DIA 69-Números 3--4 Salmo 71 Hechos 9,1-22


Números 3
La tribu de Leví
1 Estos son los descendientes de Aarón y de Moisés en el tiempo que Yavé habló a Moisés en el monte Sinaí. 2 Estos son los nombres de los hijos de Aarón: Nadab, el primogénito; Abihú, Eleazar e Itamar. 3 Estos son los nombres de los hijos de Aarón que fueron ungidos sacerdotes y que fueron consagrados para ejercer el sacerdocio. 4 Nadab y Abihú murieron delante de Yavé cuando ofrecieron a Yavé un fuego profano, en el desierto del Sinaí, y como no tenían hijos, Eleazar e Itamar fueron los que ejercieron el sacerdocio junto con su padre Aarón.
5 Yavé dijo a Moisés: 6 «Manda que se acerquen los de la tribu de Leví. Estarán al servicio de Aarón, el sacerdote, 7 y compartirán la responsabilidad de Aarón y de toda la comunidad en todo lo referente a la Tienda de las Citas; estarán a cargo del servicio de la Morada. 8 Los Levitas cuidarán de todos los utensilios de la Tienda de las Citas, de todo lo que ha sido encargado a los hijos de Israel: estarán a cargo del servicio de la Morada. 9 Darás los levitas a Aarón y a sus hijos en concepto de «donados»: son tomados de entre los hijos de Israel y le son donados. 10 Pero reservarás a Aarón y sus hijos las funciones sacerdotales. El que no sea levita y se acerque, morirá.»
11 Yavé dijo a Moisés: 12 «He elegido a los levitas de entre los demás hijos de Israel, en lugar de todos los primogénitos de Israel, de los que abren el seno materno: los Levitas serán, pues, para mí. 13 Porque todo primogénito me pertenece desde el día en que hice morir a todos los primogénitos de Egipto; entonces consagré para mí a todos los primogénitos de Israel; tanto de hombre como de ganado son para mí: ¡Yo soy Yavé!»
14 Yavé dijo a Moisés en el desierto de Sinaí: 15 «Alista a los hijos de Leví por familias y por clanes: alistarás a todo varón de un mes para arriba.» 16 Moisés los alistó según la orden de Yavé, tal como se lo había mandado. 17 Los nombres de los hijos de Leví son: Guersón, Quehat y Merarí.
18 Estos son los nombres de los hijos de Guersón, por familias: Libní y Semeí. 19 Los hijos de Quehat, por familias: Amram, Yishar, Hebrón y Uziel. 20 Los hijos de Merarí, por clanes: Majlí y Musí. Estos son los clanes de Leví y sus familias paternas.
21 De Guersón procedían la familia libnita y la familia semeíta: ésas son las familias guersonitas. 22 Los varones de un mes para arriba, eran siete mil quinientos. 23 Las familias de los guersonitas acampaban detrás de la Morada, al poniente. 24 El jefe de la casa de Guersón era Eliasaf, hijo de Sael. 25 Los hijos de Guersón estaban encargados de la tienda, de su toldo y de la cortina de entrada a la Tienda de las Citas, 26 del cortinaje del atrio y de la cortina de entrada al atrio que rodea la Morada, del altar y de las cuerdas necesarias para todo su servicio.
27 De Quehat procedían la familia amramita, la yisharita, la hebronita y la uzielita: ésas son las familias quehatitas. 28 Contando todos los varones de un mes para arriba, eran ocho mil seiscientos al servicio del santuario. 29 Las familias quehatitas acampaban al lado meridional de la Morada. 30 El jefe de la familia quehatita era Elisafán, hijo de Uziel.
31 A su cargo estaban el Arca, la mesa, el candelabro, los altares, los objetos sagrados que se usan en el culto, el velo y todo su servicio. 32 El jefe de los levitas era Eleazar, hijo del sacerdote Aarón. Ejercía la supervisión de todos los que guardaban el Santuario.
33 De Merarí procedían la familia majlita y la musita: ésas eran las familias meraritas. 34 Contando todos los varones de un mes para arriba, eran seis mil doscientos. 35 El jefe de la familia merarita era Suriel, hijo de Abijayil. Acampaban al lado septentrional de la Morada. 36 A los hijos de Merarí les estaba encomendado el cuidado de los tablones de la Morada, 37 de sus travesaños, columnas y bases, de todos sus utensilios; y de las columnas que rodeaban el atrio con sus basas, clavos y cuerdas.
38 Al este, frente a la Morada, delante de la Tienda de las Citas hacia oriente, acampaban Moisés y Aarón con sus hijos, que estaban encargados del Santuario en nombre de los hijos de Israel. Cualquier laico que se acercara, sería muerto.
39 El total de los levitas, de todos los varones de un mes para arriba era de veintidós mil; Moisés y Aarón los habían registrado por familias, siguiendo la orden de Yavé.
40 Entonces Yavé dijo a Moisés: «Registra a todos los primogénitos varones de los hijos de Israel, de un mes para arriba, y anota su número. 41 Luego, toma a los levitas para mí, Yavé, en lugar de todos los primogénitos de los israelitas; y toma el ganado de los levitas en lugar de todos los primogénitos del ganado de los hijos de Israel.»
42 Moisés registró, según le había ordenado Yavé, a todos los primogénitos de los hijos de Israel, 43 y el total de los primogénitos varones, contando los hombres desde la edad de un mes para arriba, según el censo, resultó ser veintidós mil doscientos setenta y tres.
44 Entonces Yavé dijo a Moisés: 45 «Toma a los levitas en lugar de todos los primogénitos de los hijos de Israel, y el ganado de los levitas en lugar de su ganado; así los levitas serán míos: ¡Yo soy Yavé!
46 Pero has de rescatar los doscientos setenta y tres primogénitos que exceden del número de los levitas; 47 toma, pues, cinco siclos por cabeza, en siclos del santuario, a razón de veinte granos por siclo. 48 La plata se la entregarás a Aarón y a sus hijos como rescate de los que sobrepasan el número.»
49 Moisés tomó la plata del rescate de los que sobraban después de rescatar a los otros con los levitas. 50 Esta plata que pidió a los primogénitos de Israel era de mil trescientos sesenta y cinco siclos, en siclos del Santuario; 51 Moisés la entregó a Aarón y a sus hijos según Yavé le había ordenado.


Números 4
Las familias de los levitas: los quehatitas

1 Yavé dijo a Moisés y a Aarón: 2 «Dentro de los levitas, haz el censo de los hijos de Quehat, por clanes y familias, 3 de todos los de más de treinta años hasta los cincuenta, aptos para entrar al servicio de la Tienda de las Citas.
4 Este será el servicio de los hijos de Quehat en la Tienda de las Citas, y es un servicio muy santo. 5 Cuando se levante el campamento, Aarón y sus hijos descolgarán la cortina y cubrirán con ella el Arca del Testimonio. 6 Pondrán sobre ella una cubierta de cuero fino y extenderán encima un paño todo de púrpura; luego le pondrán las varas.
7 Sobre la mesa de los panes ofrecidos extenderán un paño de púrpura y pondrán sobre ella las fuentes, copas, vasos y jarros de libación, y el pan que está siempre encima. 8 Extenderán sobre ella un paño carmesí, que cubrirán con una cubierta de cuero fino, y después le pondrán las varas.
9 Tomarán entonces un paño de púrpura y cubrirán el candelabro del alumbrado con sus lámparas, despabiladeras y ceniceros, y todos los vasos de aceite que se utilizan en el servicio del candelabro. 10 Lo pondrán con todos sus utensilios en una cubierta de cuero fino y lo colocarán sobre las angarillas.
11 Sobre el altar de oro extenderán un paño de púrpura. Lo cubrirán con una cubierta de cuero fino, y le pondrán las varas. 12 Tomarán luego todos los vasos que se empleen en el servicio del Santuario, los pondrán en un paño de púrpura, los cubrirán con una cubierta de cuero fino y los colocarán sobre las angarillas.
13 Quitarán las cenizas del altar y extenderán sobre él un paño escarlata. 14 Pondrán encima todos los utensilios para su servicio: los braseros, tenedores, palas y platos; extenderán sobre él una cubierta de cuero fino y le pondrán las varas.
15 Después que Aarón y sus hijos hayan terminado de envolver las cosas sagradas con todos los utensilios y puesto en marcha el campamento, los hijos de Quehat se acercarán para transportarlas; pero que no toquen lo que es sagrado, no sea que mueran. Este es el papel de los hijos de Quehat en la Tienda de las Citas.
16 Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, estará al cuidado del aceite del alumbrado, del incienso aromático, de los panes de ofrenda perpetua y del óleo de unción; cuidará de toda la Morada y de cuanto hay en ella, sean cosas sagradas o sus utensilios.»
17 Yavé dijo a Moisés y a Aarón: 18 «No dejen que los quehatitas mueran y desaparezca su familia de entre los demás hijos de Leví. 19 Hagan con ellos de esta manera, para que vivan y no mueran cuando se acercan a las cosas muy sagradas. Aarón y sus hijos se adelantarán para poner a cada uno en su servicio y darle su carga, 20 pero no entrarán, ni por un instante, a ver las cosas sagradas; de lo contrario, morirán.»
Los guersonitas
21 Yavé dijo a Moisés: 22 «Haz también el censo de los hijos de Guersón por familias y clanes. 23 Alistarás a los de treinta años para arriba hasta cincuenta, aptos para prestar servicio en la Tienda de las Citas.
24 Estas serán las obligaciones de su servicio: 25 llevarán las cortinas de la Morada y de la Tienda de las Citas, el toldo y la capa de cuero fino que la cubre por encima y la cortina de la entrada de la Tienda de las Citas, 26 los cortinajes del atrio y la cortina de la entrada de la puerta anterior al atrio que rodea la Morada y el altar. También las cuerdas y todos los utensilios que usan en su servicio. Todo lo que se necesita para su trabajo. 27 Los hijos de Guersón prestarán su servicio y desempeñarán sus funciones y obligaciones a las órdenes de Aarón y de sus hijos. 28 Este será el servicio de las familias guersonitas en la Tienda de las Citas, bajo las órdenes de Itamar, hijo del sacerdote Aarón.
Los meraritas
29 Harás el censo de los hijos de Merarí, por clanes y familias, 30 de todos los de treinta años hasta los cincuenta, aptos para prestar servicio en la Tienda de las Citas. 31 Esto es lo que han de transportar y éste es el servicio que ellos prestarán en la Tienda de las Citas: los tablones de la Morada, sus travesaños, columnas y basas; 32 las columnas que rodean el atrio con sus basas, clavos y cuerdas: todos sus utensilios y todo lo necesario para su servicio. Señalarán con nombre cada uno de los objetos que han de transportar.
33 Este es el servicio de los clanes meraritas. En todo lo referente al servicio de la Tienda de las Citas, estarán a las órdenes de Itamar, hijo de Aarón.»
Censo de los levitas
34 Moisés, Aarón y los jefes de la comunidad hicieron el censo de los hijos de Quehat, por clanes y familias, 35 de todos los de más de treinta años hasta los cincuenta, aptos para prestar servicio en la Tienda de las Citas. 36 Fueron registrados por clanes: eran dos mil setecientos treinta. 37 Así fueron registrados en las familias quehatitas todos los que tenían que servir en la Tienda de las Citas. Los alistaron Moisés y Aarón, según lo ordenado por Yavé.
38 Se hizo el censo de los hijos de Guersón, por clanes y familias, 39 de todos los de treinta años hasta los cincuenta, aptos para el servicio en la Tienda de las Citas. 40 Fueron registrados por clanes y familias: eran dos mil seiscientos treinta. 41 Así fueron registrados los hijos de Guersón que habían de servir en la Tienda de las Citas. Los alistaron Moisés y Aarón según la orden de Yavé.
42 Se hizo el censo de los clanes de los hijos de Merarí, por clanes y familias, 43 de todos los de treinta años para arriba hasta los cincuenta, aptos para servir en la Tienda de las Citas. 44 Fueron registrados por clanes: eran tres mil doscientos. 45 Los alistaron Moisés y Aarón, según lo había ordenado Yavé a Moisés.
46 El total de los levitas que Moisés, Aarón y los jefes de Israel registraron por clanes y familias, 47 de todos los de treinta años hasta los cincuenta aptos para servir y transportar las cosas de la Tienda de las Citas 48 fue, según el censo, de ocho mil quinientos ochenta. 49 Por orden de Yavé cada uno fue registrado señalándole su servicio y lo que debía transportar. El censo se hizo tal y como Yavé había mandado a Moisés.



Salmo 71
Oración de un anciano.

—Al fin de la vida conoceremos mejor la misericordia de Dios, y nos será fácil recordar todas las maravillas que hizo para nosotros. Supliquémosle que, al terminarse nuestra vida presente, nos otorgue el verdadero consuelo.
1 En ti, Señor, confío, que no quede decepcionado.
2 En tu justicia tú querrás defenderme, inclina a mí tu oído y sálvame.
3 Sé para mí una roca de refugio, una ciudad fortificada en que me salve, pues tú eres mi roca, mi fortaleza.
4 Líbrame, oh Dios, de la mano del impío, de las garras del malvado y del violento, 5 pues tú eres, Señor, mi esperanza, y en ti he confiado desde mi juventud.
6 En ti me apoyé desde mis primeros pasos, tú me atrajiste desde el seno de mi madre, y para ti va siempre mi alabanza.
7 Pero ahora para muchos soy un escándalo, y sólo me quedas tú, mi amparo seguro.
8 Llena de tu alabanza está mi boca, de tu esplendor, el día entero.
9 No me despidas ahora que soy viejo, no te alejes cuando mis fuerzas me abandonan.
10 Pues mis enemigos hablan contra mí y los que esperan mi muerte hacen sus planes.
11 Dicen: «Dios lo ha abandonado; persíganlo y agárrenlo, nadie lo ayudará».
12 Oh Dios, no te alejes de mí, Dios mío, ven pronto a socorrerme.
13 Que queden humillados, cubiertos de vergüenza, los que me ponen asechanzas.
13 Que el insulto y la infamia envuelvan a los que quieren mi desgracia.
14 Yo entonces, siempre en ti esperaré, y te alabaré como no se ha hecho nunca.
15 Mi boca contará tus obras justas y tu salvación a lo largo del día, pues son más de lo que podría decir.
16 Ahondaré las hazañas del Señor, recordaré tu justicia que es sólo tuya.
17 Oh Dios, me has enseñado desde joven, y hasta ahora anuncié tus maravillas; 18 si ahora estoy viejo y decrépito, oh Dios, no me abandones.
18 A esta generación anunciaré tu poder, y a los que vengan después, tu valentía 19 y tu justicia, oh Dios, que llega al cielo.
19 Pues, ¿quién como tú, oh Dios, que has hecho grandes cosas?
220 Tú que me hiciste pasar tantas penas y miserias, volverás para hacerme revivir, y me harás subir de nuevo del abismo.
21 Volverás a ponerme de pie y tendré de nuevo tu consuelo.
22 Entonces te daré gracias al son del arpa por tu fidelidad, oh Dios.
22 Con la cítara te entonaré salmos, oh Santo de Israel.
23 Te aclamarán mis labios y mi alma que tú redimiste.
24 Tarareará mi lengua todo el día: «Es cierto que él es justo, pues están confundidos y humillados los que querían mi desgracia».



Hechos 9,1-22
1 Saulo estaba allí y aprobaba el asesinato. Este fue el comienzo de una gran persecución contra la Iglesia de Jerusalén. Todos, excepto los apóstoles, se dispersaron por las regiones de Judea y Samaría.
2 Unos hombres piadosos enterraron a Esteban e hicieron un gran duelo por él. 3 Saulo, por su parte, trataba de destruir a la Iglesia. Entraba casa por casa, hacía salir a hombres y mujeres y los metía en la cárcel.
Felipe anuncia la Palabra en Samaria
4 Mientras tanto, los que se habían dispersado anunciaban la Palabra en los lugares por donde pasaban. 5 Así Felipe anunció a Cristo a los samaritanos en una de sus ciudades adonde había bajado. 6 Al escuchar a Felipe y ver los prodigios que realizaba, toda la población se interesó por su predicación. 7 Pues espíritus malos salían de los endemoniados dando gritos, y varios paralíticos y cojos quedaron sanos. 8 Hubo, pues, gran alegría en aquella ciudad.
El mago Simón
9 Había llegado a la ciudad antes que Felipe un hombre llamado Simón. Tenía muy impresionada a la gente de Samaría con sus artes mágicas y se hacía pasar por un gran personaje. 10 Todos estaban pendientes de él, pequeños y grandes, y decían: «Este hombre es la fuerza de Dios”, pues se hablaba de una tal “gran fuerza de Dios”.» 11 Desde hacía tiempo los tenía alucinados con sus artes mágicas, y la gente lo seguía.
12 Pero cuando Felipe les habló del Reino de Dios y del poder salvador de Jesús, el Mesías, tanto los hombres como las mujeres creyeron y empezaron a bautizarse. 13 Incluso Simón creyó y se hizo bautizar. No se separaba de Felipe, y no salía de su asombro al ver las señales milagrosas y los prodigios que se realizaban.
14 Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén tuvieron noticia de que los samaritanos habían aceptado la Palabra de Dios, les enviaron a Pedro y a Juan. 15 Bajaron y oraron por ellos para que recibieran el Espíritu Santo, 16 ya que todavía no había descendido sobre ninguno de ellos y sólo habían sido bautizados en el nombre del Señor Jesús. 17 Pero entonces les impusieron las manos y recibieron el Espíritu Santo.
18 Al ver Simón que mediante la imposición de las manos de los apóstoles se transmitía el Espíritu, les ofreció dinero, 19 diciendo: «Denme a mí también ese poder, de modo que a quien yo imponga las manos reciba el Espíritu Santo.»
20 Pedro le contestó: «¡Al infierno tú y tu dinero! ¿Cómo has pensado comprar el Don de Dios con dinero? 21 Tú no puedes esperar nada ni tomar parte en esto, porque tus pensamientos no son rectos ante Dios. 22 Arrepiéntete de esa maldad tuya y ruega al Señor que perdone tus intenciones, ojalá lo haga