DIA 332 --Ezequiel 29--30 Eclesiástico 33,1-15 3 Juan




Ezequiel 29
 
 1 El décimo año, el día doce del décimo mes, la palabra del Señor me llegó en estos términos: 2 Hijo de hombre, vuelve tu rostro contra el Faraón, rey de Egipto, y profetiza contra él y contra todo Egipto. 3 Habla y di: Así habla el Señor: Aquí estoy contra ti, Faraón, rey de Egipto, enorme dragón recostado en el cauce de sus Nilos, que dices: «El Nilo me pertenece, yo mismo me lo hice». 4 Yo te pondré garfios en las mandíbulas, pegaré a tus escamas los peces de tus Nilos y te sacaré fuera de sus corrientes, con todos los peces de tus Nilos pegados a tus escamas. 5 Te arrojaré en el desierto, a ti y a todos los peces de tus Nilos; quedarás tendido en pleno campo y no serás recogido ni enterrado. Te daré como pasto a las bestias de la tierra y a los pájaros del cielo. 6 Entonces todos los habitantes de Egipto sabrán que yo soy el Señor. Porque tú has sido un apoyo de caña para la casa de Israel: 7 apenas te agarraban, te partías y les desgarrabas toda la mano; cuando se apoyaban en ti, te quebrabas y hacías vacilar todos sus miembros. 8 Por eso, así habla el Señor: Yo traigo contra ti una espada, y extirparé de ti a hombres y animales. 9 La tierra de Egipto será una desolación y una ruina, y ellos sabrán que yo soy el Señor. Por haber dicho: «El Nilo me pertenece, yo mismo me lo hice», 10 por eso, aquí estoy contra ti y contra tus Nilos. Dejaré a la tierra de Egipto desolado y en ruinas, desde Migdol hasta Siene, y hasta la frontera de Cus. 11 Ningún pie humano transitará por ella, ningún pie de animal la cruzará, y estará deshabitada durante cuarenta años. 12 Yo haré de la tierra de Egipto la más desolada entre las tierras desoladas, y sus ciudades serán una desolación entre las ciudades en ruinas, durante cuarenta años. Dispersaré a los egipcios entre las naciones y los diseminaré por los países. 13 Porque así habla el Señor: Al cabo de cuarenta años, reuniré a los egipcios de entre los pueblos en los que habían sido dispersados. 14 Cambiaré la suerte de Egipto y los haré volver a al tierra de Patrós, su país de origen. Allí serán un reino humilde, 15 el más humilde de los reinos, y Egipto ya no se levantará por encima de las naciones. Yo mismo lo haré pequeño, para que no pueda dominar a las naciones. 16 Ya no ofrecerá una falsa seguridad a la casa de Israel, ni hará que se le recuerde un delito, por haber ido detrás de él. Así se sabrá que yo soy el Señor. 17 El año vigesimoséptimo, el día primero del primer mes, la palabra del Señor me llegó en estos términos: 18 Hijo de hombre, Nabucodonosor, rey de Babilonia, ha exigido de su ejército un gran esfuerzo contra Tiro. Todas las cabezas han quedado rapadas y todas las espaldas llagadas, pero él no ha logrado de Tiro, ni para sí ni para su ejército, ninguna recompensa por el esfuerzo realizado. 19 Por eso, así habla el Señor: Voy a entregar la tierra de Egipto al rey de Babilonia. El se llevará sus riquezas, saqueará sus despojos y se apoderará del botín, que servirá de recompensa para su ejército. 20 En retribución por el esfuerzo realizado contra Tiro, yo le entrego la tierra de Egipto, porque ellos trabajaron para mí –oráculo del Señor–. 21 Aquel día, yo acrecentaré la fuerza de la casa de Israel, y haré que tú puedas hablar libremente en medio de ellos. Así sabrán que yo soy el Señor. 


     Ezequiel 30 
 1 La palabra del Señor me llegó en estos términos: 2 Profetiza, hijo de hombre, y di: Así habla el Señor: Giman, diciendo: «¡Ay! ¡Qué día!». 3 Porque se acerca un día, se acerca el día del Señor. Será un día cargado de nubarrones, el tiempo de las naciones. 4 La espada penetrará en Egipto, Cus se retorcerá de espanto, cuando caigan las víctimas en Egipto, cuando sean arrebatadas sus riquezas y derruidos sus cimientos. 5 Cus, Put y Lud, toda esa mezcla de pueblos, y los libios, y los hijos del país de la Alianza, caerán con ellos bajo la espada. 6 Así habla el Señor: Caerán los que sostienen a Egipto. se derrumbará su arrogante poderío: desde Migdol hasta Siene, todos caerán bajo la espada –oráculo del Señor–. 7 Serán los más desolados entre los países desolados y sus ciudades estarán entre las ciudades en ruinas. Y sabrán que yo soy el Señor, 8 cuando prenda fuego a Egipto y sean destrozados todos los que lo apoyan. 9 Aquel día, mensajeros enviados por mí partirán en barco, para dar la alarma en Cus, que vive confiada. Ellos se estremecerán de espanto en el día de Egipto, que ya está por llegar. 10 Así habla el Señor: Yo haré cesar el tumulto de Egipto por la mano de Nabucodonosor, rey de Babilonia, 11 El y su pueblo, la más feroz de las naciones, serán llevados para arrasar el país. 12 Convertiré en tierra seca los canales del Nilo y venderé el país a gente malvada. Devastaré el país y todo lo que hay en él por manos de extranjeros. Yo, el Señor, he hablado. 13 Así habla el Señor: Haré desaparecer los ídolos y acabaré con los falsos dioses de Nof. No habrá más un príncipe en Egipto y haré cundir el terror en ese país. 14 Devastaré a Patrós, incendiaré a Soán e infligiré justos castigos a No. 15 Derramaré mi furor en Sin –la plaza fuerte de Egipto– y extirparé el tumulto de No. 16 Prenderé fuego a Egipto, Sin se retorcerá de dolor, se abrirán brechas en No y los adversarios de No la ocuparán en pleno día. 17 Los jóvenes de On y de Pi Béset caerán bajo la espada y esas mismas ciudades irán al cautiverio. 18 En Tafnis el día de oscurecerá, cuando yo quiebre allí el cetro de Egipto y se acabe su arrogante poderío. A ella la cubrirá un nubarrón y sus hijas irán al cautiverio. 19 Infligiré justos castigos a Egipto, y se sabrá que yo soy el Señor. 20 En el año undécimo, el día siete del primer mes, la palabra del Señor me llegó en estos términos: 21 Hijo de hombre, yo quiebro el brazo del Faraón, rey de Egipto; y nadie lo cura dándole medicamentos y aplicándole un vendaje, para que se fortalezca y pueda empuñar la espada. 22 Por eso, así habla el Señor: Aquí estoy contra el Faraón, rey de Egipto: yo quebraré sus dos brazos –el sano y el roto– y haré caer la espada de su mano. 23 Dispersaré a los egipcios entre las naciones y los diseminaré entre los países. 24 Pero fortaleceré los brazos del rey de Babilonia y pondré mi espada en su mano; y quebraré los brazos del Faraón, que lanzará gemidos delante de él como un herido de muerte. 25 Fortaleceré los brazos del rey de babilonia, mientras que al Faraón se le caerán los brazos. Y cuando ponga mi espada en la mano del rey de Babilonia y él la extienda contra el país de Egipto, se sabrá que yo soy el Señor. 26 Dispersaré a los egipcios entre las naciones y los diseminaré por los países. Entonces se sabrá que yo soy el Señor.




  Eclesiástico 33,1-15
1 El que teme al Señor no sufrirá ningún mal y en la prueba será librado una y otra vez. 2 Un hombre sabio nunca detesta la Ley, pero el que finge observarla es como un barco en la tempestad. 3 Un hombre inteligente confía en la Ley y la tiene tanta fe como a un oráculo divino. 4 Prepara lo que vas a decir, y así serás escuchado, resume lo que sabes, y luego responde. 5 Los sentimientos del necio son una rueda de carro y su conversación, como un eje que da vueltas. 6 Un amigo burlón es como un caballo en celo: relincha bajo cualquier jinete. 7 ¿Por qué un día es más importantes que otro, si a todos los días del año la luz les viene del sol? 8 Es la ciencia del Señor la que los hizo diferentes, y él diversificó los tiempos y las fiestas: 9 a unos días los exaltó y consagró, y a otros los computó entre los días ordinarios. 10 Todos los hombres provienen del suelo, y Adán fue creado de la tierra; 11 pero, en su gran sabiduría, el Señor los distinguió y los hizo marchar por caminos diversos: 12 a unos los bendijo y exaltó, los consagró y los acercó a él; a otros los maldijo y humilló, y los derribó de sus puestos. 13 Como está la arcilla en las manos del alfarero, que dispone de ella según su voluntad, así están los hombres en las manos de su Creador, y él les retribuirá según su decisión. 14 Frente al mal, está el bien y frente a la muerte, la vida: así, frente al hombre bueno, está el pecador. 15 Considera asimismo todas las obras del Altísimo: están de dos en dos, una frente a otra. 




  3 Juan 
 1 Yo, el Presbítero, saludo a mi querido hermano Gayo, a quien amo de verdad. 2 Querido hermano, ruego a Dios que te encuentre perfectamente bien y que goces de buena saluda en tu cuerpo, como la tienes en tu alma. 3 Me alegré mucho cuando llegaron algunos hermanos y dieron testimonio de tu adhesión a la verdad, porque efectivamente tú vives de acuerdo con ella, 4 y mi mayor alegría es saber que mis hijos viven en la verdad. 5 Querido hermano, tú obras fielmente, al ponerte al servicio de tus hermanos, incluso de los que están de paso, 6 y ellos dieron testimonio de tu amor delante de la Iglesia. Harás bien en ayudarlos para que puedan proseguir su viaje de una manera digna de Dios. 7 porque ellos se pusieron en camino para servir a Cristo, sin aceptar nada de los paganos, 8 Por eso debemos acogerlos, a fin de colaborar con ellos en favor de la verdad. 9 Yo escribí una carta a la Iglesia, pero Diótrefes, que aspira a ocupar el primer puesto en ella, no reconoce nuestra autoridad. 10 Por eso, cuando vaya, le echaré en cara el mal que hace hablando en contra de nosotros. Y no contento con esto, no quiere recibir a los hermanos, y a los que quisiera recibirlos, les prohibe que lo hagan y los expulsa de la Iglesia. 11 Querido hermano, no imites lo malo, sino lo bueno. El que hace el bien pertenece a Dios, pero el que hace al mal no ha visto a Dios. 12 En cambio, todos dan testimonio en favor de Demetrio, y la verdad confirma este testimonio. Nosotros también lo hacemos, y tú sabes que nuestro testimonio es verdadero. 13 Tendría muchas cosas que decirte, pero no quiero hacerlo por carta. 14 Espero verte pronto para hablarte personalmente. 15 La paz esté contigo. Los amigos te saludan. Saluda a los nuestros, a cada uno en particular.