248 - DÍAS LA SANTA BIBLIA
EN UN AÑO
TEXTO Y AUDIO
El Antiguo Testamento
ECLESIASTES C. 9
Capítulo 9
1 Sí, yo me puse a pensar en todo esto y vi que los justos, los sabios y sus acciones están en la mano de Dios. Pero el hombre ni siquiera sabe si es objeto de amor o de aversión. Todo lo que está ante él es vanidad,
2 porque a todos les espera la misma suerte: al justo y al impío, al bueno y al malo, al puro y al impuro, al que ofrece sacrificios y al que no los ofrece; lo mismo le pasa al bueno y al pecador, al que jura y al que teme hacer un juramento.
3 Esto es lo malo en todo lo que sucede bajo el sol: como es igual la suerte de todos, el corazón de los hombres se llena de maldad, la locura está dentro de ellos mientras viven, y después, acaban entre los muertos.
4 Mientras uno está unido a todos los vivientes, siempre hay esperanza, porque «más vale perro vivo que león muerto».
5 Los vivos, en efecto, saben que morirán, pero los muertos no saben nada: para ellos ya no hay retribución, porque su recuerdo cayó en el olvido.
6 Se han esfumado sus amores, sus odios y sus rivalidades, y nunca más podrán compartir todo lo que se hace bajo el sol.
7 Ve, entonces, come tu pan con alegría y bebe tranquilamente tu vino, porque a Dios ya le agradaron tus obras.
8 Que tu ropa sea siempre blanca y nunca falte el perfume en tu cabeza.
9 Goza de la vida con la mujer que amas, mientras dure esa vana existencia que Dios te concede bajo el sol, porque esa es tu parte en la vida y en el esfuerzo que realizas bajo el sol.
10 Todo lo que esté al alcance de tu mano realízalo con tus propias fuerzas, porque no hay obra, ni proyecto, ni ciencia, ni sabiduría, en el Abismo adonde tú irás.
11 Además, yo vi otra cosa bajo el sol: la carrera no la gana el más veloz, ni el más fuerte triunfa en el combate; el pan no pertenece al más sabio, ni la riqueza al más inteligente, ni es favorecido el más capaz, porque en todo interviene el tiempo y el azar.
12 El hombre no sabe cuándo llega su hora: como los peces atrapados en la red fatal, como los pájaros aprisionados por el lazo, así los hombres se ven sorprendidos por la adversidad cuando cae de improviso sobre ellos.
13 También he visto bajo el sol un caso de sabiduría que considero realmente notable
14 Había una pequeña ciudad, con pocos habitantes; un gran rey la atacó, la cercó, y construyó contra ella grandes empalizadas.
15 Allí se encontraba un hombre pobre pero sabio, que salvó la ciudad con su sabiduría. A pesar de eso, nadie se acordó más de ese pobre hombre.
16 Entonces pensé: «Más vale maña que fuerza». pero la sabiduría del pobre es despreciada y nadie escucha sus palabras.
17 Las palabras de los sabios oídas con calma valen más que los gritos del que gobierna a los necios.
18 Vale más la sabiduría que las máquinas de guerra, pero una sola falla malogra mucho bien.
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El Antiguo Testamento
ECLESIASTES C. 10
Capítulo 10
1 Una mosca muerta corrompe y hace fermentar el óleo del perfumista. Pesa más un poco de insensatez que la sabiduría y la gloria.
2 El sabio piensa rectamente, y el necio lo hace torcidamente.
3 Por cualquier camino que vaya, al necio le falta el buen sentido, y hace que se diga de él: «Es un necio».
4 Si el que gobierna se irrita contra ti, no te salgas de quicio, porque la sangre fría evita grandes fallas.
5 Hay un mal que yo he visto bajo el sol, como error que procede de la autoridad:
6 el necio es promovido a los puestos más altos y los nobles rebajados a los puestos inferiores.
7 Yo vi esclavos montados a caballo y príncipes de a pie, como los esclavos.
8 El que cava una fosa cae en ella y al que derriba un cerco, lo muerde una serpiente.
9 El que saca piedras se lastima con ellas y el que corta leña está expuesto al peligro.
10 Si el hierro está mellado, y no lo afilan, es preciso redoblar las fuerzas: por eso es provechoso emplear bien la sabiduría.
11 Si la serpiente muerde porque falla el encantamiento, ¿qué provecho saca el encantador?
12 Las palabras del sabio son recibidas con agrado, pero al necio lo pierde su propia lengua:
13 cuando empieza a hablar, dice insensateces, y cuando termina, las peores locuras;
14 el insensato multiplica las palabras. El hombre no sabe lo que va a suceder: ¿quién puede anunciarle lo que vendrá después de él?
15 El esfuerzo fatiga al necio, porque no se da maña ni para ir a la ciudad.
16 ¡Ay de ti, nación, si tu rey es un joven y tus príncipes comen desde la mañana!
17 ¡Feliz de ti, nación, si tienes por rey a un noble de nacimiento, y tus príncipes comen cuando es debido, para reparar sus fuerzas y no para embriagarse!
18 Por la pereza se desploman las vigas y por la dejadez se viene abajo la casa.
19 ¡Para divertirse se celebra un banquete, el vino alegra la vida y el dinero responde por todo!
20 Ni siquiera en privado maldigas al rey, y ni en tu habitación maldigas a un rico, porque un pájaro puede hacer correr la voz y la indiscreción tiene alas.
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El Nuevo Testamento
PRIMERA CARTA A
LOS CORINTIOS C. 11
Capítulo 11
1 Sigan mi ejemplo, así como yo sigo el ejemplo de Cristo.
2 Los felicito porque siempre se acuerdan de mí y guardan las tradiciones tal como yo se las he transmitido.
3 Sin embargo, quiero que sepan esto: Cristo es la cabeza del hombre; la cabeza de la mujer es el hombre y la cabeza de Cristo es Dios.
4 En consecuencia, el hombre que ora o profetiza con la cabeza cubierta deshonra a su cabeza;
5 y la mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta deshonra a su cabeza, exactamente como si estuviera rapada.
6 Si una mujer no se cubre con el velo, que se corte el cabello. Pero si es deshonroso para una mujer cortarse el cabello o raparse, que se ponga el velo.
7 El hombre, no debe cubrir su cabeza, porque él es la imagen y el reflejo de Dios, mientras que la mujer es el reflejo del hombre.
8 En efecto, no es el hombre el que procede de la mujer, sino la mujer del hombre;
9 ni fue creado el hombre a causa de la mujer, sino la mujer a causa del hombre.
10 Por esta razón, la mujer debe tener sobre su cabeza un signo de sujeción, por respeto a los ángeles.
11 Por supuesto que para el Señor, la mujer no existe sin el hombre ni el hombre sin la mujer.
12 Porque si la mujer procede del hombre, a su vez, el hombre nace de la mujer y todo procede de Dios.
13 Juzguen por ustedes mismos: ¿Les parece conveniente que la mujer ore con la cabeza descubierta?
14 ¿Acaso la misma naturaleza no nos enseña que es una vergüenza para el hombre dejarse el cabello largo,
15 mientras que para la mujer es una gloria llevarlo así? Porque la cabellera le ha sido dada a manera de velo.
16 Por lo demás, si alguien es amigo de discusiones, le advertimos que entre nosotros se acostumbra usar el velo y también en las Iglesias de Dios.
17 Y ya que les hago esta advertencia, no puedo felicitarlos por sus reuniones, que en lugar de beneficiarlos, los perjudican.
18 Ante todo, porque he oído decir que cuando celebran sus asambleas, hay divisiones entre ustedes, y en parte lo creo.
19 Sin embargo, es preciso que se formen partidos entre ustedes, para se pongan de manifiesto los que tienen verdadera virtud.
20 Cuando se reúnen, lo que menos hacen es comer la Cena del Señor,
21 porque apenas se sientan a la mesa, cada uno se apresura a comer su propia comida, y mientras uno pasa hambre, el otro se pone ebrio.
22 ¿Acaso no tienen sus casas para comer y beber? ¿O tan poco aprecio tienen a la Iglesia de Dios, que quieren hacer pasar vergüenza a los que no tienen nada? ¿Qué les diré? ¿Los voy a alabar? En esto, no puedo alabarlos.
23 Lo que yo recibí del Señor, y a mi vez les he transmitido, es lo siguiente: El Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó el pan,
24 dio gracias, lo partió y dijo: «Esto es mi Cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía».
25 De la misma manera, después de cenar, tomó la copa, diciendo: «Esta copa es la Nueva Alianza que se sella con mi Sangre. Siempre que la beban, háganlo en memora mía».
26 Y así, siempre que coman este pan y beban esta copa, proclamarán la muerte del Señor hasta que él vuelva.
27 Por eso, el que coma el pan o beba la copa del Señor indignamente tendrá que dar cuenta del Cuerpo y de la Sangre del Señor.
28 Que cada uno se examine a sí mismo antes de comer este pan y beber esta copa;
29 porque si come y bebe sin discernir el Cuerpo del Señor, come y bebe su propia condenación.
30 Por eso, entre ustedes hay muchos enfermos y débiles, y son muchos los que han muerto.
31 Si nos examináramos a nosotros mismos, no seríamos condenados.
32 Pero el Señor nos juzga y nos corrige para que no seamos condenados con el mundo.
33 Así, hermanos, cuando se reúnan para participar de la Cena, espérense unos a otros.
34 Y si alguien tiene hambre, que coma en su casa, para que sus asambleas no sean motivo de condenación. Lo demás lo arreglaré cuando vaya.
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