22a. sesión. Entorno histórico y cultural del Nuevo Testamento



I. OBJETIVO DOCTRINAL: Estudiaremos el entorno histórico y cultural del Nuevo Testamento.

II. OBJETIVO VIVENCIAL: Adentrarnos al Nuevo Testamento con la lupa de la fe, para encontrarnos con la Nueva Noticia del Padre: Este es mi Hijo muy amado: escuchadle.

III. TESIS: Los acontecimientos narrados en el Nuevo Testamento van desde el nacimiento de Jesús hasta el año 60-65. Los libros del Nuevo Testamento fueron escritos desde el año 51 (carta de san Pablo a los Tesalonicenses) hasta el año 90-100 (Apocalipsis y carta a los hebreos). Los escritos del Nuevo Testamento nacen dentro de los primeros grupos cristianos organizados en comunidades, surgidas en las poblaciones principales del imperio romano, sobre todo, en las provincias romanas desde Roma hacia Oriente: Italia, Macedonia, Acaya, Asia, Galacia, Cilicia y Siria; es decir, en una zona de cultura helenística cuya lengua era el griego común (96), lengua en la que están escritos todos los libros del Nuevo Testamento.


IV. EXPLICACIÓN DE LA TESIS:

1. Ambiente histórico en tiempo de Jesús


La vida de Jesús y de los Apóstoles se desarrolló en Palestina, que conocemos en sus grandes partes: Judea, al sur; Samaria, al centro; y Galilea, al norte.

Toda la región estaba en esos años bajo la dominación del Imperio de Roma. Ya vimos en el Antiguo Testamento cómo esta tierra había sido saqueada y conquistada (por los asirios, por los de Babilonia, por los persas, griegos, etc.). Los romanos gobernaron los territorios ocupados con bastante amplitud; dejaron libertad de religión, con tal de que fueran salvados los intereses de Roma y llegara el dinero de los impuestos. También dejaron que las autoridades locales, en nuestro caso el Sumo Sacerdote y el Sanedrín, ejercieran su mando y vivieran con sus leyes, eso sí, bajo la vigilancia de un encargado de Roma.

¿Qué gobernantes tenía Palestina en ese entonces?

a) La familia de los Herodes: Herodes el grande [b](97), y sus tres hijos(98)[/b] : Arquelao, Herodes Antipas y Filipo. El más vinculado con los hechos del Evangelio es Herodes Antipas.

b) El mal gobierno de los “Herodes” hizo que Roma cambiara su política de Palestina y Siria. El emperador romano, que residía en Roma, nombró un funcionario imperial con el título de Procurador, encargado de gobernar las provincia de Judea y Samaría. El más famoso procurador romano fue Poncio Pilato, que gobernó desde el año 26 al 36. En el norte, en la Galilea, gobernó Herodes Agripa, favorito de los emperadores romanos, hasta el año 44. Persiguió a la Iglesia cristiana (cf. Hech 12, 1-19) y ganándose la simpatía de los judíos, reemplazó a procuradores romanos.

En el año 66 los judíos, en lucha armada, proclamaron la independencia del Estado judío. Roma encargó al joven Vespasiano, futuro emperador, que sofocara el levantamiento en el año 67. La campaña militar duró tres años. Mientras tanto Vespasiano viajó a Roma, por la muerte de Nerón (año 69) y dejó a su hijo Tito el mando en Palestina. Tito, en ocasión de la Pascua del año 70, puso a Jerusalén en estado de asedio. Cinco meses resistieron los judíos atrincherados en la Ciudad Santa. El 10 de agosto del 70 fue el desenlace fatal: Jerusalén fue arrasada, el Templo totalmente destruido, como nos relata el Evangelio: “No quedará piedra sobre piedra” (Mc 13, 1-2). Los habitantes fueron deportados y vendidos como esclavos. El Sanedrín quedó suprimido, el Templo había dejado de existir y ya no se podía celebrar el culto nacional: fue la catástrofe del Judaísmo.

No obstante, los judíos no se dejaron abatir: todavía hubo una chispa de rebelión, que se mantuvo encendida dos años más, en la fortaleza de Massada, al sur del Mar Muerto. Además, el Judaísmo como religión persistía en toda la Diáspora. Allí vivían unidos entre sí, con su organización, conservando intactas sus leyes y sus costumbres religiosas. Desde ese tiempo hasta nuestros días, el pueblo judío ha sido siempre la nación sin patria, respetado por algunos, perseguido por otros. Sólo en el año 1948 los judíos lograron restablecer en Palestina el Estado de Israel.

¿Qué hacían mientras los cristianos? Ya en el año 70 el Cristianismo había roto la barrera de la raza y de la nación judaica, y se proyectaba al mundo grecorromano. Cristo había venido para todos, su salvación abarcaba a todos.


2. Ambiente cultural y religioso

Tres mundos existentes había en Palestina en tiempos de Jesús:

a) Cultura romana: era opuesta a la mentalidad hebraica. Además, el hecho de que los romanos eran los dominadores hacía que el pueblo judío rechazara de raíz todo lo que viniese de Roma. Entre Roma e Israel había un abismo cultural y religioso muy grande. Roma era el centro de una civilización materialista, sostenida por la disciplina del ejército y gobernada por administradores y bancos. Su dios verdadero era el “Estado”. Tenía, sí, una moral, pero no una religión concreta. No tenía “El templo de Dios”, sino un “Pantheón”, o sea, el templo de todos los dioses, y estaban abiertos a dar la bienvenida a otros dioses.

b) Cultura griega: la cultura griega conquistó el mundo entonces conocido, y su influjo llegó a Palestina. Las primeras comunidades cristianas, fundadas por san Pablo, eran griegas, con mentalidad helenística; esta mentalidad y cultura se refleja en todo el Nuevo Testamento. Esta cultura griega estaba fundada en una concepción ideal del hombre, de su naturaleza y de su libertad. Se caracterizaba por el gusto por las cosas del espíritu. Y encontraba su expresión en el arte, la literatura, la filosofía y la religión. El Nuevo Testamento nació en este ambiente, fue escrito en griego común y recibió en sus escritos muchos influjos de las costumbres y culturas que venían de Grecia.

c) Cultura judía: Todas las leyes se fundamentaban sobre la “Torah”. El judío era profundamente religioso. Su vida se desarrollaba al ritmo de las celebraciones semanales en la Sinagoga, del culto al templo, y de la oración personal y familiar (99). Además de las prácticas individuales, la religión judía tenía un centro: el Templo de Jerusalén. El templo era el orgullo de la nación judía y el objeto de su amor. Así todo judío, dondequiera que estuviese, se volvía hacia el templo durante su oración. Todo israelita, cumplidos los veinte años, debía pagar su impuesto al Templo. La peregrinación al Templo era la forma más profunda de expresar la propia fe. Acudía a él tres veces al año: en Pascua, Pentecostés y Fiesta de los Tabernáculos (100).

¿Cómo estaba dividida la sociedad judía?


El Sanhedrín,
una especie de Senado que gobernaba todos los asuntos internos; eran unos 70 y se dividían en tres grupos: sacerdotes, ancianos (saduceos) y los escribas (doctores de la Ley).


Los escribas eran los maestros y entendidos sobre la ley y el derecho, guías espirituales de las comunidades judías; orgullosos y omnipresentes, hábiles de discutir y dar sentencias.


Los fariseos, eran una secta religiosa, porque se consideraban separados del pueblo a quien decía ignorante y pecador; defensores de la estricta observancia de la ley y del cumplimiento minucioso de los preceptos; adversos a los romanos, enemigos de los saduceos; estimados por el pueblo por su celo piadoso, su conducta intachable y por su desprecio hacia la ocupación romana.


Los saduceos eran la clase rica y todopoderosa de los judíos; dueños del templo, jefes del Sanhedrín, complacían a los romanos, detestaban a los fariseos por su actitud de fanatismo religioso y político y por razones doctrinales: los saduceos no creían en la resurrección de los muertos; conservadores intransigentes de las tradiciones.


Los esenios, personas que en su afán de purificación, se retiraban en “comunidades monásticas” y hacían vida en común, en el cumplimiento fiel de los Escrituras; vivían normalmente en continencia, en continuas purificaciones cultuales y se dedicaban al estudio y trascripción de los Libros Sagrados; los restos de un “monasterio” de este tipo se descubrieron en Qumrám, cerca del Mar Muerto.


Los samaritanos, grupo religioso asentado en el centro del país, en Samaría y adoraban a Yavé en el templo de Garizim; los judíos los odiaban porque se mezclaron con los extranjeros y los llamaban pecadores.


Los celotes,
secta político-religiosa, nacida a raíz de la ocupación romana; eran patriotas nacionalistas, cuyo objetivo era sacudirse de la dominación extranjera; eran como un grupo de guerrilleros que trabajaban en la clandestinidad e intervenían a mano armada contra Roma; protagonizaron las revueltas judías que llevarían a la destrucción de Jerusalén (año 70).


3. Géneros literarios de los libros del Nuevo Testamento

Se agrupan en cuatro tipos o géneros literarios:

a) Evangelios: contienen el Mensaje de Jesús y algunos datos de su vida. El género “Evangelio” se caracteriza por ser, ante todo, una proclamación y exposición del Mensaje y de la Persona de Jesús. El objetivo de estos escritos es afianzar la fe de los seguidores de Jesucristo.

b) Hechos de los Apóstoles: pertenece este libro al género histórico, porque gran parte de su contenido narra la expansión del cristianismo en el siglo I y la formación de las primeras comunidades cristianas por la evangelización de algunos apóstoles, sobre todo, Pedro y Pablo.

c) Cartas: pertenecen al género epistolar. Cada una cuenta con sus partes características: saludo, introducción, cuerpo de doctrina y exhortación y despedida.

d) Apocalipsis: encaja en el género literario de los apocalipsis, muy abundantes en los siglos II a.C. al II d.C. Tiene sus precedentes en escritos del Antiguo Testamento, como Daniel, Isaías y Ezequiel.


4. Jesús de Nazaret, ¿realmente existió?


Jesús de Nazaret es el protagonista de todos los escritos del Nuevo Testamento. Los Evangelios aportan datos sobre su vida y exponen una síntesis de su Mensaje. Los otros escritos muestran algún aspecto del Mensaje o narran cómo sus seguidores crearon un nuevo estilo de vida: la de creyentes, hasta formar núcleos de personas, las comunidades cristianas.

Pero, ¿existió realmente Jesús o es un personaje de ficción?

Quiero transcribir los testimonios que aduje en mi libro sobre Jesucristo:


Escritores paganos:
a principios del siglo II se habla de los llamados “cristianos”, como aquellos que profesan la fe en Cristo, considerado como Dios. Así la carta que el historiador Plinio el Joven, procónsul de Bitinia, escribe en el año 112 al emperador Trajano que “los cristianos se reúnen un día determinado antes de romper el alba y entonan un himno a Cristo como a un dios”(101) . Está también Tácito que en sus Anales, hacia el año 115, habla del gran incendio de Roma, atribuido a Nerón en el 64, que culpaba a los cristianos de todo. Aquí está el texto: “Para hacer cesar esta voz, presentó como reos y atormentó con penas refinadas a aquellos que, despreciados por sus abominaciones, eran conocidos por el vulgo con el nombre de cristianos. Este nombre les venía de Cristo, el cual, bajo el reino de Tiberio, fue condenado a muerte por el procurador Poncio Pilato. Esta condena suprimió, en sus principios, la perniciosa superstición, pero luego surgió de nuevo no sólo en Judea, donde el mal había tenido su origen, sino también en Roma, a donde confluye todo lo abominable y deshonroso y donde encuentra secuaces” (15, 44)(102) Suetonio, historiador del año 120, refiere que el emperador Claudio “expulsó de Roma a los judíos por promover incesantes alborotos a instigación de un tal Cresto” (103).


Escritores judíos: Flavio Josefo, historiador judío, en sus Antigüedades judías, escritas hacia el año 93-94, refiere que el “sumo sacerdote Anano acusó de transgredir la ley al hermano de Jesús (que es llamado Cristo), por nombre Santiago, y también a algunos otros, haciéndoles lapidar” (Antiquitates XX, 9, 1). Más explícito es otro pasaje: “Por aquel mismo tiempo apareció Jesús, hombre sabio, si es lícito llamarle hombre; pues hizo cosas maravillosas, fue el maestro de los hombres que anhelan la verdad, atrayendo hacia sí a muchos judíos y a muchos gentiles. Él era el Cristo. Y, como Pilato le hiciera crucificar por acusaciones de las primeras figuras de nuestro pueblo, no por eso dejaron de amarle los que le habían amado antes: pues Él se les apareció resucitado al tercer día después que los divinos profetas habían predicho de él estas cosas y otros muchos prodigios sobre su persona. Hasta hoy dura la estirpe de los cristianos, que tomaron de Él su nombre” (Antiquitates XVIII, 3, 3).


Testimonios cristianos:
Vienen recogidos en el Nuevo Testamento, conjunto de 27 escritos: cuatro evangelios, los Hechos de los apóstoles, catorce cartas de san Pablo, las siete cartas llamadas católicas (de Santiago, 1 y 2 de Pedro; 1, 2 y 3 de san Juan, y Judas Tadeo) y, finalmente el Apocalipsis. Hay que decir que el Nuevo Testamento no es un libro de historia. Es un conjunto de libros que contiene el anuncio del mensaje de la fe. Hay en él muchos datos históricos, más que en el resto de los libros no cristianos, pero lo más importante es la fe y la conversión. Por lo mismo, no podemos mirar estos libros con ojos de historiador, sino con corazón de creyente.

También hay otros libros cristianos que hablan de Jesucristo, pero no han sido recibidos por la Iglesia como auténticos y revelados. En ellos cuenta más que la fe y la historia la exageración maravillosa, la admiración humana milagrera, las reflexiones particulares. A estos libros se les llama apócrifos.

Serán, pues, los evangelios la fuente más importante sobre la historicidad de Jesucristo. Fueron escritos a la luz de la Pascua. Los redactores se sirvieron de documentos escritos anteriores, en una primera recopilación, e investigaciones personales, al tiempo que daban a sus escritos una propia intencionalidad teológica. Uno de estos documentos anteriores es la llamada Quelle (fuente en alemán) que recogía discursos y logia (frases cortas memorizables) de Cristo, existente ya en los años cuarenta, que fue utilizada por Lucas y Mateo. Otra fuente escrita es la conocida con el nombre de “triple tradición”, que recoge los hechos de la vida de Cristo, de la que dispusieron los tres sinópticos (Mateo, Marcos, Lucas). Disponemos de criterios válidos que nos permiten escuchar, si no las “mismas palabras de Jesús” (obsesión del siglo pasado), al menos el mensaje auténtico de Jesús y alcanzar unos hechos “sucedidos de verdad” que pertenecen a Jesús de Nazaret.


5. ¿El Cristo histórico es el mismo que el Cristo de la fe?

Hay racionalistas, entre ellos Reimarus, que niegan que el Cristo histórico(104) , el que nació en Belén, vivió en nuestra tierra y murió en el Calvario, sea el mismo que el Cristo de la fe, es decir, ese Cristo creído y predicado por los Apóstoles. Dicen que los apóstoles hicieron un mito falso de Jesús. Dicen que el Jesús histórico fue un mesías político fracasado, que se limitó a proclamar el reino de Dios, un reino político. Muerto Jesús, dicen, los apóstoles inventaron la resurrección de Jesús y con ella una nueva religión, con el fin de obtener un fuerte poder religioso. Con esta pretensión recompusieron los hechos y las palabras de Jesús, acomodándolos a esta finalidad. Y así nació el Cristo de la fe.

Para la Iglesia el Jesús de la historia es el mismo que el Cristo de la fe. El Jesús de la historia recalca más la humanidad de Jesús; y el Cristo de la fe hace hincapié en la divinidad. Ambas realidades, la humanidad y la divinidad, no pueden separarse de Jesús. Es más, un conocimiento pleno de Jesucristo no puede obtenerse a menos de tenerse en cuenta la fe viva de la comunidad cristiana que sostiene esta visión de los hechos. No olvidemos que la religión cristiana se fundamenta completamente en la fe en Cristo, muerto y resucitado, según el testimonio de los doce.



V. CONCLUSIÓN: Todo lo visto en este capítulo nos ayudará a entender mejor el mensaje de Jesús. Él vivió, se educó y predicó dentro de esta cultura.


VI. ORACIÓN: Señor, ahora que comenzamos el estudio y la meditación del Nuevo Testamento, te pedimos una fe ardiente para creer cuanto tus testigos dijeron acerca de Ti. Al mismo tiempo, danos la gracia de amar tu mensaje, vivirlo y transmitirlo a nuestro alrededor. Amén.

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(96)Es decir, el griego de la calle; no el griego clásico, hablado por los poetas y escritores clásicos, por ejemplo, Sócrates, Platón, Aristóteles, Homero, etc...que ya era un griego más elevado y culto.

(97)Herodes el Grande fue detestado por los judíos a causa de su origen extranjero, su servilismo respecto a Roma y por su afán de helenizar a Palestina, con bastante despotismo. Cuando murió, el año 4 a.C. todos respiraron.

(98)Arquelao gobernó la región de Judea y Samaría con crueldad y despotismo, y los judíos lograron destituirlo en el año 6 d.C. Filipo gobernó hasta el año 34 d.C. las regiones del norte más allá del Jordán. Herodes Antipas gobernó Galilea hasta el año 39 d.C.

(99)El judío oraba varias veces al día el “Shemá” (“¡Escucha!”) que era a la vez una profesión de fe y una oración. Los salmos eran oraciones habituales en la familia y reuniones. Muchos judíos practicaban el ayuno voluntariamente y algunos, como los fariseos, ayunaban dos veces por semana. Una forma de piedad para con Dios eran las obras de misericordia, la hospitalidad, cuidado de los huérfanos, asistencia a los pobres...En este ambiente profundamente religioso se movió Jesús en su infancia, bajo la guía de dos piadosos israelitas: José y María.

(100)El servicio litúrgico del templo era desempeñado por los sacerdotes que se escogía de entre los descendientes de Aarón y constituían una verdadera casta sagrada. De entre ellos, elegido de entre sus familias más ricas y aristocráticas, era el Sumo Sacerdote, primer ministro del culto nacional, presidente del Sanedrín o Gran Consejo, autoridad suma de los asuntos religiosos y civiles de Israel. Los Levitas eran ministros subalternos; encargados de los quehaceres materiales del Templo. Se llamaban Levitas por ser de la tribu de Leví. El culto del templo, además de la oración pública o personal, consistía especialmente en el sacrificio, o sea, la inmolación de una víctima (animal), que era parcialmente consumida por el fuego, junto a harina, aceite y vino. Cuando la víctima era consumida totalmente por el fuego, se llamaba holocausto. Este sacrificio era un homenaje a Dios, un medio de expiación de las culpas personales o de la colectividad.

(101)“Stato die ante lucem convenire carmenque Christo quasi deo dicere” (Epistula X, 96).

(102)Auctor nominis eius Christus Tiberio imperante per procuratorem Pontium Pilatum supplicio adfectus erat” (Annales XV, 44).

(103)"Judaeos impulsore Chresto assidue tumultuantes Roma expulit” (Vita Claudii 25, 4).

(104)Hasta finales del siglo XVIII, jamás se había pensado en el Jesús histórico como en un problema, dada la fiabilidad de los Evangelios. Se da este año de 1778 como fecha del nacimiento del llamado “problema del Jesús histórico”, porque es el año en que Lessing publica el manuscrito inédito de Reimarus –muerto en 1768-, titulado “La intención de Jesús y sus discípulos”. Reimarus, con fuerte resentimiento contra la religión cristiana, sostiene que Jesús fue un mesías fracasado y que los evangelios son un fraude elaborado por sus discípulos.



TEMA DE PARTICIPACION

1. ¿Por qué la Iglesia Católica considra, el Cristo histórico y el Cristo de la fe, como un mismo?
2. ¿Consideras que la fe en Cristo es lo más importante?