Lot es un personaje del libro Génesis, del Antiguo Testamento de La Biblia
לוט (/lóut/), en hebreo ‘escondido’لوط (‘lut’) en árabe
Historia
Lot era hijo de Haran, hermano de Iscá y Mildá. Acompañó a su tío Abraham en el viaje a Canaán llevando consigo a su mujer y sus hijas y se situaron en un punto intermedio entre las llanura de Sodoma y el monte de Hebrón. Tanto Lot como su tío Abraham, anduvieron juntos por un tiempo no determinado.
Como lo menciona los versículos 6 y 7 del capítulo 13 del Libro de Génesis, debido a la insuficiencia del territorio que habitaban que ocasionó disputas entre los pastores de ambos hombres, Abraham y Lot contendieron por la tierra donde debían asentarse y decidieron que debían separarse, así que Lot por mutuo consentimiento y en buenos términos, se separó de Abraham. Abraham se fue al encinar de Hebrón, al norte, y Lot se instaló en la llanura de Sodoma y Gomorra.
Lot plantó sus tiendas a las puertas de Sodoma y permaneció allí. Los reyes de Sodoma y Gomorra sostuvieron en ese tiempo una guerra contra reinos vecinos. Estos reyes fueron vencidos en una batalla en Sidim, y Lot y su parentela fueron hechos prisioneros. Abraham supo de la suerte corrida por Lot y organizó un rescate. Lot, sus bienes y su gente fueron rescatados exitosamente y volvieron a Sodoma. A partir de este instante, se empieza a escribir los últimos capítulos de estas ciudades.
Sodoma y Gomorra fueron destruidas conjuntamente con Adma y Zeboím (Deuteronomio 29.23).
Huyó de Sodoma antes de su destrucción, avisado por ángeles de Yahveh. La mujer de Lot al darse la vuelta (desobedeciendo el mandato de Yahveh) se convirtió en estatua de sal, en castigo divino por su curiosidad, quedando ahí mientras el resto de su familia abandonaba el lugar.
Cuando escapó de Sodoma, pidió a los ángeles enviados por Yahveh que pudiera huir a la pequeña ciudad de Zoar, y estos le dijeron que no se destruiría esa ciudad y que él la utilizaría como ruta de escape.
Finalmente, Lot tuvo miedo de vivir en Zoar (quizás por ser la única ciudad superviviente), y fue al monte a vivir con sus hijas y habitaron en una cueva.
Ocurre ahí que sus hijas, preocupadas al no encontrar varones con los que asegurar su descendencia en la tierra en la que habían entrado, emborracharon a su padre y copularon con él, la mayor la primera noche y la menor la segunda, sin que aquel se diese cuenta.
De esa manera, las dos concibieron de su padre y tuvieron descendencia. El primero de los hijos fue llamado Moab (del hebreo ‘del padre’) que cuya descendencia daría lugar a los llamados moabitas (Génesis 19:30-38). La tierra de Moab estuvo ubicada en el lado sur oriental del llamado Mar Salado y forma parte de la llamada península de Lisán. El segundo fue llamado Ammon o Ben-Ammi (en hebreo, ‘hijo de mi gente’). Fue el patriarca de la nación de Ammon, los amonitas.
ACTIVIDADES
ROMPECABEZAS
Capítulo 12
El llamado de Dios a Abrám
1 El Señor dijo a Abram: «Deja tu tierra natal y la casa de tu padre, y ve al país que yo te mostraré. 2 Yo haré de ti una gran nación y te bendeciré; engrandeceré tu nombre y serás una bendición. 3 Bendeciré a los que te bendigan y maldeciré al que te maldiga, y por ti se bendecirán todos los pueblos de la tierra». 4 Abram partió, como el Señor se lo había ordenado, y Lot se fue con él. Cuando salió de Jarán, Abram tenía setenta y cinco años. 5 Tomó a su esposa Sarai, a su sobrino Lot, con todos los bienes que habían adquirido y todas las personas que habían reunido en Jarán, y se encaminaron hacia la tierra de Canaán. Al llegar a Canaán, 6 Abram recorrió el país hasta el lugar santo de Siquem, hasta la encina de Moré. En ese tiempo, los cananeos ocupaban el país. 7 Entonces el Señor se apareció a Abram y le dijo: «Yo daré esta tierra a tu descendencia». Allí Abram erigió un altar al Señor, que se la había aparecido. 8 Después se trasladó hasta la región montañosa que está al este de Betel, que quedaba al oeste, y Ai, al este. También allí erigió un altar al Señor e invocó su Nombre. 9 Luego siguió avanzando por etapas hasta el Négueb.
Abrám en Egipto
10 Entonces hubo hambre en aquella región, y Abram bajó a Egipto para establecerse allí por un tiempo, porque el hambre acosaba al país. 11 Cuando estaba por llegar a Egipto, dijo a Sarai, su mujer: «Yo sé que eres una mujer hermosa. 12 Por eso los egipcios, apenas te vean, dirán: «Es su mujer», y me matarán, mientras que a ti te dejarán con vida. 13 Por favor, di que eres mi hermana. Así yo seré bien tratado en atención a ti, y gracias a ti, salvaré mi vida». 14 Cuando Abram llegó a Egipto, los egipcios vieron que su mujer era muy hermosa, 15 y los oficiales de la corte, que también la vieron, la elogiaron ante el Faraón. Entonces fue llevada al palacio del Faraón. 16 En atención a ella, Abram fue tratado deferentemente y llegó a tener ovejas, vacas, asnos, esclavos, sirvientas, asnas y camellos. 17 Pero el Señor infligió grandes males al Faraón y su gente, por causa de Sarai, la esposa de Abram. 18 El Faraón llamó a Abram y le dijo: «¿Qué me has hecho? ¿Por qué no me advertiste que era tu mujer? 19 ¿Por qué dijiste que era tu hermana, dando lugar a que yo la tomara por esposa? Ahí tienes a tu mujer: tómala y vete». 20 Después el Faraón dio órdenes a sus hombres acerca de Abram, y ellos lo hicieron salir junto con su mujer y todos sus bienes.
Capítulo 13
La separación de Abrám y de Lot
1 Desde Egipto, Abram subió al Négueb, llevando consigo a su esposa y todos sus bienes. También Lot iba con él. 2 Abram tenía muchas riquezas en ganado, plata y oro. 3 Después siguió avanzando por etapas desde el Négueb hasta Betel, hasta el lugar donde había acampado al comienzo, entre Betel y Ai, 4 donde estaba el altar que había erigido la primera vez. Allí Abram invocó el nombre del Señor. 5 Lot, que acompañaba a Abram, también tenía ovejas, vacas y carpas. 6 Y como los dos tenían demasiadas riquezas, no había espacio suficiente para que pudieran habitar juntos. 7 Por eso, se produjo un altercado entre los pastores de Abram y los de Lot. En ese tiempo, los cananeos y los perizitas ocupaban el país. 8 Abram dijo a Lot: «No quiero que haya altercados entre nosotros dos, ni tampoco entre sus pastores y los míos, porque somos hermanos. 9 ¿No tienes todo el país por delante? Sepárate de mí: si tú vas hacia la izquierda, yo iré hacia la derecha, y si tú vas hacia la derecha, yo iré hacia la izquierda». 10 Lot dirigió una mirada a su alrededor, y vio que toda la región baja del Jordán, hasta llegar a Soar, estaba tan bien regada como el Jardín del Señor o como la tierra de Egipto. Esto era antes que el Señor destruyera a Sodoma y Gomorra. 11 Entonces Lot eligió para sí toda la región baja del Jordán y se dirigió hacia el este. Así se separaron el uno del otro: 12 Abram permaneció en Canaán, mientras que Lot se estableció entre las ciudades de la región baja, poniendo su campamento cerca de Sodoma. 13 Pero los habitantes de Sodoma eran perversos y pecaban gravemente contra el Señor.
La renovación de la promesa
14 El Señor dijo a Abram, después que Lot se separó de él: «Levanta los ojos, y desde el lugar donde éstas, mira hacia el norte y el sur, hacia el este y el oeste, 15 porque toda la tierra que alcances a ver, te la daré a ti y a tu descendencia para siempre. 16 Yo haré que tu descendencia sea numerosa como el polvo de la tierra. Si alguien puede contar los granos de polvo, también podrá contar tu descendencia. 17 Ahora recorre el país a lo largo y a lo ancho, porque yo te lo daré». 18 Entonces Abram trasladó su campamento y fue a establecerse junto al encinar de Mamré, que está en Hebrón. Allí erigió un altar al Señor.
Capítulo 14
La campaña de los cuatro reyes
1 En tiempos de Amrafel, rey de Senaar, de Arioc, rey de Elasar, de Quedorlaomer, rey de Elam, y de Tidal, rey de Goím, 2 estos hicieron la guerra contra Berá, rey de Sodoma, Birsá, rey de Gomorra, Sinab, rey de Admá, Zeméber, rey de Seboím, y contra el rey de Belá, es decir, de Soar. 3 Todos ellos se concentraron en el valle de Sidím, que ahora es el mar de la Sal. 4 Durante doce años, habían estado sometidos a Quedorlaomer, pero al decimotercer año se rebelaron. 5 Y en el decimocuarto año, Quedorlaomer y los reyes que los acompañaban llegaron y derrotaron a los refaítas en Asterot Carnaim, a los zuzíes en Ham, a los emíes en la llanura de Quiriataim, 6 y a los hurritas en las montañas de Seír, cerca de El Parán, en el límite con el desierto. 7 Luego dieron vuelta hasta En Mispat –actualmente Cades– y sometieron todo el territorio de los amalecitas, y también a los amorreos que habitaban en Hasasón Tamar. 8 Entonces el rey de Sodoma, el rey de Gomorra, el rey de Admá, el rey de Seboím, y el rey de Belá –o Soar– avanzaron y presentaron batalla en el valle de Sidím 9 a Quedorlaomer, rey de Elam, a Tidal, rey de Goím, a Amrafel, rey de Senaar, y a Arioc, rey de Elasar. Eran cuatro reyes contra cinco. 10 El valle de Sidím estaba lleno de pozos de asfalto. Al huir, los reyes de Sodoma y Gomorra cayeron en ellos, mientras ya los demás escaparon a las montañas. 11 Los invasores se apoderaron de todos los bienes de Sodoma y Gomorra, y también de sus víveres. Y cuando partieron, 12 se llevaron a Lot, el sobrino de Abram con toda su hacienda, porque él vivía entonces en Sodoma.
El rescate de Lot
13 Un fugitivo llevó la noticia a Abram, el hebreo, que estaba acampado en el encinar de Mamré, el amorreo, hermano de Escol y de Aner; estos, a su vez, eran aliados de Abram. 14 Al enterarse de que su pariente Lot había sido llevado cautivo, Abram reclutó a la gente que estaba a su servicio –trescientos dieciocho hombres nacidos en su casa– y persiguió a los invasores hasta Dan. 15 El y sus servidores los atacaron de noche, y después de derrotarlos, los persiguieron hasta Jobá, al norte de Damasco. 16 Así Abram recuperó todos los bienes, lo mismo que a su pariente Lot con su hacienda, las mujeres y la gente.
El encuentro de Abrám con Melquisedec
17 Cuando Abram volvía de derrotar a Quedorlaomer y a los reyes que lo acompañaban, el rey de Sodoma salió a saludarlo en el valle de Savé, o sea el valle del Rey. 18 Y Melquisedec, rey de Salem, que era sacerdote de Dios, el Altísimo, hizo traer pan y vino, 19 y bendijo a Abram, diciendo: «¡Bendito sea Abram de parte de Dios, el Altísimo, creador del cielo y de la tierra! 20 ¡Bendito sea Dios, el Altísimo, que entregó a tus enemigos en tus manos!». Y Abram le dio el diezmo de todo. 21 Entonces el rey de Sodoma dijo a Abram: «Entrégame a las personas y quédate con los bienes». 22 Pero Abram le respondió: «Yo he jurado al Señor Dios, el Altísimo, creador del cielo y de la tierra, 23 que no tomaré nada de lo que te pertenece; ni siquiera el hilo o la correa de una sandalia. Así no podrás decir: «Yo enriquecí a Abram». 24 No quiero nada para mí, fuera de lo que mis servidores han comido. Solamente los hombres que me han acompañado, Aner, Escol y Mamré, recibirán su parte».
Capítulo 19
La corrupción de Sodoma
1 Los dos ángeles llegaron a Sodoma al atardecer,, mientras Lot estaba sentado a la puerta de la ciudad. Al verlos, se levantó para saludarlos, e inclinándose hasta el suelo, 2 les dijo: «Les ruego, señores, que vengan a pasar la noche en casa de este servidor. Lávense los pies, y mañana bien temprano podrán seguir viaje». «No, le respondieron ellos, pasaremos la noche en la plaza». 3 Pero él les insistió tanto, que al fin se fueron con él y se hospedaron en su casa. Lot les preparó una comida, hizo cocinar galletas sin levadura, y ellos comieron. 4 Aún no se habían acostado, cuando los hombres de la ciudad, los hombres de Sodoma, se agolparon alrededor de la casa. Estaba la población en pleno, sin excepción alguna, desde el más joven hasta el más viejo. 5 Entonces llamaron a Lot y le dijeron: «¿Dónde están esos hombres que vinieron a tu casa esta noche? Tráelos afuera para que tengamos relaciones con ellos». 6 Lot se presentó ante ellos a la entrada de la casa, y cerrando la puerta detrás de sí, 7 dijo: «Amigos, les suplico que no cometan esa ruindad. 8 Yo tengo dos hijas que todavía son vírgenes. Se las traeré, y ustedes podrán hacer con ellas lo que mejor les parezca. Pero no hagan nada a esos hombres, ya que se han hospedado bajo mi techo». 9 Ellos le respondieron: «Apártate de ahí». Y añadieron: «Este individuo no es más que un inmigrante, y ahora se pone a juzgar. A ti te trataremos peor que a ellos». Luego se abalanzaron violentamente contra Lot, y se acercaron para derribar la puerta. 10 Pero los dos hombres, sacando los brazos, llevaron a Lot adentro y cerraron la puerta. 11 Y a todos los que estaban a la entrada de la casa, pequeños y grandes, los hirieron con una luz enceguecedora, de manera que no pudieron abrirse paso.
La destrucción de Sodoma
12 Después los hombres preguntaron a Lot: «¿Tienes aquí algún otro pariente? Saca de este lugar a tus hijos e hijas y a cualquier otro de los tuyos que esté en la ciudad. 13 porque estamos a punto de destruir este lugar: ha llegado hasta la presencia del Señor un clamor tan grande contra esta gente, que él nos ha enviado a destruirlo». 14 Entonces Lot salió para comunicar la noticia a sus yernos, los que iban a casarse con sus hijas. «¡Pronto!, les dijo, abandonen este lugar, porque el Señor va a destruir la ciudad». Pero sus yernos pensaron que estaba bromeando. 15 Al despuntar el alba, los ángeles instaron a Lot, diciéndole: «¡Vamos! Saca a tu mujer y a tus dos hijas que están aquí, para que no seas aniquilado cuando la ciudad reciba su castigo». 16 Como él no salía de su asombro, los hombres lo tomaron de la mano, lo mismo que a su esposa y a sus dos hijas, y lo sacaron de la ciudad para ponerlo fuera de peligro, porque el Señor tuvo compasión de él. 17 Después que lo sacaron, uno de ellos dijo: «Huye, si quieres salvar la vida. No mires hacia atrás, ni te detengan en ningún lugar de la región baja. Escapa a las montañas, para no ser aniquilado». 18 Lot respondió: «No, por favor, Señor mío. 19 Tú has sido bondadoso con tu servidor y me has demostrado tu gran misericordia, salvándome la vida. Pero yo no podré huir a las montañas, sin que antes caigan sobre mí la destrucción y la muerte. 20 Aquí cerca hay una ciudad –es una población insignificante– donde podré refugiarme. Deja que me quede en ella, ya que es tan pequeña, y así estaré a salvo». 21 Entonces él le respondió: «Voy a complacerte una vez más: no destruiré la ciudad de la que hablas. 22 Pero apúrate; refúgiate en ella, porque no podré hacer nada hasta que llegues allí». Por eso la ciudad recibió el nombre de Soar, que significa «pequeño poblado». 23 Cuando el sol comenzó a brillar sobre la tierra, Lot entró en Soar. 24 Entonces el Señor hizo llover sobre Sodoma y Gomorra azufre y fuego que descendían del cielo. 25 Así destruyó esas ciudades y toda la extensión de la región baja, junto con los habitantes de las ciudades y la vegetación del suelo. 26 Y como la mujer de Lot miró hacia atrás, quedó convertida en una columna de sal. 27 A la madrugada del día siguiente, Abraham regresó al lugar donde había estado en la presencia del Señor. 28 Cuando dirigió su mirada hacia Sodoma, Gomorra y toda la extensión de la región baja, vio un humo que subía de la tierra, como el humo de un horno. 29 Así, cuando Dios destruyó las ciudades de la región baja, se acordó de Abraham, librando a Lot de la catástrofe con que arrasó las ciudades donde él había vivido.
El origen de los moabitas y de los amonitas
30 Lot salió de Soar y subió a la montaña, donde se radicó con sus dos hijas, porque tuvo miedo de quedarse en Soar. Allí se instaló con ellas en una caverna. 31 Entonces la mayor dijo a la menor: «Nuestro padre está viejo y no hay ningún hombre en el país para que se una con nosotras como lo hace todo el mundo. 32 Emborrachémoslo con vino y acostémonos con él; así, por medio de nuestro padre, tendremos una descendencia». 33 Esa noche dieron de beber a su padre, y la mayor se acostó con él, sin que él se diera cuenta de lo que sucedía. 34 A la mañana siguiente, la mayor dijo a la menor: «Anoche me acosté con mi padre, y acuéstate tú con él. Así tendremos una descendencia». 35 Esa noche volvieron a dar de beber a su padre, y la menor se acostó con él, sin que él se diera cuenta de lo que sucedía. 36 Las dos hijas de Lot quedaron embarazadas de su padre: 37 la mayor tuvo un hijo y lo llamó Moab, que es el padre de los actuales moabitas. 38 También la menor tuvo un hijo y lo llamó Ben Amí, que es el padre de los actuales amonitas.