320 – DIAS. SANTA BIBLIA
TEXTO Y AUDIO
El Antiguo Testamento
EZEQUIEL C. 13
Capítulo 13
1 La palabra del Señor me llegó en estos términos:
2 Hijo de hombre, profetiza contra los profetas de Israel; profetiza, y di a los que profetizan por su propia iniciativa: Escuchen al palabra del Señor.
3 Así habla el Señor: ¡Ay de los profetas insensatos que siguen su propia inspiración, sin haber tenido ninguna visión!
4 Chacales entre las ruinas: ¡eso han sido tus profetas, Israel!
5 Ustedes no han subido a las brechas ni han levantado un muro alrededor de la casa de Israel, a fin de que pueda resistir en el combate, el día del Señor.
6 Tienen visiones ilusorias y hacen predicciones engañosas, esos que andan diciendo: «¡Oráculo del Señor!», sin que el Señor los haya enviado. ¡Y todavía esperan que él confirme sus anuncios!
7 ¿O no es verdad que ustedes tienen visiones ilusorias y hacen predicciones engañosas, cuando dicen: «¡Oráculo del Señor!, sin que yo haya hablado?
8 Por eso, así habla el Señor: Por haber hablado falsamente y haber tenido visiones engañosas, yo estoy aquí contra ustedes –oráculo del Señor–.
9 Mi mano se alzará contra los profetas que tienen visiones ilusorias y hacen predicciones engañosas: ellos no participarán en el consejo de mi pueblo, no serán inscritos en el libro de la casa de Israel, ni entrarán en la tierra de Israel. Así ustedes sabrán que yo soy el Señor.
10 Porque ellos extraviaron a mi pueblo, anunciando: «¡Paz!», cuando en realidad no había paz, y mientras mi pueblo se construía una pared inconsistente, ellos la recubrían con cal;
11 por eso, di a esos que recubren con cal: Vendrá una lluvia torrencial, yo haré caer piedras duras de granizo, y se desatará un viento huracanado.
12 Y cuando la pared se haya derrumbado, les preguntarán: «¿Dónde está la cal con que la habían recubierto?».
13 Por eso, así habla el Señor: En mi furor, desataré un viento huracanado; en mi ira, enviaré una lluvia torrencial; y en mi enojo, haré caer piedras duras de granizo, hasta que todo quede derruido.
14 Derribaré la pared que ustedes recubrieron con cal, la dejaré a ras del suelo, y sus cimientos quedarán al desnudo. La pared se desplomará, y ustedes perecerán en medio de ella. Así sabrán que yo soy el Señor.
15 Y una vez que se haya desahogado mi ira contra esa pared y contra los que la recubrían con cal, les diré: Ya no existe la pared, ni tampoco los que la recubrían,
16 esos profetas que profetizaban sobre Jerusalén y tenían para ella visiones de paz, cuando no había paz –oráculo del Señor–.
17 Y tú, hijo de hombre, vuelve tu rostro contra las hijas de tu pueblo que profetizan por su propia iniciativa, y profetiza contra ellas.
18 Dirás: Así habla el Señor: ¡Ay de aquellas que tejen ligaduras mágicas para atar las mano, y preparen velos para las cabezas de gente de todas las edades, a fin de atrapar vidas humanas! ¡Ustedes pretenden atrapar la vida de la gente de mi pueblo y preservar la suya propia!
19 Me han profanado delante de mi pueblo por unos puñados de cebada y unas migajas de pan, matando a los que no deben morir, dejando con vida a los que no deben vivir, y diciendo mentiras a mi pueblo, que siempre está dispuesto a escucharlas.
20 Por eso, así habla el Señor: Yo estoy contra las ligaduras que ustedes usan para atrapar como pájaros las vidas humanas. Las arrancaré de los brazos de ustedes, y dejaré en libertad las vidas humanas. Las arrancaré de los brazos de ustedes, y dejaré en libertad las vidas que ustedes han atrapado.
21 También romperé sus velos, y libraré a mi pueblo de las manos de ustedes, para que ya no sean una presa en sus manos. Así sabrán que yo soy el Señor.
22 Ustedes hacen sufrir al justo con engaños, cuando yo no lo hago sufrir y reconfortan al impío para que no se convierta de su mala conducta y salve su vida.
23 Por eso, no tendrán más falsas visiones ni volverán a hacer predicciones: yo libraré a mi pueblo de las manos de ustedes, y así sabrán que yo soy el Señor.
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El Antiguo Testamento
EZEQUIEL C.14
Capítulo 14
1 Algunos de los ancianos de Israel vinieron a verme, y se sentaron ante mí.
2 Entonces la palabra del Señor me llegó en estos términos:
3 Hijo de hombre, esta gente tiene el corazón apegado a sus ídolos y ha puesto delante de sí lo que es ocasión de sus culpas. ¿Voy a dejar que ellos me consulten?
4 Por eso, habla con ellos y diles: Así habla el Señor: Si un hombre de Israel que tiene el corazón apegado a sus ídolos y ha puesto delante de sí lo que es ocasión de sus culpas, va y se presenta al profeta, yo mismo, el Señor, me verá obligado a responderle, a causa de la multitud de sus ídolos.
5 Lo haré, a fin de llegar al corazón del pueblo de Israel, porque todos se han alejado de mi a causa de sus ídolos».
6 Por eso, di a la casa de Israel: Así habla el Señor: Conviértanse, apártense de sus ídolos; aparten su rostro de todas sus abominaciones
7 Porque si un hombre de Israel, o un extranjero que reside en Israel, se aleja de mí, erige en su corazón un altar para sus ídolos y pone delante de sí lo que es ocasión de sus culpas, y si luego se presenta al profeta para consultarme, yo mismo, el Señor, me veré obligado a responderle.
8 Volveré mi rostro contra ese hombre, haré que sirva de escarmiento y de ejemplo, y lo extirparé de en medio de mi pueblo. Así ustedes sabrá que yo soy el Señor.
9 Pero si el profeta se deja seducir y pronuncia una palabra, habré sido yo, el Señor, el que sedujo a ese profeta: extenderá mi mano contra él y lo exterminaré de en medio de mi pueblo Israel.
10 Uno y otro cargarán con esa culpa: el profeta y el que lo consulta serán igualmente culpables.
11 Así, nunca más el pueblo de Israel andará errante lejos de mí, y no volverá a mancharse con todas sus rebeldías: ellos serán mi Pueblo y yo será su Dios –oráculo del Señor–.
12 La palabra del Señor me llegó en estos términos:
13 Hijo de hombre, si un país peca contra mí cometiendo alguna infidelidad, yo extenderá mi mano contra él y agotaré todas sus reservas de alimento: enviaré el hambre sobre él y extirparé por igual a hombres y animales.
14 Pero si se encuentran en ese país estos tres hombres: Noé, Daniel y Job, ellos salvarán su vida a causa de su justicia –oráculo del Señor–.
15 Si yo suelto las bestias feroces contra ese país para dejarlo despoblado, y él se convierte en un desierto intransitable, a causa de las fieras;
16 aunque se encuentren en ese país estos tres hombres, juro por mi vida –oráculo del Señor– que no podrán salvar ni a sus hijos ni a sus hijas: ellos solos se salvarán, mientras que el país quedará desierto.
17 O bien, si yo atraigo la espada contra ese país, diciendo: «Pase la espada por este país y extirpe de él a hombres y animales»;
18 aunque se encuentren en ese país estos tres hombres, juro por mi vida –oráculo del Señor– que no podrán salvar ni a sus hijos ni a sus hijas: ellos se salvarán.
19 O si envío la peste contra ese país y desahogo en forma sangrienta mi indignación contra ellos, extirpando por igual a hombres y animales;
20 aunque se encuentren en ese país Noé, Daniel y Job, juro por mi vida –oráculo del Señor– que no podrán salvar ni a sus hijos ni a sus hijas: ellos solos se salvarán a causa de su justicia.
21 Así habla el Señor: Aunque yo envié contra Jerusalén mis cuatro terribles castigos –la espada, el hambre, las bestias feroces y la peste– para extirpar de ella a hombres y animales,
22 ahí queda un resto de sobrevivientes que hacen salir a sus hijos y a sus hijas y vienen adonde están ustedes. Ustedes verán su mala conducta y sus obras, y se consolarán de la desgracia que atraje sobre Jerusalén, de todo lo que mandé contra ella.
23 Ellos los consolarán, porque ustedes verán su mala conducta y sus obras, y así sabrán que no sin motivo hice todo esto en la ciudad –oráculo del Señor–.
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El Nuevo Testamento
CARTA A LOS
HEBREOS C. 12
Capítulo 12
1 Por lo tanto, ya que estamos rodeados de una verdadera nube de testigos, despojémonos de todo lo que nos estorba, en especial del pecado, que siempre nos asedia, y corramos resueltamente al combate que se nos presenta.
2 Fijemos la mirada en el iniciador y consumador de nuestra fe, en Jesús, el cual, en lugar del gozo que se les ofrecía, soportó la cruz sin tener en cuenta la infamia, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios.
3 Piensen en aquel que sufrió semejante hostilidad por parte de los pecadores, y así no se dejarán abatir por el desaliento.
4 Después de todo, en la lucha contra el pecado, ustedes no han resistido todavía hasta derramar su sangre.
5 Ustedes se han olvidado de la exhortación que Dios les dirige como a hijos suyos: "Hijo mío, no desprecies la corrección del Señor, y cuando te reprenda, no te desalientes.
6 Porque el Señor corrige al que ama y castiga a todo aquel que recibe por hijo".
7 Si ustedes tienen que sufrir es para su corrección; porque Dios los trata como a hijos, y ¿hay algún hijo que no sea corregido por su padre?
8 Si Dios no los corrigiera, como lo hace con todos, ustedes serían bastardos y no hijos.
9 Después de todo, nuestros padres carnales nos corregían, y no por eso dejábamos de respetarlos. Con mayor razón, entonces, debemos someternos al Padre de nuestro espíritu, para poseer la Vida.
10 Porque nuestros padres sólo nos corrigen por un breve tiempo y de acuerdo con su criterio. Dios, en cambio, nos corrige para nuestro bien, a fin de comunicarnos su santidad.
11 Es verdad que toda corrección, en el momento de recibirla, es motivo de tristeza y no de alegría; pero más tarde, produce frutos de paz y de justicia en los que han sido adiestrados por ella.
12 Por eso, que recobren su vigor las manos que desfallecen y las rodillas que flaquean.
13 Y ustedes, avancen por un camino llano, para que el rengo no caiga, sino que se cure.
14 Busquen la paz con todos y la santificación, porque sin ella nadie verá al Señor.
15 Estén atentos para que nadie sea privado de la gracia de Dios, y para que no brote ninguna raíz venenosa capaz de perturbar y contaminar a la comunidad.
16 Que no haya ningún impúdico ni profanador, como Esaú, que vendió su derecho a la primogenitura por un plato de comida.
17 Recuerden que después, cuando quiso heredar la bendición de su padre fue rechazado, y por más que la imploró con lágrimas, no pudo obtener un cambio de decisión.
18 Ustedes, en efecto, no se han acercado a algo tangible: fuego ardiente, oscuridad, tinieblas, tempestad,
19 sonido de trompeta, y un estruendo tal de palabras, que aquellos que lo escuchaban no quisieron que se les siguiera hablando.
20 Porque no podrían soportar esta prescripción: Cualquiera que toque la montaña será apedreado, incluso los animales.
21 Este espectáculo era tan terrible, que Moisés exclamó: Estoy aterrado y tiemblo.
22 Ustedes, en cambio, se han acercado a la montaña de Sión, a la Ciudad del Dios viviente, a la Jerusalén celestial, a una multitud de ángeles, a una fiesta solemne,
23 a la asamblea de los primogénitos cuyos nombres están escritos en el cielo. Se han acercado a Dios, que es el Juez del universo, y a los espíritus de los justos que ya han llegado a la perfección,
24 a Jesús, el mediador de la Nueva Alianza, y a la sangre purificadora que habla más elocuentemente que la de Abel.
25 Tengan cuidado de no desoír al que habla. Porque si los que rehusaron escuchar al que promulgaba oráculos en la tierra, no pudieron escapar al castigo, ¿cómo podremos escapar nosotros si volvemos las espaldas al que habla desde el cielo?
26 Aquel que en esa ocasión hizo temblar la tierra con su voz, ahora nos ha hecho esta promesa: Una vez más haré temblar no sólo la tierra, sino también el cielo.
27 Estas palabras una vez más quieren decir que las cosas que se conmueven van a cambiar –porque son creadas– para que permanezcan las que son inconmovibles.
28 Así, habiendo recibido la posesión de un Reino inconmovible, aferrémonos a esta gracia, y con piedad y temor, tributemos a Dios un culto que le sea agradable,
29 porque nuestro Dios es un fuego devorador.
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