DIA 51-Éxodo 34--35 Salmo 52 Mateo 26,47-75



Éxodo 34
1 Yavé dijo a Moisés: «Labra dos tablas de piedra parecidas a las primeras y yo escribiré las palabras que había en las primeras que tú rompiste.
2 Prepárate para subir mañana temprano al monte Sinaí, ahí esperarás en la cumbre. 3 Pero que ninguno suba contigo, ni aparezca nadie en todo el monte: ni siquiera oveja ni buey paste en los alrededores.»
4 Moisés labró dos tablas de piedra semejantes a las anteriores, como lo había ordenado Yavé, y de madrugada subió al monte Sinaí llevando en sus manos las dos tablas de piedra. 5 Yavé bajó en una nube y se quedó allí junto a él.
5 Moisés entonces invocó el Nombre de Yavé, 6 y El pasó delante de Moisés diciendo con voz fuerte: «Yavé, Yavé es un Dios misericordioso y clemente, tardo a la cólera y rico en amor y en fidelidad. 7 El mantiene su benevolencia por mil generaciones y soporta la falta, la rebeldía y el pecado, pero nunca los deja sin castigo; pues por la falta de los padres pide cuentas a sus hijos y nietos hasta la tercera y la cuarta generación.»
8 Al momento Moisés cayó al suelo de rodillas, adorando a Dios, 9 y dijo: «Señor, si realmente gozo de tu favor, ven y camina en medio de nosotros; aunque sea un pueblo rebelde, perdona nuestras faltas y pecados, y recíbenos por herencia tuya.»
La ley de la Alianza
:B:10 Yavé dijo: Ahora mismo quiero firmar una alianza: voy a realizar, delante de todo este pueblo, prodigios como no los hubo jamás en ningún país y para ningún pueblo. Y todo este pueblo que te rodea verá las obras de Yavé, pues serán cosas asombrosas las que haré contigo.
11 Observa lo que te ordeno en este día, y yo, por mi parte, arrojaré delante de ti al amorreo, al cananeo, al heteo, al fereceo, al jeveo y al jebuseo.
11 — 12 No hagas ningún pacto con el habitante del país en que vas a entrar, no sea que se transforme en una trampa para ti. 13 Más bien destruye sus altares, quiebra sus piedras levantadas y corta sus troncos sagrados.
13 — 14 No te arrodillarás ante otro dios, pues Yavé lleva por nombre Celoso: él es un Dios celoso. No sea que te comprometas con la gente de aquellos países, que se prostituyen tras sus dioses y les ofrecen sacrificios. 15 Pues te convidarán a comer de las víctimas, 16 y luego casarás a tus hijos con las hijas de ellos y, puesto que se prostituyen ellas por sus dioses, arrastrarán a tus hijos a prostituirse también a sus dioses.
16 — 17 No te harás dioses de metal fundido.
17 — 18 Respetarás la fiesta de los ázimos. Comerás pan sin levadura durante siete días, como te lo he ordenado, en el mes de la primavera, porque fue en ese mes de Aviv cuando saliste de Egipto.
18 — 19 Todo primogénito es mío: todas las primeras crías machos de tu ganado, sean terneros o corderos. 20 El burro primerizo lo rescatarás con un corderito; en caso de no ser rescatado, será muerto. Rescatarás el primero de tus hijos. No te presentarás ante mí con las manos va cías.
20 — 21 Trabajarás seis días y al séptimo día descansarás, incluso en tiempo de aradura y de siega.
21 — 22 Celebrarás la fiesta de las Semanas con las primeras siegas de tu trigo, y otra fiesta a fin de año al recoger todos los frutos. 23 Se presentarán tres veces al año todos tus varones ante Yavé, el Señor y Dios de Israel. 24 Pues yo arrojaré de tu presencia a los pueblos y agrandaré tus fronteras y nadie codiciará tu país, mientras tú subas tres veces al año a presentarte ante Yavé, tu Dios.
24 — 25 No ofrecerás con pan fermentado la sangre de mis víctimas y no quedará hasta el otro día la víctima de la fiesta de Pascua.
25 — 26 Llevarás los primeros frutos de tu tierra a la Casa de Yavé, tu Dios.
26 —No cocerás el cabrito con la leche de su madre.»
27 Yavé terminó diciendo a Moisés: «Pon por escrito estas palabras, pues éste es el compromiso de la Alianza que he pactado contigo y con los hijos de Israel.»
28 Estuvo allí con Yavé por espacio de cuarenta días y cuarenta noches, sin comer ni tomar agua. Y escribió en las tablas las palabras de la Alianza, los diez mandamientos.

Moisés desciende del monte
:B:29 Cuando Moisés bajó del monte Sinaí, tenía en las manos las dos tablas de las Declaraciones divinas donde estaban escritas las leyes de la Alianza, y no sabía que la piel de su cara se había vuelto radiante, por haber hablado con Yavé.
30 Aarón y los hijos de Israel vieron con sorpresa ese resplandor de la cara de Moisés, y sintieron miedo de acercarse a él. 31 Pero Moisés los llamó y volvieron Aarón y los jefes de la comunidad; y Moisés les habló. 32 El pueblo a su vez se acercó, y Moisés les comunicó todo lo que Yavé le había mandado en el monte Sinaí. 33 Cuando Moisés terminó de hablar con ellos, se cubrió la cara con un velo.
34 Cada vez que Moisés acudía donde Yavé para hablar con él, se quitaba el velo hasta que salía. Una vez fuera, comunicaba al pueblo lo que Yavé le había ordenado. 35 Entonces los israelitas veían que la cara de Moisés era radiante, pero Moisés volvía a ponerse el velo, hasta que entraba a hablar con Yavé.
35B. Moisés construye la morada


Éxodo 35
1 Así, pues, Bezaleel, Oholiab y todos los hombres peritos a los que Yavé ha dado habilidad y pericia para saber realizar todos los trabajos en servicio del Santuario, ejecutarán todo conforme lo ha mandado Yavé.»
2 Moisés llamó a Bezaleel y a Oholiab y a todos los hombres hábiles a los que Yavé había dado pericia, y a todas las personas deseosas de trabajar para el Santuario, 3 y les entregó todas las ofrendas que los hijos de Israel habían reservado para la ejecución de las obras del Santuario. Mientras tanto, los hijos de Israel seguían entregando a Moisés, cada mañana, ofrendas voluntarias. 4 Por eso, todos los artesanos que trabajaban en la construcción del Santuario, además de su propio trabajo, 5 fueron a decir a Moisés: «El pueblo entrega más de lo que se necesita para la construcción de las obras que Yavé ha mandado hacer.» 6 Entonces Moisés mandó correr la voz por todo el pueblo: «Ni hombre ni mujer reserve ya más ofrendas para el Santuario.» 7 El pueblo, pues, dejó de traer ofrendas, pues había material de sobra para construir toda la obra.
8 Entonces los artesanos más expertos de entre los que ejecutaban el trabajo hicieron la Morada. Hicieron diez cortinas de lino fino retorcido de color jacinto, morado y rojo, adornadas con querubines. 9 Cada cortina tenía catorce metros de largo y dos de ancho. Todas eran de una misma medida. 10 Reunieron las primeras cinco cortinas y lo mismo las otras cinco. 11 Pusieron cordones de color morado en los bordes de la cortina que terminaba el primer conjunto, e hicieron lo mismo con los bordes de la cortina que terminaba el segundo conjunto. 12 Cada conjunto tenía por ambas partes cincuenta cordones, dispuestos de tal modo que el uno correspondía al otro, y se podían ajustar entre sí. 13 Hicieron asimismo cincuenta broches de oro, con los que se reunieron las cortinas. Así la tienda fue una sola. 14 También hicieron una cubierta de pelo de cabra para el techo de la Morada. Había once piezas. 15 Cada una de ellas tenía quince metros de largo y dos de ancho. 16 Todas eran de la misma medida. Juntaron las cinco primeras y lo mismo las otras seis. 17 Hicieron también en la orilla de cada cubierta cincuenta presillas, para que se pudiera unir con la otra, y cincuenta presillas en la orilla de ésta para unirla a la contigua. 18 Hicieron asimismo cincuenta hebillas de bronce, mediante las cuales se formó un solo toldo.
19 Hicieron también a la Morada otra cubierta de pieles de carnero, teñidas de rojo, y sobre ésta otra cubierta de cueros finos. 20 Hicieron asimismo tablones de madera de acacia derechos, 21 cada uno de los cuales tenía cinco metros de largo por setenta y cinco centímetros de ancho. 22 En los lados de cada tablón se hicieron dos muescas para encajar un tablón con otro, y de este modo se dispusieron todos los tablones. Veinte de éstos se pusieron en el lado meridional, 23 para los cuales se fundieron cuarenta basas de plata, de suerte que dos basas sostenían los dos ángulos de cada tablón. 24 En la misma forma se pusieron veinte tablones al otro lado de la Morada que mira al norte, 25 los cuales tenían cuarenta basas de plata: 26 dos basas debajo de cada tablón.
27 En la parte occidental de la Morada se pusieron seis tablones 28 además de otros dos que hubo que fijar a la espalda del Tabernáculo en las esquinas, 29 y estuvieron trabados de arriba abajo y asegurados todos con un mismo encaje. El mismo trabajo se hizo para los dos tablones que se hubo de colocar en las esquinas. 30 Así fueron en total ocho tablones los que había en el fondo con dieciséis basas de plata, dando a cada tablón dos basas. 31 También hizo cinco travesaños de madera de acacia en un lado de la Morada, que afianzaron los tablones, 32 y otros cinco al otro lado, y al occidente otros tantos, 33 los cuales atravesaban los tablones de un extremo a otro. 34 Cubrió asimismo con planchas de oro los tablones, y para ello hizo argollas de oro, por las cuales pasaban los travesaños y los cubrió con láminas de oro.
35 Además de esto hizo un velo de lino fino retorcido de color morado, púrpura, y de grana dos veces teñida, bordado de querubines, obra de artista; 36 el cual colgó ante cuatro columnas de madera de acacia, que estaban también cubiertas de oro, y tenían ganchos de oro, estando puestas sobre basas de plata. 37 Hizo para la entrada de la Morada una cortina de lino fino color morado, púrpura y de grana dos veces teñida, con labores de tapicería. 38 Hizo las cinco columnas con sus ganchos. Cubrió de oro los capiteles y las varillas. Las basas eran de bronce.


Salmo 52
Dios destruirá al malvado.—
3 ¿Por qué de tu maldad te jactas tanto, tú que te sientes fuerte en tu injusticia 4 y meditas en crímenes todo el día?
4 Una navaja afilada es tu lengua, hacedor de imposturas.
5 Amas el mal más que el bien, prefieres la mentira a la verdad.
6 Lengua embustera, que te gusta lanzar toda palabra que hace mal.
7 Por eso Dios te aplastará, te va a tomar y echarte de tu tienda, te extirpará de la tierra de los vivos.
8 Los buenos lo verán y temerán y dirán riéndose de él:
9 «Miren al hombre que no hizo de Dios su fortaleza, sino que confió en sus muchas riquezas y se encastilló en su crimen».
10 Pero yo quiero ser olivo vigoroso en la casa de Dios, en el amor de Dios yo me confío para siempre jamás.
11 Te alabaré por todo lo que has hecho, tu Nombre será siempre mi esperanza, porque eres bueno, Señor, con los que te aman.



Mateo 26,47-75
Toman preso a Jesús

47 Estaba todavía hablando, cuando llegó Judas, uno de los Doce. Iba acompañado de una chusma armada con espadas y garrotes, enviada por los jefes de los sacerdotes y por las autoridades judías. 48 El traidor les había dado esta señal: «Al que yo dé un beso, ése es; arréstenlo.» 49 Se fue directamente donde Jesús y le dijo: «Buenas noches, Maestro.» Y le dio un beso. 50 Jesús le dijo: «Amigo, haz lo que vienes a hacer.» Entonces se acercaron a Jesús y lo arrestaron.
51 Uno de los que estaban con Jesús sacó la espada e hirió al sirviente del sumo sacerdote, cortándole una oreja. 52 Entonces Jesús le dijo: «Vuelve la espada a su sitio, pues quien usa la espada perecerá por la espada. 53 ¿No sabes que podría invocar a mi Padre y él, al momento, me mandaría más de doce ejércitos de ángeles? 54 Pero así había de suceder, y tienen que cumplirse las Escrituras.»
55 En ese momento, Jesús dijo a la gente: «A lo mejor buscan un ladrón y por eso salieron a detenerme con espadas y palos. Yo sin embargo me sentaba diariamente entre ustedes en el Templo para enseñar, y no me detuvieron. 56 Pero todo ha pasado para que así se cumpliera lo escrito en los Profetas.» Entonces todos los discípulos abandonaron a Jesús y huyeron.
Jesús comparece ante el Consejo judío
57 Los que tomaron preso a Jesús lo llevaron a casa del sumo sacerdote Caifás, donde se habían reunido los maestros de la Ley y las autoridades judías.
58 Pedro lo iba siguiendo de lejos, hasta llegar al palacio del sumo sacerdote. Entró en el patio y se sentó con los policías del Templo, para ver en qué terminaba todo.
59 Los jefes de los sacerdotes y el Consejo Supremo andaban buscando alguna declaración falsa contra Jesús, para poderlo condenar a muerte. 60 Pero pasaban los falsos testigos y no se encontraba nada. Al fin llegaron dos 61 que declararon: «Este hombre dijo: Yo soy capaz de destruir el Templo de Dios y de reconstruirlo en tres días.»
62 Entonces el sumo sacerdote se puso de pie y preguntó a Jesús: «¿No tienes nada que responder? ¿Qué es esto que declaran en contra tuya?» 63 Pero Jesús se quedó callado.
63 Entonces el sumo sacerdote le dijo: «En el nombre del Dios vivo te ordeno que nos contestes: ¿Eres tú el Mesías, el Hijo de Dios?» 64 Jesús le respondió: «Así es, tal como tú lo has dicho. Y yo les digo más: a partir de ahora ustedes contemplarán al Hijo del Hombre sentado a la derecha del Dios Todopoderoso, y lo verán venir sobre las nubes del cielo.»
65 Entonces el sumo sacerdote se rasgó las ropas, diciendo: «¡Ha blasfemado! ¿Para qué necesitamos más testigos? Ustedes mismos aca ban de oír estas palabras blasfemas. 66 ¿Qué deciden ustedes?» Ellos contestaron: «¡Merece la muerte!»
67 Luego comenzaron a escupirle en la cara y a darle bofetadas, mien tras otros lo golpeaban 68 diciéndole: «Mesías, ¡adivina quién te pegó!»
Las negaciones de Pedro
69 Mientras Pedro estaba sentado fuera, en el patio, se le acercó una sirvienta de la casa y le dijo: «Tú también estabas con Jesús de Galilea.» 70 Pero él lo negó delante de todos, diciendo: «No sé de qué estás hablando.»
71 Y como Pedro se dirigiera hacia la salida, lo vio otra sirvienta, que dijo a los presentes: «Este hombre andaba con Jesús de Nazaret.»
72 Pedro lo negó por segunda vez, jurando: «Yo no conozco a ese hombre.»
73 Un poco después se acercaron los que estaban allí y dijeron a Pedro: «Sin duda que eres uno de los galileos: se nota por tu modo de hablar.» 74 Entonces Pedro empezó a proferir maldiciones y a afirmar con juramento que no conocía a aquel hombre. Y en aquel mismo momento cantó un gallo.
75 Entonces Pedro se acordó de las palabras que Jesús le había dicho: «Antes de que cante el gallo me negarás tres veces». Y saliendo fuera, lloró amargamente.