DIA 222--Esther 6--8 Eclesiastés 6 Lucas 4,31-44


Esther 6
"1.Esa misma noche, como no podía quedarse dormido, pidió el rey que le trajeran el libro de las Memorias o Crónicas para que le leyeran algo. 2.Y entonces salió lo que Mardoqueo había hecho cuando denunció a los dos guardias de palacio que trataban de asesinar al rey. 3.Este preguntó si se le había premiado a Mardoqueo por eso con alguna distinción o cargo. Los jóvenes que lo atendían le respondieron que no se había hecho nada. Precisamente en ese momento entraba Amán al patio del palacio para pedirle al rey que mandara colgar a Mardoqueo de la horca que él había ordenado levantar. 4.El rey, al oírlo, dijo: «¿Quién anda en el patio?» 5.Los jóvenes salieron a ver y volvieron diciendo que era Amán. «Díganle que entre», les ordenó el rey. 6.Apenas hubo entrado, le hizo esta pregunta: «¿Qué se debe hacer con una persona a quien el rey quiere honrar?» El pensó que no podía ser nadie más que él y contestó: 7.«Si el rey quiere honrar a alguien de un modo especial, que uno de sus principales ministros tome del ropero del rey uno de sus trajes de fiesta 8.y lleve un caballo de los que monta el rey, adornado con los emblemas reales, 9.luego revista con ese traje al hombre que el rey desea distinguir, hágalo montar en el caballo y vaya por la plaza de la ciudad anunciando delante de él: «¡Miren, señores, cómo trata el rey a la persona que desea distinguir!» «Muy bien, añadió el rey. 10.Toma inmediatamente el traje y el caballo y haz todo lo que has dicho con el judío Mardoqueo, que está sentado en la puerta del palacio. Y ¡cuidado con olvidar algo siquiera!» 11.Fue, pues, Amán, revistió con el traje a Mardoqueo, y haciéndolo montar a caballo, lo paseó por la plaza de la ciudad, anunciando: «¡Así distingue el rey a las personas que él estima!» 12.Luego Mardoqueo volvió a la puerta del palacio, mientras que Amán regresaba rápidamente a su casa, deprimido y tapándose la cara de vergüenza. 13.Al contarles a su mujer y a sus amigos lo que le había ocurrido, éstos dijeron: «Si ese Mardoqueo es judío, nada podrás hacerle, pues el que se mete con esa gente está liquidado.» 14.Estaban todavía conversando, cuando llegaron los emisarios del rey a buscarlo para que fuera en seguida al banquete que le había ofrecido Ester."



Esther 7
"1.Después de haber compartido el banquete ofrecido por Ester, el rey volvió a preguntarle: 2.«Dime, reina Ester, ¿qué es lo que deseas para que te lo conceda? ¡No temas decírmelo, pues aunque sea la mitad de mi reino, te la daré!» 3.La reina, entonces, le dijo: «Si realmente me quieres, ¡oh rey!, y no lo tomas a mal, perdóname mi vida y la de mi pueblo. 4.Eso es lo que quiero y te pido. Pues todos nosotros hemos sido condenados al exterminio, a la matanza y al aniquilamiento. Si sólo hubiésemos sido condenados a ser esclavos o peones, me habría quedado callada, pero resulta que ahora nuestro enemigo no podrá reparar el daño que con ello va a hacer al rey.» El rey la interrumpió para preguntarle: 5.«¿Quién es ese individuo que piensa hacer tamaña barbaridad?» Ester, indicando a Amán, respondió: 6.«¡Ese es nuestro enemigo, nuestro perseguidor! ¡Ese miserable!...» Al oír estas palabras, Amán quedó helado de terror. 7.El rey, por su parte, se levantó furioso de la mesa y salió al jardín del palacio. Amán, entretanto, se quedó al lado de Ester para pedirle que le perdonara la vida, pues se daba cuenta que el rey ya había decidido su muerte. 8.Cuando regresó el rey del jardín, vio que Amán estaba inclinado sobre el sofá donde descansaba Ester. «¡¿Y todavía te atreves a violentar a la reina en mi propio palacio?!», gritó. Y a una orden suya le echaron a Amán un paño sobre la cabeza. 9.Jarboná, uno de los funcionarios de palacio, que estaba presente, indicó que en el patio de la casa de Amán había una horca de veinticinco metros levantada por éste para Mardoqueo, que había salvado la vida del rey. 10.«¡Cuélguenlo allí!», mandó el rey. Y Amán fue colgado de la horca que tenía preparada para Mardoqueo. Con esto quedó tranquilo el rey."


Esther 8
"1.Ese mismo día el rey Asuero dio a Ester la casa de Amán, el perseguidor de los judíos, y Mardoqueo fue presentado al rey, pues Ester le había comunicado que era su pariente. 2.El rey, sacándose el anillo que había quitado a Amán, se lo pasó a Mardoqueo. Este, además, fue puesto por Ester como administrador de la casa de Amán. 3.Ester fue, por segunda vez, a hablar con el rey para suplicarle que dejase sin efecto las medidas adoptadas por Amán en contra de los judíos. Postrada a sus pies, lloraba y le rogaba para que no se cumplieran sus malas intenciones. 4.Cuando el rey le tendió su bastón de oro, ella se puso de pie y le dijo: 5.«Si el rey lo cree conveniente, si todavía cuento con su simpatía, si mi petición le parece justa y si aún está enamorado de mí, le ruego que escriba para que se anulen las disposiciones que envió por cartas Amán, que atentaban contra la vida de los judíos de todas las provincias de tu imperio. Pues ¿cómo podría quedarme tranquila viendo la desgracia que va a caer sobre mi pueblo? 6.¿Cómo podría presenciar impasible la destrucción de mi raza?» 7.El rey, llamando a Mardoqueo, les dijo a ambos: «Ustedes han visto que la casa de Amán se la di a Ester y que a ése lo mandé ahorcar por haber querido acabar con los judíos. 8.Escriban, pues, ahora a nombre mío lo que estimen más conveniente y pónganle el sello real», pues no podía ser anulado un documento escrito en nombre del rey y que llevara su sello. 9.El día 10.Llevaban la firma y el sello del rey Asuero y fueron distribuidas por correos a caballo, que, montando en corceles de las caballerizas reales, se dirigieron rápidamente a su destino cumpliendo órdenes del rey. 11.Por medio de esas cartas se autorizaba a los judíos de todas las ciudades para que se organizaran y se defendieran matando, degollando y exterminando, sin perdonar ni a las mujeres ni a los niños, a cualquier clase de gente que los atacara con armas, y también para que se apoderaran de sus cosas. 12.Esto debía hacerse en todas las provincias del imperio, el mismo día 13.del duodécimo mes, llamado Adar. 13.Este edicto, que debía ser considerado como ley en todas las provincias, tenía que ser publicado en todos los pueblos para que los judíos estuvieran preparados para el día en que debían hacerse justicia de sus enemigos. 14.En caballos del rey salieron presurosos los correos, conforme a la orden del rey y el decreto fue también publicado en la ciudad de Susa. 15.Mardoqueo salió del palacio real, vestido con un traje de rey, de púrpura violeta y lino blanco, con una gran corona de oro en su cabeza y un manto de seda y púrpura. Cuando el decreto fue publicado en Susa, la ciudad se estremeció de alegría. 16.Para los judíos fue un día de luz, de dicha, de felicitaciones y de triunfo. 17.En todos los lugares donde fueron conocidas las disposiciones del decreto real, los judíos saltaban de alegría y regocijo, y tuvieron banquetes y fiestas. Mucha gente pagana de distintas regiones se hicieron judíos, pues éstos les infundían mucho miedo. 23.del tercer mes, llamado Sivan, se reunieron todos los escribientes reales para copiar una carta enviada por Mardoqueo a los judíos, a los virreyes, a los gobernadores y a los altos funcionarios de las ciento veintisiete provincias del imperio. Las cartas iban escritas en el alfabeto de cada provincia y en el idioma de cada pueblo; así, por ejemplo, la dirigida a los judíos estaba escrita en su escritura e idioma."



Eclesiastés 6
"1.Hay otro mal que observo bajo el sol, y que pesa sobre el hombre: 2.Un hombre a quien Dios da riquezas, tesoros y honores; nada le falta de lo que desea, pero Dios no le deja disfrutar de ello, porque un extraño lo disfruta. Esto es vanidad y gran desgracia. 3.Si alguno que tiene cien hijos y vive muchos años, y por muchos que sean sus años, no se sacia su alma de felicidad y ni siquiera halla sepultura, entonces yo digo: Más feliz es un aborto, 4.pues, entre vanidades vino y en la oscuridad se va; mientras su nombre queda oculto en las tinieblas. 5.No ha visto el sol, no lo ha conocido, y ha tenido más descanso que el otro. 6.Y aunque hubiera vivido por dos veces mil años, pero sin gustar la felicidad, ¿no caminan acaso todos al mismo lugar? 7.Todo el mundo se fatiga para comer, y a pesar de todo nunca se harta. 8.¿En qué supera el sabio al necio? ¿En qué, al pobre que sabe vivir su vida? 9.Mejor es lo que los ojos ven que lo que el alma desea. También esto es vanidad y atrapar vientos. 10.De lo que existe, ya se anunció su nombre, y se sabe lo que es un hombre: no puede litigar con quien es más fuerte que él. 11.A más palabras, más vanidades. ¿Qué provecho saca el hombre? 12.Porque, ¿quién sabe lo que conviene al hombre en su vida, durante los días contados de su vano vivir, que él los vive como una sombra? Pues ¿quién indicará al hombre lo que sucederá después de él bajo el sol?"



Lucas 4,31-44
"31.Bajó a Cafarnaúm, ciudad de Galilea, y los sábados les enseñaba. 32.Quedaban asombrados de su doctrina, porque hablaba con autoridad. 33.Había en la sinagoga un hombre que tenía el espíritu de un demonio inmundo, y se puso a gritar a grandes voces: 34.«¡Ah! ¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de Dios.» 35.Jesús entonces le conminó diciendo: «Cállate, y sal de él.» Y el demonio, arrojándole en medio, salió de él sin hacerle ningún daño. 36.Quedaron todos pasmados, y se decían unos a otros: «¡Qué palabra ésta! Manda con autoridad y poder a los espíritus inmundos y salen.» 37.Y su fama se extendió por todos los lugares de la región. 38.Saliendo de la sinagoga, entró en la casa de Simón. La suegra de Simón estaba con mucha fiebre, y le rogaron por ella. 39.Inclinándose sobre ella, conminó a la fiebre, y la fiebre la dejó; ella, levantándose al punto, se puso a servirles. 40.A la puesta del sol, todos cuantos tenían enfermos de diversas dolencias se los llevaban; y, poniendo él las manos sobre cada uno de ellos, los curaba. 41.Salían también demonios de muchos, gritando y diciendo: «Tú eres el Hijo de Dios.» Pero él, conminaba y no les permitía hablar, porque sabían que él era el Cristo. 42.Al hacerse de día, salió y se fue a un lugar solitario. La gente le andaba buscando y, llegando donde él, trataban de retenerle para que no les dejara. 43.Pero él les dijo: «También a otras ciudades tengo que anunciar la Buena Nueva del Reino de Dios, porque a esto he sido enviado.» 44.E iba predicando por las sinagogas de Judea."