DIA 351-Oseas 12--14, Eclesiástico 43,13-33, Apocalipsis 19

 


Oseas 12
1 Efraím me ha rodeado de mentira y la casa de Israel, de falsedad. –Pero Judá está todavía cerca de Dios y se mantiene fiel al muy Santo–. 2 Efraím se apacienta de viento y corre todo el día tras el viento del este; multiplica el fraude y la devastación; hacen una alianza con Asiria y llevan aceite a Egipto. 3 El Señor tiene un pleito con Israel, pedirá a Jacob de su conducta, le retribuirá según sus acciones. 4 En el seno materno suplantó a su hermano y cuando fue adulto luchó con Dios. 5 Luchó con el Angel y venció, lloró y le imploró. En Betel lo encontró, y allí Dios habló con él. 6 –¡El Señor es el Dios de los ejércitos: «el Señor» es su nombre!–. 7 Tú volverás con la ayuda de tu Dios: observa la fidelidad y la rectitud, y espera siempre en tu Dios. 8 Canaán tiene en su mano balanzas falsas, le gusta defraudar. 9 Efraím dijo: «Sí, yo me enriquecí, he amasado una fortuna; pero en todas mis ganancias, no encontrarán en mí ningún delito que sea pecado». 10 Yo soy el Señor, tu Dios, desde el país de Egipto: te haré habitar de nuevo en carpas, como en los días del Encuentro. 11 Yo hablaré a los profetas y multiplicaré las visiones, y por medio de los profetas, hablaré en parábolas. 12 Galaad es pura falsedad, ellos se han convertido en nada; en Guilgal sacrifican toros: así sus altares serán como un montón de piedras sobre los surcos del campo. 13 Jacob huyó a los campos de Aram. Israel sirvió por una mujer y por una mujer, cuidó los rebaños. 14 Pero, por un profeta, el Señor hizo subir a Israel de Egipto, y por un profeta él fue protegido. 15 Efraím apenó a Dios amargamente: su Señor arrojará sobre él la sangre vertida, y le devolverá sus agravios.



Oseas 13
1 Cuando hablaba Efraím cundía el terror, él se había encumbrado en Israel, pero se hizo culpable a causa de Baal y murió. 2 Ahora siguen pecando: se fabrican estatuas de metal fundido, hacen con su plata ídolos de su invención. ¡Obra de artesanos es todo eso! Luego dicen: «Ofrézcanles sacrificios». ¡Hombres besan a terneros! 3 Por eso serán como nube de la mañana, como rocío que pronto se disipa, como paja aventada lejos de la era, como humo que sale por la ventana. 4 Pero yo soy el Señor, tu Dios, desde el país de Egipto: no conoces a otro Dios más que a mí, y fuera de mí no hay salvador. 5 Yo te conocí en el desierto, en la tierra de la aridez. 6 Al llegar a sus campos de pastoreo, ellos se saciaron; y una vez saciados, se enorgulleció su corazón;: por eso se olvidaron de mí. 7 Yo seré para ellos como un león, como un leopardo estaré al acecho junto al camino; 8 los atacaré como una osa privada de su cría, desgarraré las fibras de su corazón, los devoraré allí mismo como una leona, y las fieras los destrozarán. 9 ¡Ahí estás maltrecho, Israel! ¿Quién podrá socorrerte? 10 ¿Dónde está tu rey, para salvarte, y tus jueces, para defenderte, aquellos de los que decías: «Dame un rey y príncipes»? 11 En mi ira, yo te di un rey y en mi furor, te lo quitaré. 12 La iniquidad de Efraím está guardada bajo sello, su pecado, escondido en lugar seguro. 13 Llegan los dolores del parto para que él nazca, pero es un hijo que no se da maña: ¡llegada la hora, no atina a salir del seno materno! 14 ¿Y yo voy a rescatarlos del poder del Abismo? ¿Voy a redimirlos de la muerte? ¿Dónde está, Muerte, tu pestilencia? ¿Dónde están tus plagas, Abismo? La compasión se oculta a mis ojos. 15 Por más que Efraím prosperes entre sus hermanos, llegará el viento del este, el soplo del Señor, que sube del desierto, y se agotará su fuente, se secará su manantial. El despojará el tesoro de todos los objeto preciosos. 
 



Oseas 14
1 Samaría tendrá que expiar, porque se ha rebelado contra su Dios. Ellos caerán bajo la espada, su recién nacidos serán estrellados y abrirán el vientre de las embarazadas. 2 Vuelve, Israel, al Señor de tu Dios, porque tu falta te ha hecho caer. 3 Preparen lo que van decir y vuelvan al Señor. Díganle: «Borra todas las faltas, acepta lo que hay de bueno, y te ofreceremos el fruto de nuestros labios. 4 Asiria no nos salvará, ya no montaremos a caballo, ni diremos más «¡Dios nuestro!» a la obra de nuestras manos, porque sólo en ti el huérfano encuentra compasión». 5 Yo los curaré de su apostasía, los amaré generosamente, porque mi ira se ha apartado de ellos. 6 Seré como rocío para Israel: él florecerá como el lirio, hundirá sus raíces como el bosque del Líbano; 7 sus retoños se extenderán, su esplendor será como el del olivo y su fragancia como la del Líbano. 8 Volverán a sentarse a mi sombre, harán revivir el trigo, florecerán como la viña, y su renombre será como el del vino del Líbano. 9 Efraím, ¿qué tengo aún que ver con los ídolos? Yo le respondo y velo por él. Soy como un ciprés siempre verde, y de mí procede tu fruto. 10 ¡Que el sabio comprenda estas cosas! ¡Que el hombre inteligente las entienda! Los caminos del Señor son rectos: por ellos caminarán los justos, pero los rebeldes tropezarán en ellos.



Eclesiástico 43,13-33
1 Orgullo del cielo es la limpidez del firmamento, y la bóveda celeste es un magnífico espectáculo. 2 El sol, cuando aparece, proclama a su salida qué admirable es la obra del Altísimo. 3 Al mediodía reseca la tierra, ¿y quién puede resistir su ardor? 4 Se atiza el horno para la forja, pero tres veces más abrasa el sol las montañas; él exhala los vapores ardientes y con el brillo de sus rayos enceguece los ojos. 5 ¡Qué grande es el Señor que lo ha creado! A una orden suya, él emprende su rápida carrera. 6 También la luna, siempre en el momento preciso, marca las épocas y señala los tiempos. 7 Su curso determina las fiestas: es un astro que decrece después de su plenilunio. 8 De ella recibe su nombre el mes; ella crece admirablemente en sus ciclos, es la insignia de los ejércitos acampados en las alturas, que brilla en el firmamento del cielo. 9 La gloria de los astros es la hermosura del cielo, un adorno luminoso en las alturas del Señor: 10 por la palabra del Santo, se mantienen en orden y no defeccionan de sus puestos de guardia. 11 Mira el arco iris y bendice al que lo hizo: ¡qué magnífico esplendor! 12 El traza en el cielo una aureola de gloria; lo han tendido las manos del Altísimo. 13 A una orden suya cae la nieve, y él lanza los rayos que ejecutan sus decretos; 14 es así como se abren las reservas y las nubes vuelan como pájaros. 15 Con su gran poder, condensa las nubes, que se pulverizan en granizo. 16a A su vista, se conmueven las montañas, 17a el fragor de su trueno sacude la tierra; 16b por su voluntad sopla el viento sur, 17b el huracán del norte y los ciclones. 18 Como bandada de pájaros, él esparce la nieve y, al bajar, ella se posa como la langosta; el resplandor de su blancura deslumbra los ojos y el espíritu se embelesa al verla caer. 19 Como sal sobre la tierra, él derrama la escarcha y, al congelarse, ella se convierte en espinas punzantes. 20 Sopla el viento frío del norte y el hielo se congela sobre el agua, se posa sobre toda masa de agua y la reviste como de una coraza, 21 Otro viento devora las montañas, abrasa el desierto y consume la hierba como un fuego. 22 Una niebla repentina pone remedio a todo eso, y el rocío refresca después del viento abrasador. 23 Conforme a su designio, él dominó el Abismo, y allí plantó las islas. 24 Los que navegan por el mar cuentan sus peligros y sus relatos nos parecen increíbles: 25 allí hay cosas extrañas y maravillosas, animales de todas clases y monstruos marinos. 26 Gracias a él, su mensajero llega a buen puerto, y por su palabra se ordenan todas las cosas. 27 Por mucho que digamos, nunca acabaremos; en una sola palabra: él lo es todo. 28 ¿Dónde hallar la fuerza para glorificarlo? Porque él es el Grande, superior a todas sus obras, 29 Señor temible y soberanamente grande: su poder es admirable. 30 ¡Glorifiquen al Señor, exáltenlo cuanto puedan, y él siempre estará por encima! Para exaltarlo, redoblen sus fuerzas, no se cansen, porque nunca acabarán. 31 ¿Quién lo ha visto, para poder describirlo? ¿Quién la alabará conforme a lo que es? 32 Hay muchas cosas ocultas más grandes todavía, porque sólo hemos visto algunas de sus obras. 33 El Señor ha hecho todas las cosas y a los hombres buenos les dio la sabiduría.



Apocalipsis 19
1 Después oí algo parecido al clamor de una enorme multitud que estaba en el cielo, y exclamaba: «¡Aleluya! La salvación, la gloria y el poder pertenecen a nuestro Dios, 2 porque sus juicios son verdaderos y justos. El ha condenado a la famosa Prostituta que corrompía la tierra con su lujuria, y ha vengado en ella la sangre de sus servidores». 3 Y volvieron a decir: «¡Aleluya! La humareda de la Ciudad se eleva por los siglos de los siglos». 4 Entonces los veinticuatro Ancianos y los cuatro Seres Vivientes se postraron para adorar a Dios, que está sentado en el trono, y exclamaban: «¡Amén, aleluya!». 5 Luego salió del trono una voz que decía: «Alaben a nuestro Dios, ustedes, sus servidores, los que lo temen, pequeños y grandes». 6 Y oí algo parecido al clamor de una enorme multitud, al estruendo de una catarata y al estallido de violentos truenos. Y decían: «¡Aleluya! Porque el Señor, nuestro Dios, el Todopoderoso, ha establecido su Reino. 7 Alegrémonos, regocijémonos y demos gloria a Dios, porque han llegado las bodas del Cordero: su esposa ya se ha preparado, 8 y la han vestido con lino fino de blancura resplandeciente». El lino simboliza las buenas acciones de los santos. 9 Después el Angel me dijo: «Escribe esto: Felices los que han sido invitados al banquete de bodas del Cordero». Y agregó: «Estas son verdaderas palabras de Dios». 10 Entonces yo caí a sus pies para adorarlo, pero él me advirtió: «¡Cuidado! No lo hagas, porque yo soy tu compañero de servicio y el de tus hermanos que poseen el testimonio de Jesús. El testimonio de Jesús es el espíritu profético. ¡Es a Dios a quien debes adorar!». 11 Luego vi el cielo abierto y apareció un caballo blanco. Su Jinete se llama «Fiel» y «Veraz»; él juzga y combate con justicia. 12 Sus ojos son como una llama ardiente y su cabeza está cubierta de numerosas diademas. Lleva escrito un nombre que solamente él conoce 13 y está vestido con un manto teñido de sangre. Su nombre es: «La Palabra de Dios». 14 Lo siguen los ejércitos celestiales, vestidos con lino fino de blancura inmaculada y montados en caballos blancos. 15 De su boca sale una espada afilada, para herir a los pueblos paganos. El los regirá con un cetro de hierro y pisará los racimos en la cuba de la ardiente ira del Dios todopoderoso. 16 En su manto y en su muslo lleva escrito este nombre: Rey de los reyes y Señor de los señores. 17 Después vi a un Angel que estaba de pie sobre el sol y gritaba con gran fuerza a todas las aves que volaban en el cielo: «Vengan a reunirse para el gran festín de Dios, 18 para devorar la carne de los reyes, de los grandes capitanes, de los poderosos, de los caballos y de sus jinetes; la carne de todos, libres y esclavos, pequeños y grandes». 19 En seguida vi a la Bestia y a los reyes de la tierra, con sus ejércitos preparados para combatir contra el Jinete y su ejército. 20 Pero la Bestia fue capturada, junto con el falso profeta –aquel que realizaba prodigios delante de la otra Bestia, y así logró seducir a los que llevaban la marca de la Bestia y adoraban su imagen– y ambos fueron arrojados vivos al estanque de azufre ardiente. 21 Todos los demás fueron exterminados por la espada que salía de la boca del Jinete, y las aves se saciaron con sus despojos.