DIA 272-SANTA BIBLIA EN UN AÑO TEXTO Y AUDIO




0HIJO DE MARIA
SANTA MISA EN LA IMAGEN

272 - DÍAS LA SANTA BIBLIA
TEXTO Y AUDIO


El Antiguo Testamento
ISAIAS C. 43
 Capítulo 43
1 Y ahora, así habla el Señor, el que te creó, Jacob, el que te formó, Israel: No temas, porque yo te he redimido, te he llamado por tu nombre, tú me perteneces.
2 Si cruzas por las aguas, yo estaré contigo, y los ríos no te anegarán; si caminas por el fuego, no te quemarás, y las llamas no te abrasarán.
3 Porque yo soy el Señor, tu Dios, el Santo de Israel, tu salvador. Yo entregué a Egipto parta tu rescate, a Cus y a Sebá a cambio de ti.
4 Porque tú eres de gran precio a mis ojos, porque eres valioso, y yo te amo, entrego hombres a cambio de ti y pueblos a cambio de tu vida
5 No temas, porque yo estoy contigo: traeré a tu descendencia desde Oriente y te reuniré desde Occidente.
6 Yo diré al Norte: «¡Dámelo!», y al Sur: «¡No lo retengas, trae a mis hijos desde lejos y a mis hijas desde el extremo de la tierra:
7 a todos los que son llamados con mi Nombre, a los que he creado para mi gloria, a los que yo mismo hice y formé!».
8 ¡Hagan salir al pueblo ciego, pero que tiene ojos, sordo, pero que tiene oídos!
9 ¡Que se reúnan todas las naciones y se congreguen los pueblos! ¿Quién de entre ellos había anunciado estas cosas? ¿Quién nos predijo lo que sucedió en el pasado? Que aduzcan testigos para justificarse, para que se los oiga, y se pueda decir: «Es verdad».
10 Ustedes son mis testigos y mis servidores –oráculo del Señor–: a ustedes los elegí para que entiendan y crean en mí, y para que comprendan que Yo Soy. Antes de mí no fue formado ningún dios ni habrá otro después de mí.
11 Yo, yo solo soy el Señor, y no hay salvador fuera de mí.
12 Yo anuncié, yo salvé, yo predije, y no un dios extraño entre ustedes. Ustedes son mis testigos –oráculo del Señor– y yo soy Dios.
13 Yo soy el mismo desde siempre, y no hay nadie que libre de mi mano: lo que yo hago ¿quién lo revocará?
14 Así habla el Señor, el redentor de ustedes, el Santo de Israel: A causa de ustedes, yo envié gente a Babilonia, para hacer saltar todos los cerrojos, y el júbilo de los caldeos se convertirá en lamentos.
15 Yo soy el Señor, el Santo, el Creador de Israel, su Rey.
16 Así habla el Señor, el que abrió un camino a través del mar y un sendero entre las aguas impetuosas;
17 el que hizo salir carros de guerra y caballos, todo un ejército de hombres aguerridos; ellos quedaron tendidos, no se levantarán, se extinguieron, se consumieron como una mecha.
18 No se acuerden de las cosas pasadas, no piensen en las cosas antiguas;
19 yo estoy por hacer algo nuevo: ya está germinando, ¿no se dan cuenta? Sí, pondré un camino en el desierto y ríos en la estepa.
20 Me glorificarán las fieras salvajes, los chacales y los avestruces; porque haré brotar agua en el desierto y ríos en la estepa, para dar de beber a mi Pueblo, mi elegido,
21 el Pueblo que yo me formé para que pregonara mi alabanza.
22 Pero tú no me has invocado, Jacob, porque te cansaste de mí, Israel.
23 No me trajiste el cordero de tus holocaustos ni me honraste con tus sacrificios; yo no te abrumé exigiéndote ofrendas ni te cansé reclamándote incienso.
24 Tú no compraste para mí caña aromática ni me saciaste con la grasa de tus víctimas. ¡Me has abrumado, en cambio, con tus pecados, me has cansado con tus iniquidades!
25 Pero soy yo, sólo yo, el que borro tus crímenes por consideración a mí, y ya no me acordaré de tus pecados.
26 Interpélame, y vayamos juntos a juicio: alega tú mismo para justificarte.
27 Ya tu primer padre pecó y tus portavoces se rebelaron contra mí.
28 Por eso execré a los príncipes consagrados, entregué a Jacob al exterminio total y a Israel, a los ultrajes.


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El Antiguo Testamento
  ISAIAS C. 44
Capítulo 44
1 Y ahora escucha, Jacob, mi servidor, Israel, a quien yo elegí,
2 Así habla el Señor, el que te hizo, el que te formó desde el seno materno y te ayuda. No temas, Jacob, mi servidor, Iesurún, a quien yo elegí.
3 Porque derramaré agua sobre el suelo sediento y torrentes sobre la tierra seca; derramaré mi espíritu sobre tu descendencia y mi bendición sobre tus vástagos.
4 Ellos brotarán como la hierba entre las aguas, como sauces al borde de los arroyos.
5 Uno dirá: «Yo pertenezco al Señor» y otro llevará el nombre de Jacob; otro escribirá sobre su mano: «Del Señor», y será designado con el nombre de Israel.
6 Así habla el Señor, el Rey de Israel, su redentor, el Señor de los ejércitos: Yo soy el Primero y yo soy el Ultimo, y no hay ningún dios fuera de mí.
7 ¿Quién es como yo? ¡Que lo proclame! ¡Que lo haga saber y me lo demuestre! ¿Quién hizo oír desde siempre lo que va a sobrevenir y nos anuncia lo que va a suceder?
8 ¡No tiemblen ni teman! ¿No te lo predije y anuncié hace tiempo? Ustedes son mis testigos: ¿hay algún dios fuera de mí? ¡No hay ninguna Roca! ¡Yo no la conozco!
9 Los fabricantes de ídolos no valen nada, y sus obras más preciadas no sirven para nada; sus testigos no ven ni conocen nada, para su propia vergüenza.
10 ¿Quién modela un Dios o funde una estatua, que no sirven para nada?
11 Sí, todos sus devotos quedarán avergonzados, porque esos artífices no son más que hombres. ¡Que se reúnan todos y comparezcan! ¡Sentirán espanto y confusión a la vez!
12 El herrero forja la imagen, la trabaja al fuego y la modela con el martillo: la trabaja con su brazo robusto. Después siente hambre y decae su fuerza; si no bebe agua, queda agotado.
13 El carpintero toma las medidas con la cuerda, diseña la forma con el estilete, la trabaja con el cincel y la dibuja con el compás; le da figura de hombre y la belleza de un ser humano, para que habite en su casa.
14 En efecto, cortó algún cedro, o tomó un roble y una encina que había dejado crecer entre los árboles del bosque, o plantó un abeto que luego la lluvia hizo crecer.
15 El hombre se sirve de ellos para hacer fuego, los toma para calentarse y también los enciende para cocer el pan. Pero, además, hace con ellos un dios y se postra ante él; hace un ídolo y lo adora.
16 El hace arder al fuego la mitad de la madera, y asa la carne sobre las brasas; luego come la carne asada y se sacia. También se calienta y exclama: «¡Voy entrando en calor, mientras miro las llamas!».
17 Con el resto, hace un dios, su ídolo, y lo adora; se postra y le suplica, diciendo: «¡Líbrame, porque tú eres mi dios!».
18 Ellos no saben ni comprenden, porque tienen tan tapados los ojos y el corazón, que no pueden ver ni entender.
19 Ninguno reflexiona, ni tiene conocimiento e inteligencia, para pensar: «Quemé la mitad al fuego, hice cocer el pan sobre las brasas, asé la carne y la comí, y con el resto, haré una Abominación: ¡Voy a adorar un tronco de árbol!».
20 ¡El se alimenta de ceniza, su corazón engañado lo extravía! Ya no puede librarse ni decir: «¿No es una mentira lo que tengo en mi mano?».
21 ¡Acuérdate de esto, Jacob, porque tú eres mi servidor, Israel! Yo te formé, tú eres mi servidor; Israel, yo no me olvidaré de ti.
22 Yo he disipado tus rebeldías como una nube y tus pecados como un nubarrón. ¡Vuelve hacia mí, porque yo te redimí!
23 ¡Griten de alegría, cielos, porque el Señor ha obrado; aclamen, profundidades de la tierra! ¡Montañas, prorrumpan en gritos de alegría, y tú, bosque, con todos tus árboles! Porque el Señor ha redimido a Jacob y manifiesta su esplendor en Israel.
24 Así habla el Señor, tu redentor, el que te formó desde el seno materno: Soy yo, el Señor, el que hago todas las cosas; yo solo despliego los cielos, yo extiendo la tierra, ¿y quién está conmigo?
25 Yo hago fracasar los presagios de los charlatanes y hago delirar a los adivinos; hago retroceder a los sabios y cambio su ciencia en locura.
26 Yo confirmo la palabra de mis servidores y cumplo el designio de mis mensajeros. Yo digo de Jerusalén» «¡Que sea habitada!», y de las ciudades de Judá: «¡Que sean reconstruidas!», y yo restauraré sus ruinas.
27 Yo digo a las aguas profundas: «¡Séquense, haré que se sequen tus corrientes!».
28 Yo digo de Ciro: «¡Mi pastor!». El cumplirá toda mi voluntad, diciendo de Jerusalén: «¡Que sea reconstruida!», y del Templo: «¡Se pondrán tus cimientos!».


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El Nuevo Testamento
  CARTA A
 LOS GALATAS C. 6
Capítulo 6
1 Hermanos, si alguien es sorprendido en alguna falta, ustedes, los que están animados por el Espíritu, corríjanlo con dulzura. Piensa que también tú puedes ser tentado.
2 Ayúdense mutuamente a llevar las cargas, y así cumplirán la Ley de Cristo.
3 Si alguien se imagina ser algo, se engaña, porque en realidad no es nada.
4 Que cada uno examine su propia conducta, y así podrá encontrar en sí mismo y no en los demás, un motivo de satisfacción.
5 Porque cada uno tiene que llevar su propia carga.
6 El que recibe la enseñanza de la Palabra, que haga participar de todos sus bienes al que lo instruye.
7 No se engañen: nadie se burla de Dios. Se recoge lo que se siembra:
8 el que siembra para satisfacer su carne, de la carne recogerá sólo la corrupción; y el que siembra según el Espíritu, del Espíritu recogerá la Vida eterna.
9 No nos cansemos de hacer el bien, porque la cosecha llegará a su tiempo si no desfallecemos.
10 Por lo tanto, mientras estamos a tiempo hagamos el bien a todos, pero especialmente a nuestros hermanos en la fe.
11 ¿Ven estas letras grandes? ¡Les estoy escribiendo con mi propia mano!
12 Los que quieren imponerles la circuncisión sólo buscan quedar bien exteriormente, y evitar ser perseguidos a causa de la cruz de Cristo.
13 Porque tampoco aquellos que se hacen circuncidar observan la Ley; sólo pretenden que ustedes se circunciden para gloriarse de eso.
14 Yo sólo me gloriaré en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo está crucificado para mí, como yo lo estoy para el mundo.
15 Estar circuncidado o no estarlo, no tiene ninguna importancia: lo que importa es ser una nueva criatura.
16 Que todos los que practican esta norma tengan paz y misericordia, lo mismo que el Israel de Dios.
17 Que nadie me moleste en adelante: yo llevo en mi cuerpo las cicatrices de Jesús.
18 Hermanos, que la gracia de nuestro Señor Jesucristo permanezca con ustedes. Amén.


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