Confía en el Señor de todo corazón y no te apoyes en tu propia inteligencia; reconócelo a El en todos tus caminos y El allanará tus senderos. No seas sabio a tus propios ojos, teme al Señor y apártate del mal: eso será un remedio para tu carne y savia para tus huesos
La Sabiduría y el temor del Señor
3:1 Hijo mío, no olvides mi enseñanza, y que tu corazón observe mis mandamientos,
3:2 porque ellos te aportarán largos días, años de vida y prosperidad.
3:3 Que nunca te abandonen la buena fe y la lealtad: átalas a tu cuello, escríbelas sobre la tabla de tu corazón,
3:4 y encontrarás favor y aprobación a los ojos de Dios y de los hombres. 1 Samuel 2, 26 Lucas 2, 52 Romanos 12, 17 2 Corintios 8, 21
3:5 Confía en el Señor de todo corazón y no te apoyes en tu propia inteligencia;
3:6 reconócelo a él en todos tus caminos y él allanará tus senderos.
3:7 No seas sabio a tus propios ojos, Romanos 12, 16 teme al Señor y apártate del mal:
3:8 eso será un remedio para tu carne y savia para tus huesos.
3:9 Honra al Señor con tus bienes y con las primicias de todas tus ganancias:
3:10 así tus graneros se llenarán de trigo y tus lagares desbordarán de vino nuevo.
3:11 No desprecies, hijo mío, la corrección del Señor, Job 5, 17 Hebreos 12, 5-6 ni te disgustes cuando él te reprende,
3:12 porque el Señor reprende a los que ama Hebreos 12, 5-6 Apocalipsis 3, 19 como un padre a su hijo muy querido.
Valor y frutos de la Sabiduría
3:13 ¡Feliz el hombre que encontró la sabiduría y el que obtiene la inteligencia,
3:14 porque ganarla vale más que la plata y ella rinde más que el oro fino!
3:15 Es más preciosa que las perlas y nada apetecible se le puede igualar.
3:16 En su mano derecha hay larga vida, y en su izquierda, riqueza y gloria.
3:17 Sus caminos son caminos deliciosos y todos sus senderos son apacibles.
3:18 Es un árbol de vida para los que se aferran a ella y los que la retienen son felices.
3:19 Por la sabiduría, el Señor fundó la tierra, por la inteligencia, afianzó los cielos;
3:20 por su ciencia brotaron los océanos y las nubes destilan el rocío.
La seguridad que da la Sabiduría
3:21 Conserva, hijo mío, la prudencia y la reflexión; que ellas no se aparten de tus ojos.
3:22 Ellas serán vida para tu alma y gracia para tu cuello.
3:23 Entonces irás seguro por el camino y tu pie no tropezará.
3:24 Si te acuestas, no temblarás, y una vez acostado, tu sueño será agradable.
3:25 No temerás ningún sobresalto ni a los malvados que llegan como una tormenta.
3:26 Porque el Señor será tu seguridad y preservará tu pie de la trampa.
La ayuda al prójimo
3:27 No niegues un beneficio al que lo necesite, siempre que esté en tus manos hacerlo.
3:28 No digas a tu prójimo: "Vuelve después, mañana te daré", si tienes con qué ayudarlo.
3:29 No trames el mal contra tu prójimo, mientras vive confiado junto a ti.
3:30 No litigues con un hombre sin motivo, si no te ha causado ningún mal.
La suerte final de los impíos
3:31 No envidies al hombre violento ni elijas ninguno de sus caminos.
3:32 Porque el hombre perverso es abominable para el Señor, y él reserva su intimidad para los rectos.
3:33 La maldición del Señor está en la casa del malvado, pero él bendice la morada de los justos.
3:34 Él se burla de los insolentes y concede su favor a los humildes. Santiago 4, 6 1 Pedro 5, 5
3:35 Los sabios heredarán la gloria, pero los necios cargarán con la ignominia.