamento; en el plan de los críticos, el último libro del Hexateuco (Ver Pentateuco). En los Padres, el libro es llamado a menudo “La Nave de Jesús”. El nombre data de los tiempos de Orígenes, quien tradujo el hebreo “hijo de Nun” por uìòs Nauê e insistió que Nave era un tipo de barcaza; de ahí en el nombre Jesus Nave muchos de los Padres ven el tipo de Jesús, el Barco en el que el mundo es salvado.
Contenido
El libro de Josué contiene dos partes: la conquista de la tierra prometida y la subsiguiente división.
a. Capítulos 1 a 12: La Conquista
Caps. 1-3: Josué entra a la tierra prometida, luego de que sus espías le aseguraran de que el camino era seguro. Era el décimo día del primer mes, cuarenta y un años luego del Éxodo. El canal del Jordán estaba seco durante el paso de Israel
Cap. 4: Se erigió un monumento en medio del Jordán y uno en Guilgal, pára conmemorar el milagro. Josué acampa en Guilgal.
Cap. 5: Los israelitas nacidos durante el viaje fueron circuncidados; se celebra la pascua por primera vez en la tierra prometida; el maná deja de caer; Josué es fortalecido por la visión de un ángel.
Cap. 6. Los muros de Jericó caen sin un solo golpe; la ciudad es saqueada; sus habitantes son ejecutados; sólo la familia de Rahab es perdonada.
Caps. 7-8,29: Israel sube contra Ay. El crimen de Akán les causa la derrota. Josué castiga dicho crimen y toma a Ay.
Caps. 8,30-9: Erige un altar en el Monte Ebal; subyuga a los gabaonitas.
Caps. 10-12: derrota a los reyes de [[Jerusalén, Hebrón, Yarmut, Lakis y Eglón; captura y destruye a Maquedá, Libná, Lakis, Egrón, Hebrón, Dabir y el sur hasta Gaza; marcha hacia el norte y derrota las fuerzas combinadas de los reyes de los torrentes de Merón.
(b) Caps. 13-22: La División de la Tierra entre las tribus de Israel Caps. 23-24: Epílogo: último mensaje y muerte de Josué.
Canon
a. En el canon judío, Josué está entre los primeros profetas Josué, Jueces y los cuatro Libros de los Reyes. No fue agrupado con el Pentateuco, principalmente porque, a diferencia de Éxodo y Levítico, no contenía la Torah o ley; también porque los cinco libros de la Torah fueron adjudicados a Moisés (ver Pentateuco).
b. En el canon cristiano, Josué siempre ha tenido el mismo lugar que en el canon judío.
Unidad
Casi todos los no católicos han seguido las críticas sobre el tema del “Hexateuco”; inclusive el conservador Hastings, “Diccionario de la Biblia” ed. 1909, daba por sentado que Josué es una obra compuesta de fragmentos después del Exilio. La primera parte, (1-12) está constituida por dos documentos, probablemente J y E (elementos yahvistas y elohistas) reunidos por J E y luego revisados por el editor deuterocanónico (D); a éste último se le adjudica todo el primer capítulo. Muy poco de este trabajo es obra de P (el compilador del código sacerdotal). En la segunda parte (13-22) los críticos no están seguros si la última edición fue trabajo del deuteronómico o del editor sacerdotal; concuerdan en que las mismas manos de J, E, D y P trabajan en ambas partes, y que las porciones que deben ser adjudicadas a P tienen características que no todas se encuentran en su trabajo en el Pentateuco. La redacción final es post-exílica, un trabajo realizado cerca del 440-400 a.C.
En resumen, ésa es la teoría de los críticos, que difieren aquí como dondequiera en materia de los detalles asignados a los varios escritores y en el orden de las ediciones, la cual todos asumen como ciertamente hecha. (Ver G.A. Smith y Welch en Hastings “Diccionario de la Biblia” ediciones grandes y pequeñas respectivamente, s.v. “Josué”; Morre en Cheyne “Encyclopedia Biblica”; Wellhausen, "Die Composition des Hexateuchs und der historischen Bücher des A. T.", Berlín, 1889; Driver, "Introducción a la Literatura del Antiguo Testamento", Nueva York, 1892, 96.)
Los judíos no conocían tal Hexateuco, ni los seis libros puestos juntos por un editor final; siempre mantuvieron una distinción clara entre el Pentateuco y Josué, y más bien relacionaron a Josué con Jueces que con el Deuteronomio. El bien conocido prefacio al Eclesiástico (Septuaginta) separa la “Ley” de los “Profetas”. Los samaritanos tienen la Torah completamente separado del recién descubierto Josué samaritano.
Los católicos, casi universalmente defienden la unidad de Josué. Es verdad que, antes del decreto de la Comisión Bíblica sobre el asunto de la autoría múltiple del Pentateuco, algunos católicos asignaban Josué, así como los cinco libros mosaicos, a J, E, D y P.
Los eruditos bíblicos católicos están a favor de la unidad pre-exílica de la composición de Josué y su independencia editorial del Pentateuco. Esta independencia se muestra en la integridad y originalidad del plan del libro. Hemos visto la unidad de este plan en la conquista de Josué y la división de la tierra prometida. Está claro el propósito de llevar adelante la historia del pueblo escogido luego de la muerte de Moisés. El propósito del Pentateuco era muy distinto, el codificar las leyes del pueblo escogido; así como darle continuidad a su historia primitiva.
En Josué no hay codificación de leyes. Los críticos argumentan que la muerte de Moisés dejó un vacío a ser llenado, es decir, la conquista de la tierra prometida y, por lo tanto, postulan esta conquista para la integridad histórica, si no para la legal, del Pentateuco. Tal hipótesis podría justificar el postulado también de que la historia de la conquista luego de la muerte de Josué era necesaria para la integridad histórica del Pentateuco. Nuevamente, la integridad de la narrativa de Josué sobre la conquista de la tierra prometida está clara desde el hecho que repite información que ya había sido dada en el Pentateuco y son detalles de la conquista.
Las órdenes de Moisés a los hijos de Rubén y Gad están claramente planteadas en el Pentateuco (Núm. 32,20ss.); así también, en la ejecución de estas órdenes por los rubenitas y gaditas en las tierras de los amorreos y de Basán (Num., 32,33-38). Si Josué es parte de un compuesto y posterior composición tardía con los cuales los críticos hicieron los libros mosaicos, ¿cómo es posible que estos mismos datos en relación a los hijos de Rubén y de Gad se repitan por los supuestos Deuteronómicos D1 o D2 cuando él unificó el J y E y P de Josué? ¿Por qué interrumpe su narrativa continua (ver Jos. 1,12; 13,15-28)? ¿Por qué esta inútil repetición de los mismos nombres, si no fuera por la unidad de composición de Josué? ¿Por qué se repiten los nombres de las ciudades de refugio (cf. 20,8; Deut. 4,41ss.)?
Para responder éstas y otras dificultades similares, los críticos han recurrido a un subterfugio no crítico: D1 o D2 no se traen a discusión en la escuela del criticismo moderno; de ahí, sus desatinos. No podemos aceptar tan poco críticamente y exento de trabas a un escritor como el inspirado y escogido por Dios editor del Pentateuco y Josué. Para una refutación total de los críticos, vea a Cornely “Introd. Specialis in Hist. V. t. Libros”, II (París, 1887,177).
Autoría
a. El Libro de Josué fue ciertamente escrito antes del tiempo de David, pues los cananeos todavía habitaban en Guézer (16,10), los jebuseos en Jerusalén (15,63), y Sidón mantenía la supremacía sobre Fenicia (16,28); mientras que antes del tiempo de Salomón, los egipcios habían expulsado a los cananeos fuera de Guézer (1 Rey. 9,16), David había capturado Jerusalén en el octavo año de su reinado (2 Sam. 5,5), y Tiro (siglo XII a.C.) había suplantado a Sidón en la supremacía de Fenicia. Más aún, durante el tiempo de David ningún escritor pudo haber establecido a sus aliados, los fenicios, entre los pueblos a ser destruidos (13,6).
b. Evidencia interna favorece la opinión de que el autor vivió no mucho tiempo después de la muerte de Josué. El territorio asignado a cada tribu está descrito con bastante exactitud. Solo se establece la tierra asignada a Efraín (16,5) porque la ocupación fue demorada (17,16). Por otro lado, se nos cuenta no sólo de la porción de tierra asignada a Judá y Benjamín, sino también de las ciudades que capturaron (15,1ss.; 18,11ss.); en cuanto a las otras tribus, el progreso hecho en ganar las ciudades de su lote se nos narra con una precisión que no se podría explicar si fuésemos a admitir que la narrativa es post-exílica en su redacción final. Sólo el inadmisible centón de poco críticos D1 o D2 servirán para explicar este argumento.
c. El problema persiste: ¿Acaso Josué escribió todo excepto el epílogo? Los católicos están divididos. Muchos de los Padres parecen haber dado por sentado que el autor es Josué; incluso ha habido católicos que han atribuido la obra a alguien poco después de la muerte del gran líder. Teodoreto (In Jos., q. XIV), Pseudo-Atanasio (Synopsis Sacr. Scrip.), Tostato (En Jos. I, q. XIII; VII) Maes ("Josue Imperatoris Historia", Amberes, 1574), Haneberg ("Gesch. der bibl. Offenbarung", Ratisbon, 1863, 202), Danko ("Hist. Rev. Div. V. T.", Viena, 1862, 200), Meignan ("De Moïse à David", Paris, 1896, 335), y muchos otros autores católicos admiten que el Libro de Josué contiene signos de edición posterior; aunque todos insisten que esta edición fue hecha antes del Exilio.
Historicidad
La Comisión Bíblica (15 de febrero de 1909) ha decretado la historicidad de la narrativa primitiva del Génesis 1-3; a fortiori no tolerará que un Católico niegue la historicidad de Josué. La principal objeción de los racionalistas al valor histórico del libro es la casi sobrecogedora fuerza de los milagros que se encuentran en él; esta objeción no tiene valor para el exegeta católico. Otras objeciones se anticipan en el tratamiento de la autenticidad del trabajo.
Una respuesta completa a las objeciones racionalistas puede ser encontrada en los trabajos estándares de católicos en las introducciones. Los santos Pablo (Heb. 11,30-31; 13,5) Santiago (2,25), y Esteban (Hch. 7,45), la tradición de la sinagoga y la de la Iglesia aceptan el Libro de Josué como histórico. Para los Padres, Josué fue una persona histórica y una figura del Mesías.
Como un antídoto a las acusaciones de que Josué fue cruel y homicida, etc, se deben leer los relatos asirios y egipcios del casi contemporáneo tratamiento al derrotado. San Agustín resolvió la dificultad racionalista diciendo que las abominaciones de los cananeos merecían el castigo que Dios, como Amo del mundo, impartido por la mano de Israel (en Hept., III, 56; P.L., XXXIV, 702, 816). Estas abominaciones de culto fálico y sacrificio de infantes han sido comprobadas por las excavaciones del Fondo para la Exploración Palestina en Guézer.
Texto
La Versión de los Setenta está conservada en dos textos revisados diferentes, el Alejandrino (A) y el Vaticano (B) y varía considerablemente del Masora; la Vulgata a menudo difiere de estos tres. (III, 4; IV, 3, 13; V, 6). El Josué samaritano recientemente descubierto se asemeja más al de la Septuaginta que al de Masora.
Bibliografía:
Padres: ORÍGENES, Eclectum in Jesum Nave in P. G., XII, 819-825); Agustín, Quæstiones in Heptateuchum in P.L., XXXIV, 547). Escritores Modernos: MAES, op. cit.; CALMET, Comm. Lit. in Omnes Libros N. et V. Test. (Würzburg, 1788); SERARIUS, Josue, etc. (Mainz, 1610); BONFRÈRE, Josue, Judices, Ruth (Paris, 1733); también las obras mencionadas en el cuerpo del artículo.
Protestantes: SPEAKER's Bible, II (Londres, 1872); KÖNIG, Alttest Studien, i. Authentie des Buches Josua (1836).
Fuente: Drum, Walter. "Josue (Joshua)." The Catholic Encyclopedia. Vol. 8. New York: Robert Appleton Company, 1910.
Traducido por Carolina Eyzaguirre Arroyo. L H M