DIA 163--1 Reyes 21--22 Proverbios 3,19-34 1 Corintios 11


1 Reyes 21
La viña de Nabot
1 Nabot de Jezrael tenía una viña al lado de la casa de Ajab, rey de Samaría. 2 Ajab dijo a Nabot: «Ya que tu viña está al lado de mi casa, dámela para que haga allí un huerto. En lugar de ella te daré otra viña mejor o, si prefieres, te pagaré el debido precio».
3 Nabot respondió a Ajab: «¡Líbreme Yavé de abandonar la herencia de mis padres!» 4 Ajab volvió a su casa descorazonado y muy enojado por esa respuesta de Nabot de Jezrael: «No cederé la herencia de mis padres». Se acostó en su cama, volvió la cara para la pared y no quería comer.
5 Jezabel, su mujer, fue a verlo y le dijo: «¿Por qué estás así? ¿Por qué no comes?» 6 Le respondió: «Acabo de decir a Nabot de Jezrael: Dame tu viña, te la pagaré o, si prefieres, te daré otra por ella. Pero me respondió: no te daré mi viña».
7 Entonces su mujer Jezabel le dijo: «¡Y tú eres el rey de Israel! ¡Vamos! Levántate, come y no estés triste. Yo te voy a dar la viña de Nabot de Jezrael».
8 Escribió en nombre del rey una carta y la selló con el timbre del rey, luego se la envió a los ancianos y a los jefes de la ciudad, vecinos de Nabot. 9 La carta decía: «Ordenen un ayuno y citen a Nabot a comparecer ante el pueblo. 10 Consíganse a dos malvados para que le lancen esta acusación: ¡Tú maldeciste a Dios y al rey! Entonces lo sacarán fuera y lo matarán a pedradas».
11 La gente de la ciudad, los ancianos y los jefes que vivían con Nabot, hicieron lo que Jezabel les ordenaba en la carta que les había enviado. 12 Proclamaron un ayuno e hicieron comparecer a Nabot ante el pueblo. 13 Entonces se presentaron dos malvados, se pusieron frente a Nabot para testimoniar contra él, y ante todo el pueblo dijeron: «¡Nabot maldijo a Dios y al rey!» Lo sacaron fuera de la ciudad y lo apedrearon. Y Nabot murió.
14 Le comunicaron a Jezabel: «Nabot fue apedreado y murió». 15 Apenas supo Jezabel la muerte de Nabot, dijo a Ajab: «Levántate y toma posesión de la viña de Nabot de Jezrael, que no quería vendértela a ningún precio; Nabot ya no existe, porque murió». 16 Cuando Ajab oyó que Nabot había muerto, se levantó, bajó a Jezrael y tomó posesión de la viña de Nabot.
17 Pero una palabra de Yavé fue dirigida a Elías de Tisbé: 18 «Levántate, baja al encuentro de Ajab, rey de Is rael. En este momento está en Samaría, pues fue a la viña de Nabot para tomar posesión de ella. 19 Le dirás esta palabra de Yavé: «¡Así que matas y luego te apoderas de la herencia! Escucha pues esto: allí donde los perros han lamido la sangre de Nabot, lamerán también tu propia sangre».
20 Ajab dijo a Elías: «¡Me pillaste, enemigo mío!» Elías le respondió: «Sí, te pillé, porque te vendiste para hacer lo que es malo a los ojos de Yavé: 21 Yo acarrearé sobre ti la desgracia. Barreré todo tras de ti, haré que desaparezcan todos los varones de la casa de Ajab, ya sean esclavos o ya sean hombres libres en Israel. 22 Ya que provocaste mi cólera e hiciste pecar a Is rael, trataré a tu casa como a la casa de Jeroboam, hijo de Nabat, y como a la casa de Basá, hijo de Ajía».
23 También hubo una palabra de Yavé respecto a Jezabel: «Los perros se comerán a Jezabel al pie del muro de Jezrael. 24 Aquel de la casa de Ajab que muera en la ciudad será devorado por los perros, y el que muera en el campo será comido por los pájaros del cielo».
25 No hubo nadie como Ajab para venderse y para hacer lo que es malo a los ojos de Yavé; era arrastrado a eso por su mujer Jezabel. 26 Se comportó de manera espantosa, sirvió a los ídolos como lo hacían los amorreos, a los que Yavé había echado ante los israelitas.
27 Al oír las palabras de Elías, Ajab rasgó su ropa, se vistió de saco y ayunó; dormía con el saco puesto y andaba cabizbajo. 28 Entonces se le dirigió a Elías de Tisbé una palabra de Yavé: «¿Te has fijado como Ajab ha hecho penitencia en mi presencia? 29 Ya que ha hecho penitencia ante mí, no le haré sobrevenir la desgracia durante su vida, sino que acarrearé la desgracia a su casa, durante la vida de su hijo».



1 Reyes 22
1 La paz entre Aram e Israel duró tres años. 2 Al tercer año, habiendo bajado Josafat, rey de Judá, donde el rey de Israel, 3 éste dijo a sus servidores: «¿Ya se han olvidado que Ramot de Ga laad es nuestro? Nada hemos hecho para quitárselo al rey de Aram».
4 Dijo entonces a Josafat: «¿Vendrías tú conmigo para recuperar Ramot de Galaad?» Josafat respondió al rey de Israel: «Yo, mi pueblo y mis caballos haremos una sola cosa contigo, tu pueblo y tus caballos».
:B:5 Sin embargo, Josafat dijo al rey de Israel: «Me gustaría consultar la palabra de Yavé». 6 El rey de Israel reunió a los profetas, eran cerca de cuatrocientos, y les dijo: «¿Debo atacar a Ramot de Ga laad o debo renunciar a ello?» Le respondieron: «Dirígete allá, que el Señor la pondrá en manos del rey».
7 Josafat dijo entonces: «¿No hay aquí algún profeta de Yavé, por medio del cual podamos consultarlo?» 8 El rey de Israel respondió a Josafat: «Sí, todavía queda un hombre por cuyo intermedio se podría consultar a Yavé, pero lo detesto, porque nunca me profetiza algo bueno sino sólo cosas malas; es Miqueas, hijo de Jimla». Josafat le dijo: «¡No diga eso el rey!» 9 El rey de Israel llamó a un servidor y le dijo: «Anda en seguida a buscar a Miqueas, hijo de Jimla».
10 El rey de Israel y Josafat, rey de Judá, estaban sentados cada uno en su trono, en traje de ceremonia, en la era que está a la entrada de la puerta de Samaría, y todos los profetas seguían profetizando delante de ellos.
11 Sedecías, hijo de Quenaana, se había hecho unos cuernos de fierro y decía: «Esto dice Yavé: Te los doy para que acabes hasta con el último de los arameos». 12 Y todos los profetas no hacían más que decir: «Lleva a cabo la expedición contra Ramot de Galaad, tú serás el vencedor, Yavé lo entregará en manos del rey!»
13 El mensajero que había ido a buscar a Miqueas le dijo: «Todos los profetas animan al rey como si fueran un solo hombre. Trata de hablar como ellos; anuncia buenos resultados». 14 Pero Miqueas respondió: «Tan cierto como que Yavé vive que sólo diré lo que él me diga».
15 Llegó pues delante del rey y éste le preguntó: «¿Miqueas, debemos aliarnos para atacar a Ramot de Galaad o tenemos que renunciar a ello?» Miqueas respondió: «¡Haz no más la expedición y serás el vencedor; Yavé lo pondrá en las manos del rey!» 16 Pero el rey le dijo: «¿Hasta cuándo tengo que exigirte en nombre de Yavé que me digas la verdad?»
17 Entonces Miqueas le respondió: «Vi a todo Israel disperso por los cerros como ovejas que no tienen pastor, y Yavé decía: «Ya no tienen patrón, que cada uno se vuelva a su casa». 18 El rey de Israel se volvió a Josafat: «Ya te lo decía: éste nunca profetiza algo bueno sino sólo cosas malas».
19 Miqueas agregó: «Escucha esta palabra de Yavé: Vi a Yavé sentado en su trono con todo el ejército de los cielos a su derecha y a su izquierda. 20 Y Yavé decía: «¿Quién engañará al rey de Israel para que salga en campaña y se deje matar en Ramot de Galaad? Uno respondía de una manera, y otro, de otra.
21 Entonces el Espíritu se acercó y se puso delante de Yavé: Yo, dijo, lo engañaré. Yavé le preguntó: ¿Cómo lo harás? 22 Respondió: Iré y me haré espíritu de mentira en la boca de todos sus profetas. Entonces le dijo Yavé: Tú lograrás engañarlo: anda y haz como lo has dicho. 23 Has de saber pues que Yavé puso un espíritu de mentira en la boca de todos los profetas que están aquí, porque Yavé ha decidido tu muerte».
24 En ese momento Sedecías, hijo de Quenaana, se acercó y dio una bofetada a Miqueas, diciéndole: «¿Por dónde salió de mí el espíritu de Yavé para hablarte a ti?» 25 Miqueas le respondió: «Lo sabrás el día en que vayas huyendo de habitación en habitación para esconderte». 26 Entonces tomó la palabra el rey: «Detengan a ese hombre y entréguenselo a Amón, gobernador de la ciudad, y a Joás, hijo del rey. 27 Díganles: Esta es la orden del rey: Encarcelen a este hombre, no le den más que una pequeña porción de pan y de agua hasta que yo regrese victorioso». 28 Miqueas le replicó: «Si tú vuelves victorioso, eso será señal de que Yavé no habló por medio de mí».
La muerte del rey de Israel
29 El rey de Israel y el rey de Judá, Josafat, se dirigieron pues contra Ramot de Galaad. 30 El rey de Israel dijo a Josafat: «Me voy a disfrazar para entrar en combate, pero tú lleva tu mismo traje». Y el rey de Israel se disfrazó para ir a combatir. 31 El rey de Aram había dado esta orden a sus treinta y dos jefes de carros: «No ataquen a ningún chico ni grande, sino sólo al rey de Israel».
32 Cuando los jefes de carros vieron a Josafat, dijeron: «¡Ese es el rey de Israel!» Y se lanzaron contra él para atacarlo. Pero Josafat lanzó su grito de guerra; 33 cuando los jefes de carros vieron que no era el rey de Israel, se apartaron de él.
34 En ese preciso instante, un soldado disparó con su arco sin saber a quién e hirió al rey de Israel entre las correas y la coraza. El rey dijo al conductor de su carro: «Da media vuelta y sácame de la pelea, porque estoy herido». 35 Pero como el combate era tan intenso, hubo que mantener al rey de pie en su carro frente a los amorreos, y a la tarde murió. La sangre de su herida se había derramado dentro del carro. 36 Al ponerse el sol, corrió la voz por el campamento: «¡Cada cual a su ciudad, cada cual vuelva a su tierra. El rey ha muerto!»
37 Lo llevaron a Samaría, donde lo enterraron. 38 Lavaron el carro en la laguna de Samaría, los perros lamieron la sangre y las prostitutas se bañaron allí, tal como lo había anunciado Yavé.
:B:39 El resto de los hechos de Ajab, todo lo que hizo, el palacio de marfil que edificó, las ciudades que fundó, está escrito en el libro de las Crónicas de los reyes de Israel. 40 Ajab se acostó con sus padres y en su lugar reinó su hijo Ocozías.
41 Josafat, hijo de Azá, pasó a ser rey de Judá el año cuarto de Ajab de Israel. 42 Josafat tenía treinta y cinco años cuando comenzó a ser rey y reinó veinticinco años en Jerusalén; su madre Azuba era hija de Silji. 43 Siguió paso a paso las huellas de su padre Azá, sin apartarse de ellas; hizo lo que es justo a los ojos de Yavé. 44 Pero no desaparecieron los Altos Lugares; el pueblo seguía ofreciendo sacrificios e incienso en los Altos Lugares. 45 Josafat hizo la paz con el rey de Israel.
46 El resto de los hechos de Josafat, sus hazañas, las guerras que llevó a cabo, todo eso está escrito en el libro de las Crónicas de los reyes de Judá.
47 Eliminó también a los homosexuales sagrados que habían seguido en tiempos de su padre Azá. 48 Por ese entonces no había rey en Edom, sino solamente un gobernador real. 49 Josafat construyó diez barcos de Tarsis para ir a buscar oro a Ofir, pero no pudieron ir porque los barcos fueron destrozados en Eción-Gueber. 50 En esa oportunidad Ocozías, hijo de Ajab, dijo a Josafat: «Permite que mis servidores se embarquen con los tuyos en tus barcos». Pero Josafat no quiso. 51 Cuando Josafat se acostó con sus padres, lo enterraron junto a éstos en la ciudad de David, su antepasado. En su lugar reinó Joram, su hijo.
52 Ocozías, hijo de Ajab, llegó a ser rey de Israel en Samaría el año décimo séptimo del reinado de Josafat de Judá; reinó dos años en Israel. 53 Hizo lo que es malo a los ojos de Yavé y siguió las huellas de su padre y de su madre; imitó la conducta de Jeroboam, hijo de Nabat, que había hecho pecar a Israel. 54 Provocó la cólera de Yavé, Dios de Israel, tal como lo había hecho su padre, porque servía a Baal y se postraba ante él.




Proverbios 3,19-34
19 Miqueas agregó: «Escucha esta palabra de Yavé: Vi a Yavé sentado en su trono con todo el ejército de los cielos a su derecha y a su izquierda. 20 Y Yavé decía: «¿Quién engañará al rey de Israel para que salga en campaña y se deje matar en Ramot de Galaad? Uno respondía de una manera, y otro, de otra.
21 Entonces el Espíritu se acercó y se puso delante de Yavé: Yo, dijo, lo engañaré. Yavé le preguntó: ¿Cómo lo harás? 22 Respondió: Iré y me haré espíritu de mentira en la boca de todos sus profetas. Entonces le dijo Yavé: Tú lograrás engañarlo: anda y haz como lo has dicho. 23 Has de saber pues que Yavé puso un espíritu de mentira en la boca de todos los profetas que están aquí, porque Yavé ha decidido tu muerte».
24 En ese momento Sedecías, hijo de Quenaana, se acercó y dio una bofetada a Miqueas, diciéndole: «¿Por dónde salió de mí el espíritu de Yavé para hablarte a ti?» 25 Miqueas le respondió: «Lo sabrás el día en que vayas huyendo de habitación en habitación para esconderte». 26 Entonces tomó la palabra el rey: «Detengan a ese hombre y entréguenselo a Amón, gobernador de la ciudad, y a Joás, hijo del rey. 27 Díganles: Esta es la orden del rey: Encarcelen a este hombre, no le den más que una pequeña porción de pan y de agua hasta que yo regrese victorioso». 28 Miqueas le replicó: «Si tú vuelves victorioso, eso será señal de que Yavé no habló por medio de mí».
La muerte del rey de Israel
29 El rey de Israel y el rey de Judá, Josafat, se dirigieron pues contra Ramot de Galaad. 30 El rey de Israel dijo a Josafat: «Me voy a disfrazar para entrar en combate, pero tú lleva tu mismo traje». Y el rey de Israel se disfrazó para ir a combatir. 31 El rey de Aram había dado esta orden a sus treinta y dos jefes de carros: «No ataquen a ningún chico ni grande, sino sólo al rey de Israel».
32 Cuando los jefes de carros vieron a Josafat, dijeron: «¡Ese es el rey de Israel!» Y se lanzaron contra él para atacarlo. Pero Josafat lanzó su grito de guerra; 33 cuando los jefes de carros vieron que no era el rey de Israel, se apartaron de él.
34 En ese preciso instante, un soldado disparó con su arco sin saber a quién e hirió al rey de Israel entre las correas y la coraza. El rey dijo al conductor de su carro: «Da media vuelta y sácame de la pelea, porque estoy herido».


1 Corintios 11
El velo de las mujeres
2 Les alabo porque me son fieles en todo y conservan las tradiciones tal como yo se las he transmitido. 3 Pero quiero recordarles que la cabeza de todo varón es Cristo, y la cabeza de la mujer es el varón, y la cabeza de Cristo es Dios. 4 Si un varón ora o profetiza con la cabeza cubierta, deshonra su cabeza. 5 En cambio, la mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta falta al respeto a su cabeza; sería igual si se cortase el pelo al rape. 6 ¿No quiere cubrirse el pelo? Que se lo corte al rape. ¿Que le da vergüenza andar con el pelo cortado al rape? Pues que se ponga el velo.
7 El varón no debe cubrirse la cabeza porque es imagen y reflejo de Dios, mientras que la mujer es reflejo del hombre. 8 El varón no procede de la mujer, sino la mujer del varón; 9 tampoco fue creado el varón con miras a la mujer, sino la mujer con miras al varón. 10 La mujer, pues, debe llevar sobre la cabeza el signo de su dependencia; de lo contrario, ¿qué pensarían los ángeles?
11 Bien es verdad que en el Señor ya no se puede hablar del varón sin la mujer ni de la mujer sin el varón, 12 pues si Dios ha formado a la mujer del varón, éste a su vez nace de la mujer, y ambos vienen de Dios.
13 Juzguen ustedes mismos: ¿les parece decente que la mujer ore a Dios con la cabeza descubierta? 14 El sentido común nos enseña que es vergonzoso para el hombre llevar el pelo largo, 15 mientras que la mujer se siente orgullosa de su cabellera. Precisamente la usa a modo de velo. 16 De todas maneras, si alguien desea discutir, sepa que ésa no es nuestra costumbre, ni tampoco lo es en las Iglesias de Dios.
La Cena del Señor
17 Siguiendo con mis advertencias, no los puedo alabar por sus reuniones, pues son más para mal que para bien.
18 En primer lugar, según me dicen, cuando se reúnen como Iglesia, se notan divisiones entre ustedes, y en parte lo creo. 19 Incluso tendrá que haber facciones, para que así se destaquen las personas probadas.
20 Ustedes, pues, se reúnen, pero ya no es comer la Cena del Señor, 21 pues cada uno empieza sin más a comer su propia comida, y mientras uno pasa hambre, el otro se embriaga. 22 ¿No tienen sus casas para comer y beber? ¿O es que desprecian a la Iglesia de Dios y quieren avergonzar a los que no tienen nada? ¿Qué les diré? ¿Tendré que aprobarlos? En esto no.
23 Yo he recibido del Señor lo que a mi vez les he transmitido. El Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan 24 y, después de dar gracias, lo partió diciendo: «Esto es mi cuerpo, que es entregado por ustedes; hagan esto en memoria mía.» 25 De igual manera, tomando la copa, después de haber cenado, dijo: «Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre. Todas las veces que la beban háganlo en memoria mía.»
26 Fíjense bien: cada vez que comen de este pan y beben de esta copa están proclamando la muerte del Señor hasta que venga. 27 Por tanto, el que come el pan o bebe la copa del Señor indignamente peca contra el cuerpo y la sangre del Señor. 28 Cada uno, pues, examine su conciencia y luego podrá comer el pan y beber de la copa.
29 El que come y bebe indignamente, come y bebe su propia condenación por no reconocer el cuerpo. 30 Y por esta razón varios de ustedes están enfermos y débiles y algunos han muerto. 31 Si nos examináramos a nosotros mismos, no seríamos juzgados. 32 Pero si el Señor nos juzga, nos corrige, para que no seamos condenados con este mundo.
33 En resumen, hermanos, cuando se reúnan para la Cena, espérense unos a otros; 34 y si alguien tiene hambre, que coma en su casa. Pero no se reúnan para ser condenados. Lo demás ya lo dispondré cuando vaya.