DIA 339--Ezequiel 45--46 Eclesiástico 37,1-15 Apocalipsis 7




Ezequiel 45
1 Cuando ustedes hagan el sorteo para repartirse el país en herencia, reservarán un tributo para el Señor, una fracción santa de territorio, de doce mil quinientos metros de largo por diez mil de ancho. Ese territorio será santo en toda su extensión. 2 De allí se destinará para el Santuario un cuadrado de doscientos cincuenta metros de cada lado, con una zona de veinticinco metros alrededor de él. 3 Sobre esta área medirás un espacio de doce mil quinientos metros de largo por cinco mil de ancho: allí estará el Santuario, el lugar santísimo. 4 Esta será la fracción santa del país, destinada a los sacerdotes que sirven al Santuario y se acercan al Señor para servirlo: ellos tendrán allí un sitio para sus casas y pastizales para su ganado. 5 Un espacio de doce mil quinientos metros de largo y cinco mil de ancho será para los levitas que sirven a la Casa: ellos poseerán allí ciudades donde habitar. 6 Como propiedad de la ciudad, ustedes demarcarán un espacio de dos mil quinientos metros de ancho por doce mil quinientos de largo, junto a la parte reservada al Santuario: esto será para todo el pueblo de Israel. 7 Al príncipe le corresponderá una propiedad, a ambos lados de la parte reservada al Santuario y de los límites de la ciudad: se extenderá a lo largo de ellos, por el lado occidental hacia el oeste y por el lado oriental hacia el este. Esa propiedad tendrá una longitud igual a la de las otras partes del país, desde la frontera occidental hasta la frontera oriental 8 del país. Esa será su propiedad en Israel. Así mis príncipes no oprimirán más a mi pueblo, sino que dejarán el país al pueblo de Israel, según sus tribus. 9 Así habla el Señor: ¡Ya es demasiado, príncipes de Israel! Acaben con la violencia y la depredación, practiquen el derecho y la justicia, dejen de extorsionar a mi pueblo –oráculo del Señor–. 10 Tengan balanzas justas, un efá justo y un bat justo. 11 El efá y el bat tendrán la misma capacidad, de manera que tanto el bat como el efá contendrán la décima parta del jómer. Según el jómer se medirá su capacidad. 12 El siclo será de veinte gueras. Veinte siclos más veinte siclos y quince siclos serán para ustedes una mina. 13 Este es el tributo que ustedes reservarán: un sexto de efá por jómer de trigo y un sexto de efá por jómer de cebada. 14 Y esta es la medida para el aceite: un décimo de bat por cor, a razón de diez bat por jómer. 15 Se reservará una cabeza de ganado menor por cada rebaño de doscientos animales, entre los rebaños de Israel, para la oblación, el holocausto y los sacrificios de comunión, como expiación en favor de ellos –oráculo del Señor–. 16 Todo el pueblo del país deberá reservar este tributo para el príncipe de Israel. 17 Pero el príncipe se encargará de los holocaustos, la ablación y la libación, en las fiestas, los días de luna nueva, los sábados y todas las solemnidades del pueblo de Israel. El proveerá lo necesario para le sacrificio por el pecado, para la oblación, el holocausto y los sacrificios de comunión, a fin de expiar por el pueblo de Israel. 18 Así habla el Señor: El primer día del primer mes, tomarás un ternero sin defecto para quitar el pecado del Santuario. 19 El sacerdote tomará sangre de la víctima por el pecado y la pondrá sobre los postes de la puerta de la Casa, sobre los cuatro ángulos del zócalo del altar y sobre los postes de la puerta del atrio interior. 20 Lo mismo hará el primer día del séptimo mes, en favor de cualquiera que haya pecado por inadvertencia o ignorancia. Así harán la expiación por la Casa. 21 El día catorce del primer mes, ustedes celebrarán la fiesta de la Pascua. Durante siete días se comerá pan sin levadura. 22 Aquel día, el príncipe ofrecerá un ternero por sí mismo y por todo el pueblo del país, en sacrificio por el pecado. 23 Durante los siete días de la fiesta, cada uno de los siete días, ofrecerá siete terneros y siete carneros sin defecto en holocausto al Señor, y un chivo en sacrificio por el pecado. 24 Como oblación, ofrecerá una medida de harina por cada ternero y cada carnero, y siete litros de aceite por cada medida. 25 El día quince del séptimo mes, con ocasión de la Fiesta, el príncipe hará lo mismo durante siete días: el mismo sacrificio por el pecado, el mismo holocausto, la misma oblación y el mismo aceite.


Ezequiel 46
1 Así habla el Señor: la puerta del atrio interior que mira hacia el este, permanecerá cerrada durante los seis días laborables, pero se la abrirá el día sábado. También se la abrirá el día de la luna nueva. 2 El príncipe entrará desde afuera, por el vestíbulo de la puerta, y se quedará de pie junto al poste de la puerta. Los sacerdotes ofrecerán su holocausto y su sacrificio de comunión, y él se postrará sobre el umbral de la puerta. Luego saldrá, pero la puerta no se cerrará hasta la tarde. 3 También la gente del pueblo se postrará a la entrada de esta puerta, delante del Señor, los sábados y los días de luna nueva. 4 El holocausto que el príncipe ofrecerá al Señor el día sábado, será de seis corderos sin defecto y de un carnero sin defecto; 5 la oblación será de una medida de harina por el carnero, y por los corderos dará lo que pueda, más siete litros de aceite por cada medida. 6 El día de la luna nueva, en cambio, presentará un ternero sin defecto, seis corderos y un carnero sin defecto. 7 También ofrecerá, como oblación, una medida de harina por el ternero, otra medida por el carnero, y lo que pueda dar por los corderos, más siete litros de aceite por cada medida. 8 Cuando el príncipe entre, lo hará por el camino del vestíbulo de la puerta, y saldrá por ese mismo camino. 9 Pero cuando la gente del pueblo se presente delante del Señor, en ocasión de las fiestas, el que entre para adorar por el camino de la puerta septentrional, saldrá por el camino de la puerta meridional, y el que entre por el camino de la puerta septentrional: no volverá por el camino por donde haya entrado, sino que saldrá por el lado opuesto. 10 El príncipe estaré en medio de ellos: entrará cuando ellos entren y saldrá cuando ellos salgan. 11 En las fiestas y solemnidades, la oblación consistirá en una medida de harina por el ternero, en otra medida por el carnero, y en lo que pueda dar por los corderos, más siete litros de aceite por cada medida. 12 Cuando el príncipe presente una ofrenda voluntaria, un holocausto o un sacrificio de comunión como ofrenda voluntaria al Señor, se le abrirá la puerta que mira hacia el este. El ofrecerá su holocausto y sus sacrificios de comunión como lo hace el día sábado; luego saldrá, y la puerta se cerrará cuando haya salido. 13 Cada día ofrecerás en holocausto al Señor un cordero nacido en el año y sin defecto: lo ofrecerás cada mañana. 14 También ofrecerás cada mañana, como oblación al Señor, la sexta parte de una medida de harina y dos litros de aceite para amasar la harina de la mejor calidad. Esta es una institución perpetua, fijada para siempre. 15 Cada mañana se ofrecerá el cordero, la oblación y el aceite, como holocausto perpetuo. 16 Así habla el Señor: Si el príncipe hace a alguno de sus hijos un regalo tomado de su herencia, el regalo pertenecerá a su hijo: será su propiedad por derecho hereditario. 17 Pero si hace a alguno de sus servidores un regalo tomado de su herencia, el regalo pertenecerá al servidor hasta el año de la remisión: entonces, él tendrá que devolverlo al príncipe. Solamente a sus hijos pertenecerá su herencia. 18 El príncipe no tomará nada de la herencia del pueblo para privarlo de lo que le pertenece: sólo de su propio patrimonio legará bienes a sus hijos, para que mi pueblo no se disperse, al ser privado de su propiedad. 19 El hombre me llevó por la entrada que estaba al lado de la puerta, hacia las habitaciones santas reservadas a los sacerdotes, esas que miran hacia el norte, y vi que al fondo, hacia el oeste, había un espacio. 20 El me dijo: «Aquí está el lugar donde los sacerdotes harán hervir la víctima del sacrificio de reparación y del sacrificio por el pecado, y donde harán cocer la oblación, para que no se saque nada del atrio exterior, y así no quede santificado el pueblo. 21 Luego me hizo salir al atrio exterior y me hizo pasar por los cuatro ángulos del atrio: había un patio en cada ángulo del atrio. 22 En los cuatro ángulos del atrio había pequeños patios de veinte metros de largo y quince de ancho, todos de las mismas dimensiones. 23 Alrededor de los cuatro había una hilera de piedras, y en la parte baja de las hileras, todo alrededor, había unos fogones. 24 El me dijo: «Estas son las cocinas donde los servidores de la Casa hervirán los sacrificios del pueblo».



Eclesiástico 37,1-15
1 Todo amigo dice: «También yo soy tu amigo», pero hay amigos que lo son sólo de nombre. 2 ¿No entristece acaso hasta la muerte ver a un amigo querido transformarse en enemigo? 3 ¡Perversa inclinación! ¿De dónde te han hecho rodar para cubrir la tierra de falsedad? 4 ¡Un compañero comparte las alegrías del amigo y en el momento de la aflicción, se vuelve contra él! 5 ¡Otro sufre con el amigo para llenarse su vientre, y a la hora del combate, empuña el escudo! 6 Nunca te olvides de un buen amigo, y acuérdate de él cuando tengas riquezas. 7 Todo el que aconseja recomienda su consejo, pero hay quien aconseja pensando sólo en sí mismo. 8 Sé precavido con el que da consejos y averigua primero qué le hace falta, porque entonces aconsejará lo que le convenga a él; no sea que le dé lo mismo una cosa que otra 9 y te diga: «Vas por el buen camino», mientras se pone enfrente a ver qué te pasa. 10 No consultes al que te subestima, y al que tiene celos de ti, ocúltale tus designios. 11 No pidas consejo a una mujer sobre su rival, ni a un cobarde sobre la guerra, ni a un comerciante sobre un negocio, ni a un comprador sobre una venta, ni a un envidiosos sobre la gratitud, ni a un despiadado sobre un beneficio, ni a un perezoso sobre cualquier trabajo, ni al que trabaja por horas sobre la conclusión de una obra, ni a un servidor holgazán sobre un trabajo difícil: no cuentes con estos para ningún consejo. 12 Pero recurre asiduamente a un hombre piadoso, de quien te consta que cumple los mandamientos, capaz de sentir lo que tú mismo sientes, y que sufrirá contigo si das un traspié. 13 Déjate llevar por lo que te dicta el corazón, porque nadie te será más fiel que él: 14 el alma de un hombre suele advertir a menudo mejor que siete vigías apostados sobre una altura. 15 Y por encima de todo ruego al Altísimo, para que dirija tus pasos en la verdad.



Apocalipsis 7
1 Después de esto, vi a cuatro Angeles que estaban de pie en los cuatro puntos cardinales y sujetaban a los cuatro vientos para que no soplaran sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre los árboles. 2 Luego vi a otro Angel que subía del Oriente, llevando el sello del Dios vivo. Y comenzó a gritar con voz potente a los cuatro Angeles que habían recibido el poder de dañar a la tierra y al mar: 3 «No dañen a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que marquemos con el sello la frente de los servidores de nuestro Dios». 4 Oí entonces el número de los que habían sido marcados: eran 144.000 pertenecientes a todas las tribus de Israel. 5 Doce mil de la tribu de Judá, doce mil de la tribu de Rubén, doce mil de la tribu de Gad, 6 doce mil de la tribu de Aser, doce mil de la tribu de Neftalí, doce mil de la tribu de Manasés, 7 doce mil de la tribu de Simeón, doce mil de la tribu de Leví, doce mil de la tribu de Isacar, 8 doce mil de la tribu de Zabulón, doce mil de la tribu de José, doce mil de la tribu de Benjamín. 9 Después de esto, vi una enorme muchedumbre, imposible de contar, formada por gente de todas las naciones, familias, pueblos y lenguas. Estaban de pie ante el trono y delante del Cordero, vestidos con túnicas blancas; llevaban palmas en la mano y exclamaban con voz potente: 10 «¡La salvación viene de nuestro Dios que está sentado en el trono, y del Cordero!». 11 Y todos los Angeles que estaban alrededor del trono, de los Ancianos y de los cuatro Seres Vivientes, se postraron con el rostro en tierra delante del trono, y adoraron a Dios, 12 diciendo: «¡Amén! ¡Alabanza, gloria y sabiduría, acción de gracias, honor, poder y fuerza a nuestro Dios para siempre! ¡Amén! 13 Y uno de los Ancianos me preguntó: «¿Quiénes son y de dónde vienen los que están revestidos de túnicas blancas?». 14 Yo le respondí: «Tú lo sabes, señor». Y él me dijo: «Estos son los que vienen de la gran tribulación; ellos han lavado sus vestiduras y las han blanqueado en la sangre del Cordero. 15 Por eso están delante del trono de Dios y le rinden culto día y noche en su Templo. El que está sentado en el trono habitará con ellos: 16 nunca más padecerán hambre ni sed, ni serán agobiados por el sol o el calor. 17 Porque el Cordero que está en medio del trono será su Pastor y los conducirá hacia los manantiales de agua viva. Y Dios secará toda lágrima de sus ojos».