Conclusión del Curso de Biblia

Autor: P Antonio Rivero LC | Fuente: Catholic.net

La Biblia es el mapa que guía al viajero hacia la eternidad.

Así ponemos punto final a nuestro curso de Biblia. ¡Cuántas cosas más podríamos decir de la Sagrada Escritura!

El que escucha la Palabra de Dios y la pone en práctica, será tan firme como un edificio edificado sobre una roca. ¡Felices los que escuchen la Palabra de Dios y la pongan en práctica! (Mt 7, 25). No conocer la Sagrada Escritura es no conocer a Cristo.

Así nos dice Moisés: El rey tendrá consigo el Libro Sagrado y lo leerá todos los días de su vida, para que aprenda a temer al Señor su Dios, observando todos los preceptos de esta ley y poniendo en práctica sus prescripciones. De esta manera no se creerá superior a sus hermanos, ni se desviará de la ley, él y sus descendientes tendrán un largo reinado en medio de Israel (Deut. 17, 19-20).

A todos los que lean la Biblia les digo lo que el ángel dijo al profeta Ezequiel: Toma este Libro y digiérelo, devóralo. Al principio te parecerá amargo, pero después te parecerá sabrosísimo (Ez 3 3, 1; Ap 10, 10).

La Biblia es el mapa que guía al viajero hacia la eternidad. Es la brújula que no permite equivocar el camino. Es la cartilla que proporciona instrucciones para lograr el éxito. Es la espada y el bastón para defender al peregrino en su viaje por el desierto de la vida.

Juan Vanamaker, el príncipe de los comerciantes de Norteamérica, dice: “En mi vida he hecho muchísimas compras y algunas de ellas me han dejado grandes ganancias. Pero la inversión más provechosa y la compra más importante y de más agradables efectos que he realizado en mi vida fue la que hice a la edad de once años: un libro que compré por dos dólares (y demoré un año pagándolo por pequeñas cuotas). La lectura de ese libro fue la base de todos mis futuros progresos y el bien que he logrado en mi vida se lo debo a esas páginas que desde los once años vengo leyendo siempre día por día y cada vez con más provecho. Usted ya sabe cómo se llama ese libro maravilloso: es la Sagrada Biblia”.

Termino con esta cita de William T. Ellis: “Bajo la guía del Espíritu Santo he visitado un ejemplo maravilloso que se llama Biblia: entré por el pórtico del Génesis y anduve maravillado por las galerías de arte del Antiguo Testamento. Allí fue contemplando los retratos de Abraham, Jacob, Moisés, David y Salomón. Entré en el cuarto de música que se llama Los Salmos y el Espíritu de Dios me hizo oír himnos tan bellos como nunca jamás podré oír otros mejores. Llegué al “Observatorio” que se llama los Profetas y allí pude ver fotografías maravillosas de lo que va a suceder en el futuro. Luego me acerqué a la Sala de Audiencias, para conocer, oír y tratar al Rey de Reyes, al Pastor Supremo, al Hijo del Hombre y allí lo pude contemplar desde cuatro ángulos: uno se llama Mateo, otro Marcos, un tercero: Lucas, y el cuarto y más elevado se llama Juan. Me acerqué a la Sala de Correspondencia y allí me encontré con prodigiosas cartas que para mí escribieron san Pablo, san Pedro, san Juan, Santiago y Tadeo. Pasé a la Sala de Realizaciones llamada “Los Hechos de los Apóstoles” y encontré al Espíritu Santo formando la Santa Iglesia y extendiéndola por todo el mundo a base de prodigios, de milagros, de santidad y heroísmo. Subí a una torre llamada el Apocalipsis y desde allí pude ver a la Ciudad Celestial que nos espera, donde Cristo y todos sus amigos aguardan gozosos nuestra llegada para cantar las glorias de Dios por los siglos de los siglos”.

A todos deseo que la Palabra de Dios sea Alimento que nutra sus vidas, Luz que guíe siempre sus pasos hacia la vida eterna y mensaje de salvación que lleven generosamente a todos los hombres.