EN LA IMAGEN SANTA MISA.
268 - DÍAS LA SANTA BIBLIA
TEXTO Y AUDIO
El Antiguo Testamento
ISAIAS C. 34
Capítulo 34
1 ¡Acérquense, naciones, para oír; pueblos, presten atención! ¡Escuche la tierra y todo lo que hay en ella, el mundo y todo lo que él produce!
2 Porque el Señor está irritado contra todas las naciones y enfurecido contra todos sus ejércitos: los ha consagrado al exterminio, los ha destinado a la matanza.
3 Sus víctimas son arrojadas fuera, de sus cadáveres sube el hedor, y con su sangre se disuelven las montañas.
4 Se diluye todo el ejército del cielo, los cielos son enrollados como un pliego, y todo su ejército se marchita como se marchita el follaje de la vid, como cae marchita la hija de la higuera.
5 Porque mi espada se abrevó en el cielo: miren cómo baja sobre Edom, sobre el pueblo que he condenado al juicio.
6 La espada del Señor está llena de sangre, impregnada de grasa, de la sangre de corderos y chivos, de la grasa de riñones de carneros. Porque el Señor tiene un sacrificio en Bosrá, una gran matanza en el país de Edom.
7 Caen los búfalos con los terneros cebados, los novillos con los toros: su tierra se abreva con sangre, su suelo se impregna de grasa.
8 Porque es un día de venganza para el Señor, un año de desquite para la causa de Sión.
9 Sus torrentes se transformarán en resina y su suelo en azufre; su tierra se convertirá en resina ardiente,
10 que no se extinguirá ni de día ni de noche: la humareda subirá incesantemente. Quedará desierta de generación en generación, nunca más pasará nadie por allí.
11 Se adueñarán de ella el pelícano y el erizo, la lechuza y el cuervo habitarán allí. Se extenderá sobre ella la plomada del caos y el nivel del vacío.
12 Los nobles no proclamarán más un rey y todos sus príncipes serán aniquilados.
13 En sus palacios crecerán zarzas, en sus fortalezas, ortigas y espinas; será una morada de chacales, una guarida de avestruces.
14 Las fieras del desierto se juntarán con las hienas, los sátiros se llamarán unos a otros. Allí también descansará Lilit y tendrá un lugar de reposo.
15 Allí anidará la serpiente y pondrá sus huevos, los incubará y los hará empollar; y allí también se reunirán los buitres, cada uno con su pareja.
16 Consulten el libro del Señor y lean: no falta ninguno de ellos, ni uno solo ha perdido su pareja, porque lo ha mandado la boca del Señor y su espíritu los ha congregado.
17 El mismo ha echado la suerte para ellos, su mano les asignó una parte con la cuerda: ellos la poseerán para siempre, habitará allí de generación en generación.
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El Antiguo Testamento
ISAIAS C. 35
Capítulo 35
1 ¡Regocíjese el desierto y la tierra reseca, alégrese y florezca la estepa!
2 ¡Sí, florezca como el narciso, que se alegre y prorrumpa en cantos de júbilo! Le ha sido dada la gloria del Líbano, el esplendor del Carmelo y del Sarón. Ellos verán la gloria del Señor, el esplendor de nuestro Dios.
3 Fortalezcan los brazos débiles, robustezcan las rodillas vacilantes;
4 digan a los que están desalentados: «¡Sean fuertes, no teman: ahí está su Dios! Llega la venganza, la represalia de Dios: él mismo viene a salvarlos!».
5 Entonces se abrirán los ojos de los ciegos y se destaparán los oídos de los sordos;
6 entonces el tullido saltará como un ciervo y la lengua de los mudos gritará de júbilo. Porque brotarán aguas en el desierto y torrentes en la estepa;
7 el páramo se convertirá en un estanque y la tierra sedienta en manantiales; la morada donde se recostaban los chacales será un paraje de caña y papiros.
8 Allí habrá una senda y un camino que se llamará «Camino santo». No lo recorrerá ningún impuro ni los necios vagarán por él;
9 no habrá allí ningún león ni penetrarán en él las fieras salvajes. Por allí caminarán los redimidos,
10 volverán los rescatados por el Señor; y entrarán en Sión con gritos de júbilo, coronados de una alegría perpetua: los acompañarán el gozo y la alegría, la tristeza y los gemidos se alejarán.
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El Nuevo Testamento
CARTA A
LOS GALATAS C. 2
Capítulo 2
1 Al cabo de catorce años, subí nuevamente a Jerusalén con Bernabé, llevando conmigo a Tito.
2 Lo hice en virtud de una revelación divina, y les expuse el Evangelio que predico entre los paganos, en particular a los dirigentes para asegurarme que no corría o no había corrido en vano.
3 Pero ni siquiera Tito, que estaba conmigo y era de origen pagano, fue obligado a circuncidarse,
4 a pesar de los falsos hermanos que se habían infiltrado para coartar la libertad que tenemos en Cristo Jesús y reducirnos a la esclavitud.
5 Con todo, ni por un momento les hicimos concesiones, a fin de salvaguardar para ustedes la verdad del Evangelio.
6 En cuanto a los dirigentes –no me interesa lo que hayan sido antes, porque Dios no hace acepción de personas– no me impusieron nada más.
7 Al contrario, aceptaron que me había sido confiado el anuncio del Evangelio a los paganos, así como fue confiado a Pedro el anuncio a los judíos.
8 Porque el que constituyó a Pedro Apóstol de los judíos, me hizo también a mí Apóstol de los paganos.
9 Por eso, Santiago, Cefas y Juan –considerados como columnas de la Iglesia– reconociendo el don que me había sido acordado, nos estrecharon la mano a mí y a Bernabé, en señal de comunión, para que nosotros nos encargáramos de los paganos y ellos de los judíos.
10 Solamente nos recomendaron que nos acordáramos de los pobres, lo que siempre he tratado de hacer.
11 Pero cuando Cefas llegó a Antioquía, yo le hice frente porque su conducta era reprensible.
12 En efecto, antes que llegaran algunos enviados de Santiago, él comía con los paganos, pero cuando estos llegaron, se alejó de ellos y permanecía apartado, por temor a los partidarios de la circuncisión.
13 Los demás judíos lo imitaron, y hasta el mismo Bernabé se dejó arrastrar por su simulación.
14 Cuando yo vi que no procedían rectamente, según la verdad del Evangelio, dije a Cefas delante de todos: «Si tú, que eres judío, vives como los paganos y no como los judíos, ¿por qué obligas a los paganos a que vivan como los judíos?».
15 Nosotros somos judíos de nacimiento y no pecadores venidos del paganismo.
16 Pero como sabemos que el hombre no es justificado por las obras de la Ley, sino por la fe en Jesucristo, hemos creído en él, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la Ley.
17 Ahora bien, si al buscar nuestra justificación en Cristo, resulta que también nosotros somos pecadores, entonces Cristo está al servicio del pecado. Esto no puede ser,
18 porque si me pongo a reconstruir lo que he destruido, me declaro a mí mismo transgresor de la Ley.
19 Pero en virtud de la Ley, he muerto a la Ley, a fin de vivir para Dios. Yo estoy crucificado con Cristo,
20 y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí: la vida que sigo viviendo en la carne, la vivo en la fe en el Hijo de Dios, que me amó y se entregó por mí.
21 Yo no anulo la gracia de Dios: si la justicia viene de la Ley, Cristo ha muerto inútilmente.
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