DIA 321-SANTA BIBLIA EN UN AÑO TEXTO Y AUDIO





SANTA MISA DE HOY EN LA IMAGEN


321 - DIAS. SANTA BIBLIA
TEXTO Y AUDIO


El Antiguo Testamento
  EZEQUIEL C. 15


Capítulo 15
1 La palabra del Señor me llegó en estos términos:
2 Hijo de hombre, ¿en qué aventaja la leña de la vid a la de cualquier otra rama de los árboles del bosque?
3 ¿Se saca de ella madera para emplearla en una obra? ¿Se hace con ella una percha para colgar alguna cosa?
4 No, se la echa al fuego para ser consumida: el fuego devora sus dos extremos y arde también el centro. ¿Servirá entonces para alguna cosa?
5 Cuando todavía estaba intacta, no se utilizaba para nada: ¡cuánto menos se hará algo con ella, una vez que el fuego la devore y esté quemada!
6 Por eso, así habla el Señor: como la leña de la vid, entre los árboles del bosque, la arrojé al fuego para que se consuma, así arrojo a los habitantes de Jerusalén.
7 Yo vuelvo mi rostro contra ellos: salieron del fuego, pero el fuego los devorará. Entonces ustedes sabrán que yo soy el Señor, cuando vuelva mi rostro contra ellos.
8 Yo haré del país una desolación, porque han sido infieles –oráculo del Señor–.


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El Antiguo Testamento
  EZEQUIEL C.16


Capítulo 16
1 La palabra del Señor me llegó en estos términos:
2 Hijo de hombre, da a conocer a Jerusalén sus abominaciones.
3 Tú dirás: Así habla el Señor a Jerusalén: Por tus orígenes y tu nacimiento, perteneces al país de Canaán; tu padre era un amorreo y tu madre una hitita.
4 Al nacer, el día en que te dieron a luz, tu cordón umbilical no fue cortado, no fuiste lavada con agua para ser purificada ni frotada con sal, ni envuelta en pañales.
5 Nadie se compadeció de ti para hacerte alguna de esas cosas, sino que fuiste arrojada en pleno campo, porque dabas asco el día que naciste.
6 Yo pasé junto a ti, te vi revolcándote en tu propia sangre y entonces te dije: «Vive
7 y crece como un retoño del campo». Tú comenzaste a crecer, te desarrollaste y te hiciste mujer; se formaron tus senos y crecieron tus cabellos, pero estaban completamente desnuda.
8 Yo pasé junto a ti y te vi. Era tu tiempo, el tiempo del amor; extendí sobre ti el borde de mi mano y cubrí tu desnudez; te hice un juramento, hice una alianza contigo –oráculo del Señor– y tú fuiste mía.
9 Yo te lavé con agua, limpié la sangre que te cubría y te perfumé con óleo.
10 Te puse un vestido bordado, te calcé con zapatos de cuero fino, te ceñí con una banda de lino y te cubrí con un manto de seda.
11 Te adorné con joyas, puse brazaletes en tus muñecas y un collar en tu cuello;
12 coloqué un anillo en tu nariz, pendientes en tus orejas y una espléndida diadema en tu cabeza.
13 Estabas adornada de oro y de plata, tu vestido era de lino fino, de seda y de tela bordada; te alimentabas con la mejor harina, con miel y aceite. Llegaste a ser extraordinariamente hermosa y te convertiste en una reina.
14 Tu fama se extendió entre las naciones, porque tu belleza era perfecta gracias al esplendor con que yo te había adornado –oráculo del Señor–.
15 Pero tú te preciaste de tu hermosura y te aprovechaste de tu fama para prostituirte; te entregaste sin pudor a todo el que pasaba y fuiste suya.
16 Tomaste tus vestidos para hacerte lugares altos de vivos colores, y te prostituiste en ellos.
17 Tomaste tus joyas hechas con mi oro y mi plata, que yo te había regalado, y te fabricaste imágenes de hombres con las que te prostituiste.
18 Tomaste tus vestidos bordados para cubrirlas, y pusiste delante de ellas mi aceite y mi incienso.
19 Y el pan que yo te había dado, la mejor harina, el aceite y la miel con que yo te alimentaba, los ofreciste delante de ellas como perfume de aroma agradable –oráculo del Señor–.
20 Tomaste a tus hijos y a tus hijas, los que tú habías engendrado para mí, y los sacrificaste a esas imágenes como alimento. ¿Acaso no te bastaba con prostituirte,
21 que también inmolaste a mis hijos y los entregaste, haciéndolos pasar por el fuego en honor de ellas?
22 En medio de todas tus abominaciones y prostituciones, no te acordaste de los días de tu juventud, cuando estabas completamente desnuda, revolcándote en tu sangre.
23 Y en el colmo de tu maldad –¡ay, ay de ti!, oráculo del Señor–
24 te has edificado una colina y has levantado un montículo en todas las plazas.
25 A la entrada de todos los caminos edificaste un montículo, hiciste de tu hermosura una cosa abominable y entregaste tu cuerpo a todo el que pasaba, multiplicando tus prostituciones.
26 Te prostituiste a los egipcios, tus vecinos de cuerpo robusto, y multiplicaste tus prostituciones para provocarme.
27 Por eso, yo extendí mi mano contra ti, Racioné tu alimento y te entregué a la avidez de tus enemigos, a las ciudades de los filisteos, avergonzadas ellas mismas de tu conducta infame.
28 No satisfecha con esto, te prostituiste a los asirios; te prostituiste a ellos, y aún así no quedaste satisfecha.
29 Entonces multiplicaste tus prostituciones en una tierra de comerciantes, en Caldea, pero ni siquiera con esto quedaste satisfecha.
30 ¡Qué enloquecido estaba tu corazón –oráculo del Señor– cuando hacías todo esto, obra de una prostituta empedernida!
31 Cuando tú edificabas una colina a la entrada de todos los caminos, y levantabas un montículo en todas las plazas, no eras como la prostituta que busca un salario.
32 La mujer adúltera, en lugar de su marido, recibe un regalo.
33 A todas las prostitutas se les da un regalo; tú, en cambio, dabas regalos a todos tus amantes, tú los sobornabas a fin de que acudieran a ti de todas partes para tus prostituciones.
34 Al prostituirte, te sucedía lo contrario que a las otras mujeres: nadie corría detrás de ti, eras tú la que pagabas y nadie te pagaba a ti. ¡Hacías exactamente lo contrario!
35 Por eso, prostituta, escucha la palabra del Señor,
36 Así habla el Señor: Por haberte exhibido desvergonzadamente y haber descubierto tu desnudez en tus prostituciones con tus amantes y con todos tus ídolos abominables, y por la sangre de tus hijos que les has ofrecido,
37 por todo eso, yo voy a reunir a todos tus amantes, a los que has complacido y amado, y también a los que has odiado; los reuniré contra ti, de todas partes, descubriré ante ellos tu desnudez, y ellos verán toda tu desnudez.
38 Te aplicaré el castigo de las mujeres adúlteras y sanguinarias y descargaré sobre ti mi furor y mis celos.
39 Yo te entregaré en sus manos. Ellos arrasarán tus colinas y demolerán                                tus montículos; te despojarán de tus vestidos, te arrebatarán tus joyas y te dejarán completamente desnuda.
40 Incitarán a la asamblea contra ti, te lapidarán y te atravesarán con sus espadas,
41 Quemarán tus casas y te infligirán justos castigos a la vista de una multitud de mujeres. Yo te haré renunciar a la prostitución y ya no harás más regalos.
42 Así se apaciguará mi furor contra ti y mis celos se apartarán de ti, quedaré tranquilo y no me irritaré más.
43 Porque no te has acordado de los días de tu juventud y has provocado mi ira con todas estas cosas, yo haré recaer tu mala conducta sobre tu cabeza –oráculo del Señor– ¿Acaso no has cometido una infamia con todas tus prácticas abominables?
44 Todos los que hacen proverbios, harán uno acerca de ti, diciendo: «De tal madre, tal hija».
45 Sí, tú eres la hija de tu madre, que sentía asco de su marido y de sus hijos; eres la hermana de tus hermanas, que sentían asco de sus maridos y de sus hijos: la madre de ustedes era una hitita y su padres un amorreo.
46 Tu hermana mayor es Samaría, que junto con sus hijas habita a tu izquierda, y tu hermana menor es Sodoma, que junto con sus hijas habita a tu derecha.
47 Pero tú no te has contentado con seguir sus caminos y practicar sus mismas abominaciones, sino que te has corrompido más que ellas en todos tus caminos.
48 Juro por mi vida –oráculo del Señor– que tu hermana Sodoma y sus hijas no han obrado como tú y tus hijas.
49 Esta fue la iniquidad de tu hermana Sodoma: soberbia, buena mesa y total despreocupación. Además de esto, ella y sus hijas no socorrieron al pobre y al indigente;
50 se enorgullecieron y cometieron abominaciones en mi presencia. Por eso las rechacé, como tú lo has visto.
51 Samaría no cometió ni la mitad de tus pecados. Tú has cometido más abominaciones que tus hermanas, y con las abominaciones cometidas has hecho que ellas parecieran justas.
52 Carga, entonces, con tu ignominia, por haber intercedido en favor de tus hermanas: tú, con tus pecados, te has hecho más abominable que ellas, y ellas con más justas que tú. Avergüénzate y carga con tu ignominia, ya que has hecho justas a tus hermanas.
53 Yo cambiaré su suerte, la suerte de Sodoma con sus hijas y la suerte de Samaría con sus hijas, y cambiaré tu suerte en medio de ellas,
54 a fin de que cargues con tu ignominia y sientas vergüenza de lo que has hecho, para consuelo de ellas.
55 Tu hermana Sodoma y sus hijas, lo mismo que Samaría y sus hijas, volverán a su antigua condición. Y tú también volverás a tu antigua condición.
56 ¿Acaso no has comentado muchas cosas acerca de Sodoma, en el día de tu orgullo,
57 antes que fuera descubierta tu desnudez? Lo mismo que ella, tú eres ahora objeto de burla para las ciudades de Edom y de todas sus vecinas, y para las ciudades de los filisteos, que se burlan de ti en tus alrededores. 
58 Así cargarás con tu infamia y con tus abominaciones –oráculo del Señor–.
59 Porque así habla el Señor: Yo obraré contigo como has obrado tú, que despreciaste el juramento imprecatorio, quebrantando la alianza.
60 Pero yo me acordaré de la alianza que hice contigo en los días de tu juventud y establecerá para ti una alianza eterna.
61 Tú te acordarás de tu conducta y te sentirás avergonzada, cuando yo tome a tus hermanas, a las mayores y a las menores que tú, y te las dé como hijas, sin que ellas participen de tu alianza.
62 Yo estableceré mi alianza contigo, y tú sabrás que yo soy el Señor,
63 para que te acuerdes y te avergüences, y para que en tu confusión no te atrevas a abrir la boca, cuando yo te haya perdonado todo lo que has hecho –oráculo del Señor–.


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El Nuevo Testamento
  CARTA A LOS
 HEBREOS C. 13

Capítulo 13
1 Perseveren en el amor fraternal.
2 No se olviden de practicar la hospitalidad, ya que gracias a ella, algunos, sin saberlo, hospedaron a los ángeles.
3 Acuérdense de los que están presos, como si ustedes lo estuvieran con ellos, y de los que son maltratados, como si ustedes estuvieran en su mismo cuerpo.
4 Respeten el matrimonio y no deshonren el lecho conyugal, porque Dios condenará a los lujuriosos y a los adúlteros.
5 No se dejen llevar de la avaricia, y conténtense con lo que tienen, porque el mismo Dios ha dicho: No te dejaré ni te abandonaré.
6 De manera que podemos decir con plena confianza: El Señor es mi protector: no temeré. ¿Qué podrán hacerme los hombres?
7 Acuérdense de quienes los dirigían, porque ellos les anunciaron la Palabra de Dios: consideren cómo terminó su vida e imiten su fe.
8 Jesucristo es el mismo ayer y hoy, y lo será para siempre.
9 No se dejen extraviar por cualquier clase de doctrinas extrañas. Lo mejor es fortalecer el corazón con la gracia, no con alimentos que de nada aprovechan a quienes los comen.
10 Nosotros tenemos un altar del que no tienen derecho a comer los ministros de la Antigua Alianza.
11 Los animales sacrificados, cuya sangre es llevada al Santuario por el Sumo Sacerdote para la expiación del pecado, son quemados fuera del campamento.
12 Por eso Jesús, para santificar al pueblo con su sangre, padeció fuera de las puertas de la ciudad.
13 Salgamos nosotros también del campamento, para ir hacia él, cargando su deshonra.
14 Porque no tenemos aquí abajo una ciudad permanente, sino que buscamos la futura.
15 Y por medio de él, ofrezcamos sin cesar a Dios un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de los labios que confiesan su Nombre.
16 Hagan siempre el bien y compartan lo que poseen, porque esos son sacrificios agradables a Dios.
17 Obedezcan con docilidad a quienes los dirigen, porque ellos se desvelan por ustedes, como quien tiene que dar cuenta. Así ellos podrán cumplir su deber con alegría y no penosamente, lo cual no les reportaría a ustedes ningún provecho.
18 Rueguen por nosotros. En realidad, estamos convencidos de tener buena conciencia, ya que nuestra intención es proceder correctamente en todo.
19 Además, les pido insistentemente que oren, para que yo pueda encontrarme con ustedes lo antes posible.
20 Que el Dios de la paz –el mismo que resucitó de entre los muertos a nuestro Señor Jesús, el gran Pastor de las ovejas, por la sangre de una Alianza eterna–
21 los capacite para cumplir su voluntad, practicando toda clase de bien. Que él haga en nosotros lo que es agradable a sus ojos, por Jesucristo, a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
22 Les ruego, hermanos, que acepten con paciencia estas palabras de exhortación, teniendo en cuenta que les he escrito brevemente.
23 Sepan que nuestro hermano Timoteo ha sido puesto en libertad; si llega a tiempo, iré a verlos con él.
24 Saluden a todos sus dirigentes y a todos los hermanos. Los hermanos de Italia les envían saludos.
25 Que la gracia permanezca con todos ustedes.


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