Jesús caminaba por la orilla del mar de Galilea cuando vio a los pescadores lavando sus cestas en la playa.
Jesús le dijo a Pedro: Lleva la barca a la parte honda del lago y lanza las redes para pescar.
Pedro le dijo: Maestro, toda la noche estuvimos trabajando muy duro...
Pero si tu lo mandas, volveré a echar las redes.
Hicieron lo que Jesús les dijo y fueron tantos los pescados que recogieron que las redes estaban a punto de romperse.
Entonces hicieron señas a los compañeros de otra barca para que fueran enseguida a ayudarlos. Eran tantos los pescados que, entre todos, llenaron dos barcas. ¡Jesús había hecho un milagro maravilloso!