DIA 208--Nehemías 9--10 Proverbios 27,15-27 Colosenses 4


Nehemías 9
Ceremonia de penitencia
1 El día veinticuatro de ese mes, se reunieron los israelitas para un ayuno; venían vestidos de saco y cubiertos de polvo. 2 La raza de Israel se apartó de todos los extranjeros, se presentaron y confesaron sus pecados y las culpas de sus padres. 3 Se pusieron de pie en la plaza y se dio lectura al libro de la Ley de Yavé durante un cuarto de la jornada. Durante otro cuarto, confesaron sus pecados y se postraron ante Yavé, su Dios. 4 Josué, Binuí, Cadmiel, Sebanías, Buni, Serebías, Bani, Quenani, se instalaron en el estrado de los levitas y con fuerte voz clamaron a Yavé, su Dios. 5 Los levitas Josué, Cadmiel, Bani, Jasbadleías, Serebías, Odías, Sebanías, Betajías dijeron:
Oración de Esdras
5 «¡Levántense y bendigan a Yavé, nuestro Dios! ¡Bendito seas tú, Yavé Dios nuestro, por los siglos de los siglos! ¡Bendigan tu Nombre glorioso que sobrepasa toda bendición y alabanza!
6 ¡Tú, Yavé, eres el Unico! Tú hiciste los cielos, los cielos de los cielos y todo cuanto contienen, la tierra y todo lo que tiene, los mares y cuanto hay en ellos; tú das la vida a todos, y ante ti se postra el ejército de los cielos.
7 Tú, Yavé, eres Dios; tú elegiste a Abram, lo sacaste de Ur de Caldea y le diste el nombre de Abrahán. 8 Lo hallaste fiel e hiciste una alianza con él. Le diste el territorio del cananeo, del hitita y del amorreo, del pereceo, el jebuseo y el girgaseo. Mantuviste tus promesas porque eres justo.
9 Viste la angustia de nuestros padres en Egipto, escuchaste sus gritos a orillas del mar de los juncos, 10 realizaste signos y prodigios contra el faraón, contra todos sus servidores y contra todo el pueblo de ese país cuyo orgullo tú conocías, y te hiciste una fama que perdura hasta hoy. 11 Tú abriste el mar ante ellos, pasaron por medio del mar por suelo seco, y arrojaste al fondo de las aguas a los que los perseguían, como una piedra en aguas torrentosas. 12 Tú los guiaste de día por medio de una columna de nubes y de noche por una columna de fuego, para alumbrar el camino por donde iban caminando.
13 Tú bajaste al monte Sinaí y les hablaste de lo alto del cielo; les diste mandatos, leyes verdaderas, preceptos y decisiones excelentes. 14 Les diste a conocer tu sábado santo y les ordenaste mandamientos, preceptos y leyes por boca de Moisés tu servidor. 15 De lo alto del cielo les diste el pan para saciar su hambre, e hiciste brotar agua de la roca para su sed. Les dijiste que fueran a conquistar el territorio que habías jurado darles; 16 pero nuestros padres se negaron, se pusieron testarudos y no obedecieron tus órdenes. 17 Se negaron a obedecer; se olvidaron de las maravillas que tú habías realizado para ellos y se les antojó volver a Egipto, a su esclavitud. Pero tú eres un Dios de perdón, lleno de piedad y de ternura, que tardas en enojarte y eres rico en bondad, y por eso no los abandonaste.
18 Se hicieron un ternero de metal fundido, diciendo: ¡Ese es el dios que te hizo subir de Egipto! Y pronunciaron toda clase de blasfemias. 19 Pero tú, en tu inmensa ternura, no los abandonaste en medio del desierto; la columna de nubes no los dejó, sino que los guiaba de día por el camino, y de noche la columna de fuego alumbraba ante ellos el camino por donde iban. 20 Les diste tu buen espíritu para hacerlos sabios, no les negaste el maná y les diste agua para su sed. 21 Durante cuarenta años cuidaste de ellos en el desierto, no les faltó nada, su ropa no se gastó y sus pies no se hincharon.
22 Les entregaste reinos y pueblos y les diste esos territorios como una provincia fronteriza. Se apoderaron del territorio de Sijón, rey de Jesbón, y del de Og, rey de Basán. 23 Multiplicaste sus hijos tanto como las estrellas del cielo e hiciste que entraran en el país del cual habías hablado a sus padres, para que entraran en él y tomaran posesión. 24 Sus hijos entraron allí, conquistaron ese país; abatiste ante ellos a los cananeos, habitantes del país; pusiste en sus manos reyes y pueblos para que los trataran como quisieran. 25 Se apoderaron de ciudades fortificadas y de buena tierra, heredaron casas donde nada faltaba, pozos ya cavados, viñas, olivares, árboles frutales en cantidad; comieron cuanto quisieron, disfrutaron de tus incontables beneficios.
26 Pero se rebelaron y se alzaron contra ti, y se echaron tu Ley a la espalda. Mataron a los profetas que los invitaban a volverse hacia ti y cometieron grandes crímenes. 27 Entonces los dejaste caer en manos de sus enemigos que los oprimieron. Clamaron a ti durante su opresión, y los escuchaste desde lo alto del cielo. En tu inmensa ternura les diste libertadores para que los libraran de manos de sus enemigos. 28 Pero en cuanto recuperaron la paz, volvieron a hacer el mal delante de ti. De nuevo los abandonaste en manos de sus opresores y de nuevo clamaron a ti, y tú los escuchaste de lo alto del cielo.
28 ¡Cuántas veces no los has librado así en tu ternura! 29 Les advertiste que volvieran a tu Ley, pero en su orgullo no cumplieron tus órdenes; pecaron contra esos mandatos que dan vida a cualquiera que los pone en práctica. No te ofrecieron más que una espalda rebelde y una nuca terca, no te obedecieron.
30 Sin embargo, tú has sido paciente con ellos durante años, les advertiste por tu espíritu, por boca de tus profetas, pero no te hicieron caso. Entonces los entregaste en manos de las naciones paganas; 31 pero en tu inmensa ternura, no los hiciste desaparecer, no los abandonaste, porque eres un Dios lleno de piedad y de ternura.
32 Ahora, oh Dios nuestro, tú, el Dios grande, poderoso y terrible, que siempre mantienes tu alianza y tu bondad, no seas insensible ante todas esas pruebas que han caído sobre nosotros, nuestros reyes, nuestros jefes, nuestros sacerdotes, nuestros profetas y todo nuestro pueblo, desde los días de los reyes de Asiria hasta ahora.
33 Tú has sido justo en todo lo que nos ha ocurrido, porque has actuado según la verdad y porque nosotros nos portamos mal. 34 Nuestros reyes, nuestros jefes, nuestros sacerdotes y nuestros padres no han seguido tu Ley, se olvidaron de tus mandamientos y de las ordenanzas que les habías dado. 35 Mientras estuvieron en su reino gozando de todos los beneficios que les proporcionabas, en este país grande y fértil que habías peusto a su disposición, no te sirvieron ni se apartaron de sus malas acciones.
36 Por eso aquí estamos como esclavos; somos esclavos en este país que tú diste a nuestros padres y cuyos frutos y bienes deberían ser también nuestros. 37 Pues esos productos están ahora en manos de reyes que tú nos impusiste debido a nuestros pecados y que disponen a su antojo de nuestras personas y de nuestros rebaños. Y mientras tanto nuestra angustia sigue siendo grande.»



Nehemías 10
El acta oficial del compromiso contraído por la comunidad

1 «Por todo lo anterior, contraemos un compromiso solemne y lo ponemos por escrito.»
1 En ese documento oficial figuraban los nombres de nuestros jefes, de nuestros levitas y de nuestros sacerdotes. 2 En el documento aparecían las firmas de: Nehemías, hijo de Hacalía, el gobernador, y Sidquía, 3 Seraías, Azarías, Yirmeías, 4 Pasejur, Amarías, Malquías, 5 Jatús, Sebanías, Maluc, 6 Yarim, Meremot, Oba días, 7 Daniel, Guinetón, Baruc, 8 Mesulam, Abías, Miyamin, 9 Maazías, Bilgay, Semaías: éstos son los sacerdotes.
10 Luego venían los levitas: Josué, hijo de Azarías, Binuí, de los hijos de Yenadad, Cadmiel, 11 y sus hermanos Seca nías, Hodavías, Quelita, Pelaías, Janán, 12 Mica, Rejov, Hasabías, 13 Zacur, Serebías, Sebanías, 14 Jodías, Bani, Quenani.
15 Los jefes del pueblo: Pareoj, Pajat-Moab, Elam, Zatú, Bani, 16 Buni, Azgad, Bebay, 17 Adonías, Bigvay, Adín, 18 Ater, Yizquías, Azur, 19 Jodías, Jasum, Besay, 20 Jarif, Anatot, Nobay, 21 Magpías, Mesulam, Yezir, 22 Mesezabal, Sadoc, Yadua, 23 Pelatías, Janán, Anaías, 24 Josea, Jananías, Jacsub, 25 Jalojés, Pilja, Sobec, 26 Rejum, Yasabna, Maaseías, 27 Ajías, Janán, Anán, 28 Maluc, Jarim, Baana.
29 Y el resto del pueblo: sacerdotes, levitas, porteros, cantores, servidores, en una palabra, todos los que se separaron de la gente extranjera para obedecer a la Ley de Dios, junto con sus mujeres, sus hijos y sus hijas que estaban en edad de comprender.
30 Todos junto a sus hermanos, los jefes, se comprometen solemnemente y mediante juramento a caminar según la Ley que Dios dio por boca de Moisés, el servidor de Dios; a guardar y a cumplir los mandamientos de Yavé nuestro Dios, sus costumbres y sus leyes.
31 No daremos más nuestras hijas a la gente del país ni tampoco tomaremos más sus hijas para nuestros hijos.
32 Si un día de sábado la gente del país trae para vender mercadería u otros productos, no se los compraremos en un día sábado o en otro día sagrado. El séptimo año, renunciaremos a los productos de la tierra y a cualquier dinero que se nos deba.
33 Nos obligamos a entregar un tercio de moneda de plata al año para el culto del Templo de nuestro Dios: 34 para el pan de la oblación, para la ofrenda y el holocausto perpetuos, para los sacrificios del sábado, de las Lunas Nuevas, de las fiestas, para las comidas sagradas, para los sacrificios ofrecidos para la expiación de los pecados de Israel; en una palabra, para todo el servicio del Templo de nuestro Dios.
35 Todos nosotros, sacerdotes, levitas y pueblo, sorteamos para cada familia la fecha en que, una vez al año, tendrán que ofrecer la leña para el Templo de nuestro Dios, para quemarla en el altar de Yavé nuestro Dios, según lo que está escrito en la Ley. 36 Cada año llevaremos al Templo de Yavé los primeros productos de nuestros campos y las primeras frutas de todos los árboles, 37 como también los primogénitos de nuestros hijos y de nuestro rebaño, según lo que está escrito en la Ley. Las primeras crías de nuestro ganado mayor y menor serán llevadas al Templo de nuestro Dios y destinadas a los sacerdotes que estén de turno en el Templo de nuestro Dios.
38 Entregaremos a los sacerdotes, en las bodegas del Templo de nuestro Dios, lo mejor de nuestras harinas, de los productos de nuestros árboles, del vino recién cosechado y del aceite; y el diezmo de nuestros campos será para los levitas. Ellos mismos cobrarán ese diezmo en las regiones agrícolas. 39 Un sacerdote, hijo de Aarón, acompañará a los levitas cuando vayan a cobrar el diezmo; los levitas llevarán luego ese diezmo a las dependencias de la casa del tesoro, en el Templo de nuestro Dios. 40 A esas bodegas llevarán los israelitas y los levitas las contribuciones en trigo, vino y aceite; allí se guardará el material del Santuario, allí donde están los sacerdotes de turno, los porteros y los cantores.
40 Y en adelante, no descuidaremos más el Templo de nuestro Dios.


Proverbios 27,15-27
15 Gotera continua todo a lo largo de un día de lluvia, así es la mujer peleadora. 16 ¿Dominarla? sería como coger el viento, o tomar el aceite con la mano.
17 El fierro aguza el fierro; uno se afina en contacto con el prójimo.
18 El que cultiva a la higuera comerá de su fruto, el que cuida de su patrón recibirá un anticipo.
19 Las caras no se parecen y mucho menos los corazones.
20 La muerte y el mundo de abajo nunca están satisfechos: lo mismo el deseo humano.
21 Se prueba la plata en el fuego, se coloca el oro en el crisol: cada uno debe probar a los que lo adulan.
22 Podrías moler al tonto en un mortero, pero su estupidez no lo dejaría.
23 Infórmate bien del estado de tu rebaño, cuida tu ganado, 24 porque la riqueza no es eterna y las reservas no duran generaciones. 25 Cuando se ha cortado la hierba y aparecen los brotes, amontona el pasto en el monte; 26 tendrás corderos para vestirte, cabritos para pagar tu campo, 27 leche de cabra suficiente para que te alimentes tú y mantengas a tus sirvientas.



Colosenses 4

1 En cuanto a ustedes, patrones, den a sus servidores lo que es justo y razonable, sabiendo que también ustedes tienen un Señor en el cielo.
Diversas noticias
2 Sean constantes en la oración, quédense velando para dar gracias, 3 oren también por nosotros: que Dios nos abra la puerta para dar el mensaje y pueda yo anunciar el misterio de Cristo. Por ese misterio estoy atado con cadenas; 4 pidan que pueda darlo a conocer cuando presente mi defensa.
5 Pórtense con prudencia con los de afuera y aprovechen todas las oportunidades. 6 Que su conversación sea agradable y no le falte su granito de sal. Sepan contestar a cada uno lo que corresponde.
7 Tíquico, mi hermano querido, les dará noticias de todo lo referente a mí; es para mí un ayudante fiel y un compañero en el servicio del Señor. 8 Se lo envío expresamente para que les lleve noticias mías y les dé ánimo. 9 Envío con él a Onésimo, nuestro hermano fiel y muy querido, que es uno de ustedes. Ellos les dirán todo lo que aquí pasa.
10 Los saluda Aristarco, mi compañero de cárcel, y Marcos, primo de Bernabé, acerca del cual ya recibieron instrucciones. Si va para allá, denle una buena acogida. 11 Los saluda también Jesús, apodado Justo. Son los únicos de raza judía que están trabajando conmigo por el Reino de Dios y que han sido para mí un consuelo. 12 Reciban saludos de su compatriota Epafras; es un buen servidor de Cristo Jesús que siempre está orando fervientemente por ustedes para que sean perfectos y produzcan todos los frutos que Dios desea. 13 Les puedo asegurar que se preocupa mucho por ustedes, lo mismo que por los de Laodicea y de Hierápolis.
14 Reciban los saludos de Lucas, nuestro querido médico, y de Demás. 15 Saluden a los hermanos que están en Laodicea, sin olvidar a Ninfa y a la Iglesia que se reúne en su casa.
16 Después de que sea leída esta carta entre ustedes procuren que sea leída también en la Iglesia de Laodicea, y consigan, por su parte, la que ellos recibieron, para leerla ustedes. 17 Digan a Arquipo: «No descuides el servicio que te fue encargado en el Señor y trata de cumplirlo bien.»
18 El saludo es de mi propia mano: Pablo. Acuérdense de que estoy con cadenas. La gracia sea con ustedes.