DIA 198--2 Crónicas 32--33 Proverbios 22,17-29 Romanos 16




2 Crónicas 32
Invasión de Senaquerib

1 Después de todas estas pruebas de fidelidad de Ezequías vino Senaquerib, rey de Asur, invadió Judá, sitió dos ciudades fortificadas y mandó derribar las murallas. 2 Cuando Ezequías vio que Senaquerib venía con intención de atacar a Jerusalén 3 se reunió con todos los jefes y hombres valerosos y llegaron al acuerdo de cortar las fuentes de agua que había fuera de la ciudad.
4 Se juntó mucha gente y cortaron todas las fuentes de agua y los esteros que corrían por el medio del territorio, diciendo: «Si vienen los asirios, que tengan el agua medida.»
5 Con gran ánimo reparó la parte de la muralla que estaba derribada, alzando torres sobre ella. Levantó, además, otra muralla exterior, fortificó el Milo en la ciudad de David y fabricó gran cantidad de armas y escudos.
6 Nombró generales al frente de las tropas, los reunió a todos en la plaza de la puerta de la ciudad y hablándoles al corazón les dijo: 7 «Sean fuertes y tengan ánimo, no teman ni desmayen ante el rey de Asur ni ante todo el ejército que viene con él, porque es más el que está con nosotros que lo que está con él. 8 Con él hay una fuerza humana, pero con nosotros está Yavé, nuestro Dios, para ayudarnos y combatir nuestros combates.»
8 El pueblo quedó confortado con las palabras de Ezequías, rey de Judá.
9 Después de esto, Senaquerib, rey de Asur, que estaba sitiando Laquis con todas sus tropas, envió mensajeros a Ezequías, rey de Judá, y a los judíos en Jerusalén para decirles: 10 «Así dice Senaquerib, rey de Asur: ¿En quién tienen puesta su confianza, para permanecer cercados en Jerusalén? 11 ¿No los engaña Ezequías cuando les dice: Yavé, nuestro Dios, nos librará de la mano del rey de Asiria? ¿No es culpable de que van a morir de hambre y sed? 12 ¿No es este mismo Ezequías el que ha quitado los santuarios altos y los altares y ha dicho a Judá y a Jerusalén: Ante un solo altar se postrarán y sobre él quemarán incienso?
13 ¿Acaso ignoran ustedes lo que yo y mis padres hemos hecho con todos los pueblos de los demás países? ¿Por ventura los dioses de estas naciones han sido capaces de liberar sus territorios de mi mano? 14 ¿Quién de entre todos los dioses de aquellas naciones que mis padres exterminaron pudo liberar a su pueblo de mi mano? ¿Es que el Dios de ustedes podrá librarse de mi mano?
15 Así, pues, que no los engañe Eze quías ni los seduzca con vanas promesas. No lo crean. Ningún Dios de ninguna nación o reino ha podido salvar a su pueblo de mi mano, ni de la mano de mis padres. ¡Cuánto menos podrán los dioses de ustedes librarlos de mi mano!»
16 Sus mensajeros dijeron todavía más cosas contra Yavé y contra Ezequías, su siervo. 17 Escribió además cartas para insultar a Yavé, Dios de Israel, hablando contra él de este modo: «Así como los dioses de las naciones de otros países no las han salvado de mi mano, así tampoco el Dios de Ezequías salvará a su pueblo de mi mano.»
18 Los mensajeros gritaban en voz alta, en lengua judía, al pueblo de Jerusalén que estaba sobre la muralla, para atemorizarlos y asustarlos y así poder conquistar la ciudad. 19 Hablaban del Dios de Jerusalén como de los dioses de los pueblos de la tierra, que son obras de manos de hombre.
20 En esta situación, el rey Ezequías y el profeta Isaías, hijo de Amós, oraron y clamaron al cielo. 21 Y Yavé envió un ángel que exterminó a todos los mejores guerreros de su ejército, a los príncipes y a los jefes que había en el campamento del rey de Asur. Este volvió a su tierra con gran vergüenza y al entrar a la casa de su dios, allí mismo, sus propios hijos lo mataron a espada.
22 Así salvó Yavé a Ezequías y a los habitantes de Jerusalén de la mano de Senaquerib, rey de Asur, y de la mano de todos sus enemigos, y les dio paz por todos lados. 23 Muchos trajeron entonces ofrendas a Yavé, a Jerusalén, y presentes a Ezequías, rey de Judá; el cual desde aquel entonces adquirió gran prestigio a los ojos de todas las naciones.
24 En aquellos días Ezequías cayó enfermo de muerte; pero hizo oración a Yavé, que le habló y le otorgó una señal maravillosa. 25 Sin embargo, Ezequías no correspondió al bien que había recibido, pues se puso orgulloso su corazón, por lo cual la cólera vino sobre él, sobre Judá y Jerusalén.
26 Mas, después de haberse puesto orgulloso, se humilló Ezequías, él y los habitantes de Jerusalén; y por eso no estalló contra ellos la cólera de Yavé en los días de Ezequías.
27 Ezequías tuvo riquezas y gloria en gran abundancia. Adquirió tesoros de plata, oro, piedras preciosas, bálsamos, joyas y de toda suerte de objetos de valor. 28 Se hizo también grandes almacenes para las rentas del trigo, mosto y aceite, pesebres para toda clase de ganado y tenía rebaños en sus pesebres.
29 Se construyó ciudades y adquirió ganado mayor y menor en abundancia, pues Yavé le había dado muchísimas riquezas.
30 Este mismo Ezequías cortó la salida superior a las aguas del Guijón y las condujo bajo tierra, a la parte occidental de la ciudad de David. Ezequías tuvo éxito en todas sus empresas. 31 Sin embargo, cuando los príncipes de Babilonia enviaron embajadores para enterarse de la señal maravillosa ocurrida en el país, Yavé lo abandonó para probarlo y descubrir todo lo que tenía en su corazón.
32 Lo demás referente a Ezequías y sus obras piadosas está escrito en las visiones del profeta Isaías, hijo de Amós, y en el libro de los Reyes de Judá y de Israel.
33 Murió y lo sepultaron en la subida de los sepulcros de los hijos de David; y todo Judá y los habitantes de Jerusalén le rindieron honores a su muerte. En su lugar reinó su hijo Manasés.


2 Crónicas 33
Manasés

1 Manasés tenía doce años cuando comenzó a reinar, y reinó cincuenta y cinco años en Jerusalén. 2 Hizo el mal a los ojos de Yavé imitando las costumbres abominables de las naciones a las que Yavé quitó el país para dárselo a Israel. 3 Volvió a edificar los santuarios altos que su padre Ezequías había derribado, levantó altares a los baales, hizo troncos sagrados, se postró ante todo el ejército de los cielos y les sirvió. 4 Construyó también altares en la Casa de Yavé, de la que Yavé había dicho:
4 «En Jerusalén estará mi Nombre para siempre.»
5 Edificó altares a todo el ejército de los cielos en los dos patios de la Casa de Yavé 6 y sacrificó a sus hijos por el fuego en el valle de Ben-Hinom; practicó la adivinanza, la magia y la hechicería, estableció espiritistas y adivinos, haciendo mucho mal a los ojos de Yavé y provocando su cólera. 7 Colocó el ídolo que había fabricado en la Casa de Yavé, de la cual había dicho Dios a David y a Salomón su hijo: «En esta Casa y en Jerusalén, que he elegido entre las tribus de Israel, pondré mi Nombre para siempre. 8 Y no apartaré más el pie de Israel de sobre la tierra que di a sus padres, con tal que procuren hacer según todo lo que les he mandado, según toda la Ley, los decretos y las normas ordenadas por Moisés.»
9 Manasés desvió a Judá y a los habitantes de Jerusalén para que hicieran mayores males que las naciones que Yavé había exterminado delante de los hijos de Israel. 10 Habló Yavé a Manasés y a su pueblo, pero no le hicieron caso.
11 Entonces Yavé hizo venir sobre ellos a los jefes del ejército del rey de Asur, que apresaron a Manasés con ganchos, lo ataron con cadenas de bronce y lo llevaron a Babilonia. 12 Cuando se vio en angustia, quiso aplacar a Yavé, su Dios, humillándose profundamente en presencia del Dios de sus padres. 13 Rezó a él y Dios accedió, escuchó su oración y le concedió que volviera a Jerusalén y reinara nuevamente. Entonces supo Manasés que sólo Yavé es Dios.
14 Después de esto edificó la muralla exterior de la Ciudad de David al occidente de Guijón, en el torrente, hasta la entrada de la Puerta de los Peces, cercando el Ofel, y la llevó a gran altura. Puso también jefes del ejército en todas las plazas fuertes de Judá.
15 Quitó de la Casa de Yavé todos los dioses extraños, el ídolo y todos los altares que había construido en el cerro de la Casa de Yavé y en Jerusalén, y los echó fuera de la ciudad. 16 Reedificó el altar de Yavé y ofreció sacrificios de comunión y de alabanza; y mandó a Judá que sirviera a Yavé, el Dios de Israel. 17 El pueblo aún ofrecía sacrificios en los lugares altos, pero nada más que a Yavé.
18 Los demás hechos de Manasés, su oración a Dios, y las palabras de los videntes que le hablaron en nombre de Yavé, Dios de Israel, se encuentran en los Hechos de los Reyes de Israel. 19 Asimismo su oración, y cómo fue escuchada, y todos sus pecados y apostasía: los sitios en que edificó santuarios altos y levantó troncos sagrados e ídolos antes de hacer penitencia, están escritos en los Hechos de Josay. 20 Se acostó Manasés con sus padres y lo sepultaron en el huerto de su casa. En su lugar reinó su hijo Amón.
Amón
21 Amón tenía veintidós años cuando empezó a reinar, y reinó dos años en Jerusalén. 22 Hizo el mal a los ojos de Yavé, como había hecho su padre Manasés, y sirvió a todos los ídolos que había hecho. 23 Pero no se humilló delante de Yavé como lo había hecho su padre Manasés. Al contrario, Amón cometió aún más pecados. 24 Sus servidores conspiraron contra él y le dieron muerte en su casa. 25 Pero el pueblo mató a todos los conspiradores y proclamó rey en su lugar a su hijo Josías.



Proverbios 22,17-29
Proverbios de los sabios

17 Abre tus oídos, escucha mis palabras, pon atención a mis enseñanzas. 18 Te gustará conservarlas en tu memoria y tenerlas listas en tus labios cada vez que tú quieras.
19 Quiero que pongas tu confianza en Yavé: 20 por eso, te he escrito estas treinta máximas, para aconsejarte y advertirte, 21 para que conozcas la verdad, y puedas responder con seguridad a quien te pregunte.
22 No le quites sus cosas al pobre porque es pobre, ni condenes a un desdichado. 23 Porque Yavé se pondrá de su lado y se hará el opresor de sus opresores.
24 No te juntes con un hombre colérico, ni frecuentes al rabioso: 25 podrías adquirir sus modales y arriesgarías así tu vida.
26 No seas de los que se comprometen a la ligera y que se ofrecen como avales para un préstamo; 27 si no tienes con qué pagar, te quitarán tu cama dejándote en el suelo.
28 Deja los límites que tus padres pusieron donde han estado siempre.
29 ¿Ves a un hombre que sabe desenvolverse? Este entrará al servicio de los reyes, no se quedará sirviendo a gente oscura.



Romanos 16
Saludos

1 Les recomiendo a nuestra hermana Febe, diaconisa de la iglesia de Cencreas. 2 Recíbanla bien, como debe hacerse entre cristianos y santos hermanos, y ayúdenla en todo lo que necesite, pues muchos están en deuda con ella, y yo también.
3 Saluden a Prisca y a Aquila, colaboradores míos en Cristo Jesús, 4 que arriesgaron su vida para salvar la mía. Yo les estoy muy agradecido, y lo están también todas las Iglesias del mundo pagano. 5 Saluden también a la Iglesia que se reúne en su casa. Saluden a mi querido Epéneto, el primer convertido cristiano en la provincia de Asia. 6 Saluden a María, que ha hecho tanto por ustedes.
7 Saluden a Andrónico y Junías, mis parientes y compañeros de cárcel. Son apóstoles muy conocidos y se entregaron a Cristo antes que yo.
8 Saluden a Ampliato, a quien tanto quiero en el Señor. 9 Saluden a Urbano, nuestro compañero de trabajo, y a mi querido amigo Estaquis. 10 Saluden a Apeles, siempre firme en Cristo, y a la familia de Aristóbulo. 11 Saluden a mi pariente Herodión y a los de la familia de Narciso que creen en el Señor. 12 Saluden a Trifena y a Trifosa, que trabajan en la obra del Señor. 13 Saluden a Rufo, elegido del Señor, y a su madre, que ha sido para mí como una segunda madre. 14 Saluden a Asíncrito, a Flegón, a Hermes, a Patrobas, a Hermas y a los hermanos que están con ellos. 15 Saluden a Filólogo y a Julia, a Nereo y a su hermana, a Olimpas y a todos los santos que están con ellos. 16 Salúdense unos a otros con el beso santo. Todas las Iglesias de Cristo les mandan saludos.
Recomendaciones
17 Hermanos, les ruego que tengan cuidado con esa gente que va provocando divisiones y dificultades, saliéndose de la doctrina que han aprendido. Aléjense de ellos. 18 Esas personas no sirven a Cristo, nuestro Señor, sino a sus propios estómagos, engañando a los ingenuos con palabras bonitas y piadosas. 19 Todos saben que ustedes están muy abiertos a la fe, y eso me alegra; pero quiero que sean ingeniosos para el bien y firmes contra el mal. 20 El Dios de la paz aplastará pronto a Satanás y lo pondrá bajo sus pies.
20 La gracia de Cristo Jesús, nuestro Señor, esté con ustedes. 21 Timoteo, que está conmigo, les manda saludos, y también Lucio, Jasón y Sosípatro, parientes míos.
22 Yo, Tercio, que he escrito esta carta, les saludo en el Señor.
23 Los saluda Gayo, que me ha dado alojamiento y que presta también su casa para las reuniones de la Iglesia. 24 Los saludan Erasto, tesorero de la ciudad, y nuestro hermano Cuarto.
25 ¡Gloria sea dada al que tiene poder para afirmarlos en el Evangelio que anuncio y en la proclamación de Cristo Jesús!
25 Pues se está descubriendo el plan misterioso mantenido oculto desde tantos siglos,
26 y que acaba de ser llevado a la luz mediante las escrituras proféticas.
26 Esta es decisión del Dios eterno, y todas las naciones tendrán que aceptar la fe.
27 ¡A Dios, el único sabio, por medio de Cristo Jesús, a él sea la gloria por siempre! Amén.