DIA 167--2 Reyes 8--9 Proverbios 6,1-19 1 Corintios 15,1-34



2 Reyes 8
1 Eliseo dijo a la mujer cuyo hijo había resucitado: «Levántate, sal con tu familia e instálate donde puedas, porque Yavé mandó que venga el hambre a este país y ya llegó. Durará siete años. 2 La mujer se levantó e hizo tal como le había dicho el hombre de Dios; se fue con su familia y estuvo siete años en el territorio de los filisteos. 3 Al cabo de los siete años, volvió la mujer del territorio de los filisteos y fue a reclamar al rey su casa y su campo.
4 El rey estaba hablando con Guejazí, sirviente del hombre de Dios: «Cuéntame, le decía, todas las cosas extraordinarias que ha hecho Eliseo». 5 Cuando el sirviente contaba al rey cómo su patrón le había devuelto la vida a un muerto, llegó justamente la mujer a cuyo hijo había resucitado Eliseo, y le solicitó al rey su casa y su campo. Guejazí le dijo: «¡Mi señor rey, esta es justamente la mujer y este es el hijo al que Eliseo le devolvió la vida!»
6 El rey interrogó a la mujer y ésta le contó todos los detalles, después de lo cual el rey se la encargó a un servidor al que ordenó: «Haz que devuelvan a esta mujer todo lo que le pertenece, como también las ganancias de su campo desde el día en que dejó este país hasta ahora».
Eliseo y Jazael de Damasco
7 Eliseo se fue a Damasco. El rey de Aram, Ben-Hadad, estaba enfermo y le comunicaron la noticia de que el hombre de Dios había llegado. 8 Entonces el rey dijo a Jazael: «Prepara un regalo y ve a ver al hombre de Dios. Pídele que consulte a Yavé para saber si sanaré de esta enfermedad».
9 Jazael fue pues a ver al hombre de Dios, llevándole como regalo de todo lo mejor que hay en Damasco, lo que era transportado en cuarenta camellos. Llegó a la casa del hombre de Dios y, cuando lo hicieron entrar, le dijo: «Tu hijo Ben-Hadad, rey de Aram, me envió donde ti para saber si sanará de su enfermedad».
10 Eliseo le respondió: «Dile que es seguro que sanará, pero Yavé me hizo ver que es seguro que morirá». 11 Entonces el rostro del hombre de Dios se contrajo y su mirada quedó fija, poniéndose después a llorar. 12 Jazael le dijo: «¿Por qué lloras, señor?» Respondió: «Porque veo todo el mal que harás a los israelitas. Quemarás sus fortalezas, matarás a espada a sus jóvenes, aplastarás a los niños y abrirás el vientre a las mujeres embarazadas». 13 Jazael le dijo: «¿Cómo podré yo, que soy menos que un perro, llevar a cabo tales hazañas?» Eliseo le respondió: «Yavé me lo ha hecho ver; te vi como rey de Aram».
14 Jazael se despidió de Eliseo y regresó a la casa de su señor. Este le dijo: «¿Qué te dijo Eliseo?» Respondió: «Me dijo que es seguro que sanarás». 15 Pero a la mañana siguiente, tomó una frazada, la sumergió en el agua y la apretó sobre la cara de Ben-Hadad hasta que murió. Y Jazael reinó en su lugar.
El reinado de Yoram de Judá
16 Yoram, hijo de Josafat, pasó a ser rey de Judá el año quinto del reinado de Yoram, hijo de Ajab, rey de Israel. 17 Tenía treinta y dos años cuando llegó a ser rey, y reinó ocho años en Jerusalén. 18 Se había casado con una hija de Ajab, por eso hizo lo que es malo a los ojos de Yavé, imitó la conducta de los reyes de Is rael tal como lo había hecho la familia de Ajab. 19 Pero Yavé no quiso destruir a Judá, en consideración a David su servidor, y a la promesa que le había hecho de darle siempre un heredero entre sus hijos.
20 Durante su reinado, Edom se rebeló contra el dominio de Judá y se dio un rey. 21 El rey Yoram bajó a Seir con todos sus carros, pero los edomitas lo cercaron. Se levantó de noche y, junto con los jefes de carros, rompió las líneas edomitas, pero todo el ejército había huido, yéndose cada cual a su casa. 22 Desde entonces hasta hoy día, Edom no ha estado más bajo el dominio de Judá. En ese tiempo también se rebeló Libná.
23 El resto de la historia de Yoram, todos sus hechos, está escrito en el libro de las Crónicas de los reyes de Judá. 24 Yoram se acostó con sus padres y lo enterraron junto a estos en la ciudad de David; en su lugar pasó a ser rey su hijo Ocozías.
El reinado de Ocozías en Judá
25 Ocozías, hijo de Yoram, comenzó a ser rey de Judá el año duodécimo del reinado de Yoram, hijo de Ajab, rey de Is rael. 26 Ocozías tenía veintidós años cuando llegó a ser rey, y reinó un año en Jerusalén. Su madre se llamaba Atalía y era hija de Omri, rey de Israel. 27 Se eligió una esposa en la familia de Ajab; después siguió las huellas de la familia de Ajab e hizo lo que disgusta a Yavé.
28 Junto con Yoram, hijo de Ajab, fue a guerrear con Jazael, rey de Aram, en Ramot de Galaad; pero los arameos derrotaron a Yoram. 29 El rey Yoram regresó a Yizreel para que lo curaran, pues los arameos lo habían herido en Ramot cuando combatía con Jazael, rey de Aram. Ocozías, hijo de Yoram, rey de Judá, bajó entonces a Yizreel para ver a Yoram, hijo de Ajab, que estaba herido.


2 Reyes 9
Eliseo consagra a Jehú como rey de Israel

1 El profeta Eliseo llamó a uno de los hermanos profetas y le dijo: «Ponte el cinturón, llévate esta alcuza de aceite y parte para Ramot de Galaad. 2 Cuando hayas llegado, busca a Jehú, hijo de Josafat, hijo de Nimsi, acércate a él y sácalo de entre sus compañeros. Llévalo a un aposento privado, 3 y luego toma la alcuza de aceite y derrámala sobre su cabeza, diciéndole: Esto dice Yavé: ¡Te he consagrado como rey de Israel! Después abre la puerta y sal huyendo sin tardanza».
4 El joven profeta partió pues para Ramot de Galaad.
5 Cuando llegó, los jefes del ejército estaban sentados en una reunión; dijo: «¡Jefe, tengo algo que decirte!» Jehú respondió: «¿A cuál de nosotros?» Le dijo: «¡A ti, jefe!» 6 Jehú se paró y entró en la casa; entonces el hermano profeta derramó aceite sobre su cabeza diciéndole: «Esto dice Yavé, Dios de Israel: Te he consagrado como rey del pueblo de Yavé, de Israel. 7 Tú castigarás a la casa de tu señor Ajab. Haré pagar a Jezabel la sangre de mis servidores los profetas y la sangre de todos los servidores de Yavé. 8 ¡Exterminaré a toda la casa de Ajab; eliminaré a todos los varones de la casa de Ajab, tanto al esclavo como al libre en Israel! 9 ¡Trataré a la casa de Ajab como traté a la casa de Jeroboam, hijo de Nabat, y a la de Basa, hijo de Ajía! 10 ¡Los perros se comerán a Jezabel en el campo de Yizreel y nadie la enterrará!» Luego abrió la puerta y salió huyendo.
11 Cuando Jehú volvió donde los oficiales de su señor, le preguntaron: «¿Qué pasa? ¿Para qué te buscaba ese loco?» Les respondió: «¡Ustedes ya conocen a ese hombre y lo que dice!» 12 Pero le dijeron: «¡No sabemos nada. Cuéntanos lo que pasó!» Les respondió: «Me dijo esto y aquello, y agregó: Esto dice Yavé: Te he consagrado como rey de Israel». 13 Entonces, sin esperar más, todos pusieron sus mantos sobre una tarima, y tocaron la trompeta diciendo: «¡Jehú es rey!»
14 Inmediatamente, Jehú, hijo de Josafat, hijo de Nimsi, conspiró contra Yoram. Yoram, junto con todo Israel, defendía Ramot de Galaad contra el asedio de Jazael, rey de Aram. 15 Pero el rey Yoram había ido a curarse a Yizreel, porque había sido herido por los arameos mientras combatía con Jazael, rey de Aram. Jehú dijo entonces: «Si les parece, que no salga nadie de la ciudad para llevar la noticia a Yizreel». 16 Jehú subió a su carro y partió para Yizreel. Yoram estaba en cama y Ocozías, rey de Judá, había ido a visitarlo.
17 El vigía que estaba en la torre de Yizreel vio la tropa que venía con Jehú; dijo entonces: «Veo una tropa». Yoram le dijo: «Búscate a un jinete y mándalo a su encuentro para que les pregunte si vienen como amigos o no». 18 Salió a su encuentro el jinete y les dijo: «Esto dice el rey: ¿Ustedes vienen como amigos?» Jehú le respondió: «¡Que te importa a ti! Da media vuelta y sígueme». El vigía avisó al rey: «El mensajero llegó donde ellos pero no vuelve». 19 Enviaron a un segundo jinete, que al toparse con la tropa les dijo: «Esto dice el rey: ¿Ustedes vienen como amigos?» Jehú le respondió: «¡Y a ti qué te importa! Da media vuelta y sígueme». 20 El vigía avisó al rey diciéndole: «Llegó donde ellos pero no regresa. Por la manera de montar diría que es Jehú, hijo de Nimsi; cabalga como un loco».
21 Entonces Yoram dijo: «¡Enganchen los caballos!» Y los engancharon a su carro. Yoram, rey de Israel y Ocozías, rey de Judá, fueron a encontrar a Jehú cada uno en su carro; y se toparon con él en el campo de Nabot de Yizreel.
La matanza de la familia de Ajab
22 Cuando Yoram vio a Jehú le dijo: «¿Jehú, vienes como amigo?» Pero éste le respondió: «¿Puede haber paz mientras perduran las prostituciones de tu madre Jezabel y sus muchas hechicerías?»
23 Entonces Yoram dio media vuelta y emprendió la fuga, gritándole a Ocozías: «¡Nos han traicionado, Ocozías!» 24 Jehú tendió su arco y disparó una flecha a Yoram, que le penetró por la espalda y le atravesó el corazón; el rey se desplomó en su carro.
25 Jehú dijo entonces a su escudero Bidcar: «¡Tómalo y échalo en el campo de Nabot de Yizreel! Acuérdate de la palabra que Yavé pronunció en su contra cuando tú y yo cabalgábamos detrás de su padre Ajab: 26 Ayer vi la sangre de Nabot y la sangre de sus hijos, oráculo de Yavé; yo te la haré pagar en este campo. Tómalo pues y tíralo en ese campo, como dijo Yavé».
27 Al ver todo eso, Ocozías, rey de Judá, se había dado a la fuga por el camino de Bet-Hagán. Jehú lo persiguió: «¡Maten a ése también!» Lo hirieron en su carro en la subida de Gur, cerca de Jibleam; se refugió en Meguido y allí murió. 28 Sus servidores lo llevaron en carro a Jerusalén, donde lo enterraron en su tumba en la ciudad de David. 29 Ocozías había comenzado a ser rey de Judá el año undécimo de Yoram, hijo de Ajab.
Muerte de Jezabel
:B:30 Jehú entró en Yizreel; Jezabel ya conocía la noticia. Se pintó los ojos, se arregló el cabello y se asomó a la ventana. 31 Cuando Jehú traspasaba la puerta de la ciudad, le dijo: «¿Cómo te va, Zimri, asesino de tu señor?» 32 El levantó la vista hacia la ventana y exclamó: «¿Quién está conmigo?» Inmediatamente se inclinaron dos o tres sirvientes. 33 Les dijo: «¡Láncenla por la ventana!» Y la lanzaron. Su sangre salpicó el muro y los caballos que pasaban la pisotearon.
34 Después Jehú entró, comió y bebió; luego dijo: «Preocúpense de esa maldita y denle sepultura, pues es una hija de rey». 35 Fueron los sirvientes a sepultarla, pero sólo encontraron el cráneo, los pies y las manos. 36 Volvieron para decírselo a Jehú, quien exclamó: «Acaba de cumplirse la palabra de Yavé, quien había dicho por medio de su servidor Elías de Tisbé: Los perros se comerán el cuerpo de Jezabel en el campo de Yizreel. 37 El cadáver de Jezabel será como un abono que se esparce y ni siquiera se podrá decir: «Esta es Jezabel».


Proverbios 6,1-19
No te comprometas a la ligera

1 Hijo, si has servido de aval a un compañero, si te has comprometido con un desconocido, 2 tus propias palabras te tienen amarrado, eres prisionero de tus compromisos. 3 La única salida, hijo mío, es ésta: ¡libérate! Porque estás a merced del otro. ¡Anda a verlo, ponte de rodillas, suplícale! 4 ¡No concedas sueño a tus ojos ni descanso a tus párpados! 5 Como la cierva atrapada, como el pájaro en la red, ¡líbrate!
El flojo y el hipócrita
6 Flojo, fíjate en la hormiga, mira cómo se mueve y se hace sabia. 7 En su casa no hay jefe, ni supervisor, ni mayordomo; 8 pero junta en verano provisiones, amontona su alimento en tiempo de cosecha.
9 ¿Flojo, hasta cuándo vas a seguir acostado? ¿Cuándo por fin te levantarás de tu cama? 10 Dormir un poco, dormitar otro poco, estirar los brazos para relajarse..., 11 y como un vagabundo te sorprende la pobreza, como un ladrón te asalta la miseria.
12 El pillo, el marrullero, anda con risitas; 13 guiña un ojo, arrastra los pies, hace sonar los dedos. 14 Está siempre preparando alguna trampa, anda buscando peleas en todo momento. 15 Pero también, sin que lo advierta, caerá sobre él la desgracia, será derribado de un golpe y no se repondrá.
Lo que odia el Señor
16 Hay seis cosas que detesta el Señor, y hasta siete que le causan horror: 17 la mirada despreciativa, la lengua mentirosa, las manos que derraman sangre inocente, 18 el corazón que medita intenciones culpables, los pies que corren impacientes a hacer el mal, 19 el testigo falso que habla para mentir y el que siembra la discordia entre hermanos.



1 Corintios 15,1-34
Es cierto que Cristo resucitó

1 Quiero recordarles, hermanos, la Buena Nueva que les anuncié. Ustedes la recibieron y perseveran en ella, 2 y por ella se salvarán si la guardan tal como yo se la anuncié, a no ser que hayan creído cosas que no son.
3 En primer lugar les he transmitido esto, tal como yo mismo lo recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, como dicen las Escrituras; 4 que fue sepultado; que resucitó al tercer día, también según las Escrituras; 5 que se apareció a Pedro y luego a los Doce. 6 Después se dejó ver por más de quinientos hermanos juntos, algunos de los cuales ya han entrado en el descanso, pero la mayoría vive todavía. 7 Después se le apareció a Santiago, y seguidamente a todos los apóstoles. 8 Y se me apareció también a mí, iba a decir al aborto, el último de todos.
9 Porque yo soy el último de los apóstoles y ni siquiera merezco ser llamado apóstol, pues perseguí a la Iglesia de Dios. 10 Sin embargo, por la gracia de Dios soy lo que soy y el favor que me hizo no fue en vano; he trabajado más que todos ellos, aunque no yo, sino la gracia de Dios que está conmigo.
11 Pues bien, esto es lo que predicamos tanto ellos como yo, y esto es lo que han creído. 12 Ahora bien, si proclamamos un Mesías resucitado de entre los muertos, ¿cómo dicen algunos ahí que no hay resurrección de los muertos? 13 Si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó. 14 Y si Cristo no resucitó, nuestra predicación no tiene contenido, como tampoco la fe de ustedes.
15 Con eso pasamos a ser falsos testigos de Dios, pues afirmamos que Dios resucitó a Cristo, siendo así que no lo resucitó, si es cierto que los muertos no resucitan. 16 Pues si los muertos no resucitan, tampoco Cristo pudo resucitar. 17 Y si Cristo no resucitó, de nada les sirve su fe: ustedes siguen en sus pecados. 18 Y, para decirlo sin rodeos, los que se durmieron en Cristo están totalmente perdidos. 19 Si nuestra esperanza en Cristo se termina con la vida presente, somos los más infelices de todos los hombres.
Cristo nos abrió el camino
20 Pero no, Cristo resucitó de entre los muertos, siendo el primero y primicia de los que se durmieron. 21 Un hombre trajo la muerte, y un hombre también trae la resurrección de los muertos. 22 Todos mueren por estar incluidos en Adán, y todos también recibirán la vida en Cristo. 23 Pero se respeta el lugar de cada uno: Cristo es primero, y más tarde les tocará a los suyos, cuando venga a pedir cuentas.
24 Luego llegará el fin. Cristo entregará a Dios Padre el Reino después de haber desarmado todas las estructuras, autoridades y fuerzas del universo. 25 Está dicho que debe ejercer el poder hasta que haya puesto a todos sus enemigos bajo sus pies, 26 y el último de los enemigos sometidos será la muerte.
27 Dios pondrá todas las cosas bajo sus pies. Todo le será sometido, pero es evidente que se excluye a Aquel que le somete el universo. 28 Y cuando el universo le quede sometido, el Hijo se someterá a Aquel que le sometió todas las cosas, para que en adelante Dios sea todo en todos.
29 Pero, díganme, ¿qué buscan esos que se hacen bautizar por los que han muerto? Si los muertos de ningún modo pueden resucitar, ¿de qué sirve ese bautismo por ellos? 30 Y nosotros mismos, ¿para qué arriesgamos continuamente la vida? 31 Sí, hermanos, porque todos los días estoy muriendo, se lo juro por ustedes mismos que son mi gloria en Cristo Jesús nuestro Señor. 32 Si no hay más que esta existencia, ¿de qué me sirve haber luchado contra leones en Efeso? Si los muertos no resucitan, comamos y bebamos, que mañana moriremos.
33 No se dejen engañar: las doctrinas malas corrompen las buenas conductas. 34 Despiértense y no pequen: de conocimiento de Dios algunos de ustedes no tienen nada, se lo digo para su vergüenza.