DIA 352-SANTA BIBLIA EN UN AÑO TEXTO Y AUDIO


SANTA MISA EN LA IMAGEN
352 - DÍAS. SANTA BIBLIA
TEXTO Y AUDIO




El Antiguo Testamento
AMOS Capítulo 4
1 Escuchen esta palabra, vacas de Basán, que están sobre las montañas de Samaría, ustedes, que oprimen a los débiles, maltratan a los indigentes y dicen a sus maridos: «¡Trae de beber!».
2 El Señor ha jurado por su santidad: Sí, llegarán días sobre ustedes en que las levantarán con garfios, y hasta a la última de ustedes, con arpones.
3 Saldrán por las brechas, una tras otra, y serán arrojadas hacia el Hermón –oráculo del Señor–.
4 ¡Vayan a Betel, y pequen, a Guilgal, y pequen más todavía! Ofrezcan sus sacrificios por la mañana, y al tercer día sus diezmos;
5 quemen masa fermentada en acción de gracias, proclamen públicamente sus ofrendas voluntarias, ya que es eso lo que les gusta, israelitas, –oráculo del Señor–.
6 Yo les hice pasar hambre en todas sus ciudades, y los privé de pan en todas sus poblaciones, ¡pero ustedes no han vuelto a mí! –oráculo del Señor–.
7 Yo les negué la lluvia tres meses antes de la cosecha; hice llover sobre una ciudad y sobre la otra no; un campo recibía la lluvia y el campo donde no llovía, se secaba;
8 dos y tres ciudades se arrastraban hasta la otra ciudad, para beber agua, y no calmaban su sed; ¡pero ustedes no han vuelto a mí! –oráculo del Señor–.
9 Yo los castigué con la seguía y el pulgón, devasté sus huertas y sus viñas; la langosta devoró sus higueras y olivares, ¡pero ustedes no han vuelto a mí! –oráculo del Señor–.
10 Yo desencadené la peste contra ustedes, como la peste de Egipto; maté con la espada a sus jóvenes, mientras sus caballos eran capturados; hice subir hasta sus narices el hedor de sus campamentos, ¡pero ustedes no han vuelto a mí! –oráculo del Señor–.
11 Yo les envié una catástrofe como la de Sodoma y Gomorra, y ustedes fueron como un tizón salvado del incendio, ¡pero ustedes no han vuelto a mí! –oráculo del Señor–.
12 Por eso, mira cómo voy a tratarte, Israel; y ya que te voy a tratar así, prepárate a enfrentarte con tu Dios, Israel.
13 Porque el que forma las montañas y crea el viento, el que descubre al hombre cuál es sus designio, el que hace la aurora y las tinieblas, el que camina sobre las alturas de la tierra, se llama «Señor, Dios de los ejércitos».

 
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El Antiguo Testamento 
 AMOS C. 5


Capítulo 5
1 Escuchen esta palabra que yo pronuncio contar ustedes, es un canto fúnebre, casa de Israel:
2 Ha caído y no volverá a levantarse la virgen de Israel; yace postrada sobre su suelo y nadie la levanta.
3 Porque así habla el Señor, a la casa de Israel: De la ciudad que sale a combatir con mil hombres quedarán sólo cien, y de la que sale con cien no quedarán más que diez para la casa de Israel.
4 Así habla el Señor a la casa de Israel: Búsquenme a mí, y vivirán.
5 No busquen a Betel, no vayan a Guilgal, no pasen a Berseba, porque Guilgal irá cautiverio y Betel se reducirá a nada.
6 Busquen al Señor y vivirán, no sea que él caiga como fuego sobre la casa de José, y devore a Betel, sin que nadie lo apague.
8 El que hace las Pléyades y el Orión, el que cambia las tinieblas en aurora y la luz del día en oscuridad, el que convoca a las aguas del mar y las derrama sobre la tierra, se llama «el Señor».
9 El desencadena la ruina sobre la fortaleza y la ruina alcanza a la plaza fuerte.
7 ¡Ay de los que convierten el derecho en veneno y echan por tierra la justicia!
10 ¡Ay de los que aborrecen al que recrimina en la Puerta y detestan al que habla con integridad!
11 Por eso, por haber esquilmado al débil, exigiéndole un tributo de grano, esas casas de piedras talladas que ustedes construyeron, no las habitarán, de esas viñas selectas que plantaron, no beberán el vino.
12 Porque yo conozco la multitud de sus crímenes y la enormidad de sus pecados, ¡opresores del justo, que exigen rescate y atropellan a los pobres en la Puerta!
13 Por eso, el hombre sensato se calla en este tiempo, porque es un tiempo de desgracia.
14 Busquen el bien y no el mal, para que tengan vida, y así el Señor, Dios de los ejércitos, estará con ustedes, como ustedes dicen.
15 Aborrezcan el mal, amen el bien, y hagan triunfar el derecho en la Puerta: tal vez el Señor, Dios de los ejércitos, tenga piedad del resto de José.
16 Por eso, así habla el Señor, Dios de los ejércitos: Habrá lamentaciones en todas las plazas y gemidos en todas las calles. Convocarán a los campesinos para el duelo y a las plañideras para los lamentos.
17 Habrá lamentaciones en todas las viñas, cuando yo pase en medio de ti, dice el Señor.
18 ¡Ay de los que suspiran por el Día del señor! ¿Qué será para ustedes el Día del Señor? ¡Será tinieblas y no luz!
19 Como cuando alguien huye de un león y se topa con un oso; o al entrar en su casa, apoya su mano contra la pared y lo muerde una serpiente...
20 ¡El Día del Señor será tinieblas y no luz, será oscuro, sin ningún resplandor!
21 Yo aborrezco, desprecio sus fiestas, y me repugnan sus asambleas.
22 Cuando ustedes me ofrecen holocaustos, no me complazco en sus ofrendas ni miro sus sacrificios de terneros cebados.
23 Aleja de mí el bullicio de tus cantos, no quiero oír el sonido de tus arpas.
24 Que el derecho corra como el agua, y la justicia como un torrente inagotable.
25 ¿Acaso ustedes me ofrecieron sacrificios y oblaciones en el desierto durante cuarenta años, casa de Israel?
26 Ustedes se llevarán a Sicut, su rey, y a Queván, su dios estelar, esos ídolos que se han fabricado,
27 porque yo los deportaré más allá de Damasco, dice el Señor, cuyo nombre es «Dios de los ejércitos».



 
 
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El Antiguo Testamento 
 AMOS C. 6

Capítulo 6
1 ¡Ay de los que se sienten seguros en Sión y de los que viven confiados en la montaña de Samaría, esos notables de la primera de las naciones, a los que acude la casa de Israel!
2 Pasen por Calné y vean, de allí, vayan a Jamat la grande, bajen después a Gat de Filistea. ¿Son ellas más prósperas que estos reinos, y su territorio es más grande que el de ustedes?
3 ¡Ustedes creen alejar el día de la desgracia y apresuran el reinado de la violencia!
4 Acostados en lechos de marfil y apoltronados en sus divanes, comen los corderos del rebaño y los terneros sacados del establo.
5 Improvisan al son del arpa, y como David, inventan instrumentos musicales;
6 beben el vino en grandes copas y se ungen con los mejores aceites, pero no se afligen por la ruina de José.
7 Por eso, ahora irán al cautiverio al frente de los deportados, y se terminará la orgía de los libertinos.
8 El Señor lo ha jurado por sí mismo –oráculo del Señor, Dios de los ejércitos–: Yo aborrezco el orgullo de Jacob, y detesto sus palacios; entregaré la ciudad y todo lo que hay en ella.
9 Y si quedan diez hombres en una sola casa, morirán.
10 Sólo quedarán unos pocos fugitivos para sacar los huesos de la casa; y si se pregunta al que está en el fondo de la casa: «¿Hay alguien todavía contigo?», él responderá: «Nadie», y añadirá: «¡Silencio! ¡No hay que pronunciar ahora el nombre del Señor!».
11 Porque el Señor da una orden y bajo sus golpes, la casa grande se derrumba y la pequeña se agrieta.
12 ¿Acaso galopan los caballos por las rocas o se ara con bueyes en el mar? Pero ustedes convierten el derecho en veneno y el fruto de la justicia en ajenjo.
13 Ustedes se alegran a causa de Lo Dabar y dicen: «¿No es acaso por nuestra fuerza que nos hemos apoderado de Carnaín?».
14 Por eso, yo voy a suscitar contra ustedes, casa de Israel –oráculo del Señor, Dios de los ejércitos– una nación que los oprimirá, desde la Entrada de Jamat hasta el torrente de la Arabá.


 
 
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El Nuevo Testamento 
 APOCALIPSIS C. 10
 

Capítulo 10
1 Luego vi descender del cielo a otro Angel poderoso, envuelto en una nube, con un arco iris sobre su cabeza. Su rostro era como el sol, sus piernas parecían columnas de fuego,
2 y en su mano tenía abierto un libro pequeño. Puso su pie derecho sobre el mar y el izquierdo sobre la tierra,
3 y gritó con voz potente, semejante al rugido del león. Entonces, los siete truenos hicieron resonar sus voces.
4 Una vez que estos hablaron, yo me dispuse a escribir, pero una voz del cielo me ordenó: «Guarda en secreto lo que han dicho los siete truenos y no los escribas».
5 Y el Angel que yo había visto de pie sobre el mar y sobre la tierra, levantó su mano derecha hacia el cielo,
6 y juró por aquel que vive por los siglos de los siglos, por el que ha creado el cielo, la tierra y el mar y todo lo que hay en ellos, diciendo: «¡Se acabó el tiempo de la espera!
7 Pero el día en que suene la trompeta del séptimo Angel y se escuche su voz, se cumplirá el misterio de Dios, conforme al anuncio que él hizo a sus servidores, los profetas».
8 Y la voz que había oído desde el cielo me habló nuevamente, diciéndome: «Ve a tomar el pequeño libro que tiene abierto en la mano el Angel que está de pie sobre el mar y sobre la tierra».
9 Yo corrí hacia el Angel y le rogué que me diera el pequeño libro, y él me respondió: «Toma y cómelo; será amargo para tu estómago, pero en tu boca será dulce como la miel».
10 Yo tomé el pequeño libro de la mano del Angel y lo comí: en mi boca era dulce como la miel, pero cuando terminé de comerlo, se volvió amargo en mi estómago.
11 Entonces se me dijo: «Es necesario que profetices nuevamente acerca de una multitud de pueblos, de naciones, de lenguas y de reyes».


 
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