DIA 338 --Ezequiel 42--44 Eclesiástico 36,18-27 Apocalipsis 6





Ezequiel 42
1 El hombre me hizo salir hacia el atrio exterior, en dirección al norte, y me llevó hasta las habitaciones que estaban frente al patio y frente a al construcción, hacia el norte. 2 Su largo era de cincuenta metros por el norte, y su ancho de veinticinco metros. 3 De frente a las puertas del atrio interior y de frente al pavimento del atrio exterior, había unas galerías que corrían paralelamente una en cada uno de los tres pisos. 4 Delante de las habitaciones había un corredor de cinco metros de ancho hacia el interior y de cincuenta metros de largo. Sus puertas daban hacia el norte. 5 Las habitaciones superiores eran más estrechas que las inferiores y las intermedias, porque las galerías les quitaban espacio, 6 ya que estaban dispuestas en tres pisos y no tenían columnas como las columnas del atrio: por eso eran más estrechas que las habitaciones interiores y las intermedias, a partir del suelo. 7 La pared exterior, que correspondía a las habitaciones en dirección al atrio exterior, tenía un largo de veinticinco metros sobre el frente de las habitaciones. 8 Porque el largo de las habitaciones que daban al atrio exterior era de veinticinco metros, mientras que las que daban al frente del Templo tenían cincuenta metros. 9 Más abajo de estas habitaciones había una entrada, situada al este del que entraba por el atrio exterior. 10 A lo ancho del muro del atrio, en dirección al sur, sobre el frente del patio y sobre el frente de la construcción, había unas habitaciones 11 con un pasillo delante de ellas. Su aspecto era el mismo que el de las habitaciones situadas hacia el norte: tenían el mismo largo, el mismo ancho, las mismas salidas, las mismas disposiciones y las mismas entradas. 12 Al pie de las habitaciones que daban al sur, había una entrada al comienzo de cada pasillo, frente al muro situado sobre la parte oriental. 13 El hombre me dijo: «Las habitaciones del norte y del sur, que están frente al patio, son las habitaciones santas donde los sacerdotes que se acercan al Señor comerán las cosas santísimas. Allí se depositarán las cosa santísimas: la oblación, la víctima del sacrificio por el pecado y la del sacrificio de reparación, porque ese lugar es santo. 14 Cuando los sacerdotes entren en el Santuario, no saldrán del lugar santo al atrio exterior sin dejar antes en ellas las vestiduras utilizadas para el culto, porque esas vestiduras son sagradas. Deberán ponerse otra ropa para acercarse el sitio destinado al pueblo» 15 Cuando el hombre terminó de medir el interior de la Casa, me hizo salir hacia la puerta que daba al oriente, y midió todo el contorno. 16 Midió con la vara de medir el lado oriental: doscientos cincuenta metros. Se volvió 17 y midió el lado septentrional: doscientos cincuenta metros. Se volvió 18 hacia el lado meridional y lo midió: doscientos cincuenta metros. 19 Se volvió hacia el lado occidental y lo midió: doscientos cincuenta metros 20 El midió los cuatro costados, y allí había un muro circundante de doscientos cincuenta metros de largo por doscientos cincuenta de ancho, para separar lo sagrado de lo profano.



Ezequiel 43
1 El hombre me llevó hacia la puerta que miraba al oriente, 2 y yo vi que la gloria del Dios de Israel venía desde el oriente, con un ruido semejante al de las aguas caudalosas, y la tierra se iluminó con su Gloria. 3 Esta visión era como la que yo había visto cuando el Señor vino a destruir la ciudad, y como la que había visto junto al río Quebar. Entonces caí con el rostro en tierra. 4 La gloria del Señor entró en la Casa por la puerta que daba al oriente. 5 El espíritu me levantó y me introdujo en el atrio interior, y yo vi que la gloria del Señor llenaba la Casa. 6 Y oí que alguien me hablaba desde la Casa, mientras el hombre permanecía de pie junto a mí. 7 La voz me dijo: «Hijo de hombre, este es el lugar de mi trono, el lugar donde se asienta la planta de mis pies. Aquí habitaré para siempre en medio de los israelitas. El pueblo de Israel no profanará más mi Nombre: ni ellos ni sus reyes con sus prostituciones, ni los cadáveres de sus reyes con sus tumbas. 8 Al poner su umbral junto al mío y los postes de sus puertas al lado de los míos, con un simple muro de por medio, los israelitas mancharon mi santo Nombre con las abominaciones que cometieron, y yo los devoré con mi indignación. 9 Pero, de ahora en adelante, alejarán de mi sus prostituciones y los cadáveres de sus reyes, y yo habitaré en medio de ellos para siempre. 10 En cuanto a ti, hijo de hombre, describe la Casa al pueblo de Israel. Que ellos se avergüencen de sus culpas y tomen las medidas de su dueño. 11 Y si se avergüenzan de lo que hicieron, tú les darás a conocer la forma de la Casa y su diseño, sus salidas y sus entradas, y todos los preceptos y leyes concernientes a ella. Fíjalas por escrito a la vista de todos, para que observen todo lo concerniente a ella y lo realicen. 12 Esta es la ley concerniente a la Casa: todo su ámbito y sus alrededores, sobre la cima de la montaña, son un lugar santísimo. Tal es la ley concerniente a al Casa». 13 Estas son las dimensiones del altar, con sus medidas en codos, a razón de un codo y palmo, es decir, de medio metro por cada codo. La fosa circundant medía tro de alto por medio de ancho, con un reborde de un palmo sobre su contorno altura del altar era la iguiente: 14 desde el basamento sobre el suelo hasta la plataforma inferior, un metro de alto y medio de ancho; y desde la plataforma pequeña hasta la plataforma más grande, dos metros de alto y uno de ancho. 15 Desde allí hasta al ara del altar había dos metros, y por encima de ella sobresalían cuatro cuernos. 16 El ara medía seis metros de largo por seis de ancho: era un cuadrado perfecto. 17 La plataforma superior era un cuadrado de siete metros de largo por siete de ancho, con un reborde de veinticinco centímetros. La fosa circundante era de medio metro, y sus gradas estaban vueltas hacia el oriente. 18 El hombre me dijo: Hijo de hombre, así habla el Señor: Estas son las prescripciones concernientes al altar, cuando sea erigido para ofrecer el holocausto sobre él y rociarlo con sangre. 19 Tú darás un ternero como sacrificio por el pecado a los sacerdotes levitas, a los descendientes de Sadoc que se acercan a mí para servirme –oráculo del Señor–. 20 Luego tomarás una parte de su sangre y la echarás sobre los cuatro cuernos del altar, sobre los cuatro ángulos del zócalo y alrededor de todo su reborde. Así le quitarás el pecado y harás la expiación por él. 21 Después tomarás el ternero del sacrificio por el pecado, y este será quemado en una dependencia de la Casa, fuera del Santuario. 22 El segundo día, ofrecerás un chivo sin defecto como sacrificio por el pecado y se quitará el pecado del altar, como se había hecho con el ternero. 23 Cuando hayas acabado de quitar el pecado, tomarás un ternero sin defecto y un carnero sin defecto, sacados del rebaño, 24 y los presentarás delante del Señor: los sacerdotes les echarán sal y los ofrecerán en holocausto al Señor. 25 Durante siete días, ofrecerás diariamente un chivo en sacrificio por el pecado; también se ofrecerá un ternero y un carnero sin defecto, sacados del rebaño. 26 Durante siete días se hará la expiación por el altar, se lo purificará y se lo dedicará. 27 Al cabo de estos días, desde el día octavo en adelante, los sacerdotes ofrecerán sobre el altar los holocaustos de ustedes y sus sacrificios de comunión, y yo los aceptaré –oráculo del Señor–.


Ezequiel 44
1 El hombre me hizo volver en dirección a la puerta exterior del Santuario, la que miraba hacia el oriente, y esa puerta estaba cerrada. 2 Entonces el Señor me dijo: «Esta puerta permanecerá cerrada. No será abierta, y nadie entrará por ella, porque el Señor, el Dios de Israel, ha entrado por ella. Por eso permanecerá cerrada. 3 Solamente el príncipe en ejercicio se sentará allí para comer en la presencia del Señor. El entrará por el camino del vestíbulo de la puerta y saldrá por ese mismo camino». 4 Luego me llevó por la puerta septentrional hacia la fachada de la Casa. Yo miré, y vi que la gloria del Señor llenaba la Casa del Señor. Entonces caí con el rostro en tierra. 5 El Señor me dijo: Presta atención, hijo de hombre; mira bien, y escucha cuidadosamente lo que te voy a decir acerca de todas las prescripciones concernientes a la Casa del Señor y a todo su ritual. Ten bien en cuenta quiénes podrán ser admitidos en la Casa del Señor y quiénes deberán ser excluidos del Santuario. 6 Tú dirás a esos rebeldes, al pueblo de Israel: Así habla el Señor: ¡Basta ya, pueblo de Israel, de todas las abominaciones que ustedes han cometido, 7 introduciendo gente extranjera, de corazón y cuerpo incircuncisos, para que estuvieran en mi Santuario y profanaran mi Casa, mientras ustedes me ofrecían grasa y sangre como alimento! Así ustedes, con todas sus abominaciones, quebrantaron mi alianza. 8 No se encargaron ustedes mismos de ejercer mi sagrado ministerio, sino que pusieron a esa gente para que lo ejerciera en lugar de ustedes, en mi propio Santuario. 9 Por eso, así habla el Señor: Ningún extranjero, de corazón y cuerpo incircuncisos, ninguno de los extranjeros que residen en medio de Israel, podrá entrar en mi Santuario. 10 Los levitas, que me abandonaron cuando Israel se descarriaba lejos de mí para seguir a sus ídolos, cargarán con su culpa: 11 ellos tendrán a su cargo en mi Santuario la custodia de las puertas de la Casa y el cuidado de la Casa. Ellos inmolarán el holocausto y el sacrificio para el pueblo, y estarán ante el pueblo para servirlo. 12 Porque ellos lo sirvieron delante de sus ídolos e hicieron caer en la iniquidad a la casa de Israel, por eso yo levanto mi mano contra ellos –oráculo del Señor– y ellos cargarán con su culpa: 13 no se aproximarán a mí para ejercer la función sacerdotal, ni se aproximarán a mis cosas santas –las cosas santísimas– sino que cargarán con el oprobio y las abominaciones que cometieron. 14 Yo los pongo como encargados del cuidado de la Casa y de todo el servicio que deba prestarse en ella. 15 En cambio, los sacerdotes levíticos, hijos de Sadoc, que ejercieron el ministerio en mi Santuario cuando Israel se descarriaba lejos de mí, se acercarán a mí para servirme y estarán en mi presencia para ofrecerme la grasa y la sangre –oráculo del Señor–. 16 Ellos entrarán en mi Santuario, se acercarán a mi mesa para servirme y se encargarán de mi servicio. 17 Cuando entren por las puertas del atrio interior, se revestirán con vestiduras de lino: no llevarán ropa de lana cuando presten servicio a las puertas del atrio interior y en la Casa. 18 Tendrán turbantes de lino sobre su cabeza y también usarán calzoncillos de lino. No se ceñirán con nada que haga transpirar. 19 Cuando salgan al atrio exterior, donde está el pueblo, se quitarán las vestiduras que se hayan puesto para prestar servicio, dejándolas en las habitaciones del Santuario, y se pondrán otra ropa, para no santificar al pueblo con sus vestiduras. 20 No se raparán la cabeza ni dejarán crecer libremente sus cabellos, sino que se cortarán los cabellos cuidadosamente. 21 Ningún sacerdote beberá vino cuando deba entrar en el atrio interior. 22 Ellos no se casarán con una viuda ni con una mujer repudiada, sino sólo con una virgen de la raza del pueblo de Israel. Pero podrán casarse con la viuda de otro sacerdote. 23 Los sacerdotes instruirán a mi pueblo sobre la diferencia entre lo sagrado y lo profano, y le enseñarán a distinguir lo puro de lo impuro. 24 En los litigios, ellos tendrán autoridad para juzgar: juzgarán según mis leyes, observarán mis preceptos y mis instrucciones en todas mis solemnidades, y observarán mis sábados. 25 Los sacerdotes no tocarán a un hombre muerto, para no incurrir en impureza, a no ser que se trate de padre o la madre, de un hijo o de una hija, o de un hermano o hermana que no haya tenido marido. 26 Después de su purificación, se contarán siete días, 27 y el día que entren en el lugar santo, en el atrio interior, para prestar servicio en el lugar santo, ofrecerán su sacrificio por el pecado –oráculo del Señor–. 28 Los sacerdotes no tendrán una herencia, porque yo soy su herencia. Ustedes no les darán una propiedad en Israel, porque yo soy su propiedad. 29 Ellos se alimentarán con la oblación y con las víctimas del sacrificio por el pecado y del sacrificio de reparación. Todo lo dedicado al Señor en Israel, será para ellos. 30 También será para el sacerdote la mejor de todas las primicias y de todas las ofrendas que ustedes presenten. Ustedes entregarán al sacerdote lo mejor de sus moliendas, para que la bendición permanezca sobre tu casa. 31 Los sacerdotes no comerán ningún animal encontrado muerto o destrozado por las fieras, sea ave o ganado.



Eclesiástico 36,18-27
18 El estómago asimila toda clase de alimentos, pero hay unos mejores que otros. 19 El paladar distingue los manjares y el corazón inteligente descubre las mentiras. 20 Un corazón tortuoso provoca contrariedades, pero el hombre de experiencia le da su merecido. 21 Una mujer acepta cualquier marido, pero unas jóvenes son mejores que otras. 22 La hermosura de la mujer alegra el rostro y supera todos los deseos del hombre. 23 Si en sus labios hay bondad y dulzura, su marido ya no es más uno de tantos hombres. 24 El que adquiere una mujer tiene el comienzo de la fortuna, una ayuda adecuada a él y una columna donde apoyarse. 25 Donde no hay valla, la propiedad es saqueada, y donde no hay mujer, el hombre gime y va a la deriva. 26 ¿Quién puede fiarse de un salteador que va rápidamente de ciudad en ciudad? 27 Así sucede con el hombre sin nido, que se alberga donde lo sorprende la noche.



Apocalipsis 6
1 Después vi que el Cordero abría el primero de los siete sellos, y oí al primero de los cuatro Seres Vivientes que decía con voz de trueno: «Ven». 2 Y vi aparecer un caballo blanco. Su jinete tenía un arco, recibió una corona y salió triunfante, para seguir venciendo. 3 Cuando el Cordero abrió el segundo sello, oí al segundo de los Seres Vivientes que decía: «Ven». 4 Y vi aparecer otro caballo, rojo como el fuego. Su jinete recibió el poder de desterrar la paz de la tierra, para que los hombres se mataran entre sí; y se le dio una gran espada. 5 Cuando el Cordero abrió el tercer sello, oí al tercero de los Seres Vivientes que decía: «Ven». Y vi aparecer un caballo negro. Su jinete tenía una balanza en la mano; 6 y oí una voz en medio de los cuatro Seres Vivientes, que decía: «Se vende una ración de trigo por un denario y tres raciones de cebada por un denario. Y no eches a perder el aceite y el vino». 7 Cuando el Cordero abrió el cuarto sello, oí al cuarto de los Seres Vivientes que decía: «Ven». 8 Y vi aparecer un caballo amarillo. Su jinete se llamaba «Muerte», y el Abismo de la muerte lo seguía. Y recibió poder sobre la cuarta parte de la tierra, para matar por medio de la espada, del hambre, de la peste y de las fieras salvajes. 9 Cuando el Cordero abrió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los que habían sido inmolados a causa de la Palabra de Dios y del testimonio que habían dado. 10 Ellas clamaban a voz en cuello: «¿Hasta cuándo, Señor santo y verdadero, tardarás en hacer justicia y en vengar nuestra sangre sobre los habitantes de la tierra?». 11 Entonces se le dio a cada uno una vestidura blanca y se les dijo que esperaran todavía un poco, hasta que se completara el número de sus compañeros de servicio y de sus hermanos, que iban a sufrir la misma muerte. 12 Y cuando el Cordero abrió el sexto sello, vi que se produjo un violento terremoto. El sol se puso negro como ropa de luto y la luna quedó como ensangrentada; 13 los astros del cielo cayeron sobre la tierra, como caen los higos verdes cuando la higuera es sacudida por un fuerte viento. 14 El cielo se replegó como un pergamino que se enrolla, y todas las montañas y las islas fueron arrancadas de sus sitios. 15 Los reyes y los grandes de la tierra, los jefes militares, los ricos y los poderosos, los esclavos y los hombres libres, todos se escondieron en las cavernas y entre las rocas y las montañas, 16 y decían a las montañas y a las rocas: «Caigan sobre nosotros, y ocúltennos de la mirada de aquel que está sentado en el trono y de la ira del Cordero». 17 Porque ha llegado el gran Día de su ira, y ¿quién podrá resistir?