Fuente: Catequésis bíblica
Palabra central: MISERICORDIA
Texto: Os 2, 15.9-10.16-22
1. Leer el texto y contarlo.
2. Marco histórico del texto
El pueblo había sido infiel a Yavé, pues había seguido a dioses ajenos, con proyectos de vida totalmente distintos. Habían roto la Alianza del Sinaí. Y por eso pensaban que Yavé los había abandonado. Parecía que ya no había esperanza para ellos. Se habían prometido mutua fidelidad, y como el pueblo no había cumplido, pensaban que Yavé ya no quería nada con ellos.
Esto pasaba en el siglo octavo antes de Cristo. Pero Yavé dio un nuevo paso dándose a conocer como Dios Misericordioso. Cierto era que el pueblo había sido ingrato e infiel, pero Dios, a pesar de las suciedades de su pueblo, seguía queriéndolos y esperándolos, deseando perdonarlos y curar las heridas de sus rebeldías.
Para dar a conocer esta verdad de su ser, Yavé se sirvió de la experiencia de un profeta llamado Oseas. Este señor estaba profundamente enamorado de su esposa, llamada Gomer. Pero ella le era gravemente infiel. Y, como era natural, Oseas estaba muy dolido, con tentaciones de vengarse de su esposa ingrata. Pero no lo hizo, sino que la esperó pacientemente. Y cuando ella volvió a él, la perdonó de corazón y la llevó lejos de sus amantes, y allá, con mucho amor, la volvió a conquistar, de forma que pudieron celebrar un nuevo matrimonio, más lindo aun que el primero. “Nuestro matrimonio será santo y formal, fundado en el amor y la ternura. Tú serás para mí una esposa fiel, y así conocerás quién es Yavé”.
En esta experiencia tan vital Oseas comprendió que lo mismo que le había pasado a él le pasaba también a Yavé. A Dios, como a Oseas, le dolían las infidelidades de su pueblo-esposa (la palabra pueblo en hebreo es femenina), con la que había celebrado una alianza matrimonial en el Sinaí. Hasta deseó abandonarla y castigarla, pero su amor no se lo permitió. Y en cuanto volvió ella, su amor se desbordó y la cuidó con tanto cariño que logró regenerarla completamente. La única condición es que reconozca sus infidelidades y vuelva humildemente a él. Ante el pecador arrepentido Yavé jamás se quedará indiferente, sino que su actitud será siempre de comprensión y cariñosa atención sanadora.
Si hay tiempo y se ve conveniente, se podría leer también el mismo caso de Dios misericordioso aplicado a la ingratitud entre hijo y padre, en Oseas 11,1-9.
3. Dialogar sobre el texto
a) ¿Conocemos a alguna persona que, como Oseas, haya perdonado de corazón a alguien que le ofendió gravemente? Quizás el caso de alguna madre con un hijo ingrato...
b) ¿Qué nos enseña este texto sobre cómo es la misericordia de Dios?
c) ¿Sentimos que, si volvemos con humildad a Dios, él nos perdona de corazón y nos ayuda con cariño a corregirnos?
d) ¿Por qué Dios es tan misericordioso para con todos los que se le acercan con humildad?
e) Apliquemos esta enseñanza a la capacidad de perdón que deben tener entre sí los esposos cristianos. Ayudemos a que nuestros papás se sepan perdonar siempre...
4. Sentir la misericordia de Dios:
· Creemos que Dios siempre recibe con cariño a todo el que se le acerca arrepentido de su mal comportamiento.
· Creemos, Señor, que tú eres capaz de regenerarnos, por mala que sea nuestra conducta.
· Perdón por tantas veces como te hemos abandonado, cambiándote por cosas inservibles.
· Te suplicamos que nos prepares para un matrimonio santo y formal, fundado en el amor y la ternura.
· Bendito seas porque viendo nuestras miserias se te conmueve el corazón y se remueven tus entrañas.
· Gracias por tu misericordia y tu ternura sin fin.
5. Despedida con algún canto, a ser posible sobre la misericordia de Dios