DIA 181--1 Crónicas 13--15 Proverbios 14,1-17 2 Corintios 12




1 Crónicas 13
Traslado del Arca

1 David consultó con los jefes de millar y cien y con todos los oficiales. 2 Luego dijo a toda la asamblea de Israel: «Si les parece bien y la cosa conviene a Yavé, nuestro Dios, vamos a mandar un mensaje a nuestros hermanos que han quedado en todas las regiones de Israel y, además, a los sacerdotes y levitas en sus ciudades y aldeas, para que se reúnan con nosotros; 3 y volvamos a traer a nuestro lado el Arca de nuestro Dios, ya que no nos hemos preocupado por ella en tiempos de Saúl.
4 Toda la asamblea acordó hacerlo así, pues la propuesta pareció bien a todo el pueblo. 5 David entonces congregó a todo Israel, desde Sijor de Egipto hasta la entrada de Jamat, para traer el Arca de Yavé desde Cariatiarim. 6 Subió, pues, David con todo Israel, hacia Baalá, a Cariatiarim de Judá, para subir de allí el Arca de Dios que lleva el Nombre de Yavé que está sobre los querubines.
7 Cargaron el Arca de Yavé en una carreta nueva, y se la llevaron de la casa de Abinadab; Uzzá y Ajyó conducían la carreta. 8 David y todo Israel bailaba delante de Yavé con todas sus fuerzas, cantando y tocando cítaras, salterios y panderos, címbalos y trompetas. 9 Al llegar a la era de Quidom, Uzzá extendió su mano para sostener el Arca, porque los bueyes amenazaban volcarla. 10 Yavé se enojó contra Uzzá y lo hirió por haber tocado el Arca, cayendo muerto allí delante de Dios. 11 David se enojó porque Yavé había castigado a Uzzá; y se llamó aquel lugar Peres Uzzá hasta el día de hoy.
12 David tuvo miedo aquel día a Yavé y dijo: «¿Cómo voy a llevar a mi casa el Arca de Dios?» 13 Por eso no la llevó a su casa, a la ciudad de David, sino que la hizo llevar a la casa de Obededom de Gat. 14 El Arca de Dios habitó tres meses en la casa de Obededom y Yavé hizo prosperar su casa y cuanto tenía.



1 Crónicas 14
1 Hiram, rey de Tiro, envió a David mensajeros y maderas de cedro y también albañiles y carpinteros para edificarle una casa. 2 Entonces David conoció que Yavé lo había confirmado como rey de Israel, ya que su reino había sido ensalzado a causa de Israel, su pueblo.
3 David tomó por esposas otras mujeres en Jerusalén y tuvo más hijos e hijas. 4 Estos son los nombres de los que tuvo en Jerusalén: Samúa, Sobad, Natán, Salomón, 5 Gibjar, Elisúa, Elfalet, 6 Nogah, Nefec, Yafia, 7 Elisamá, Baalyadá y Elifelet.
8 Cuando los filisteos supieron que David había sido ungido rey sobre todo Is rael, subieron todos a buscarlo. David se enteró y les salió al paso. 9 Los filisteos, siguiendo su marcha, extendieron sus tropas por el valle de Rafaim.
10 Entonces David consultó a Yavé diciendo: «¿Acaso debo atacar a los filis teos y me los entregarás en mis manos?» 11 Yavé le respondió: «Sube, pues yo los entregaré en tus manos.» Los filisteos avanzaron hasta Baalfarasim y allí los derrotó David y dijo: «Yavé ha disipado por mi mano a los enemigos, como se disipan las aguas.» Y por esto se llamó aquel lugar Baalfarasim. 12 Los filisteos abandonaron allí sus ídolos, que fueron arrojados al fuego por orden de David.
13 Nuevamente los filisteos invadieron el valle y, de nuevo, 14 David consultó a Yavé, el cual le contestó: «No subas detrás de ellos sino que das un rodeo y les vienes al encuentro por el lado donde están los árboles que dan bálsamo, 15 y cuando escuches el ruido como de alguien que anda por la copa de los árboles, entonces darás la batalla, porque Yavé va delante de ti para derrotar al ejército de los filisteos.» 16 David hizo como le había mandado Yavé y persiguió a los filisteos desde Gabaón hasta Guezer.
17 La fama de David se extendió por todas las regiones, pues Yavé difundía su terror sobre todas las naciones.



1 Crónicas 15
1 David se hizo casas en la Ciudad de David, preparó un lugar para el Arca y le levantó una tienda de campaña. 2 Entonces dijo David: «Solamente los levitas llevarán el Arca, pues a ellos los escogió Yavé para llevarla y servirle a él para siempre.»
3 David, pues, congregó a todo Israel en Jerusalén para subir el Arca de Yavé al lugar que había preparado para ella. 4 David reunió también a los hijos de Aarón y a los levitas. 5 De los hijos de Quehat: a Uriel, el jefe y a sus hermanos, ciento veinte; 6 de los hijos de Merarí: a Asaías, el jefe y a sus hermanos, doscientos veinte; 7 de los hijos de Guersom, a Joel, el jefe y a sus hermanos, ciento treinta; de los hijos de Elisafán: 8 a Se maías, el jefe y sus hermanos, doscientos; 9 de los hijos de Hebrón a Eliel, el jefe y sus hermanos, ochenta; 10 de los hijos de Uziel: a Aminadab, el jefe y a sus hermanos, ciento doce.
11 También llamó David a los sacerdotes Sadoq y Abiatar y a los levitas Uriel, Asaías, Semanías, Eliel y Aminadab 12 y les dijo: «Ustedes son los cabezas de familia de los levitas. Santifíquense ustedes y sus hermanos, para subir el Arca de Yavé, el Dios de Israel, al lugar que para ella tengo preparado; 13 pues Yavé, nuestro Dios, nos castigó cuando, en su ausencia, no lo consultamos según está establecido.»
14 Se santificaron, pues, los sacerdotes y levitas, para subir el Arca de Yavé, Dios de Israel. 15 Luego los levitas trasladaron a hombros el Arca de Yavé, como lo había ordenado Moisés, según la palabra de Yavé, llevando las varas sobre los hombros. 16 David dijo a los jefes de los levitas que dispusieran a sus hermanos, los cantores, con instrumentos musicales, salterios y címbalos para que los hicieran resonar, con voz de júbilo. 17 Los levitas designaron a Hemán, hijo de Joel; y de sus hermanos, a Asaf, hijo de Berekías; y de los hijos de Merarí, hermanos suyos, a Etán, hijo de Quisaías.
18 Con ellos a sus hermanos de segundo orden: Zacarías, Aziel, Semiramot, Jejiel, Uní, Eliab, Bananías, Maseías, Matatías, Elifele, Micneas, Obededom y Jeiel, porteros. 19 Los cantores Heman, Asaf y Etam hacían resonar címbalos de bronce. 20 Zacarías, Uziel, Semiramot, Jejiel, Uní, Eliab, Maseías y Benaías tenían arpas de tonos bajos.
21 Matatías, Elifele, Micneas, Obededom, Jeiel y Ozazías tenían cítaras de tonos altos para dirigir el canto. 22 Keno nías, jefe de los levitas, dirigía el traslado, porque era hombre entendido en esas cosas. 23 Berekías y Elcaná eran porteros del Arca. 24 Sebanías, Josafat, Nataniel, Amasay, Zacarías, Benaías y Eliezer, sacerdotes, tocaban las trompetas delante del Arca de Dios. Obededom y Jejías eran porteros del arca.
25 Así, pues, David, los ancianos de Israel y los jefes militares fueron a traer el Arca de la Alianza de Yavé, desde la casa de Obededom a Jerusalén con gran fiesta y alegría. 26 Y mientras Dios ayudaba a los levitas portadores del Arca de Yavé, sacrificaron siete terneros y siete carneros. 27 David iba revestido de una manta de lino fino, lo mismo que todos los levitas que portaban el Arca, los cantores y Kenonías, el jefe que dirigía el traslado.
27 También David llevaba un efod de lino. 28 Todo Israel subía el Arca de Yavé entre clamores y resonar de cuernos, con trompetas y címbalos y haciendo sonar los salterios y las cítaras. 29 Cuando el Arca de la Alianza de Yavé entró en la ciudad de David, Micol, hija de Saúl, estaba mirando por una ventana; vio al rey David que saltaba y lo despreció en su corazón.



Proverbios 14,1-17
1 La sabiduría construye la casa, la estupidez la destruye con sus propias manos.
2 El que teme a Yavé toma el recto camino, el que lo desprecia se aleja de él.
3 Las palabras del insensato le traen la reprensión, lo que dice el sabio trabaja por él.
4 Sin bueyes los graneros quedarán vacíos; los ingresos dependen de la fuerza de los animales.
5 Un testigo digno de fe dice la verdad; un testigo falso miente tanto como respira.
6 El burlón busca la sabiduría, pero en vano; el hombre reflexivo aprende rápido.
7 Apártate del tonto; no recibirás de su boca la sabiduría.
8 La sabiduría del hombre hábil consiste en saber a dónde va; la necedad de los tontos los extravía.
9 Los tontos se burlan del pecado, pero Dios favorece a los hombres buenos.
10 El corazón conoce su propia pena, y su alegría nadie podrá compartirla.
11 La casa de los malvados será destruida, pero la tienda de los justos no se moverá.
12 A algunos su camino les parece recto, pero al final del camino está la muerte.
13 Aun en medio de la risa el corazón tiene sus penas, la alegría acaba en tristeza.
14 El descarriado se saciará con el fruto de su conducta, y lo mismo el hombre de bien.
15 El simple cree todo lo que se dice, pero el prudente mira dónde pone los pies.
16 El sabio teme el mal y se aparte de él, el tonto sigue adelante sin preocuparse.
17 El colérico comete disparates, el hombre reflexivo lo soporta todo.
18 Los ingenuos sólo adquieren la estupidez, los hábiles podrán estar orgullosos de su saber.
19 Los malos se inclinarán ante los buenos, los pecadores esperarán junto a la puerta del justo.
20 El pobre le causa fastidio a su mismo vecino, mientras que el rico tiene muchos amigos.
21 El que desprecia a su prójimo comete un pecado; feliz el que tiene piedad de los desgraciados.
22 ¿No han perdido su camino los que maquinan el mal? ¿Acaso no se topará con la bondad y la fidelidad el que busca el bien?
23 Todo trabajo tiene su recompensa, pero lo que se queda en palabras lleva a la miseria.
24 La riqueza será la corona de los sabios, y el tonto se quedará con su estupidez.
25 Un testigo veraz salva vidas, el marrullero profiere mentiras.
26 El que teme a Yavé tiene un apoyo firme, sus hijos podrán confiar en él.
27 El temor de Yavé es fuente de vida, a uno lo libra de los lazos de la muerte.
28 Un pueblo numeroso es la gloria de su rey; cuando faltan los súbditos es la ruina del soberano.
29 El que demora en enojarse da muestra de inteligencia, el que no se domina manifiesta su locura.
30 La paz del corazón fomenta la salud, pero la envidia corroe los huesos.
31 El que oprime al pobre insulta a su Creador, el que tiene piedad de los indigentes le rinde homenaje.
32 Al malvado lo derriba su propia malicia; el justo está seguro hasta en la muerte.
33 La sabiduría habita en los hombres de buen criterio, la estupidez se encuentra entre los insensatos.
34 Una nación crece por la justicia; el pecado es la vergüenza de los pueblos.
35 El servidor inteligente será apreciado por el rey, pero el incapaz se hace acreedor a su cólera.



2 Corintios 12
Las gracias extraordinarias que recibió Pablo

1 De nada sirve alabarse; pero si hay que hacerlo, iré a las visiones y revelaciones del Señor.
2 Sé de un cierto creyente, el cual hace catorce años fue arrebatado hasta el tercer cielo. Si fue con el cuerpo o fuera del cuerpo, eso no lo sé, lo sabe Dios. 3 Y sé que ese hombre, sea con cuerpo o fuera del cuerpo, no lo sé, Dios lo sabe, 4 fue arrebatado al paraíso, donde oyó palabras que no son pra el oído y que nadie sabría expresar.
5 Podría sentir orgullo pensando en ese hombre, pero en cuanto a mí, sólo me gloriaré de mis debilidades. 6 Si quisiera gloriarme, no sería locura, pues diría la verdad. Pero me abstendré, para que nadie se forme de mí una idea superior a lo que ve u oye decir de mí. 7 Y precisamente para que no me pusiera orgulloso después de tan extraordinarias revelaciones, me fue clavado en la carne un aguijón, verdadero delegado de Satanás, cuyas bofetadas me guardan de todo orgullo. 8 Tres veces rogué al Señor que lo alejara de mí, 9 pero me dijo: «Te basta mi gracia, mi mayor fuerza se manifiesta en la debilidad».
9 Con mucho gusto, pues, me preciaré de mis debilidades, para que me cubra la fuerza de Cristo. 10 Por eso acepto con gusto lo que me toca sufrir por Cristo: enfermedades, humillaciones, necesidades, persecuciones y angustias. Pues si me siento débil, entonces es cuando soy fuerte.
11 He dicho tonterías, pero ustedes me obligaron. Ustedes debían haber hecho mis elogios, pues en nada me ganan los superapóstoles, aunque nada soy. 12 Cuando estuve entre ustedes, les hice ver todas las señales del verdadero apóstol: paciencia a toda prueba, señales, milagros y prodigios. 13 ¿En qué pudieron ustedes sentirse inferiores a las demás Iglesias? Solamente en que no he sido una carga para ustedes. ¡Perdónenme esta ofensa!
14 Ahora por tercera vez me preparo para visitarlos, y tampoco seré para ustedes una carga, pues no me intereso por lo que tienen, sino por ustedes mismos; y no son los hijos los que deben juntar dinero para sus padres, sino los padres para sus hijos. 15 Por mi parte, de buena gana gastaré lo que tengo y hasta me entregaré entero por todos ustedes. Amándolos más, ¿seré yo menos amado?
16 Está claro que no fui una carga para ustedes, pero ¿no habrá sido para así estafarlos mejor? 17 Díganme: ¿cuál de mis enviados les ha sacado dinero? 18 Llamé a Tito para que fuera a verlos y con él envié a otro hermano. Pues bien, ¿les sacó dinero Tito? ¿No hemos actuado ambos con el mismo espíritu y no hemos seguido la misma pauta?
19 Tal vez les parecerá que de nuevo tratamos de justificarnos ante ustedes. Pero no; hablamos en Cristo y delante de Dios, y todo esto, amados, es por ustedes, para su provecho espiritual. 20 Temo que, si voy a verlos, no los encuentre como quisiera y que ustedes, a su vez, no me encuentren a mí como desearían. Quizá haya rivalidades, envidias, rencores, disputas, calumnias, chismes, soberbia, desórdenes. 21 Temo que en esa visita mi Dios me humille otra vez ante ustedes y tenga que lamentarme por muchos que anteriormente vivieron en el pecado al ver que no han dejado aún las impurezas, la mala conducta y los horrores que cometían entonces.