DIA 317--Lamentaciones 4--5 Eclesiástico 25,1-12 Juan 14




Lamentaciones 4
1 [Alef] ¡Cómo se ha oscurecido el oro, se ha empañado el oro más puro! Las piedras sagradas están tiradas en todas las esquinas.
2 [Bet] Los hijos de Sión, tan preciados, valuados a precio de oro fino, ¡cómo son tenidos por vasos de arcilla, obra de las manos de un alfarero!
3 [Guímel] Hasta los chacales presentan las ubres para amamantar a sus cachorros; pero la hija de mi pueblo se ha vuelto cruel como los avestruces del desierto.
4 [Dálet] La lengua de las criaturas se pega al paladar a causa de la sed; los niños pequeños piden pan, y nadie se lo reparte.
5 [He] Los que comían manjares exquisitos desfallecen por las calles; los que se habían criado entre púrpura se abrazan a los residuos.
6 [Vau] La iniquidad de la hija de mi pueblo ha superado el pecado de Sodoma, que fue destruida en un instante sin que se moviera una mano contra ella.
7 [Zain] Sus jóvenes eran más puros que la nieve, más blancos que la leche; sus cuerpos, más rojizos que el coral, su figura, un zafiro.
8 [Jet] Su semblante se ha vuelto más oscuro que el hollín, no se los reconoce por las calles; tienen la piel pegada a los huesos, reseca como madera.
9 [Tet] Fueron más dichosos los muertos por la espada, que los muertos por el hambre: aquellos se desangraron, traspasados; estos, por falta de frutos en los campos.
10 [Iod] Las mismas manos de tiernas mujeres cocinaron a sus hijos: ellos les sirvieron de alimento en el desastre de la hija de mi pueblo.
11 [Caf] El Señor desahogó su furor, derramó el ardor de su ira; encendió un fuego en Sión que devoró hasta sus cimientos.
12 [Lámed] Nunca hubieran creído los reyes de la tierra ni todos los habitantes del mundo, que entrarían el adversario y el enemigo por las puertas de Jerusalén.
13 [Mem] Esto sucedió por los pecados de sus profetas, por las iniquidades de sus sacerdotes, que derramaron en medio de ella la sangre de los justos.
14 [Nun] Vagaban como ciegos por las calles, manchados de sangre, de manera que no se podía tocar sus vestiduras.
15 [Sámec] «¡Apártense! ¡Un impuro! –les gritaban– ¡Apártense, apártense! ¡No toquen!». Si huían y vagaban entre las naciones, se decía: «¡No pueden quedarse más aquí!».
16 [Pe] El rostro del Señor los dispersó, no volverá a mirarlos. Ya no se respeta a los sacerdotes ni se tiene piedad de los ancianos.
17 [Ain] Aún se consumían nuestros ojos, aguardando en vano una ayuda; en nuestros puestos de guardia, mirábamos hacia una nación que no puede salvar.
18 [Sade] Se acechaban nuestros pasos, no podíamos andar por las calles. Se acercaba nuestro fin, se habían cumplido nuestros días: ¡sí, había llegado nuestro fin!
19 [Qof] Nuestros perseguidores eran más veloces que las águilas del cielo: nos hostigaban en las montañas, nos tendían emboscadas en el desierto.
20 [Res] El Ungido del Señor, nuestro aliento vital, quedó atrapado en sus fosas: aquel de quien decíamos: «¡A su sombra viviremos entre las naciones!».
21 [Sin] ¡Regocíjate y alégrate, hija de Edom, tú que habitas en el país de Us! También tú recibirás la copa: te embriagarás y te desnudarás.
22 [Tau] Tu iniquidad se ha borrado, hija de Sión: ¡él no volverá a desterrarte! El castigará tu culpa, hija de Edom, ¡pondrá al descubierto tus pecados!




Lamentaciones 5
1 ¡Recuerda Señor, lo que nos ha sucedido, mira y contempla nuestro oprobio!
2 Nuestra herencia pasó a manos de extranjeros, nuestras casas, a manos de extraños.
3 Estamos huérfanos, sin padre, nuestras madres son como viudas.
4 Tenemos que pagar el agua que bebemos, la leña nos cuesta dinero.
5 Somos empujados con el yugo al cuello, estamos fatigados, no nos dan respiro.
6 Tendemos las manos hacia Egipto, hacia Asiria, para saciarnos de pan.
7 Nuestros padres pecaron, y ya no existen: nosotros cargamos con sus culpas.
8 Estamos dominados por esclavos y nadie nos arranca de sus manos.
9 Arriesgamos la vida para conseguir nuestro pan, afrontando la espada del desierto.
10 Nuestra piel quema como un horno, por los ardores del hambre.
11 Han violado a las mujeres en Sión, a las vírgenes en las ciudades de Judá.
12 Los príncipes fueron colgados de las manos, no se respetó la dignidad de los ancianos.
13 Los jóvenes arrastraron la piedra de moler, los niños se doblaron bajo el peso de la leña.
14 Los ancianos ya no acuden a la puerta de la ciudad, los jóvenes ya no tocan sus cítaras.
15 Cesó la alegría de nuestro corazón, nuestra danza se ha cambiado en luto.
16 Se ha caído la corona de nuestras cabezas: ¡ay de nosotros, porque hemos pecado!
17 Por esto nuestro corazón está dolorido, por esto se nublan nuestros ojos:
18 porque el monte Sión está desolado y los zorros se pasean por él.
19 Pero tú, Señor, reinas para siempre, tu trono permanece eternamente.
20 ¿Por qué nos tendrás siempre olvidados y nos abandonarás toda la vida?
21 ¡Vuélvenos hacia ti, Señor, y volveremos: renueva nuestros días como en los tiempos pasados!
22 ¿O es que nos has desechado completamente y te has irritado con nosotros sin medida?


Eclesiástico 25,1-12
1 Con tres cosas me adorno y me presento embellecida delante del Señor y de los hombres: la concordia entre hermanos, la amistad entre vecinos y una mujer y un marido que se llevan bien.
2 Pero hay tres clases de gente que aborrezco y que me irritan por su manera de vivir: un pobre soberbio, un rico mentiroso y un viejo adúltero que ha perdido el juicio.
3 Si no has ahorrado en la juventud, ¿cómo vas a encontrar algo en tu vejez?
4 ¡Qué bello adorno para las canas es saber juzgar y para los ancianos, ser hombres de consejo!
5 ¡Qué hermosa es la sabiduría de los ancianos, la reflexión y el consejo en la gente respetable!
6 Corona de los ancianos es una rica experiencia, y su orgullo, el temor del Señor.
7 Hay nueve cosas imaginables, que considero felices, y la décima, también las voy a mencionar: un hombre que está contento de sus hijos y uno que ve en vida la caída de sus enemigos.
8 ¡Feliz el que vive con una esposa inteligente, el que no ha incurrido en falta con su lengua y el que no ha servido a un patrón indigno de él!
9 ¡Feliz el que ha encontrado la prudencia y el que la expone ante un auditorio atento!
10 ¡Qué grande es aquel que encontró la sabiduría! Pero nadie aventaja al que teme al Señor:
11 el temor del Señor supera a todos lo demás, y el que lo posee ¿a quién se puede comparar?
12 El temor del Señor es el comienzo de su amor, y es por la fe que uno empieza a unirse a él.


Juan 14
1 «Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador.
2 El corta todos mis sarmientos que no dan fruto; al que da fruto, lo poda para que dé más todavía.
3 Ustedes ya están limpios por la palabra que yo les anuncié.
4 Permanezcan en mí, como yo permanezco en ustedes. Así como el sarmiento no puede dar fruto si no permanece en la vid, tampoco ustedes, si no permanecen en mí.
5 Yo soy la vid, ustedes los sarmientos El que permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto, porque separados de mí, nada pueden hacer.
6 Pero el que no permanece en mí, es como el sarmiento que se tira y se seca; después se recoge, se arroja al fuego y arde.
7 Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y lo obtendrán.
8 La gloria de mi Padre consiste en que ustedes den fruto abundante, y así sean mis discípulos.
9 Como el Padre me amó, también yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi amor.
10 Si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor. como yo cumplí los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
11 Les he dicho esto para que mi gozo sea el de ustedes, y ese gozo sea perfecto.
12 Este es mi mandamiento: Amense los unos a los otros, como yo los he amado.
13 No hay amor más grande que dar la vida por los amigos.
14 Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando.
15 Ya no los llamo servidores, porque el servidor ignora lo que hace su señor; yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre.
16 No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes, y los destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero. Así todo lo que pidan al Padre en mi Nombre, él se lo concederá.
17 Lo que yo les mando es que se amen los unos a los otros.
18 Si el mundo los odia, sepan que antes me ha odiado a mí.
19 Si ustedes fueran del mundo, el mundo los amaría como cosa suya. Pero como no son del mundo, sino que yo los elegí y los saqué de él, él mundo los odia.
20 Acuérdense de lo que les dije: el servidor no es más grande que su señor. Si me persiguieron a mí, también los perseguirán a ustedes; si fueron fieles a mi palabra, también serán fieles a la de ustedes.
21 Pero los tratarán así a causa de mi Nombre, porque no conocen al que me envió.
22 Si yo hubiera venido ni les hubiera hablado, no tendrían pecado; pero ahora su pecado no tiene disculpa.
23 El que me odia, odia también a mi Padre.
24 Si yo no hubiera hecho entre ellos obras que ningún otro realizó, no tendrían pecado. Pero ahora las han visto, y sin embargo, me odian a mí y a mi Padre,
25 para que se cumpla lo que está escrito en la Ley: Me han odiado sin motivo.
26 Cuando venga el Paráclito que yo les enviaré desde el Padre, el Espíritu de la Verdad que proviene del Padre, él dará testimonio de mí.
27 Y ustedes también dan testimonio, porque están conmigo desde el principio».