249 - DÍAS LA SANTA BIBLIA
TEXTO Y AUDIO
El Antiguo Testamento
ECLESIASTES C. 11
Capítulo 11
1 Arroja tu pan sobre la superficie del agua y, a la larga, lo volverás a encontrar.
2 Da una parte a siete, y aun a ocho personas, porque ignoras qué calamidades pueden venir sobre la tierra.
3 Cuando las nubes se llenan, derraman lluvia sobre la tierra; y si un árbol cae hacia el sur o hacia el norte, queda en el mismo lugar donde cayó.
4 El que mira el viento no siembra y el que mira las nubes no cosecha.
5 Así como ignoras cómo llega el aliento vital a los huesos en el seno de la mujer embarazada, así también ignoras la obra de Dios, que hace todas las cosas.
6 Siembra tu semilla por la mañana y no dejes que tu brazo descanse hasta la tarde, porque no sabes si es esto o aquello lo que va a prosperar, o si ambas cosas son igualmente buenas.
7 Dulce es la luz y es bueno para los ojos la luz del sol.
8 Si un hombre vive muchos años, que disfrute de todos ellos, pero recuerde que serán muchos los días sombríos y que todo lo que sucede es vanidad.
9 Alégrate, muchacho, mientras eres joven, y que tu corazón sea feliz en tus años juveniles. Sigue los impulsos de tu corazón y lo que es un incentivo para tus ojos; pero ten presente que por todo eso Dios te llamará a juicio.
10 Aparta de tu corazón la tristeza y aleja de tu carne el dolor, porque la juventud y la aurora de la vida pasan fugazmente.
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El Antiguo Testamento
ECLESIASTES C. 12
Capítulo 12
1 Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que lleguen los días penosos y vengan los años en los que dirás: «No encuentro en ellos ningún placer»;
2 antes que se oscurezcan el sol y la luz, la luna y las estrellas, y vuelvan las nubes cargadas de lluvia.
3 En aquel día temblarán los guardianes de la casa y se encorvarán los hombres vigorosos; se detendrán las moledoras, que ya serán pocas, y se oscurecerán las que miran por las ventanas;
4 se cerrarán las puertas de la calle, mientras declina el ruido del molino; cesará el canto de los pájaros y enmudecerán las que entonan canciones.
5 Entonces se temerán las cuestas empinadas y los terrores acecharán por el camino. El almendro estará florecido, se pondrá pesada la langosta y la alcaparra perderá su eficacia. Porque el hombre se va a su morada eterna, mientras las plañideras rondan por la calle.
6 Sí, acuérdate de él antes que se corte la hebra de plata y se quiebre la ampolla de oro, antes que se haga pedazos el cántaro en la fuente y se rompa la cuerda del aljibe;
7 antes que el polvo vuelva a la tierra, como lo que es, y el aliento vuelva a Dios, porque es él quien lo dio.
8 ¡Vanidad, pura vanidad!, dice Cohélet. ¡Nada más que vanidad!
9 Cohélet, además de ser sabio, también enseñó la ciencia al pueblo; él pesó, examinó y ajustó numerosos proverbios.
10 Cohélet trató de encontrar sentencias agradables y escribió exactamente palabras verdaderas
11 Los dichos de los sabios son como aguijones y las colecciones de sentencias, como mojones bien plantados, dones de un solo pastor.
12 Una advertencia más, hijo mío: multiplicar los libros es una cosa interminable y estudiar demasiado deja el cuerpo exhausto.
13 En conclusión: una vez oído todo esto, teme al Señor y observa sus mandamientos, porque esto es todo para el hombre.
14 Dios llevará a juicio todas las obras, aun loa que está escondido, sea bueno o malo.
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El Nuevo Testamento
PRIMERA CARTA A
LOS CORINTIOS C. 12
Capítulo 12
1 Con relación a los dones espirituales, no quiero, hermanos, que ustedes vivan en la ignorancia.
2 Ustedes saben que cuando todavía eran paganos, se dejaban arrastrar ciegamente al culto de dioses inanimados.
3 Por eso les aseguro que nadie, movido por el Espíritu de Dios, puede decir: «Maldito sea Jesús». Y nadie puede decir: «Jesús es el Señor», si no está impulsado por el Espíritu Santo.
4 Ciertamente, hay diversidad de dones, pero todos proceden del mismo Espíritu.
5 Hay diversidad de ministerios, pero un solo Señor.
6 Hay diversidad de actividades, pero es el mismo Dios el que realiza todo en todos.
7 En cada uno, el Espíritu se manifiesta para el bien común.
8 El Espíritu da a uno la sabiduría para hablar; a otro, la ciencia para enseñar, según el mismo Espíritu;
9 a otro, la fe, también el mismo Espíritu. A este se le da el don de curar, siempre en ese único Espíritu;
10 a aquel, el don de hacer milagros; a uno, el don de profecía; a otro, el don de juzgar sobre el valor de los dones del Espíritu; a este, el don de lenguas; a aquel, el don de interpretarlas.
11 Pero en todo esto, es el mismo y único Espíritu el que actúa, distribuyendo sus dones a cada uno en particular como él quiere.
12 Así como el cuerpo tiene muchos miembros, y sin embargo, es uno, y estos miembros, a pesar de ser muchos, no forman sino un solo cuerpo, así también sucede con Cristo.
13 Porque todos hemos sido bautizados en un solo Espíritu para formar un solo Cuerpo –judíos y griegos, esclavos y hombres libres– y todos hemos bebido de un mismo Espíritu.
14 El cuerpo no se compone de un solo miembro sino de muchos.
15 Si el pie dijera: «Como no soy mano, no formo parte del cuerpo», ¿acaso por eso no seguiría siendo parte de él?
16 Y si el oído dijera: «Ya que no soy ojo, no formo parte del cuerpo», ¿acaso dejaría de ser parte de él?
17 Si todo el cuerpo fuera ojo, ¿dónde estaría el oído? Y si todo fuera oído, ¿dónde estaría el olfato?
18 Pero Dios ha dispuesto a cada uno de los miembros en el cuerpo, según un plan establecido.
19 Porque si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo?
20 De hecho, hay muchos miembros, pero el cuerpo es uno solo.
21 El ojo no puede decir a la mano: «No te necesito», ni la cabeza, a los pies: «No tengo necesidad de ustedes».
22 Más aún, los miembros del cuerpo que consideramos más débiles también son necesarios,
23 y los que consideramos menos decorosos son los que tratamos más decorosamente. Así nuestros miembros menos dignos son tratados con mayor respeto,
24 ya que los otros no necesitan ser tratados de esa manera. Pero Dios dispuso el cuerpo, dando mayor honor a los miembros que más lo necesitan,
25 a fin de que no haya divisiones en el cuerpo, sino que todos los miembros sean mutuamente solidarios.
26 ¿Un miembro sufre? Todos los demás sufren con él. ¿Un miembro es enaltecido? Todos los demás participan de su alegría.
27 Ustedes son el Cuerpo de Cristo, y cada uno en particular, miembros de ese Cuerpo.
28 En la Iglesia, hay algunos que han sido establecidos por Dios, en primer lugar, como apóstoles; en segundo lugar, como profetas; en tercer lugar, como doctores. Después vienen los que han recibido el don de hacer milagros, el don de curar, el don de socorrer a los necesitados, el don de gobernar y el don de lenguas.
29 ¿Acaso todos son apóstoles? ¿Todos profetas? ¿Todos doctores? ¿Todos hacen milagros?
30 ¿Todos tienen el don de curar? ¿Todos tienen el don de lenguas o el don de interpretarlas?
31 Ustedes, por su parte, aspiren a los dones más perfectos. Y ahora voy a mostrarles un camino más perfecto todavía.
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