DIA 358-Nahum, Eclesiástico 47,12-25, * Lucas 1,26-56


Nahum
Capítulo 1
1 Oráculo sobre Nínive. Libro de la visión de Nahúm de Elcós. 2 [Alef] El señor es un Dios celoso y vengador, el Señor es vengador e irascible. El Señor se venga de sus adversarios y guarda rencor a sus enemigos. 3 El señor es lento para enojarse, pero es grande en poder y no deja a nadie impune. [Bet] El camina en la tempestad y el huracán, la nube es el polvo de sus pies. 4 [Guímel] El increpa al mar y lo seca, y agota todos los ríos; [Dálet]. el Basán y el Carmelo languidecen, se marchita el verdor del Líbano. 5 [He] Las montañas tiemblan ante él, se deshacen las colinas; [Vau] en su presencia se hunde la tierra, el mundo y todos sus habitantes. 6 [Zain] ¿Quién se mantendrá de pie ante su furor? ¿Quién resistirá el ardor de su ira? [Jet] Su furia se derrama como fuego, y las rocas se parten ante él. 7 [Tet] El Señor es bueno con los que esperan en él, es un refugio en el día de la angustia; [Iod] reconoce a los que confían en él 8 cuando pasa la inundación; aniquila a los que se rebelan contra él [Caf] y persigue a sus enemigos en las tinieblas. 9 ¿Que traman ustedes contra el Señor? El aniquila por completo, y la calamidad no se repetirá dos veces. 10 Como un manojo de espinas enmarañadas, como la paja seca, ellos serán completamente devorados. 11 De ti ha salido el que trama el mal contra el Señor, el que concibe planes siniestros. 12 Así habla el Señor: Por compactos y numerosos que sean, ellos serán talados y desaparecerán. Aunque yo te humillé, ya no volveré a humillarte. 13 Ahora quebraré el yugo que pesa sobre ti y romperé tus ataduras. 14 El Señor decreta contra ti: Ninguna descendencia perpetuará tu nombre; extirparé del templo de tus dioses las imágenes esculpidas y fundidas, y haré de tu sepulcro una ignominia.

Capítulo 2
1 Miren sobre las montañas los pasos del que trae la buena noticia, del que proclama la paz. Celebra tus fiestas, Judá, cumple tus votos, porque el hombre siniestro no pasará más por ti: ha sido exterminado por completo. 2 ¡Un destructor te ataca de frente! ¡Monta guardia en la fortaleza, vigila los accesos, cíñete el cinturón, concentra todas tus fuerzas! 3 Sí, el Señor ha restaurado la viña de Jacob y la viña de Israel. Los salteadores las habían saqueado y habían destruido sus sarmientos. 4 El escudo de sus valientes está enrojecido, sus guerreros visten de púrpura; los carros relucen con el fuego de los aceros mientras se los dispone para el combate; y los conductores se enardecen. 5 Los carros avanzan con furia en campo abierto y se precipitan sobre las plazas; su aspecto es como de antorchas, corren de aquí para allá como relámpagos. 6 ¡Se convoca a las tropas escogidas, tropiezan en su carrera! Se abalanzan sobre la muralla y se coloca el parapeto. 7 Se abren las puertas que dan a los ríos y se derrumba el palacio. 8 La Estatua es retirada y llevada al exilio; sus servidoras gimen como palomas y se golpean el pecho. 9 Nínive es como un estanque, cuyas aguas se escurren. «¡Deténganse! ¡Deténganse!». Pero nadie se vuelve. 10 «¡Arrasen con la plata, arrase con el oro!» ¡Es una reserva inagotable, hay montones de objetos preciosos! 11 ¡Devastación, depredación, desolación! El corazón desfallece, se aflojan las rodillas, tiembla todo su cuerpo, se crispan todos los rostros. 12 ¿Dónde está la guarida de los leones, la cueva de los cachorros, donde el león iba a llevar su cría, sin que nadie lo espantara? 13 El león despedazaba para cebar a sus crías y estrangulaba para sus leonas; llenaba de presas su escondrijo y sus guaridas de rapiñas. 14 ¡Aquí estoy contra ti! –oráculo del Señor de los ejércitos– Levantaré una humareda con tus carros y la espada devorará tus cachorros; suprimiré de la tierra tus rapiñas y ya no se oirá la voz de tus mensajeros.

Capítulo 3
1 ¡Ay de la ciudad sanguinaria, repleta de mentira, llena de rapiña, que nunca suelta la presa! 2 ¡Chasquido de látigos, estrépito de ruedas, galope de caballos, rodar de carros, 3 carga de caballería, centelleo de espadas, relampagueo de lanzas! ¡Multitud de víctimas, cuerpos a montones, cadáveres por todas partes! ¡Se tropiezan con los cadáveres! 4 Por las muchas prostituciones de la prostituta llena de encanto, maestra en sortilegios, que esclavizaba a naciones y tribus con sus prostituciones y sortilegios, 5 ¡aquí estoy contra ti! –oráculo del Señor de los ejércitos –Te descubriré las faldas hasta el rostro, mostraré a las naciones tu desnudez y a los reinos tu infamia. 6 Arrojaré inmundicias sobre ti, te cubriré de ignominia y te expondré como espectáculo. 7 Así, todo el que te ve huirá lejos de ti, diciendo: «¡Nínive ha sido devastada! ¿Quién se lamentará por ella? ¿Dónde iré a buscar alguien que te consuele?». 8 ¿Acaso vales más que No Amón, asentada entre las corrientes del Nilo, rodeada por las aguas, con un mar como baluarte y el agua como muralla? 9 Cus y Egipto eran su fuerza, una fuerza ilimitada; Put y los libios eran sus auxiliares. 10 También ella fue deportada, tuvo que ir al cautiverio. También sus recién nacidos fueron estrellados en todas las encrucijadas. Se echó la suerte sobre sus nobles, todos sus grandes fueron cargados de cadenas. 11 También tú serás embriagada y quedarás embotada. También tú buscarás un refugio delante del enemigo. 12 Todas tus plazas fuertes son higueras cargadas de brevas: se las sacude, y ellas caen en la boca del que las come. 13 ¡Tus tropas, dentro de ti, son una sarta de mujeres! A tu enemigo se le abren de par en par las puertas de tu país: ¡el fuego ha devorado tu cerrojos! 14 ¡Abastécete de agua para el asedio, refuerza tus defensas, entre en el barro y pisa la arcilla, toma el molde para los ladrillos! 15 Allí el fuego te devorará, la espada te exterminará. ¡Prolifera como el pulgón! ¡Prolifera como la langosta! 16 Has multiplicado tus traficantes más que las estrellas del cielo. 17 Tus capitanes son como langostas, tus escribas, como un enjambre de insectos, que se posan sobre los cercos en un día de frío. Sale el sol y se escapan, 16b el pulgón despliega sus alas y vuela, 17b y nadie sabe dónde está. 18 ¡Cómo se han adormecido tus pastores, rey de Asiria! Tus tropas escogidas yacen inertes, tu pueblo está disperso por las montañas y no hay quien los reúna. 19 Tu fractura no tiene remedio, tu herida es incurable. Todos los que oyen la noticia aplauden por tu ruina. Porque ¿sobre quién no ha pasado tu incesante maldad?



Eclesiástico 47,12-25
12 Después de él surgió un hijo lleno de saber que, gracias a David, vivió desahogadamente. 13 Salomón reinó en tiempos de paz y Dios le concedió tranquilidad en sus fronteras, a fin de que edificara una Casa a su Nombre y erigiera un Santuario eterno. 14 ¡Qué sabio eras en tu juventud, desbordabas de inteligencia como un río! 15 Tu reputación cubrió la tierra, la llenaste de sentencias enigmáticas; 16 tu renombre llegó hasta las costas lejanas y fuiste amado por haber afianzado la paz. 17 Por tus cantos, tus proverbios y tus sentencias, y por tus interpretaciones, fuiste la admiración del mundo. 18 En nombre del Señor Dios, de aquel que es llamado Dios de Israel, amontonaste el oro como estaño, y como plomo acumulaste la plata. 19 Pero tuviste debilidad por las mujeres y dejaste que dominaran tu cuerpo. 20 Pusiste una mancha sobre tu gloria y profanaste tu estirpe, atrayendo la ira sobre tus hijos, y haciéndoles deplorar tu locura: 21 así la realeza se dividió en dos, y de Efraím surgió un reino rebelde. 22 Pero el Señor no renuncia jamás a su misericordia ni deja que se pierda ninguna de sus palabras: él no hará desaparecer la posteridad de su elegido, ni exterminará la estirpe de aquel que lo amó. Por eso, le dio un resto a Jacob, y a David una raíz nacida de él. 23 Salomón fue a descansar con sus padres, dejando después de él a uno de su estirpe, al más insensato del pueblo, un hombre sin inteligencia: a Roboam, que arrastró al pueblo a la rebelión. 24 Jeroboam, hijo de Nebat, hizo pecar a Israel y llevó a Efraím por el camino del mal. El pueblo cometió tantos pecados que fue expulsado de su país: 25 se entregaron a toda clase de maldades hasta que el castigo cayó sobre ellos.



Lucas 1,26-56
26 En el sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, 27 a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María. 28 El Angel entró en su casa y la saludó, diciendo: «¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo». 29 Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo. 30 Pero el Angel le dijo: «No temas, María, porque Dios te ha favorecido. 31 Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; 32 él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, 33 reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin». 34 María dijo al Angel: «¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?». 35 El Angel le respondió: «El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. 36 También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, 37 porque no hay nada imposible para Dios». 38 María dijo entonces: «Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho».Y el Angel se alejó. 39 En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. 40 Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. 41 Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, 42 exclamó: «¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! 43 ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? 44 Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. 45 Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor». 46 María dijo entonces: «Mi alma canta la grandeza del Señor, 47 y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi salvador, 48 porque el miró con bondad la pequeñez de tu servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz, 49 porque el Todopoderoso he hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo! 50 Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo temen. 51 Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón. 52 Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes. 53 Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías. 54 Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia, 55 como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y de su descendencia para siempre». 56 María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa.