DIA 340--Ezequiel 47--48 Eclesiástico 37,16-31 Apocalipsis 8




Ezequiel 47
1 El hombre me hizo volver a la entrada de la Casa, y vi que salía agua por debajo del umbral de la Casa, en dirección al oriente, porque la fachada de la Casa miraba hacia el oriente. El agua descendía por debajo del costado derecho de la Casa, al sur del Altar. 2 Luego me sacó por el camino de la puerta septentrional, y me hizo dar la vuelta por un camino exterior, hasta la puerta exterior que miraba hacia el oriente. Allí vi que el agua fluía por el costado derecho. 3 Cuando el hombre salió hacia el este, tenía una cuerda en la mano. Midió quinientos metros y me hizo caminar a través del agua, que me llegó a los tobillos. 4 Midió otros quinientos metros y me hizo caminar a través del agua, que me llegó a las rodillas. Midió otros quinientos metros y me hizo caminar a través del agua, que me llegó a la cintura. 5 Luego midió otros quinientos metros, y ya era un torrente que no pude atravesar, porque el agua había crecido: era un agua donde había que nadar, un torrente intransitable. 6 El hombre me dijo: «¿Has visto, hijo de hombre?», y me hizo volver a la orilla del torrente. 7 Al volver, vi que a la orilla del torrente, de uno y otro lado, había una inmensa arboleda. 8 Entonces me dijo: «Estas aguas fluyen hacia el sector oriental, bajan hasta la estepa y van a desembocar en el Mar. Se las hace salir hasta el Mar, para que sus aguas sean saneadas. 9 Hasta donde llegue el torrente, tendrán vida todos los seres vivientes que se mueven por el suelo y habrá peces en abundancia. Porque cuando esta agua llegue hasta el Mar, sus aguas quedarán saneadas, y habrá vida en todas parte adonde llegue el torrente. 10 Los pescadores se apostarán a su orilla: desde Engadí hasta En Eglaim habrá lugares para tender las redes. Allí habrá tantas clases de peces como en el Mar Grande, y serán muy numerosos. 11 Pero sus charcos y sus lagunas no serán saneados, sino que quedarán como salinas. 12 Al borde del torrente, sobre sus dos orillas, crecerán árboles frutales de todas las especies. No se marchitarán sus hojas ni se agotarán sus frutos, y todos los meses producirán nuevos frutos, porque el agua sale del Santuario. Sus frutos servirán de alimento y sus hojas de remedio». 13 Así habla el Señor: Esta es al frontera del país que ustedes se repartirán como herencia, entre las doce tribus de Israel, asignando dos partes a José. 14 Lo heredarán todos por igual, porque yo juré con la mano en alto que se lo daría a sus padres, y por eso este país le corresponde a ustedes como herencia. 15 La frontera del país es la siguiente: por el lado septentrional, desde el Mar Grande, en dirección a Jetlón, hasta la Entrada de Jamat: Sedal, 16 Berotá, Sibraim –que está entre el territorio de Damasco y el territorio de Jamat– y Jaser Ticón, hacia el territorio de Jaurán. 17 La frontera irá desde el mar hasta Jasar Enán, quedando al norte el territorio de Damasco y también el de Jamat: este es el lado septentrional. 18 Por el lado orienta, entre Jaurán y Damasco, entre Galaad y el país de Israel, la frontera estará delimitada por el Jordán, hasta el mar oriental, en dirección a Tamar: este es el lado oriental. 19 Por el lado meridional, hacia el sur, la frontera irá desde Tamar hasta las aguas de Meribá de Cades, hacia el Torrente, hasta el Mar Grande: este es el lado meridional, hacia el sur. 20 Por el lado occidental, el Mar Grande servirá de frontera hasta enfrente de la Entrada de Jamat: este es el lado occidental. 21 Ustedes se repartirán el país según las tribus de Israel, 22 de la siguiente manera lo sortearán como herencia para ustedes y para los extranjeros que residan y tengan hijos en medio de ustedes, por que a ellos deberán tratarlos como a un israelita de nacimiento: así ellos recibirán una herencia con ustedes, entre las tribus de Israel. 23 En la tribu donde resida el extranjero, allí le darán su herencia –oráculo del Señor–.


Ezequiel 48
1 Estos son los nombres de las tribus. Por el extremo septentrional, bordeando el camino de Jetlón, hacia la Entrada de Jamat y Jasar Enán, con el territorio de Damasco hacia el norte, al borde de Jamat, desde el lado oriental hasta el lado occidental: una parte para Dan. 2 Sobre la frontera de Dan, desde el lado oriental hasta el lado occidental: una parte para Aser. 3 Sobre la frontera de Aser, desde el lado oriental hasta el lado occidental: una parte para Neftalí. 4 Sobre la frontera de Neftalí, desde el lado oriental hasta el lado occidental: una parte para Manasés. 5 Sobre la frontera de Manasés, desde el lado oriental hasta el lado occidental: una parta para Efraím. 6 Sobre la frontera de Efraím, desde el lado oriental hasta el lado occidental: una parte para Rubén. 7 Sobre la frontera de Rubén, desde el lado occidental: una parte para Judá. 8 Sobre la frontera de Judá, desde el lado oriental hasta el lado occidental: allí estará el tributo que ustedes reservarán para el Señor. Tendrá doce mil quinientos metros de ancho, y su longitud será igual que las otras partes, desde el lado oriental hasta el lado occidental. El Santuario estará en el medio. 9 El tributo que ustedes reservarán para el Señor tendrá doce mil quinientos metros de largo por diez mil de ancho. 10 Este tributo sagrado estará distribuido de la siguiente manera: a los sacerdotes les corresponderá una extensión de doce mil quinientos metros de largo por el norte, de cinco mil metros de ancho por el oeste, de cinco mil metros de ancho por el este, y de doce mil quinientos metros de largo por el sur. El Santuario del Señor estará en el medio. 11 Esta parte será para los sacerdotes consagrados, los hijos de Sadoc, que ejercieron mi ministerio y no se descarriaron como los levitas, cuando se descarriaron los israelitas. 12 Así, a los sacerdotes les corresponderá una fracción de la parte reservada del país, una porción santísima junto al territorio de los levitas. 13 En cuanto a los levitas, también ellos tendrán una extensión de doce mil quinientos metros de largo por cinco mil de ancho, a lo largo del territorio de los sacerdotes. En total, tendrán doce mil quinientos metros de largo por cinco mil de ancho. 14 No se podrá vender, permutar o expropiar nada de esta porción escogida del país, porque está consagrada al Señor. 15 Los dos mil quinientos metros que quedarán a lo largo de estos doce mil quinientos metros, serán un espacio profano para la ciudad, destinados a viviendas y pastizales. La ciudad estará en el medio, 16 y sus dimensiones serán las siguientes: dos mil quinientos cincuenta metros por el lado del norte, y otros tantos por el sur, el este y el oeste. 17 La ciudad tendrá unos pastizales de ciento veinticinco metros cada uno, al norte, al sur, al este y al oeste. 18 En cuanto a la extensión restante, a lo largo de la parte reservada para el Señor –es decir, cinco mil metros hacia el este y otros tantos hacia el oeste–, lo que allí se produzca servirá para alimentar a los que trabajen en la ciudad. 19 La cultivarán esos mismos trabajadores, tomados de entre todas las tribus de Israel. 20 El conjunto de la parte reservada tendrá doce mil quinientos metros por doce mil: así, lo que ustedes reservarán será un cuadrado, incluyendo lo que pertenece a la ciudad. 21 El resto será para el príncipe, a uno y otro lado de la parte reservada y de la que pertenece a la ciudad. A él le corresponderá una extensión de doce mil quinientos metros pro el lado este, hasta la frontera oriental; y de doce mil quinientos metros por el lado oeste, hasta la frontera occidental, a lo largo de las otras partes. La parte reservada y el Santuario del templo quedarán en el medio. 22 La propiedad de los levitas y lo que pertenece a la ciudad estarán entre la frontera de Judá y la frontera de Benjamín, en medio de lo que pertenecerá al príncipe. 23 En cuanto al resto de las tribus, desde el lado oriental hasta el lado occidental: una parte para Benjamín. 24 Sobre la frontera de Benjamín, desde el lado oriental hasta el lado occidental: una parte para Simeón. 25 Sobre la frontera de Simeón, desde el lado oriental hasta el lado occidental: una parte para Isacar. 26 Sobre la frontera de Isacar, desde el lado oriental hasta el lado occidental: una parte para Zabulón. 27 Sobre la frontera de Zabulón, desde la lado oriental hasta el lado occidental: una parte para Gad. 28 Sobre la frontera de Gad, por el lado meridional, hacia el sur, la frontera llegará desde Tamar hasta las aguas de Meribá de Cades, hasta el Torrente y hasta el Mar Grande. 29 Este es el país que ustedes se distribuirán por sorteo, como herencia para las tribus de Israel: estas serán sus partes –oráculo del Señor–. 30 Estas son las salidas de la ciudad. El lado septentrional medirá dos mil doscientos cincuenta metros. 31 Las puertas de la ciudad llevarán los nombres de las tribus de Israel. Habrá tres puertas al norte: la puerta de Rubén, la de Judá y la de Leví. 32 El lado oriental medirá dos mil quinientos cincuenta metros y tendrá tres puertas: la puerta de José, la de Benjamín y la de Dan. 33 El lado meridional medirá dos mil doscientos cincuenta metros y tendrá tres puertas, la puerta de Simeón, la de Isacar y la de Zabulón. 34 El lado occidental medirá dos mil doscientos cincuenta metros y tendrá tres puertas: la puerta de Gad, la de Aser y la de Neftalí. 35 El perímetro total será de nueve mil metros. Y en adelante, el nombre de la ciudad será: «El Señor está allí».

Eclesiástico 37,16-31
16 Principio de toda obra es la conversación, y antes de toda acción, está el consejo. 17 Raíz de los pensamientos es el corazón, y él hace brotar cuatro ramas: 18 el bien y el mal, la vida y la muerte, y la que decide siempre en todo esto es la lengua. 19 Un hombre puede ser hábil para instruir a muchos y, sin embargo, ser inútil para sí mismo. 20 El que es sabio de labios para afuera, se hace odioso y acabará sin tener qué comer: 21 no se le ha concedido el favor del Señor, porque estaba desprovisto de toda sabiduría. 22 Si un hombre es sabio para sí mismo, los frutos de su inteligencia están en su boca y son dignos de fe. 23 Un hombre sabio instruye a su propio pueblo y los frutos de su inteligencia son dignos de fe. 24 Un hombre sabio es colmado de bendiciones y, al verlo, todos lo felicitan. 25 El hombre tiene sus días contados, pero los días de Israel son incontables. 26 Un hombre sabio se gana la confianza de su pueblo y su nombre sobrevive para siempre. 27 Hijo mío, para tu régimen de comida, pruébate a ti mismo: mira qué te hace mal y prívate de ello. 28 Porque no todo es conveniente para todos ni a todos les gusta lo mismo. 29 No seas insaciable de placeres ni te excedas en las comidas. 30 Porque el exceso en las comidas acarrea enfermedades y la glotonería provoca cólicos. 31 La glotonería causó la muerte de muchos, pero el que se cuida prolongará su vida.




Apocalipsis 8
1 Y cuando el Cordero abrió el séptimo sello, se produjo en el cielo un silencio, que duró alrededor de media hora. 2 En seguida, vi a los siete Angeles que estaban delante de Dios, y ellos recibieron siete trompetas. 3 Y vino otro Angel que se ubicó junto al altar con un incensario de oro y recibió una gran cantidad de perfumes, para ofrecerlos junto con la oración de todos los santos, sobre el altar de oro que está delante del trono. 4 Y el humo de los perfumes, junto con las oraciones de los santos, subió desde la mano del Angel hasta la presencia de Dios. 5 Después el Angel tomó el incensario, lo llenó con el fuego del altar y lo arrojó sobre la tierra. Y hubo truenos, gritos, relámpagos y un temblor de tierra. 6 Y los siete Angeles que tenían las siete trompetas se dispusieron a tocarlas. 7 Cuando el primer Angel tocó la trompeta, cayó sobre la tierra granizo y fuego mezclado con sangre: la tercera parte de la tierra fue consumida, junto con la tercera parte de los árboles y toda la hierba verde. 8 Cuando el segundo Angel tocó la trompeta, se precipitó sobre el mar una masa incandescente, grande como una montaña: la tercera parte del mar se convirtió en sangre; 9 murió la tercera parte de los seres vivientes que habitan en sus aguas, y fue destruida la tercera parte de las naves. 10 Cuando el tercer Angel tocó la trompeta, un astro enorme que ardía como una antorcha cayó del cielo sobre la tercera parte de los ríos y de los manantiales. 11 El astro se llamaba «Ajenjo». La tercera parte de las aguas se convirtió en ajenjo, y murieron muchos hombres que bebieron de esas aguas, porque se habían vuelto amargas. 12 Cuando el cuarto Angel tocó la trompeta, se oscureció la tercera parte del sol, de la luna y de las estrellas. El día perdió la tercera parte de su luz, y lo mismo sucedió con la noche. 13 Y después vi y oí a un águila que volaba en el cielo y decía con voz potente: «¡Ay de los habitantes de la tierra, cuando resuenen las trompetas que ya se disponen a tocar los otros tres Angeles!».