DIA 217--Judit 9--11 Eclesiastés 1 Lucas 2,1-35



Judit 9
"1.Cayó Judit, rostro en tierra, echó ceniza sobre su cabeza, dejó ver el sayal que tenía puesto y, a la misma hora en que se ofrecía en Jerusalén, en la Casa de Dios, el incienso de aquella tarde, clamó al Señor en alta voz diciendo: 2.Señor, Dios de mi padre Simeón, a quien diste una espada para vengarse de extranjeros que habían soltado el ceñidor de una virgen para mancha, que desnudaron sus caderas para vergüenza y profanaron su seno para deshonor; pues tú dijiste: «Eso no se hace», y ellos lo hicieron. 3.Por eso entregaste sus jefes a la muerte y su lecho, rojo de vergüenza por su engaño, lo dejaste engañado hasta la sangre. Castigaste a los esclavos con los príncipes, a los príncipes con los siervos. 4.Entregaste al saqueo a sus mujeres, sus hijas al destierro, todos sus despojos en reparto para tus hijos amados, que se habían encendido de tu celo, y tuvieron horror a la mancha hecha a su sangre y te llamaron en su ayuda. ¡Oh Dios, mi Dios, escucha a esta viuda! 5.Tú que hiciste las cosas pasadas, las de ahora y las venideras, que has pensado el presente y el futuro; y sólo sucede lo que tú dispones, 6.y tus designios se presentan y te dicen: «Aquí estamos!» Pues todos tus caminos están preparados y tus juicios de antemano previstos. 7.Mira, pues, a los asirios que juntan muchas fuerzas, orgullosos de sus caballos y jinetes, engreídos por la fuerza de sus infantes, fiados en sus escudos y en sus lanzas, en sus arcos y en sus hondas, y no han reconocido que tú eres el Señor, quebrantador de guerras. 8.Tu Nombre es «¡Señor!» ¡Quebranta su poder con tu fuerza! ¡Abate su poderío con tu cólera!, pues planean profanar tu santuario, manchar la Tienda en que reposa la Gloria de tu Nombre, y derribar con fuerza el cuerno de tu altar. 9.Mira su altivez, y suelta tu ira sobre sus cabezas; da a mi mano de viuda fuerza para lo que he proyectado. 10.Hiere al esclavo con el jefe, y al jefe con su siervo, por la astucia de mis labios. Abate su soberbia por mano de mujer. 11.No está en el número tu fuerza, ni tu poder en los valientes, sino que eres el Dios de los humildes, el defensor de los pequeños, apoyo de los débiles, refugio de los desvalidos, salvador de los desesperados. 12.¡Sí, sí! Dios de mi padre y Dios de la herencia de Israel, Señor de los cielos y la tierra, Creador de las aguas, Rey de toda tu creación, ¡escucha mi plegaria! 13.Dame una palabra seductora para herir y matar a los que traman duras decisiones contra tu alianza, contra tu santa Casa y contra el monte Sión y la casa propiedad de tus hijos. 14.Haz conocer a toda nación y toda tribu que tú eres Yahveh, Dios de todo poder y toda fuerza, y que no hay otro protector fuera de ti para la estirpe de Israel."



Judit 10
"1.Acabada su plegaria al Dios de Israel, y dichas todas estas palabras, 2.se levantó Judit del suelo, llamó a su sierva y bajando a la casa donde pasaba los sábados y solemnidades, 3.se quitó el sayal que vestía, se desnudó de sus vestidos de viudez, se baño toda, se ungió con perfumes exquisitos, se compuso la cabellera poniéndose una cinta, y se vistió los vestidos que vestía cuando era feliz, en vida de su marido Manasés. 4.Se calzó las sandalias, se puso los collares, brazeletes y anillos, sus pendientes y todas sus joyas, y realzó su hermosura cuanto pudo, con ánimo de seducir los ojos de todos los hombres que la viesen. 5.Luego dio a su sierva un odre de vino y un cántaro de aceite, llenó una alforja con harina de cebada, tortas de higos y panes puros, empaquetó las provisiones y se lo entregó igualmente a su sierva. 6.Luego se dirigieron a la puerta de la ciudad, de Betulia, donde se encontraron con Ozías y con Jabrís y Jarmís, ancianos de la ciudad. 7.Cuando vieron a Judit con el rostro transformado y mudada de vestidos, se quedaron maravillados de su extremada hermosura y le dijeron: 8.«¡Que el Dios de nuestros padres te haga alcanzar favor y dé cumplimiento a tus designios, para gloria de los hijos de Israel y exaltación de Jerusalén!» 9.Ella adoró a Dios y les dijo: «Mandad que me abran la puerta de la ciudad para que vaya a poner por obra los deseos de que me habéis hablado.» Ellos mandaron a los jóvenes que le abrieran, tal como lo pedía. 10.Así lo hicieron ellos, y salió Judit con su sierva. Los hombres de la ciudad la siguieron con la mirada mientras descendía por la ladera, hasta que llegó al valle; y allí la perdieron de vista. 11.Avanzaron ellas a derecho por el valle, hasta que le salió al encuentro una avanzada de los asirios, 12.que la detuvieron y preguntaron: «¿Quién eres? ¿De dónde vienes? ¿A dónde vas?» Ella respondió: «Hija de hebreos soy y huyo de ellos, porque están a punto de ser devorados por vosotros. 13.Vengo a presentarme ante Holofernes, jefe de vuestro ejército, para hablarle con sinceridad y mostrarle un camino por el que pueda pasar para adueñarse de toda la montaña, sin que perezca ninguno de sus hombres y sin que se pierda una sola vida». 14.Oyéndola hablar aquellos hombres, y viendo la admirable hermosura de su rostro, le dijeron: 15.«Has salvado tu vida con tu decisión de bajar a presentarte ante nuestro señor. Dirígete a su tienda, que algunos de los nuestros te acompañarán hasta ponerte en sus manos. 16.Cuando estés en su presencia, no tengas miedo; anúnciale tus propósitos y él se portará bien contigo.» 17.Y eligieron entre ellos cien hombres que le dieran escolta a ella y a su sierva y las llevaran hasta la tienda de Holofernes. 18.Habiéndose corrido por todas las tiendas la noticia de su llegada, concurrió la gente del campamento, que hicieron corro en torno a ella, mientras esperaba, fuera de la tienda, que la anunciasen a Holofernes. 19.Se quedaban admirados de su belleza y, por ella, admiraban a los israelitas, diciéndose unos a otros: «¿Quién puede menospreciar a un pueblo que tiene mujeres como ésta? ¡Sería un error dejar con vida a uno solo de ellos, porque los que quedaran, serían capaces de engañar a toda la tierra!» 20.Salieron, pues, los de la escolta personal de Holofernes y todos sus servidores y la introdujeron en la tienda. 21.Estaba Holofernes descansando en su lecho, bajo colgaduras de oro y púrpura recamadas de esmeraldas y piedras preciosas. 22.Se la anunciaron y él salió hasta la entrada de la tienda, precedido de lámparas de plata. 23.Cuando Judit llegó ante Holofernes y sus ministros, todos se maravillaron de la hermosura de su rostro. Cayó ella rostro en tierra y se postró ante él, pero los siervos la levantaron"


Judit 11
"1.Holofernes le dijo: «Ten confianza, mujer, no tengas miedo, porque yo ningún mal hago a quien se decide a servir a Nabucodonosor, rey de toda la tierra. 2.Tampoco contra tu pueblo de la montaña habría alzado yo mi lanza, si ellos no me hubieran despreciado; pero ellos mismos lo han querido. 3.Dime ahora por qué razón huyes de ellos y te pasas a nosotros. Desde luego, al venir aquí te has salvado. Ten confianza; vivirás esta noche y las restantes. 4.Nadie te hará ningún mal; serás bien tratada, como se hace con los siervos de mi señor, el rey Nabucodonosor.» 5.Respondió Judit: «Acoge las palabras de tu sierva, y que tu sierva pueda hablar en tu presencia. Ninguna falsedad diré esta noche a mi señor. 6.Si te dignas seguir los consejos de tu sierva, Dios actuará contigo hasta el fin y mi señor no fracasará en sus proyectos. 7.¡Viva Nabucodonosor, rey de toda la tierra y viva su poder que te ha enviado para poner en el recto camino a todo viviente!; porque gracias a ti no le sirven tan sólo los hombres, sino que, por medio de tu fuerza, hasta las fieras salvajes, los ganados y las aves del cielo viven para Nabucodonosor y para toda su casa. 8.«Nosotros, en efecto, hemos oído hablar de tu sabiduría y de la prudencia de tu espíritu, y se dice por toda la tierra que tú eres el mejor en todo el reino, de profundos conocimientos y admirable como estratega. 9.Por lo que se refiere al discurso que Ajior pronunció en tu Consejo, nosotros hemos oído sus mismas palabras, pues los hombres de Betulia le han salvado y él les refirió todo lo que te dijo. 10.Acerca de esto, dueño y señor, no desestimes sus palabras; tenlas bien presentes, porque responden a la verdad. Pues muestra raza no recibe castigo ni la espada tiene poder sobre ellos, si no han pecado contra su Dios. 11.Pero precisamente para que mi señor no se vea rechazado y con las manos vacías, la muerte va a caer sobre sus cabezas. Han caído en un pecado con el que provocan la cólera de su Dios cada vez que cometen tal desorden. 12.En vista de que se les acaban los víveres y escasea el agua, han deliberado echar mano de sus ganados y están ya decididos a consumir todo aquello que su Dios, por sus leyes, les ha prohibido comer. 13.Han decidido, igualmente, consumir las primicias del trigo y el diezmo del vino y del aceite que habían reservado, porque están consagrados a los sacerdotes que están en la presencia de nuestro Dios, en Jerusalén, y que ningún laico puede ni tan siquiera tocar con la mano. 14.Han enviado mensajeros a Jerusalén (cuyos habitantes hacen estas mismas cosas) para recabar del Consejo de Ancianos los permisos. 15.Y en cuanto les sea concedido y lo realicen, en ese mismo momento te serán entregados para su destrucción. 16.Cuando yo, tu esclava, supe todo esto, huí de ellos. Mi Dios me ha enviado para que yo haga contigo cosas de que se pasmará toda la tierra y todos cuantos las oigan. 17.Porque tu esclava es piadosa y sirve noche y día al Dios del Cielo. Ahora, mi señor, quisiera quedarme a tu lado. Tu sierva saldría por las noches hacia el barranco, para suplicar a mi Dios y El me dirá cuándo han cometido su pecado. 18.Yo vendré a comunicártelo y entonces tú saldrás con todo tu ejército y ninguno de ellos podrá resistirte. 19.Yo te guiaré por medio de Judea hasta llegar a Jerusalén y haré que te asientes en medio de ella. Tú los llevarás como rebaño sin pastor, y ni un perro ladrará contra ti. He tenido el presentimiento de todo esto; me ha sido anunciado y he sido enviada para comunicártelo.» 20.Agradaron estas palabras a Holofernes y a todos sus servidores, que estaban admirados de su sabiduría, y dijeron: 21.«De un cabo al otro del mundo, no hay mujer como ésta, de tanta hermosura en el rostro y tanta sensatez en las palabras.» 22.Holofernes le dijo: «Bien ha hecho Dios en enviarte por delante de tu pueblo, para que esté en nuestras manos el poder, y en manos de los que han despreciado a mi señor, la ruina. 23.Por lo demás, eres tan bella de aspecto como prudente en tus palabras. Si haces lo que has prometido, tu Dios será mi Dios, vivirás en el palacio del rey Nabucodonosor y serás famosa en toda la tierra.»"



Eclesiastés 1
"1.Palabras de Cohélet, hijo de David, rey en Jerusalén. 2.¡Vanidad de vanidades! - dice Cohélet -, ¡vanidad de vanidades, todo vanidad! 3.¿Qué saca el hombre de toda la fatiga con que se afana bajo el sol? 4.Una generación va, otra generación viene; pero la tierra para siempre permanece. 5.Sale el sol y el sol se pone; corre hacia su lugar y allí vuelve a salir. 6.Sopla hacia el sur el viento y gira hacia el norte; gira que te gira sigue el viento y vuelve el viento a girar. 7.Todos los ríos van al mar y el mar nunca se llena; al lugar donde los ríos van, allá vuelven a fluir. 8.Todas las cosas dan fastidio. Nadie puede decir que no se cansa el ojo de ver ni el oído de oír. 9.Lo que fue, eso será; lo que se hizo, ese se hará. Nada nuevo hay bajo el sol. 10.Si algo hay de que se diga: «Mira, eso sí que es nuevo», aun eso ya sucedía en los siglos que nos precedieron. 11.No hay recuerdo de los antiguos, como tampoco de los venideros quedará memoria en los que después vendrán. 12.Yo, Cohélet, he sido rey de Israel, en Jerusalén. 13.He aplicado mi corazón a investigar y explorar con la sabiduría cuanto acaece bajo el cielo. ¡Mal oficio éste que Dios encomendó a los humanos para que en él se ocuparan! 14.He observado cuanto sucede bajo el sol y he visto que todo es vanidad y atrapar vientos. 15.Lo torcido no puede enderezarse, lo que falta no se puede contar. 16.Me dije en mi corazón: Tengo una sabiduría grande y extensa, mayor que la de todos mis predecesores en Jerusalén; mi corazón ha contemplado mucha sabiduría y ciencia. 17.He aplicado mi corazón a conocer la sabiduría, y también a conocer la locura y la necedad, he comprendido que aun esto mismo es atrapar vientos, 18.pues: Donde abunda sabiduría, abundan penas, y quien acumula ciencia, acumula dolor."



Lucas 2,1-35
"1.Sucedió que por aquellos días salió un edicto de César Augusto ordenando que se empadronase todo el mundo. 2.Este primer empadronamiento tuvo lugar siendo gobernador de Siria Cirino. 3.Iban todos a empadronarse, cada uno a su ciudad. 4.Subió también José desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser él de la casa y familia de David, 5.para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta. 6.Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento, 7.y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento. 8.Había en la misma comarca unos pastores, que dormían al raso y vigilaban por turno durante la noche su rebaño. 9.Se les presentó el Angel del Señor, y la gloria del Señor los envolvió en su luz; y se llenaron de temor. 10.El ángel les dijo: «No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: 11.os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor; 12.y esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.» 13.Y de pronto se juntó con el ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: 14.«Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres en quienes él se complace.» 15.Y sucedió que cuando los ángeles, dejándoles, se fueron al cielo, los pastores se decían unos a otros: «Vayamos, pues, hasta Belén y veamos lo que ha sucedido y el Señor nos ha manifestado.» 16.Y fueron a toda prisa, y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. 17.Al verlo, dieron a conocer lo que les habían dicho acerca de aquel niño; 18.y todos los que lo oyeron se maravillaban de lo que los pastores les decían. 19.María, por su parte, guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazón. 20.Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho. 21.Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidarle, se le dio el nombre de Jesús, el que le dio el ángel antes de ser concebido en el seno. 22.Cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor, 23.como está escrito en la Ley del Señor: Todo varón primogénito será consagrado al Señor 24.y para ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o dos pichones , conforme a lo que se dice en la Ley del Señor. 25.Y he aquí que había en Jerusalén un hombre llamado Simeón; este hombre era justo y piadoso, y esperaba la consolación de Israel; y estaba en él el Espíritu Santo. 26.Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de haber visto al Cristo del Señor. 27.Movido por el Espíritu, vino al Templo; y cuando los padres introdujeron al niño Jesús, para cumplir lo que la Ley prescribía sobre él, 28.le tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: 29.«Ahora, Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz; 30.porque han visto mis ojos tu salvación, 31.la que has preparado a la vista de todos los pueblos, 32.luz para iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel.» 33.Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de él. 34.Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: «Este está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción - 35.¡y a ti misma una espada te atravesará el alma! - a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones.»"