274 - DÍAS LA SANTA BIBLIA
TEXTO Y AUDIO
El Antiguo Testamento
ISAIAS C. 48
Capítulo 48
1 Escuchen esto, casa de Jacob, ustedes, que se llaman con el nombre de Israel y salieron de las aguas de Judá; ustedes, que juran por el nombre del Señor e invocan al Dios de Israel, pero sin lealtad ni justicia.
2 –Sin embargo, ellos se llaman «Los de la Ciudad Santa» y se apoyan en el Dios de Israel, cuyo nombre es Señor de los ejércitos –
3 Yo anuncié de antemano las cosas pasadas, salieron de mi boca, yo las predije; obré súbitamente, y ellas sucedieron.
4 Yo sabía que tú eres obstinado, que tu cerviz es una barra de hierro y que tu frente es de bronce.
5 Por eso te las anuncié de antemano, te las predije antes que sucedieran, para que no dijeras: «Las hizo mi ídolo; las ordenó mi estatua, mi imagen fundida».
6 Tú has oído, has visto todo esto, y ustedes ¿no lo van a anunciar? Desde ahora te hago oír cosas nuevas, guardadas en secreto, y que no conocías.
7 Ahora son creadas, no desde hace tiempo; antes de hoy, nunca las habías oído para que no dijeras: «¡Ya las sabía!».
8 No, tú no habías oído ni sabías nada, ni tus oídos fueron abiertos de antemano, porque yo sé que no haces más que traicionar y que te llaman «Rebelde desde el seno materno».
9 Por amor a mi Nombre, modero mi ira, por mi honor, la reprimo en favor de ti, a fin de no exterminarte.
10 Yo te purifiqué, y no por dinero, te probé en el crisol de la aflicción:
11 lo hice por mí, sólo por mí, porque ¿cómo iba a ser profanado mi Nombre? Y mi gloria no la cederé a ningún otro.
12 Escúchame, Jacob, tú, Israel, a quien yo llamé: Yo soy, yo soy el Primero y también soy el Ultimo.
13 Sí, mi mano fundó la tierra, mi mano derecha desplegó los cielos: apenas los llamo ellos se presentan todos juntos.
14 Reúnanse todos y escuchen: ¿Quién entre ustedes anunció estas cosas? Aquel a quien ama el Señor cumplirá su voluntad sobre Babilonia y sobre la raza de los caldeos.
15 Yo, sólo yo, hablé y lo llamé, yo lo conduje y lo hice triunfar.
16 ¡Acérquense a mí, escuchen esto: Desde el comienzo, nunca hablé en lo secreto, desde que esto sucede, yo estoy allí! –Ahora me han enviado el Señor y su espíritu –
17 Así habla el Señor, tu redentor, el Santo de Israel: Yo soy el Señor, tu Dios, el que te instruye para tu provecho, el que te guía por el camino que debes seguir.
18 ¡Si tú hubieras atendido a mis mandamientos, tu prosperidad sería como un río y tu justicia, como las olas del mar!
19 Como la arena sería tu descendencia, como los granos de arena, el fruto de tus entrañas; tu nombre no habría sido extirpado ni borrado de mi presencia. Invitación a salir de Babilonia
20 ¡Salgan de Babilonia, huyan de los caldeos! ¡Con gritos de alegría anuncien, hagan oír estas cosas! ¡Divúlguenlas hasta los extremos de la tierra! Digan: «El Señor ha redimido a su servidor Jacob».
21 Ellos no sufrieron sed, cuando los llevaba por los desiertos: él hizo brotar parea ellos agua de la roca, partió la roca y fluyeron las aguas.
22 Pero no hay paz para los impíos, dice el Señor.
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El Antiguo Testamento
ISAIAS C. 49
Capítulo 49
1 ¡Escúchenme, costas lejanas, presten atención, pueblos remotos! El Señor me llamó desde el seno materno, desde el vientre de mi madre pronunció mi nombre.
2 El hizo de mi boca una espada afilada, me ocultó a la sombra de su mano; hizo de mí una flecha punzante, me escondió en su aljaba.
3 El me dijo: «Tú eres mi Servidor, Israel, por ti yo me glorificaré».
4 Pero yo dije: «En vano me fatigué, para nada, inútilmente, he gastado mi fuerza». Sin embargo, mi derecho está junto al Señor y mi retribución, junto a mi Dios.
5 Y ahora, ha hablado el Señor, el que me formó desde el seno materno para que yo sea su Servidor, para hacer que Jacob vuelva a él y se le reúna Israel. Yo soy valioso a los ojos del Señor y mi Dios ha sido mi fortaleza.
6 El dice: «Es demasiado poco que seas mi Servidor para restaurar a las tribus de Jacob y hacer volver a los sobrevivientes de Israel; yo te destino a ser la luz de las naciones, para que llegue mi salvación hasta los confines de la tierra».
7 Así habla el Señor, el redentor y el Santo de Israel, al que es despreciado, al abominado de la gente, al esclavo de los déspotas: Al verte, los reyes se pondrán de pie, los príncipes se postrarán, a causa del Señor, que es fiel, y del Santo de Israel, que te eligió.
8 Así habla el Señor: En el tiempo favorable, yo te respondí, en el día de la salvación, te socorrí. Yo te formé y te destiné a ser la alianza del pueblo, para restaurar el país, para repartir las herencias devastadas,
9 para decir a los cautivos: «¡Salgan!», y a los que están en las tinieblas: «¡Manifiéstense!». Ellos se apacentarán a lo largo de los caminos, tendrán sus pastizales hasta en las cumbres desiertas.
10 No tendrán hambre, ni sufrirán sed, el viento ardiente y el sol no los dañarán, porque el que se compadece de ellos los guiará y los llevará hasta las vertientes de agua.
11 De todas mis montañas yo haré un camino y mis senderos serán nivelados.
12 Sí, ahí vienen de lejos, unos del norte y del oeste, y otros, del país de Siním,
13 ¡Griten de alegría, cielos, regocíjate, tierra! ¡Montañas, prorrumpan en gritos de alegría, porque el Señor consuela a su pueblo y se compadece de sus pobres!
14 Sión decía: «El Señor me abandonó, mi Señor se ha olvidado de mí».
15 ¿Se olvida una madre de su criatura, no se compadece del hijo de sus entrañas? ¡Pero aunque ella se olvide, yo no te olvidaré!
16 Yo te llevo grabada en las palmas de mis manos, tus muros están siempre ante mí.
17 Tus constructores acuden presurosos, los que te demolieron y arrasaron se alejan de ti.
18 Levanta los ojos y mira a tu alrededor: todos se reúnen y llegan hasta ti. ¡Juro por mi vida –oráculo del Señor– que a todos ellos te los pondrás como un adorno y los lucirás como una novia!
19 Porque tus ruinas, tus escombros y tu país destruido resultarán estrechos para tus habitantes, y estarán lejos los que te devoraban,
20 Los hijos que dabas por perdidos dirán otra vez a tus oídos: «El lugar es muy estrecho para mí, dame sitio para que pueda habitar».
21 Y tú dirás en tu corazón: «¿Quién me engendró estos hijos? Yo estaba sin hijos, estéril, desterrada y dejada de lado; y a estos ¿quién los crió? Yo me había quedado sola, y estos ¿dónde estaban?
22 Así habla el Señor: Yo alzaré mi mano hacia las naciones e izaré mi estandarte hacia los pueblos; ellos traerán a tus hijos en su regazo y tus hijas serán llevadas a hombros.
23 Tendrás a reyes como tutores y sus princesas serán tus nodrizas. Se postrarán ante ti con el rostro en tierra y lamerán el polvo de tus pies. Así sabrás que yo soy el Señor y que no se avergonzarán los que esperan en mí.
24 ¿Se le puede quitar el botín a un guerrero? ¿Se le escapa el cautivo al vencedor?
25 Ahora bien, así habla el Señor: Sí, al guerrero se le quitará el cautivo y al violento se le escapará el botín; yo mismo litigaré con tus litigantes y yo mismo salvaré a tus hijos.
26 A tus opresores les haré comer su propia carne, como con vino nuevo, se embriagarán con su sangre. Así sabrán todos los hombres que yo, el Señor, soy tu salvador y que tu redentor es el Fuerte de Jacob.
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El Nuevo Testamento
CARTA A
LOS EFESIOS C. 2
Capítulo 2
1 Ustedes estaban muertos a causa de las faltas y pecados
2 que cometían, cuando vivían conforme al criterio de este mundo, según el Príncipe que domina en el espacio, el mismo Espíritu que sigue actuando en aquellos que se rebelan.
3 Todos nosotros también nos comportábamos así en otro tiempo, viviendo conforme a nuestros deseos carnales y satisfaciendo nuestra concupiscencia y nuestras malas inclinaciones, de manera que por nuestra condición estábamos condenados a la ira, igual que los demás.
4 Pero Dios, que es rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó,
5 precisamente cuando estábamos muertos a causa de nuestros pecados, nos hizo revivir con Cristo –¡ustedes han sido salvados gratuitamente!–
6 y con Cristo Jesús nos resucitó y nos hizo reinar con él en el cielo.
7 Así, Dios ha querido demostrar a los tiempos futuros la inmensa riqueza de su gracia por el amor que nos tiene en Cristo Jesús.
8 Porque ustedes han sido salvados por su gracia, mediante la fe. Esto no proviene de ustedes, sino que es un don de Dios;
9 y no es el resultado de las obras, para que nadie se gloríe.
10 Nosotros somos creación suya: fuimos creados en Cristo Jesús, a fin de realizar aquellas buenas obras, que Dios preparó de antemano para que las practicáramos.
11 Por eso, recuerden lo que ustedes eran antes: paganos de nacimiento, llamados «incircuncisos» por aquellos que se dicen «circuncisos», en virtud de un corte practicado en la carne.
12 Entonces ustedes no tenían a Cristo y estaban excluidos de la comunidad de Israel, ajenos a las alianzas de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo.
13 Pero ahora, en Cristo Jesús, ustedes, los que antes estaban lejos, han sido acercados por la sangre de Cristo.
14 Porque Cristo es nuestra paz; él ha unido a los dos pueblos en uno solo, derribando el muro de enemistad que los separaba,
15 y aboliendo en su propia carne la Ley con sus mandamientos y prescripciones. Así creó con los dos pueblos un solo Hombre nuevo en su propia persona, restableciendo la paz,
16 y los reconcilió con Dios en un solo Cuerpo, por medio de la cruz, destruyendo la enemistad en su persona.
17 Y él vino a proclamar la Buena Noticia de la paz, paz para ustedes, que estaban lejos, paz también para aquellos que estaban cerca.
18 Porque por medio de Cristo, todos sin distinción tenemos acceso al Padre, en un mismo Espíritu.
19 Por lo tanto, ustedes ya no son extranjeros ni huéspedes, sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios.
20 Ustedes están edificados sobre los apóstoles y los profetas, que son los cimientos, mientras que la piedra angular es el mismo Jesucristo.
21 En él, todo el edificio, bien trabado, va creciendo para constituir un templo santo en el Señor.
22 En él, también ustedes son incorporados al edificio, para llegar a ser una morada de Dios en el Espíritu.
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