311 - DÍAS LA SANTA BIBLIA TEXTO Y AUDIO
El Antiguo Testamento
LAMENTACIONES C. 2
Capítulo 2
1 [Alef] ¡Cómo cubrió de nubes el Señor, en su enojo, a la hija de Sión! Precipitó del cielo a la tierra la gloria de Israel; no se acordó del estrado de sus pies, en el día de su ira.
2 [Bet] El Señor devoró sin piedad todas las moradas de Jacob; derribó en su indignación las fortalezas de la hija de Judá; echó por tierra y profanó el reino y sus príncipes.
3 [Guímel] Abatió, en el ardor de su ira, toda la fuerza de Israel; retiró su mano derecha frente al enemigo; encendió en Jacob una llama como de fuego que devora a su alrededor.
4 [Dálet] Tendió su arco como un enemigo, afirmó su mano derecha; como un adversario, dio muerte a lo más apuesto de la juventud; en el campamento de la hija de Sión derramó como un fuego su furor.
5 [He] El Señor se portó como un enemigo y devoró a Israel: devoró todos sus palacios, destruyó sus fortalezas; multiplicó en la hija de Judá las lamentaciones y los lamentos.
6 [Vau] Desmanteló su morada como una huerta, arrasó el Lugar de los encuentros. El Señor hizo olvidar en Sión las fiestas y los sábados; despreció, en el ímpetu de su ira, al rey y al sacerdote.
7 [Zain] El Señor rechazó su propio altar, repudió su Santuario; entregó en manos del enemigo los muros de sus palacios; se lanzaron gritos en la Casa del Señor como en un día de fiesta.
8 [Jet] El Señor decidió arrasar la muralla de la hija de Sión: tomó sus medidas y no retiró su brazo hasta dejarla derruida; cubrió de luto el antemural y el muro, que se desmoronaron juntamente.
9 [Tet] Sus puertas se hundieron en la tierra, él quebró sus cerrojos; su rey y sus príncipes están entre las naciones, ¡no hay más Ley! Tampoco sus profetas obtienen visiones de parte del Señor.
10 [Iod] Están sentados en el suelo, silenciosos, los ancianos de la hija de Sión; se han cubierto la cabeza de polvo, se han vestido con un sayal. Dejan caer su cabeza hasta el suelo las vírgenes de Jerusalén.
11 [Caf] Mis ojos se deshacen en llanto, me hierven las entrañas; mi bilis se derrama en la tierra por el desastre de la hija de mi pueblo, mientras desfallecen sus niños y pequeños en las plazas de la ciudad.
12 [Lámed] Ellos preguntan a sus madres: «¿Dónde hay pan y vino?», mientras caen desfallecidos como heridos de muerte en las plazas de la ciudad, exhalando su espíritu en el regazo de sus madres.
13 [Mem] ¿A quién podré compararte? ¿A quién te asemejaré, hija de Jerusalén? ¿A quién te igualaré, para poder consolarte, virgen hija de Jerusalén? Porque tu desastre es inmenso como el mar: ¿quién te sanará?
14 [Nun] Tus profetas te transmitieron visiones falsas e ilusorias. No revelaron tu culpa a fin de cambiar tu suerte, sino que te hicieron vaticinios falsos y engañosos.
15 [Sámec] Al verte, golpean las manos todos los que pasan por el camino; silban y mueven la cabeza sobre la hija de Jerusalén: «¿Es esta el dechado de toda hermosura, la alegría de toda la tierra?».
16 [Ain] Abren sus fauces contra ti todos tus enemigos; silban, rechinan los dientes, diciendo: «¡La hemos devorado! Sí, este es el día que esperábamos: ya lo alcanzamos, lo estamos viendo».
17 [Pe] El Señor ha realizado su designio, ha cumplido su palabra, la que había decretado hace tiempo: demolió sin compasión, hizo que el enemigo se alegrara de tu suerte, exaltó el poder de tus adversarios.
18 [Sade] ¡Invoca al Señor de corazón, gime, hija de Sión! ¡Deja correr tus lágrimas a raudales, de día y de noche: no te concedas descanso, que no repose la pupila de tus ojos!
19 [Qof] ¡Levántate, y grita durante la noche, cuando comienza la ronda! ¡Derrama tu corazón como agua ante el rostro del Señor! ¡Eleva tus manos hacia él, por la vida de tus niños pequeños, que desfallecen de hambre en todas las esquinas!
20 [Res] ¡Mira, Señor, y considera a quién has tratado así! ¿Puede ser que las mujeres se coman a sus hijos, a los pequeños que antes mimaban? ¿Puede ser que se asesine en el Santuario al sacerdote y al profeta?
21 [Sin] En las calles están tendidos el niño y el anciano; mis vírgenes y mis jóvenes cayeron bajo la espada; tú has sembrado la muerte en el día de tu ira, has degollado sin piedad.
22 [Tau] Convocaste como para un día de fiesta los terrores que me rodean; en el día de la ira del Señor no hay escapados ni sobrevivientes. ¡A los que yo había mimado y hecho crecer los aniquiló mi enemigo!
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El Nuevo Testamento
CARTA A LOS
HEBREOS C. 3
Capítulo 3
1 Por lo tanto, hermanos, ustedes que han sido santificados y participan de un mismo llamado celestial, piensen en Jesús, el Apóstol y Sumo Sacerdote de la fe que profesamos.
2 El es fiel a Dios, que lo constituyó como tal, así como también lo fue Moisés en toda la casa de Dios.
3 Porque él fue considerado digno de una gloria superior a la de Moisés, en la misma medida en que la dignidad del constructor es superior a la de la casa.
4 Porque toda casa tiene su constructor, y el constructor de todas las cosas es Dios.
5 Moisés fue fiel en toda su casa, en calidad de servidor, para dar testimonio de lo que debía anunciarse,
6 mientras que Cristo fue fiel en calidad de Hijo, como jefe de la casa de Dios. Y esa casa somos nosotros, con tal que conservemos la seguridad y la esperanza de la que nos gloriamos.
7 Por lo tanto, como dice el Espíritu Santo: "Si hoy escuchan su voz,
8 no endurezcan su corazón como en el tiempo de la Rebelión, el día de la Tentación en el desierto,
9 cuando sus padres me tentaron poniéndome a prueba, aunque habían visto mis obras
10 durante cuarenta años. Por eso me irrité contra aquella generación, y dije: Su corazón está siempre extraviado y no han conocido mis caminos.
11 Entonces entrarán en mi Reposo".
12 Tengan cuidado, hermanos, no sea que alguno de ustedes tenga un corazón tan malo que se aparte del Dios viviente por su incredulidad.
13 Antes bien, anímense mutuamente cada día mientras dure este hoy, a fin de que nadie se endurezca, seducido por el pecado.
14 Porque hemos llegado a ser partícipes de Cristo, con tal que mantengamos firmemente hasta el fin nuestra actitud inicial.
15 Cuando la Escritura dice: "Si hoy escuchan su voz, no endurezcan su corazón como en el tiempo de la Rebelión",
16 ¿quiénes son los que se rebelaron después de haberlo escuchado? ¿No son todos aquellos que salieron de Egipto conducidos por Moisés?
17 ¿Y contra quiénes se irritó Dios durante cuarenta años? ¿No fue contra los que habían pecado y cuyos cadáveres quedaron tendidos en el desierto?
18 ¿Y a quiénes juró Dios que no entrarían en su Reposo, sino a los mismos que le habían desobedecido?
19 Así vemos que aquellos no pudieron entrar por su falta de fe.
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