DIA 203--Esdras 7--8 Proverbios 25,1-14 Efesios 5


Esdras 7
Esdras llega a Jerusalén
1 Después de todo eso, bajo el reinado de Artajerjes, rey de Persia, arribó procedente de Babilonia Esdras, hijo de Seraías, hijo de Azarías, hijo de Hilquías, 2 hijo de Salum, hijo de Sadoc, hijo de Ajitub, 3 hijo de Amarías, hijo de Azarías, hijo de Merayot, 4 hijo de Zeraquías, hijo de Uzi, hijo de Buqui, 5 hijo de Abizúa, hijo de Pinjas, hijo de Eleazar, hijo del sumo sacerdote Aarón. 6 Era un escriba muy instruido en la Ley que Yavé, Dios de Israel, había ordenado por medio de Moisés. Como Yavé su Dios estaba con él, el rey le concedió todo lo que le pedía. 7 Llegaron a Jerusalén, el séptimo año del rey Artajerjes, israelitas, sacerdotes, levitas, cantores, porteros y sirvientes. 8 Esdras llegó a Jerusalén el quinto mes del séptimo año del rey. 9 Había iniciado su salida de Babilonia el día primero del primer mes, y llegó a Jerusalén el día primero del quinto mes, con la ayuda de Dios. 10 Pues efectivamente se había dedicado con todo su corazón al estudio de la Ley de Yavé, a ponerla en práctica y a enseñarle a Israel las leyes y las costumbres.
11 Esta es una copia de la carta que el rey Artajerjes dio a Esdras, el sacerdote escriba (un escriba instruido en las palabras y en las leyes que Yavé había dado a Israel): 12 «Artajerjes, el rey de reyes, a Esdras, el sacerdote, escriba de la Ley del Dios del Cielo.
13 Esta es la orden que doy: todos los hombres, sacerdotes y levitas del pueblo de Israel, que viven en mi reino y que quieran volver a Jerusalén, pueden partir contigo. 14 El rey y sus siete consejeros te envían para que inspecciones Judá y Jerusalén, conforme a la Ley de tu Dios que llevas en tus manos. 15 Tú llevarás el oro y la plata que el rey y sus consejeros ofrecen, con mucho agrado, al Dios de Israel que mora en Jerusalén. 16 Tú llevarás todo el oro y la plata que recolectes en la provincia de Babilonia y las ofrendas que el pueblo y los sacerdotes ofrezcan generosamente para el Templo de su Dios en Jerusalén. 17 Te encargarás de comprar con ese dinero toros, carneros, corderos, ofrendas y libaciones; las ofrecerás en el altar del Templo del Dios de ustedes en Jerusalén. 18 Con lo que sobre de plata y oro, tú y tus hermanos harán lo que le parezca mejor, según la voluntad de su Dios. 19 Depositarás ante el Dios de Jerusalén, para el servicio de su casa, los objetos que te han sido confiados. 20 Si tienes que proporcionar otra cosa aún para la Casa de tu Dios, la tomarás del tesoro real. 21 Yo, el rey Artajerjes, ordeno esto a todos los tesoreros de la provincia de más allá del Eufrates: ejecutarán al pie de la letra todo lo que les pida el sacerdote Esdras, escriba de la Ley del Dios del Cielo. 22 Podrán gastar en todo eso hasta cien talentos de plata, cien medidas de trigo, cien medidas de vino y cien medidas de aceite; en cuanto a la sal, no repararán en gastos. 23 Se ejecutará escrupulosamente cualquier orden del Dios del Cielo con respecto a su Casa, para que no se desate su cólera contra el reino del rey y de sus hijos. 24 Además les comunicamos esto: No cobrarán tasa, ni impuesto ni peaje a los sacerdotes, a los levitas, a los cantores, a los porteros y a los sirvientes, en una palabra, a todos los que aseguran el servicio de ese Templo de Dios.
25 Por lo que a ti toca, Esdras, con esa sabiduría que te viene de tu Dios, instalarás jueces y magistrados para que administren justicia a todo el pueblo de la provincia al otro lado del Jordán, a todos los que conocen la ley de tu Dios, y tú se la darás a conocer al que no la conoce aún. 26 Si alguien no cumple la ley de tu Dios y la ley del rey, será acusado ante la justicia y condenado a multa, a prisión, a exilio o a la muerte».
27 Bendito sea Yavé el Dios de nuestros padres, quien puso en el corazón del rey esa decisión de glorificar el Templo de Yavé que está en Jerusalén. 28 El hizo que el rey, sus consejeros y todos los altos funcionarios del rey estuvieran a favor de mis proyectos.
28 Luego, lleno de entusiasmo, porque Yavé mi Dios estaba conmigo, reuní a los jefes de Israel para que partieran conmigo.


Esdras 8
1 Estos son los jefes de familia, con su respectiva genealogía, que partieron conmigo de Babilonia bajo el reinado del rey Artajerjes:
2 De los hijos de Pinjas: Gersón; de los hijos de Itamar: Daniel; de los hijos de David: Jatús, 3 hijo de Secanías; de los hijos de Pareos: Zecarías, y junto con él fueron registrados ciento cincuenta hombres; 4 de los hijos de Pajat-Moab: Eliyoenay, hijo de Zerajías, y con él doscientos hombres; 5 de los hijos de Zatú: Secarías, hijo de Yacaziel, y con él trecientos hombres; 6 de los hijos de Adía: Ebed, hijo de Yonatán, y con él, cincuenta hombres; 7 de los hijos de Elam: Jesaías, hijo de Atalías, y con él setenta hombres; 8 de los hijos de Sefatías: Zebadías, hijo de Micael, y con él ochenta hombres; 9 de los hijos de Joab: Obadías, hijo de Jejiel, y con él doscientos dieciocho hombres; 10 de los hijos de Baní: Selomit, hijo de Yosifías, y con él ciento sesenta hombres; 11 de los hijos de Bebay: Zecarías, hijo de Bebai, y con él veintiocho hombres; 12 de los hijos de Azgad: Yojanán, hijo de Yacatán, y con él ciento diez hombres; 13 de los hijos de Adonicam: los últimos cuyos nombres son: Elifelet, Jeiel y Semaías, y con ellos sesenta hombres; 14 de los hijos de Bigvay: Utai, hijo de Zabud, y con él setenta hombres.
15 Los reuní cerca del río que corre hacia Ahava y acampamos allí tres días. Vi que había laicos y sacerdotes, pero no levitas. 16 Llamé entonces a los jefes Eliezer, Ariel, Semaías, Yarib, Elnatán y Natán y a los instructores Zecarías y Mesulam. 17 Y los envié donde Ido, el gobernador de Casifía, para que nos mandara servidores para el Templo de nuestro Dios. 18 Como Dios en su bondad lo dispone todo para nuestro bien, nos trajeron a Serebías, un hombre inteligente del clan de Majli, hijo de Leví, hijo de Israel. Llegó con sus hijos y sus hermanos: eran dieciocho. 19 Llegaron también Yasabías y su hermano Jesaías, del clan de Merari, con sus hijos, en total veinte personas. 20 De los sirvientes que David y los jefes habían designado para servirl a los levitas, llegaron también doscientos veinte; los empadronamos a todos uno por uno.
:B:21 Allí, a orillas del río Ahava, proclamé un día de ayuno para hacer penitencia delante de nuestro Dios, para suplicarle que nos concediera un viaje feliz junto con nuestros hijos y todo lo que llevábamos. 22 Me habría dado vergüenza haberle pedido al rey un destacamento o una tropa de caballería para que nos protegieran de los salteadores en el camino. Pues habíamos dicho al rey: «La fuerza de nuestro Dios acompaña a todos los que lo buscan para el bien de ellos; pero su fuerza y su cólera recaen sobre todos los que lo abandonan». 23 Ayunamos, pues, y suplicamos a Dios por esa intención, y él nos escuchó.
24 Entonces elegí a doce de entre los jefes de los sacerdotes, además de Serebías, Asabías y diez de sus hermanos. 25 Pesé la plata, el oro y los objetos que habían dado para el Templo de nuestro Dios el rey, sus consejeros, sus jefes y todos los israelitas presentes. 26 Pesé todo eso y se lo entregué en sus manos: 650 talentos de plata, 100 objetos de plata, cada uno de los cuales valía dos talentos de plata, cien talentos de oro, 27 20 copas de oro que valían 1.000 piezas persas y dos hermosos vasos de bronce dorado, tan precioso como el oro. 28 Les dije: «Ustedes están consagrados al servicio de Yavé; estos objetos son sagrados; esta plata y este oro fueron dados para Yavé el Dios de sus padres. 29 Tengan mucho cuidado y guárdenlos hasta el día en que puedan pesarlos delante de los jefes de los sacerdotes y levitas y delante de los jefes de familia de Israel, en las salas del Templo de Yavé en Jerusalén».
30 Entonces los sacerdotes y los levitas se hicieron cargo de esa plata, de ese oro y de todos esos objetos que habían pesado para llevarlos al Templo de nuestro Dios, en Jerusalén. 31 Dejamos el río Ahava para dirigirnos a Jerusalén, el doce del primer mes; la mano de nuestro Dios estaba con nosotros y nos protegió a lo largo del camino de los ataques de los enemigos y salteadores. 32 Cuando llegamos a Jerusalén, tomamos tres días de descanso. 33 Al cuarto día, se pesó el oro, la plata y los objetos en el Templo de nuestro Dios; lo pusimos todo en las manos del sacerdote Meremot, hijo de Uría. Estaban allí Eleazar, hijo de Pinjas y también los levitas Yozabal, hijo de Josué, y Noadías, hijo de Binui. 34 Todo se encontraba en la misma cantidad y peso, y se anotó el peso total.
35 Los que volvieron del cautiverio después del destierro ofrecieron holocaustos al Dios de Israel: doce toros por todo Is rael, noventa y seis carneros, setenta y dos corderos y doce chivos por el pecado; todo eso se ofreció en holocausto a Yavé. 36 Se despacharon las ordenanzas del rey a los gobernadores y a los jefes de la provincia, al otro lado del Eufrates, quienes entregaron su ayuda para el pueblo y para el Templo de Dios.



Proverbios 25,1-14
1 He aquí otros proverbios de Salomón que fueron transcritos por el personal de Ezequías, rey de Judá.
2 Es gloria de Dios esconder las cosas, y gloria de los reyes, aclarar las cosas.
3 Muy alto el cielo y muy profunda la tierra: insondable también el pensamiento de los reyes.
4 Quita las escorias de la plata, el orfebre sacará de allí un vaso; 5 retira al malvado de la presencia del rey, y su trono se apoyará en la justicia.
6 No te hagas el importante delante del rey, ni te ubiques en medio de los grandes; 7 más vale que te digan: «¡Sube para acá!» que verte rebajado en presencia del príncipe.
7 Si has visto algo, 8 no acuses inmediatamente; ¿qué harás luego si tu adversario te contradice?
9 Defiende tu causa contra tu adversario, pero sin revelar los secretos de nadie, 10 cualquiera que lo supiera te lo reprocharía y tu deshonor no tendría remedio.
11 Joya de oro engastada en plata, tal es la palabra que se dice oportunamente; 12 anillo de oro en un collar de zafiro, así es una sabia reprimenda para el que puede oírla.
13 Frescura de nieve en un día de verano, así es el mensajero fiel para el que lo envía: ¡qué consuelo para su amo!
14 Viento y nube sin lluvia, así es el jactancioso con sus promesas ilusorias.



Efesios 5
Imiten a Dios
1 Como hijos amadísimos de Dios, esfuércense por imitarlo. 2 Sigan el camino del amor, a ejemplo de Cristo, que nos amó y se entregó por nosotros, como esas ofrendas y víctimas cuyo olor agradable subía a Dios. 3 Y ya que son santos, que la fornicación o cualquier clase de impureza o de codicia ni siquiera se mencionen entre ustedes. 4 Lo mismo se diga de las palabras vergonzosas, de los disparates y tonterías. Nada de todo eso les conviene, sino más bien dar gracias a Dios.
5 Sépanlo bien: ni el corrompido, ni el impuro, ni el que se apega al dinero, que es servir a un dios falso, tendrán parte en el reino de Cristo y de Dios. 6 Que nadie los engañe con razonamientos vacíos, pues son estas cosas las que Dios se prepara a condenar en los enemigos de la fe: 7 no sea que ustedes compartan su suerte. 8 En otro tiempo ustedes eran tinieblas, pero ahora son luz en el Señor. Pórtense como hijos de la luz, 9 con bondad, con justicia y según la verdad, pues ésos son los frutos de la luz.
10 Busquen lo que agrada al Señor. 11 No tomen parte en las obras de las tinieblas, donde no hay nada que cosechar; al contrario, denúncienlas. 12 Sólo decir lo que esa gente hace a escondidas da vergüenza; 13 pero al ser denunciado por la luz se vuelve claro, y lo que se ha aclarado llegará incluso a ser luz. 14 Por eso se dice:
14 «Despierta, tú que duermes,
14 levántate de entre los muertos
14 y la luz de Cristo brillará sobre ti.»
15 Examinen, pues, con mucho esmero su conducta. No anden como tontos, sino como hombres sensatos. 16 Aprovechen el momento presente, porque estos tiempos son malos. 17 Por tanto, no sean irresponsables, sino traten de comprender cuál es la voluntad del Señor.
18 No se emborrachen, pues el vino lleva al libertinaje; más bien llénense del Espíritu. 19 Intercambien salmos, himnos y cánticos espirituales. Que el Señor pueda oír el canto y la música de sus corazones. 20 Den gracias a Dios Padre en nombre de Cristo Jesús, nuestro Señor, siempre y por todas las cosas.
21 Expresen su respeto a Cristo siendo sumisos los unos a los otros. 22 Sométanse así las esposas a sus maridos, como al Señor.
Maridos, amen a sus esposas
:B:23 El hombre es cabeza de la mujer, como Cristo es cabeza de la Iglesia, cuerpo suyo, del cual es asimismo salvador. 24 Que la esposa, pues, se someta en todo a su marido, como la Iglesia se somete a Cristo.
25 Maridos, amen a sus esposas como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella. 26 Y después de bañarla en el agua y la Palabra para purificarla, la hizo santa, 27 pues quería darse a sí mismo una Iglesia radiante, sin mancha ni arruga ni nada parecido, sino santa e inmaculada.
28 Así deben también los maridos amar a sus esposas como aman a sus propios cuerpos: amar a la esposa es amarse a sí mismo. 29 Y nadie aborrece su cuerpo; al contrario, lo alimenta y lo cuida. Y eso es justamente lo que Cristo hace por la Iglesia, 30 pues nosotros somos miembros de su cuerpo.
31 La Escritura dice: Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre para unirse con su esposa y los dos formarán un solo ser. 32 Es éste un misterio muy grande, pues lo refiero a Cristo y a la Iglesia. 33 En cuanto a ustedes, cada uno ame a su esposa como a sí mismo, y la mujer, a su vez, respete a su marido.