DIA 107-- Josué 9--10 Salmo 108 2 Tesalonicenses 2




Josué 9
La astucia de los gabaonitas para escapar a la destrucción


1 Los reyes de la región más allá del Jordán supieron todo eso. Inmediatamente, tanto en la montaña como en el llano, en la costa del Gran Mar como en los alrededores del Líbano, los hititas, amoreos, cananeos, fereceos, jeveos y jebuseos 2 se reunieron para atacar juntos a Josué y a Israel.
3 Los habitantes de Gabaón sabían cómo Josué había tratado a Jericó y a Aí, 4 y decidieron recurrir a una astucia. Tomaron provisiones para el viaje, pero pusieron en sus burros sacos gastados, pellejos de vino raídos, reventados y parchados. 5 Se pusieron en los pies sandalias rotas y remendadas, se vistieron con ropas viejas, y el pan que llevaban en sus alforjas estaba duro y se desmenuzaba.
6 Se presentaron ante Josué en el campamento de Guilgal y esto fue lo que le contaron a él y a los hombres de Israel: «Venimos de un país lejano, hagan pues alianza con nosotros». 7 Los hombres de Israel respondieron a esos jeveos: «¿Y si ustedes viven cerca de nosotros? ¿Cómo podríamos en ese caso hacer una alianza con ustedes?» 8 Pero respondieron a Josué: «¡Somos tus servidores!» Josué agregó: «¿Quiénes son ustedes y de dónde vienen?»
9 Respondieron: «La fama de Yavé, tu Dios, nos movió a venir de un país muy lejano. Oímos hablar de todo lo que hizo en Egipto, 10 de todo lo que hizo a los dos reyes de los amoreos al otro lado del Jordán, a Sijón, rey de Jesbón y a Og, rey de Basán que estaban en Astarot. 11 Entonces nuestros ancianos y todos los habitantes de nuestro país nos dijeron: Junten provisiones para el viaje y vayan a verlos y díganles: Somos sus servidores, hagan pues alianza con nosotros. 12 Miren, nuestro pan estaba caliente todavía cuando lo tomamos en nuestras casas el día en que emprendimos el viaje para venir a verlos, y ahora está seco y se deshace. 13 Estos pellejos de vino eran nuevos cuando los llenamos, y ahora están rasgados. Nuestra ropa y nuestras sandalias están gastadas porque el viaje fue largo».
14 Los hombres de Israel compartieron con ellos sus provisiones sin consultar al oráculo de Yavé. 15 Josué les dio la paz y firmó con ellos una alianza que les garantizaba la vida; después de eso los jefes de la comunidad les hicieron un juramento.
16 Pero tres días después de haber firmado esa alianza, supieron que esa gente era vecina suya y que vivía cerca de ellos. 17 Los israelitas se pusieron en camino y llegaron a sus ciudades. Eran Gabaón, Carifá, Beerot y Quiriat-Yearim. 18 Los israelitas no los mataron porque los jefes de la comunidad les habían hecho un juramento en nombre de Yavé, el Dios de Israel, pero toda la comunidad murmuró contra los jefes.
19 Los jefes respondieron a la comunidad: «Les hicimos un juramento en nombre de Yavé, el Dios de Israel: ahora no podemos ponerles la mano encima. 20 Actuemos, pues, con ellos de esta manera: los dejaremos con vida para no atraer sobre nosotros una desgracia, debido al juramento que les hicimos, 21 pero serán los siervos de toda la comunidad, partirán la leña e irán a buscar el agua». Eso decidieron los jefes.
22 Josué los reunió y les dijo: «¿Por qué nos mintieron? Dijeron que venían de muy lejos, cuando en realidad viven cerca de nosotros. 23 Ustedes son ahora malditos, serán esclavos para siempre, partirán leña y traerán agua para la Casa de mi Dios». 24 Le respondieron: «Nos habían dado a conocer las instrucciones de Yavé tu Dios a Moisés, su servidor: Yavé les dará todo el país pero ustedes exterminarán a todos sus habitantes. Temimos mucho por nuestras vidas y por eso actuamos de esa manera. 25 Ahora estamos en tus manos, trátanos como te parezca bueno y justo». 26 Josué no los entregó a los israelitas para que fueran masacrados, 27 pero desde ese día debieron partir la leña e ir a buscar el agua para la comunidad, para el altar de Yavé, en el lugar que éste debía designar. Y todavía lo hacen.




Josué 10
El sol se detuvo sobre Gabaón

1 Adoni-Sedec, rey de Jerusalén, supo que Josué se había apoderado de Aí y que la había condenado al anatema: había tratado a Aí y a su rey como lo había hecho con Jericó y su rey. Supo también que los habitantes de Gabaón, que vivían en medio de los israelitas, habían hecho la paz con ellos, 2 y le entró mucho miedo. Porque Gabaón era una gran ciudad, como una capital real; era más grande que Aí y todos sus hombres estaban entrenados. 3 Por eso Adoni-Sedec, rey de Jerusalén, mandó a decir a Oham, rey de Hebrón, a Piream, rey de Jarmut, a Jafia, rey de Laquis, y a Debir, rey de Eglón: 4 Suban hasta mi casa y ayúdenme a castigar a Gabaón, porque hizo la paz con Josué y los israelitas».
5 Se reunieron pues los cinco reyes de los amoreos y salieron de campaña con todo su ejército: el rey de Jerusalén, el rey de Hebrón, el rey de Jarmut, el rey de Laquis y el rey de Eglón. Acamparon frente a Gabaón para atacar la ciudad.
6 La gente de Gabaón mandó a avisar a Josué en el campamento de Guilgal: «No niegues tu auxilio a tus servidores, apresúrate en subir hasta nosotros, porque todos los reyes de los amoreos que viven en la montaña se aliaron en contra nuestra. Ven pues a librarnos y salvarnos». 7 Subió pues Josué desde Guilgal, y junto con él todos los hombres de guerra, todos los valientes guerreros. 8 Yavé dijo a Josué: «No temas, los he puesto en tus manos, y nadie podrá resistirte».
9 Josué los atacó por sorpresa, porque había subido desde Guilgal durante la noche. 10 Yavé les provocó el desastre ante Israel y les infligió una gran derrota en Gabaón. Josué los persiguió por el camino que sube a Bet-Horón y los acosó hasta Azecá y Maquedá.
11 Mientras huían ante Israel, Yavé lanzó de lo alto del cielo como grandes piedras cuando alcanzaban la bajada de Bet-Horón, hasta Azecá. Murieron golpeados. Los que murieron por las piedras de hielo fueron más numerosos que los que cayeron bajo la espada de los israelitas.
12 Ese día en que Yavé puso al Amoreo en las manos de los israelitas, Josué se volvió hacia Yavé y exclamó delante de todo Israel:
12 «¡Detente, sol, sobre Gabaón!
12 ¡Y tu luna, sobre el valle de Ayalón!»
13 Y el sol se detuvo y la luna se quedó inmóvil hasta que el pueblo se hubo vengado de sus enemigos. ¿No está eso escrito en el Libro del Justo? El sol se detuvo en medio del cielo y se demoró en ponerse durante casi todo un día. 14 No ha habido otro día como ése, ni antes ni después, en que Yavé haya escuchado la voz de un hombre. Ese día Yavé combatió por Israel.
15 Después Josué y todo Israel regresaron al campamento, en Guilgal.
16 Ahora bien, los cinco reyes que habían huido se escondieron en la cueva de Maquedá. 17 Se lo comunicaron a Josué: «¡Hallaron a los cinco reyes! Están escondidos en la cueva de Maquedá». 18 Josué dijo: «Hagan rodar grandes piedras hasta la entrada de la cueva y pongan al lado de ella hombres de guardia. 19 Pero ustedes no se detengan, persigan a sus enemigos, córtenles la retirada; impídanles que lleguen a su ciudad, porque Yavé, el Dios de ustedes, los puso en sus manos».
20 Josué y los israelitas terminaron de masacrarlos y de exterminarlos; sólo algunos escapados lograron llegar a las ciudades fortificadas. 21 Entonces todo el pueblo regresó sin peligro donde Josué, en Maquedá; nadie más en adelante se atrevió a levantar siquiera un dedo contra los israelitas.
22 Josué dijo: «Abran la entrada de la cueva y tráiganme a esos cinco reyes; sáquenlos de la cueva». 23 Sacaron pues de la cueva a los cinco reyes: al rey de Jerusalén, al rey de Hebrón, al rey de Jarmut, al rey de Laquis y al rey de Eglón. 24 Cuando los hubieron sacado, Josué dijo a los jefes de guerra que habían combatido con él: «Acérquense y pongan su pie en la nuca de esos reyes». Se aproximaron y pusieron su pie en la nuca de ellos. 25 Josué les dijo: «No teman ni tengan miedo, sean valientes y tengan ánimo, porque así tratará Yavé a todos los enemigos con los que tengan que pelear». 26 Después de eso, Josué les dio muerte. Los colgaron en cinco árboles y allí quedaron colgados hasta la tarde. 27 Al ponerse el sol, Josué ordenó que los bajaran de los árboles. Los echaron en la cueva donde se habían escondido y cerraron la entrada de la cueva con grandes piedras que se encuentran allí hasta el día de hoy.
Josué emprende la conquista del sur del país
28 Ese mismo día Josué se apoderó de Maquedá y pasó a cuchillo a toda la ciudad. Lanzó el anatema sobre la ciudad y todos sus habitantes y no dejó escapar a nadie. Trató al rey de Maquedá como había tratado al rey de Jericó.
29 En seguida, Josué y todo Israel con él pasaron de Maquedá a Libna a la que atacó. 30 Yavé puso la ciudad y a su rey en manos de Israel. La pasó a cuchillo como también a todos sus habitantes, sin dejar escapar a nadie, y trató a su rey como había tratado al rey de Jericó.
31 Josué y todo Israel con él pasaron de Libna a Laquis. Instaló su campamento frente a la ciudad y la atacó. 32 Yavé puso a Laquis en manos de Israel. Se apoderó de ella al segundo día y la pasó a cuchillo, como también a todos sus habitantes, igual como lo había hecho con Libna. 33 Entonces Horam, rey de Gazer, llegó para socorrer a Laquis, pero Josué venció al rey y a su pueblo y no dejó ningún sobreviviente.
34 Josué, a la cabeza de todo Israel, pasó de Laquis a Eglón. Instalaron su campamento frente a la ciudad y la atacaron. 35 Se apoderaron de ella ese mismo día y la pasaron a cuchillo. Ese día Josué lanzó el anatema sobre todos los habitantes como había hecho con Laquis.
36 Josué, a la cabeza de todo Israel, subió de Eglón a Hebrón y la atacó. 37 Se apoderaron de ella; pasaron a cuchillo la ciudad, su rey, todas las ciudades que dependían de él y a todos sus habitantes, como lo habían hecho con Eglón, sin dejar un solo sobreviviente. Josué condenó al anatema la ciudad y sus habitantes.
38 Josué, a la cabeza de todo Israel, se dirigió hacia Debir para atacarla. 39 Se apoderó de la ciudad, de su rey y de todas las ciudades que dependían de él. Las pasó a cuchillo y lanzó el anatema sobre todos los habitantes, sin dejar un solo sobreviviente. Trató a Debir y a su rey como había tratado a Hebrón y como había tratado a Libna y a su rey.
40 De ese modo castigó Josué a toda la región y a sus reyes: la montaña, el Negueb, las llanuras y las lomas. No dejó sobrevivientes, sino que lanzó el anatema sobre todo ser viviente como lo había ordenado Yavé, el Dios de Israel. 41 Josué los derrotó desde Cadés-Barné hasta Gaza y desde el territorio de Goser hasta Gabaón. 42 Josué se adueñó de un solo golpe de todos esos reyes y de sus territorios, porque Yavé, el Dios de Israel, combatía por Israel.
43 Entonces Josué y todo Israel con él, regresaron al campamento de Guilgal.



Salmo 108
Canto de victoria
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—Este salmo reúne parte de los Salmos 57 y 60.
2 ¡Oh Dios, listo está mi corazón, quiero cantar, quiero tocar para ti con todo mi corazón!
3 Despierten, arpa y cítara, despertaré a la aurora.
4 Te alabaré, Señor, entre los pueblos, tocaré para ti en las provincias, 5 pues tu amor va más allá de los cielos y tu verdad alcanza hasta las nubes.
6 Oh Dios, muéstrate por encima de los cielos, que brille tu gloria sobre toda la tierra.
7 ¡Que sean liberados tus muy amados. Sálvanos con tu diestra y respóndenos!
8 Dios habló desde su santuario: «Estoy en forma, repartiré Siquem y lotearé el valle de Sucot.
9 Mío es Galaad, mío Manasés, Efraín es el casco para mi cabeza, y Judá, mi bastón de mando.
10 Moab es la vasija en que me lavo, sobre Edom arrojo mi sandalia, contra Filistea lanzo el grito de victoria».
11 ¿Quién me llevará a la ciudad fuerte, quién me guiará hasta Edom?
12 Sólo tú, oh Dios; pero nos has rechazado y ya no sales más con nuestras tropas.
13 Danos tu ayuda contra el opresor, pues la ayuda humana es ilusoria.
14 ¡Con Dios maravillas obtendremos y él pisoteará a nuestros adversarios!



2 Tesalonicenses 2
1 Pero hablemos, hermanos, de esa venida de Cristo Jesús, nuestro Señor, y de nuestra reunión con él. Les rogamos 2 que no se dejen perturbar tan fácilmente. No se asusten por manifestaciones del Espíritu, o por rumores, o por alguna carta que pasa por nuestra, que dicen que el día del Señor es inminente.
3 No se dejen engañar de ninguna manera. Primero tiene que producirse la apostasía y aparecer el adversario de la religión, el instrumento de la perdición, 4 el rebelde que se pone por encima de todo lo que es considerado divino y sagrado, que incluso pondrá su trono en el templo de Dios para mostrar que él es Dios.
5 ¿No recuerdan que se lo decía cuando estaba con ustedes? 6 Ustedes saben qué es lo que ahora lo detiene, para que sólo se manifieste a su debido tiempo. 7 La fuerza antirreligiosa ya está obrando secretamente, pero falta que desaparezca el que la retiene. 8 Entonces se manifestará el adversario, a quien el Señor ha de barrer con el soplo de su boca y al que derribará cuando venga en su gloria.
9 Al presentarse este sin-ley con el poder de Satanás hará milagros, señales y prodigios al servicio de la mentira 10 para engañar y pervertir a todos los que han de perderse, a los que no aceptaron el amor de la verdad que los habría salvado. 11 Por eso Dios les está enviando las fuerzas del engaño dejando que crean en la mentira. 12 Así serán condenados al fin todos los que no quisieron creer en la verdad porque les gustaba más el mal.
Perseveren en la fe
13 Pero nosotros tenemos que dar gracias en todo momento por ustedes, hermanos amados por el Señor, pues ustedes son la parte de Dios y fueron elegidos para que se salvaran mediante la fe verdadera y fueran santificados por el Espíritu. 14 Con este fin los llamó mediante el Evangelio que predicamos, y los destinó a compartir la gloria de Cristo Jesús, nuestro Señor.
15 Por lo tanto, hermanos, manténganse firmes y guarden fielmente las tradiciones que les enseñamos de palabra o por carta. 16 Que los anime el propio Cristo Jesús, nuestro Señor, y Dios, nuestro Padre, que nos ha amado dándonos en su misericordia un consuelo eterno y una esperanza feliz. 17 El les dará el consuelo interior y los hará progresar en todo bien de palabra o de obra.